Reflexión sobre la Semana Santa
Fuera de toda controversia sobre el origen y la celebración de la Semana Santa, la época sin lugar a dudas evoca no ha pocos los últimos días de Cristo Jesús en la tierra. Es muy interesante ver aún como en un mundo tan materialista y un mundo cristiano cada vez más secularizado el sacrificio de Cristo sigue llamando la atención. Jesús dijo: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.”[1]
El amor de Dios por el hombre pasó del plan que desde el principio[2] se había establecido por amor al hombre, no porque el hombre tenía que pecar, sino porque Dios, en su gran amor ya tenía provisión para afrontar eso. El amor de Dios, no quedó en palabras, se convirtió en acciones. Desde que Dios nos creó, tomó la decisión de amarnos y aun nuestros primeros padres (Adán y Eva) dándoles las espaldas, no confiando en él obedeciendo las palabras de Satanás, se mantuvo en su decisión de amarnos con un amor eterno.[3] Sin embargo, las consecuencias por el pecado no podían desaparecer, tenían que cargar con ellas los culpables. Mas sin embargo, la vida le fue perdonada a nuestros primeros padres por la sombra que representaba la realidad que era Cristo Jesús. Algunos discuten si se hizo o no un sacrificio en el Edén, no vamos a entrar en detalles pero, la Biblia prefigura a Cristo como un cordero.[4] La piel del cordero era usada para el vestido[5], por ello no se duda que hubo un sacrificio de un cordero en el Edén para vestir[6] la desnudez de nuestros primeros padres, cordero que apuntaba al Cordero de Dios que vendría a cubrir la injusticia con su justicia de todo aquel que le aceptase y obedeciera, a perdonar nuestros pecados aceptando por fe su sacrificio expiatorio. A pesar de todo lo que podemos discutir sobre éste tema, ya que hay mucha tela para cortar, la Biblia no deja margen de dudas en cuanto al amor de Dios hacia el hombre, en cuanto a la encarnación de Dios, su vida sacrificada[7] y resurrección.
Todo el cielo tomó parte del plan de salvación, el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo y los ángeles tomaron parte para beneficio del hombre. Lo más grande mi amado en Cristo que se nos ha colocado para elegir en éste mundo en que vivimos ha sido nuestra salvación. Y no tiene precio, es completamente gratis[8], ya Cristo pagó el precio con su muerte, a nosotros nos toca aceptar el regalo de la salvación. ¿Qué te detiene a aceptar ese regalo? ¿el pecado? Si miramos a Cristo como miró el pueblo de Israel en antaño la serpiente que fue levantada[9] en el desierto, él nos curará de la mordida del pecado.
Charles Spurgeon escribió: “El lector que esté lamentando su pecaminosidad ha de notar las palabras: ‘Cualquiera que mirare a ella, vivirá’. Todo el que mire comprobará que esto es verdad. Yo comprobé que así es. Yo miré a Jesús y viví al instante. Yo sé que viví. Lector, si miras a Jesús, tú vivirás también. Es cierto que estás henchido de veneno y no ves ninguna esperanza. Es cierto, también, que no hay otra esperanza sino esta. Pero esta es una cura infalible: “Cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.”[10] Yo también puedo decir que miré a Jesús y sigo viviendo, viviendo porque la vida del cristiano no es de una semana o un día, es de todos los días, todos los días tengo que mirar a Jesús, tenemos que mirar a Jesús, sigue diciendo Spurgeon: “Aunque la mordida te haya hecho un borracho, o un ladrón, o una persona impúdica y profana, una mirada al Grandioso Salvador te sanará de estas enfermedades, y te hará vivir en santidad y comunión con Dios. Mira y vive.”[11]
La escritora cristiana Ellen G. White tiene una línea muy conocida y hermosa, leamos: “Cristo fue tratado como nosotros merecemos a fin de que nosotros pudiésemos ser tratados como él merece.”[12] Juan, en su lenguaje humano no encontró palabras para describir el amor de Dios: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”[13]
Amado en Cristo, si aceptaste a Cristo y sigue su ejemplo, sigues perseverando. Si aun no lo has hecho, no esperes más. El Señor está más cerca de lo que pensamos, sólo hay que mirar a nuestro alrededor y ver como está el mundo. ¡Bendiciones de lo Alto!
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Referencias
Juan 12:32. ↩︎
Pedro1:18-20. ↩︎
Jeremías 31:3. ↩︎
Pedro 1:18-20; Juan1:29; Hechos 8:32. Sólo por mencionar algunos. ↩︎
La lana de la oveja, bien tejida, daba telas muy apreciadas (Lv. 13:47, 48; Job 31:20; Prov. 27:26; Ez. 34:3). Berzas, A. R. (Ed.). ↩︎
Génesis3:21. ↩︎
Filipenses 2:6-8 ↩︎
Efesios2:8,9. ↩︎
Números 21:8. ↩︎
Spurgeon,C.H.(2008).La Chequera del Banco de la Fe. Bellingham, WA: Logos Bible Software. 12 Ibid. ↩︎
Ibid. ↩︎
White, Ellen. Deseado de todas las gentes, p.16. ↩︎
Juan 3:16, 17. ↩︎