¿Quiénes son los Dos Testigos de Apocalipsis 11?
Introducción
A lo largo de la historia humana, en todas y cada una de las civilizaciones de antaño se ha requerido del testigo de una persona para dar vida o para dar muerte. En la Biblia podemos leer la palabra Testigo y su importancia en los tiempos bíblicos, hoy en día las repercusiones sobre una persona que funge como testigo en un juicio tiene mucha validez a la hora de procesar a una o varias personas sobre un caso. Sin embargo, como pasa en la mayoría de las veces en la historia humana, entra lo falso, o sea, hay testigos falsos y verdaderos.
La RAE nos define la palabra testigo de la siguiente manera[1]:
testigo.
(De testiguar).
- com. Persona que da testimonio de algo, o lo atestigua.
- com. Persona que presencia o adquiere directo y verdadero conocimiento de algo.
- m. Cosa, aunque sea inanimada, por la cual se arguye o infiere la verdad de un hecho.
La palabra Testigo en la Biblia no se usa de una manera diferente a la que menciona la RAE. El Diccionario Bíblico Adventista dice lo siguiente: “La ley mosaica requería la presencia de 2 ó 3 testigos en los casos que implicaban la pena capital (Nm. 35:30; Dt. 17:6; He. 10:28; etc.), como salvaguardia contra el falso testimonio.” Es interesante como Dios para contrarrestar un falso testigo requería mas de un testigo:”Cualquiera que diere muerte a alguno, por dicho de testigos morirá el homicida; mas un solo testigo no hará fe contra una persona para que muera.”[2] Y la razón es simple, es mas fácil comprar la conciencia de una persona que de dos para que de un testimonio tergiversado sobre los hechos que se le pregunte.
Este trabajo tendrá como propósito exponer el tema de Los Dos Testigos de Apocalipsis 11, con el fin de saber que no dice la Palabra de Dios sobre esos Dos Testigos, identificar quienes son esos Dos Testigos y cuál es su función e importancia en el plan de Dios para con el hombre.
¿Quiénes son los Dos Testigos, qué dice la Biblia acerca de los Dos Testigos?
“Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.”[3]
El saber la identidad de los Dos Testigos del relato bíblico creo que es lo primero que viene a la mente, el versículo bíblico dice: “Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.”[4] Y mas adelante la misma Biblia nos da una aparente respuesta y, escribo aparente respuesta por el hecho de que el libro de Apocalipsis está escrito mayormente en un lenguaje simbólico, no podemos tomar literalmente la identidad que nos dan las Escrituras acerca de los Dos Testigos, Ellas nos dicen: “Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.”[5] Con esa identificación acerca de los Dos Testigos que nos da Juan no podemos hacer nada, dos olivos y dos candeleros nunca han surgido como testigo de algo, sin embargo, aquí entra uno de los principios de interpretación bíblica que usamos los ASD[6]: La Biblia es su propio interprete.
Al leer Apocalipsis 11:2 nos viene a la mente inevitablemente lo que menciona el profeta Zacarías[7]: “Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él; Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío? Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” A base de la lectura de toda la Escritura, específicamente en todo el contenido de la Biblia donde se nos habla de los Dos Testigos, podemos saber con precisión o al menos tener una idea meridianamente clara sobre la identidad de esos Dos Testigos, por el hecho de que en otros libros de la Biblia (como por ejemplo Daniel) aunque se usa un lenguaje simbólico, Dios a través de su mensajero da la interpretación de esos símbolos usados.
Jacques Doukhan[8] nos dice: “El profeta Zacarías relato una visión similar de dos olivos y una menorá[9]. A su pregunta "Qué es esto?‟, el ángel responde: "No con ejércitos, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos‟. La explicación del ángel avanza desde la imagen del olivo hasta la menorá: La menorá da luz en virtud del aceite vertido de lo Alto, así como la Palabra de Dios da luz a través del Espíritu de lo Alto. La Biblia a menudo compara las palabras de Dios con la luz: "Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.‟[10] “ ... las Escrituras... dan testimonio de mí”[11]. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos...”[12]
Los Dos Testigos no funcionan como dos entidades individuales, sólo como una sola entidad, siempre en unidad. Pablo Minear[13] acertadamente ha señalado que "Juan no hace ninguna declaración en la que se aplica únicamente a cualquiera de las dos figuras por separado. Lo que se hace, lo hacen juntos, lo que es sufre, lo sufren juntos ", etc. Aquí entramos a identificar los Dos Testigos, como la Biblia, el Antiguo y Nuevo Testamento. Ampliando un poco los que nos dice Minear, los términos "Antiguo Testamento" y "Nuevo Testamento" no son utilizados por lo autores bíblicos. Esos términos han llevado a una comprensión errónea de la naturaleza de los dos Testamentos. David H. Roper[14] declara: "El meollo de todo este asunto es una ecuación falsa del Antiguo Testamento y la ley", de manera que los dos testamentos "permanecen en una discontinuidad casi total el uno hacia el otro. Se perciben la ley y la gracia como principios antitéticos y opuestos. [Para muchos] el Antiguo Testamento es la ley; el Nuevo Testamento es la gracia". Ese falso concepto ha llevado a muchas personas a dividir la ley y la gracia en dos períodos o dispensaciones: para Israel, solo la ley, y para la iglesia cristiana, sólo la gracia. Sin embargo, la teología protestante clásica defendió la idea de que la ley y la gracia son temas paralelos que corren desde el Génesis hasta el Apocalipsis.
“... los testigos evocan dos figuras de las Escrituras hebreas: Moisés y Elías. La conversión del agua en sangre y las plagas se refieren a Moisés (Apoc. 11:5, 6; comparar con Éxodo 7: 14- 18). El fuego que devora al enemigo y la lluvia bajo control sobrenatural nos recuerda a Elías (Apoc. 11:5, 6; comparar con Rey. 17:1).”[15]
Es interesante el punto de Doukhan (que no es el único que asocia, no es que dice que son, esas dos figuras del Antiguo Testamento con Moisés y Elías), sin embargo, el pastor Kenneth A. Strand[16] nos dice: “Los dos testigos constituyen un simbolismo procedentes de varias fondos profética más allá de las alusiones obvias a Moisés y Elías, así como en Apoc. 11: 8 "de la gran ciudad", también abarca una mezcla de lo simbólico las referencias a ("Sodoma", "Egipto", "donde nuestro Señor fue crucificado"). En cuanto a la experiencia del fuego que se asocia con Elías, Strand[17] dice que: “tiene un paralelo mucho más estrecho con Jeremías. Este último le dijo el Señor: "Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Porque dijeron esta palabra, he aquí yo pongo mis palabras en tu boca por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá.”[18] Por otra parte –sigue diciendo Strand-, la referencia a los dos olivos (Apoc. 11, 4) recuerda el mensaje profético a través de Zacarías en el momento de Zorobabel[19]. Y aún más, la referencia anterior en el "intermedio" a Juan de comer el rollo[20] recuerda una experiencia similar del profeta Ezequiel[21]. Así, varios personajes bíblicos más allá de Moisés y Elías son reflejadas por los simbolismos utilizados en la perícopa de los dos testigos y en el interludio en el que dicha perícopa se produce.
Los dos testigos de Apocalipsis, "dos olivos" y "los dos candeleros, "han sido más frecuentes interpretado como la representación de dos personajes: Moisés y Elías, Santiago y Juan, Pedro y Pablo, u otros.[22] "La identificación con Moisés y Elías (o con sus homólogos escatológico) ha sido especialmente tentadora a causa de la mención en el v. 6 del poder de los testigos, las aguas, la sangre, para herir la tierra con toda plaga (que recuerda a Moisés) y para traer la sequía (que recuerda a Elías). Otro método bastante común entre los exegetas recientes es ver los dos testigos, de alguna manera representando a la iglesia cristiana, o en por lo menos algún segmento o aspecto de la misma y su misión.
La perícopa de dos testigos es una parte de un "paréntesis" que cae entre la sexta y la séptima trompetas en la sección de siete trompetas del libro de Apocalipsis.
Strand[23] concluye diciendo tomando como premisa lo anterior:"...una interpretación de los dos testigos de Apocalipsis 11, debe corresponder a los siguientes hechos: (1) que estos dos testigos son una unidad, el funcionamiento y la experiencia corre todo junto; y (2) que el fondo simbólico para estos dos testigos es mucho más amplio que simplemente los dos profetas Moisés y Elías."
¿Hay antecedentes de otro dos testigos en el libro de Apocalipsis antes del Cap. 11 del libro? La respuesta es sí, “ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo”.[24] De hecho, el exilio por el cual pasaba Juan era por causa de esos dos testigos: “Yo Juan,... estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo."[25] Aunque en algunos otros pasajes el lenguaje varía, un concepto similar de la fidelidad a dos expresiones del mensaje divino se puede ver, "de Dios y el testimonio de Jesucristo”[26] y " los que guardan mandamientos de Dios y la fe de Jesús”.[27] Lo anterior deja claro que la "palabra de Dios" y “testimonio de Jesús" establecen un concepto o tema que impregna y subyace en el libro de la Apocalipsis, el libro de Apocalipsis desde el principio proclama un mensaje divino doble.[28] Jesús y el Padre fueron también dos testigos, en cuanto al tiempo que Jesús permaneció en la tierra a favor del hombre.[29]
El libro del Apocalipsis pone un énfasis generalizado en "Dos testigos" que constituyen una unidad en su actividad divina - a saber, "La palabra de Dios" y "el testimonio de Jesucristo". Douglas Waterhouse dice acerca de los dos testigos: a saber, la importancia de la antigua sinagoga judía y el templo, prácticas para el simbolismo de dos testigos. Waterhouse ve el fondo de Apoc. 11:3-12 desde las prácticas del judaísmo: La lectura, la "ley" y lecciones de los "profetas" de "la silla de Moisés" y "la sede de Elías”. Hemos observado que el simbolismo de dos testigos se basa en el papel profético de varios profetas (no sólo dos profetas) que había establecido la palabra de Dios en la advertencia profética, sino que coloca a estas funciones en el contexto de un testimonio unificado, más que en el contexto de dos testigos individuales que trabajan por separado. Hemos observado que en el libro de Apocalipsis en sí, estos dos testigos son parte integral también de la teología del NT representado en otros lugares.
Strand[30] concluye diciendo: Estos dos testigos son, a saber, "la palabra de Dios" y "el testimonio de Jesucristo ", o lo que hoy llamaríamos el Antiguo Testamento profético y el testimonio apostólico NT. En vista de todo esto, ¿no es lógico concluir que el principal punto de referencia o la aplicación del simbolismo de los dos testigos en Apoc. 11:3-12 es, en efecto este testimonio doble llamado "la palabra de Dios" y "el testimonio de Jesús a pesar de que en segundo lugar, ¿podría haber referencia a la iglesia en un sentido derivado como el pregonero de este mensaje divino?
“Y acerca de los dos testigos, el profeta declara más adelante: "Estos son los dos olivos y los dos candelabros, que están delante de la presencia del Señor de toda la tierra. "Lámpara es a mis pies tu palabra -dijo el salmista,- y luz a mi camino." (Apocalipsis 11: 4; Salmo 119: 105, V.M.) Estos dos testigos representan las Escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo. Ambos son testimonios importantes del origen y del carácter perpetuo de la ley de Dios. Ambos testifican también acerca del plan de salvación. Los símbolos, los sacrificios y las profecías del Antiguo Testamento se refieren a un Salvador que había de venir. Y los Evangelios y las epístolas del Nuevo Testamento hablan de un Salvador que vino tal como fuera predicho por los símbolos y la profecía.”[31]
“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de silicio.”[32]
“Durante el período de oscurantismo de la Edad Media se prohibió el poseer o leer, en parte o en su totalidad, las Sagradas Escrituras. Bajo el símbolo de los “dos testigos”, la Biblia fue vencida y “matada (Apocalipsis 11:7)”, pero la Palabra, como su Autor, es indestructible. La misma profecía contemplaba la “resurrección” de los Testigos y su sublimación (versos 11,[33] 12).”
"Los cuales profetizarán mil doscientos sesenta días, vestidos de sacos." Durante la mayor parte de dicho período los testigos de Dios permanecieron en obscuridad. El poder papal procuró ocultarle al pueblo la Palabra de verdad y poner ante él testigos falsos que contradijeran su testimonio. (Véase el Apéndice.) Cuando la Biblia fue prohibida por las autoridades civiles y religiosas, cuando su testimonio fue pervertido y se hizo cuanto pudieron inventar los hombres y los demonios para desviar de ella la atención de la gente, y cuando los que osaban proclamar sus verdades sagradas fueron perseguidos, entregados, atormentados, confinados en las mazmorras, martirizados por su fe u obligados a refugiarse en las fortalezas de los montes y en las cuevas de la tierra, fue entonces cuando los fieles testigos profetizaron vestidos de sacos. No obstante, siguieron dando su testimonio durante todo el período de 1260[34] años. Aun en los tiempos más sombríos hubo hombres fieles que amaron la Palabra de Dios y se manifestaron celosos por defender su honor. A estos fieles siervos de Dios les fueron dados poder, sabiduría y autoridad para que divulgasen la verdad durante todo este período.[35]
“En conformidad con lo que dice el profeta, se iba a ver en aquel tiempo, poco antes del año 1798, que un poder de origen y carácter satánicos se levantaría para hacer guerra a la Biblia. Y en la tierra en que de aquella manera iban a verse obligados a callar los dos testigos de Dios, se manifestarían el ateísmo del faraón y la disolución de Sodoma. Esta profecía se cumplió de un modo muy preciso y sorprendente en la historia de Francia. Durante la Revolución, en 1793, "el mundo oyó por primera vez a toda una asamblea de hombres nacidos y educados en la civilización, que se habían arrogado el derecho de gobernar a una de las más admirables naciones europeas, levantar unánime voz para negar la verdad más solemne para las almas y renunciar de común acuerdo a la fe y a la adoración que se deben tributar a la Deidad." -Sir Walter Scott, Life of Napoleón Bonaparte, tomo 1, cap. 17. "Francia ha sido la única nación del mundo acerca de la cual consta en forma auténtica que fue una nación erguida en rebelión contra el Autor del universo. Muchos blasfemos, muchos infieles hay y seguirá habiéndolos en Inglaterra, Alemania, España y en otras partes; pero Francia es la única nación en la historia del mundo, que por decreto de su asamblea legislativa, declaró que no hay Dios, cosa que regocijó a todos los habitantes de la capital, y entre una gran mayoría de otros pueblos, cantaron y bailaron hombres y mujeres al aceptar el manifiesto." -Blackwood's Magazine, noviembre, 1870. Francia”[36]
“Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.”[37]
Hablando de los dos testigos, el profeta dice además: "Y oyeron una grande voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron."[38] Desde que Francia les declarara la guerra, estos dos testigos de Dios han recibido mayor honra que nunca antes. En el año 1804 se organizó la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera. Este hecho fue seguido de otros semejantes en otras partes de Europa donde se organizaron sociedades similares con numerosas ramas esparcidas por muchas partes del continente. En 1816 se fundó la Sociedad Bíblica Americana. Cuando se creó la Sociedad Británica, la Biblia circulaba en cincuenta idiomas. Desde entonces ha sido traducida en muchos centenares de idiomas y dialectos. Durante los cincuenta años que precedieron a 1792, se daba muy escasa importancia a la obra de las misiones en el extranjero. No se fundaron sociedades nuevas, y eran muy pocas las iglesias que se esforzaban por extender el Evangelio en los 332 países paganos. Pero en las postrimerías del siglo XVIII se vio un cambio notable. Los hombres comenzaron a sentirse descontentos con los resultados del racionalismo y comprendieron la gran necesidad que tenían de la revelación divina y de la experiencia religiosa. Desde entonces la obra de las misiones en el extranjero se extendió rápidamente.
El incrédulo Voltaire dijo con arrogancia en cierta ocasión: "Estoy cansado de oír de continuo que doce hombres establecieron la religión cristiana. Yo he de probar que un solo hombre basta para destruirla." Han transcurrido varias generaciones desde que Voltaire murió y millones de hombres han secundado su obra de propaganda contra la Biblia. Pero lejos de agotarse la circulación del precioso libro, allí donde había cien ejemplares en tiempo de Voltaire hay diez mil hoy día, por no decir cien mil. Como dijo uno de los primitivos reformadores hablando de la iglesia cristiana: "La Biblia es un yunque sobre el cual se han gastado muchos martillos." Ya había dicho el Señor: "Ninguna arma forjada contra ti tendrá éxito; y a toda lengua que en juicio se levantare contra ti, condenarás." (Isaías 54: 17, V.M.). "La Palabra de nuestro Dios permanece para siempre." "Seguros son todos sus preceptos; establecidos para siempre jamás, hechos en verdad y en rectitud." (Isaías 40: 8; Salmo 111: 7, 8, V.M.) Lo que fuere edificado sobre la autoridad de los hombres será derribado; mas lo que lo fuere sobre la roca inamovible de la Palabra de Dios, permanecerá para siempre.[39]
Apología: Los Dos Testigos no son Moisés y Elías
He tomado una de las explicaciones mas famosa (por lo mucho que la citan) que usan los dispensacionalista para decir que los Dos Testigos son Moisés y Elías. Los dispensacionalista/futurista identifican a los Dos Testigos como Moisés y Elías, aunque algunos creen que bien pueden ser otros dos personas como Pedro y Pablo, por ejemplo. Una de las bases más solidas que ellos consideran tener para proponer que se refiere la Palabra de Dios a Moisés y a Elías cuando habla de los Dos Testigos en Apocalipsis 11, es cuando en el monte de la transfiguración[40] vieron a Jesús con Moisés y Elías. Como adventista creemos que la presencia de Moisés y Elías representan a los muertos en Cristo y a los que no verán la muerte. Moisés murió pero fue resucitado. El simbolismo que le da la Palabra a los Dos Testigos tampoco apunta a que son seres humanos en el lenguaje simbólico, ya eso lo vimos en un principio, cuando conectamos los dos olivos con los versículos del salmista acerca de la lumbrera que representa la Palabra de Dios y en aquel tiempo se usaba aceite de oliva para el uso de lámparas.
Otro punto que arguyen ellos a favor de la identificación de los Dos Testigos como Moisés y Elías es:
"Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos y devora a sus enemigos; si alguno quiere hacerles daño, debe morir de la misma manera. Estos tienen poder para cerrar el cielo a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas, para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quieran" (Apocalipsis 11:5-6)
Por su parte, el Profeta Elías es famoso por haber ordenado que bajara fuego del cielo. La más conocida de estas ocasiones ocurrió en 1 Reyes 18: 37-38 en aquel día glorioso cuando se mostró que el "dios de este mundo", la fuerza de donde venían los poderes de Baal, es un dios derrotado y su fortaleza no se puede ni comparar con la del Dios verdadero.
"Cuando llegó la hora de ofrecer el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: «Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu siervo y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, Jehová, eres el Dios, y que tú haces que su corazón se vuelva a ti." 1 Reyes 18:36-37
Ese día Elías mostró que los profetas y los adoradores de los dioses falsos en vano seguían a estos dioses, porque en realidad no tenían poder.
Además, Elías está conectado divinamente con haber causado una gran sequía así como con haber causado que cayera fuego del cielo. Ambos milagros para mostrar el dominio de Dios sobre la naturaleza y los asuntos de la humanidad. Ambos, para pisotear el orgullo humano. De hecho, la primera vez que Elías es mencionado en la Biblia lo encontramos enfrentándose con un malvado gobernante de su tiempo: el rey Acab.
"Entonces Elías, el tisbita, que era uno de los habitantes de Galaad, dijo a Acab: «¡Vive Jehová, Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, hasta que mi boca lo diga!» 1 Reyes 17:1
Mientras que Moisés, por su parte, está cercanamente ligado a las 10 plagas con que Dios golpeó a Egipto y a su faraón justo antes de la salida de Su pueblo de Egipto (Ver Éxodos 7-12). En la primera plaga, Moisés hace que el agua se convierta en sangre, incluyendo el agua del Río Nilo, todos los demás ríos, los lagos, ¡hasta el agua almacenada en cubetas y otros envases! Al suceder tal cosa, todos los animales que vivían en las aguas murieron, y las cosas no regresaron a la normalidad por toda una semana.
Mencionamos algo al principio sobre eso, donde Strand mencionaba que esa interpretación apoyada por lo que escriben arriba es tentadora, sin embargo, se cae. Veamos como lo expone en sencillas palabras el Dr. Cajiga:
“El hecho que mencione aquí milagros por Elías y Moisés, ha hecho que algunos identifiquen a estos dos testigos con estos profetas de Dios enseñen que estos han de resucitar en los últimos días y aparecerán en el escenario del mundo. Pero lo que esta profecía indica es que estos milagros fueron realizados por personajes que son parte del Libro Santo. Por la palabra de Elías, hubo una sequia que duro tres anos y medio. Bajo el ministerio de Moisés, Dios envió 10 terribles plagas sobre la tierra de Egipto. Una de ellas fue que las aguas del rio Nilo se volvieron en sangre. Durante el tiempo de angustia venidero, la tierra sufrirá plagas similares. La segunda y tercera de estas plagas serán que el mar y los ríos se volverán en sangre.”[41]
¿Cuál ha sido, cuál es y cuál será la importancia de los Dos Testigos en el plan Divino?
En el pasado las Escrituras sirvieron para apuntar a través del simbolismo al Mesias prometido. Las Escrituras representaban el pan cada dia para el judío desde su niñez, Dios mando: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.”[42]
En la Edad Media uno de los lemas de los reformadores era Sola Scriptura. Dado que la Palabra de Dios había sido sustituida por la tradición y las palabrerías de los hombres los reformadores entendían que debían volver a la Biblia, no solo lo entendían, sino que lo veían como una necesidad al punto de dar sus vidas por las Escrituras. Para el tiempo de Moisés empezó la Escritura de lo que Dios hablaba, usaré solo dos versículos para argumentar lo de Sola Scriptura y el mejor ejemplo, Jesús, veamos su ejemplo:
Juan 17:17: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.”
La Palabra de Dios nos santifica, nos aparta para ser real sacerdocio y nación santa, ya que en ella está lo que Dios nos pide. Sin santidad? Nadie verá al Señor nos dice Hebreos 12:14. No hay otro libro fuera de la Biblia al que podamos llamar verdad o al que algún escritor bíblico se refiera como santificador o verdad, cierto?
El Salmos 119:105 dice: “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino”. No podemos caminar en la oscuridad, podemos caer o chocar con algo, en el mundo la Palabra de Dios nos alumbra el entendimiento para saber por donde caminar, para saber que aceptar y que rechazar, para reconocer lo santo y lo profano, para saber que viene de parte de Dios y que no. La Palabra de Dios es da luz a los que habitan en tinieblas, precioso tesoro.
Por último, Jesús cuando era acusado preguntaba o mal interpretado apuntaba sus acusadores a la lectura de las Escrituras (para su tiempo solo el AT) : ¿Nunca leísteis en las Escritura? (Mateo 21:42); Erráis, ignorando las Escritura (Mateo 22:29); ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escritura...? (Mateo 26:54); Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. (Mateo 26:56)... Podemos notar que Jesús no mandaba a buscar ni apunta a otra fuente de información que no sea la Palabra de Dios, nada de tradición u otra cosa parecida. Jesús mismo aplicaba el método de Sola Scriptura.
En el presente ante todo el vino de Babilonia vertido en las naciones de la tierra es necesario tener nuestra única salvaguardia debajo de nuestro brazo para no ser engañados, la Palabra de Dios. Es por medio de ella que conoceremos las artimañas de Satanás, debemos buscar de Dios a través de su Palabra para que nos habla, en el escatón se verán muchos milagros y prodigios y la vara por la cual vamos a poder medir todo eso es a través de la Palabra de Dios para ver si es un Así dice Jehová o un Escrito Esta. La espada que uso Jesús contra Satanás fue la Palabra, en ella se encuentra la verdad. En Proverbios 23:23 leemos: “Compra la verdad, y no la vendas”. No vendamos la Palabra de Dios, antes bien procuremos buscarla, predicarla y si es necesario comprarla.
Conclusión
Sin duda alguna la Palabra de Dios es la regla infalible para vivir en este mundo de acuerdo a su voluntad y sobre todo para nuestro bien. Doukhan comenta: “De hecho, es precisamente porque uno o el otro de estos testimonios ha sido descuidado, rechazado o ignorado (el Antiguo Testamento y la Torá por parte de la iglesia, el Nuevo Testamento y el Mesías por parte de Israel), que estos dos testigos, Israel y la Iglesia, tienen que sobrevivir juntos, porque se necesitan mutuamente. Omitir cualquiera de los dos distorsiona los propósitos de Dios y destruye parte de su revelación. En efecto, no solo los dos testimonios se derraman luz el uno al otro, sino también se completan; cada testigo presenta una verdad única ausente en el otro, y que el otro necesita”.
El gran Martin Lutero declaro: “La espada del Evangelio es mas poderosa que la del estado”. Para contrarrestar todos los ataques del enemigo debemos de aferrarnos a la palabra profética mas segura. Es la Palabra la que toca nuestro corazones al leerla cada mañana, es la Palabra que nos da testimonio de Cristo y es por el oír de la Palabra que aumentamos nuestra fe.
Los Dos Testigos sin ninguna duda representan el Antiguo y Nuevo Testamento, testigo de Dios ante los actos de los hombres. Hoy la palabra de Dios es nuestra única salvaguardia ante tanto vino babilónico vertido en el mundo cristiano que a veces incluye a la misma iglesia adventista portadora de la verdad de Dios.
Referencias
Diccionario online de la Real Academia Española ↩︎
Números 35:30 (se usará la versión Reina Valera 1960 para todas las citas bíblicas, en caso contrario se avisará) ↩︎
Apocalipsis 11:4. ↩︎
Ibid., 11:2. ↩︎
Ibid., 11:4. ↩︎
Adventista del Séptimo Día. ↩︎
4:1-6. ↩︎
Doukhan, Jacques. Secretos del Apocalipsis Pág. 94. ↩︎
Zacarías 4:1-6, 11-14. ↩︎
Salmos 119:105. ↩︎
Juan 5:39. ↩︎
Hebreos 4:12. ↩︎
'Minear, Págs. 101-102. ↩︎
Roper, David H. New Convenant in the Old Testament (Waco Texas: Word Books, 1976), Págs. 11, 12. ↩︎
Doukhan, Jacques. Secretos del Apocalipsis Pág. 95. ↩︎
A. Strand, Kennet. The two Witnesses of Revelation 11:3-12, Pág. 4. ↩︎
Ibid. ↩︎
Jeremías 5:14. ↩︎
Zacarías 4. ↩︎
Apocalipsis 10:8-10. ↩︎
Ezequiel 3: 1-3. ↩︎
For a partial listing of candidates, see J. M. Ford in Revelation, AB 38 (New York, 1975), pp. 177-178. ↩︎
Strand, Kennet A. The two Witnesses of Revelation 11:3-12, Pág. 5. ↩︎
Apocalipsis 1:2 ↩︎
Ibid., 1:9. ↩︎
Ibid., 12:17. ↩︎
Ibid., 14:12. ↩︎
Ibid., 1:2. ↩︎
Juan 8:13-18. ↩︎
Strand, Kennet A. The two Witnesses of Revelation 11:3-12, Pág. 9. ↩︎
White, Ellen G. Conflicto de los Siglos Pág. 310. ↩︎
Apocalipsis 11:3. ↩︎
Cajiga, Luis G. Apocalipsis, Cap. Los dos Testigos. ↩︎
Más información en: Panorama mundial del libro de Daniel ↩︎
White, Ellen G. Conflicto de los Siglos Pág. 310. ↩︎
Ibid, Págs. 312, 313. ↩︎
Apocalipsis 11:11. ↩︎
Ibid 11:12. ↩︎
White, Ellen G. Conflicto de los Siglos, Pág. 332. ↩︎
Mateo 4: 1-7. ↩︎
Cajiga, Luis. Apocalipsis, Pag. 166. Editorial Verdades. San Juan PR 1999. ↩︎
Deuteromonio 6:6-9. ↩︎