Muerte y Resurrección: El Árbol de la vida y el Árbol de la ciencia del bien y del mal

Revista Sefer Olam Apr 15, 2017
Juegos Cristianos

El árbol de la vida antes y después del pecado

Dios al formar al hombre (2:7), plantó un huerto en Edén (del hebr. Eden delicia) al oriente, y en este contexto hizo nacer de la tierra el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal (Gén 2:8-9).

Algo curioso del texto bíblico es que el árbol de la vida fue formado dentro del huerto del Edén y no en el día tercero de la creación (Gén 1:11-13), por lo cual, Dios tenía un propósito para nuestros primeros padres.

El árbol de la vida tenía como fin otorgarles a los primeros padres una vida inmortal, sin embargo ellos al caer en el pecado, la posibilidad de comer del fruto del árbol de la vida fue nula. (Gén. 3:22).

Luego de la caída, Dios en su infinita misericordia los vistió de túnicas de pieles con el propósito de que no pasen frío ni calor en un mundo ya caído por el pecado. (Gén 3:21)[1]. Posterior a esta situación, Dios expulsó del huerto a nuestros primeros padres y puso dos querubines en la entrada del huerto de Edén con una “espada encendida que se revolvía por todos lados”, con el fin de guardar el camino al árbol de la vida. Esta espada encendida no necesariamente es una espada literal, la LXX lo traduce como “y la llameante espada la que se volvía”, y la versión Jerusalén lo traduce como “y la llama de espada vibrante”, no obstante esta luz también representa un simbolismo de la presencia divina, ya que se ve reflejado con la Shekinah, la gloria de Dios que aparecía entre los dos querubines, uno a cada lado del propiciatorio para cubrir el arca del pacto en el lugar santísimo del santuario terrenal.[2]

Los que tienen derecho al árbol de la vida

Antes del diluvio, el Edén junto con el árbol de la vida fue trasladado al cielo[3], por eso el apóstol Juan en el libro de Apocalipsis menciona que el árbol de la vida está en medio del paraíso de Dios (el Edén celestial), y los vencedores de la iglesia de Éfeso (100 d.C) podrán comer del árbol de la vida. (Apoc. 2:7).

Por lo tanto, el grupo de vencedores de la iglesia de Éfeso tendrán derecho al árbol de la vida porque es una promesa directa de Dios, sin embargo Apocalipsis 22:14 menciona lo siguiente “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad”. Surge una inquietud ¿quiénes son los que lavan sus ropas para entrar por las puertas de la ciudad?, hay tres grupos de personas donde se usa el término “ropas” (del griego στολὰς) y “vestiduras” (del griego ἱματίοις), los dos sustantivos son sinónimos[4].

Los textos son los siguientes:

1-Los vencedores de la Iglesia a Sardis (1517-1798): La interpretación historicista ubica la iglesia en Sardis en el período de la Reforma Protestante. Por ende, no solamente los fieles de Éfeso tendrán derecho al árbol de la vida, sino que también este grupo. El texto se encuentra en Apoc. 3:5 “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”.

2-Los 24 ancianos: Apoc. 4:4 “Vi veinticuatro tronos alrededor del trono, y sentados en los tronos, a veinticuatro Ancianos con vestiduras blancas y coronas de oro sobre sus cabezas”. La identidad de los 24 ancianos ha sido tema de discusión a lo largo de la historia, sin embargo la suposición más certera es entender que los 24 ancianos fueron las primicias que resucitaron cuando Cristo murió en la cruz, donde se abrieron los sepulcros (Mat. 27:52-53) y dieron a conocer las buenas nuevas de salvación hasta la ascensión de Cristo, ya que Cristo los llevó al cielo[5]. Por lo tanto, al ascender al cielo fueron recibidos con coronas de oro y vestiduras blancas.

Bajo esta afirmación, tendría mucho sentido suponer que los 24 ancianos realmente fueron las primicias en ocasión de la muerte de Cristo, ya que solamente los que tienen coronas de oro y vestiduras blancas son los redimidos e hijos terrenales glorificados para Dios. (1 Cor 9:25; Fil 4:1; 1 Tes. 2:19; 2 Tim 4:8; Stgo 1:2, 1 Ped. 5:4, Apoc 2:10 (mensaje para Éfeso) y Apoc 3:11).

3-Iglesia en Laodicea: El pueblo de Dios en nuestro tiempo representa la iglesia tibia de Laodicea. Esta última iglesia tiene diferentes características que la asimilan al pueblo remanente que espera la venida de Cristo. Las diez vírgenes de Mateo 25, representan la condición actual de nuestra iglesia y de qué manera recibirá al novio en ocasión de la segunda venida. No obstante, el Señor llama a esta iglesia a buscar una renovación y reforma espiritual a través del siguiente mensaje “Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas”. (Apoc. 3:18).

4-La Gran Multitud (Apoc. 7:9,13-14): Esta gran multitud que “estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas…” representarían a los 144.000 (de acuerdos a serios estudios). No obstante, la hna White hace un comentario al libro de Apoc. 22:14 que hace mención a aquellos que lavan sus ropas donde menciona “¿Esperamos llegar al cielo al fin y unirnos al coro celestial? Como descendimos a la tumba así saldremos, en cuanto concierne al carácter. . . Ahora es el momento de lavar y planchar. . .”[6]. Por lo tanto, ella da a entender que los que lavan sus ropas no necesariamente son los 144.000, ya que pueden ser los resucitados en Cristo. Sin embargo, si apoyamos la idea de que la gran multitud son los 144.000, concluiríamos que la hna White no es una teóloga. No obstante, también nos limitaríamos a suponer que sólo los de la iglesia de Éfeso (100 d.C),) y la Gran Multitud o 144.000 son los únicos dos grupos que tienen derecho al árbol de la vida, algo contrario a lo que pretende enseñar el espíritu de profecía, ya que ella añade que todos los que guardaron lo mandamientos de Dios y tuvieron una comunión con Jesús podrán entrar por las puertas de la ciudad y tendrán derecho al árbol de la vida.[7] De hecho el mismo Jesús conducirá a su pueblo redimido hacia el árbol de la vida.

Nuevamente el espíritu de profecía da a entender que el derecho al árbol de la vida no lo tienen grupos selectos, porque hace un comentario de Apoc. 2:7 referida a la promesa a Éfeso: “Entonces, los que hayan guardado los mandamientos de Dios respirarán llenos de inmortal vigor bajo el árbol de la vida; y a través de las edades sin fin los habitantes de los mundos sin pecado contemplarán en aquel huerto de delicias un modelo de la perfecta obra de la creación de Dios, incólume de la maldición del pecado, una muestra de lo que toda la tierra hubiera llegado a ser si el hombre hubiera cumplido el glorioso plan de Dios”.[8]

Ahora bien, la hna White ve a Jesús conduciendo a su pueblo redimido hacia el árbol de la vida.[9]

Concluyo pues, que no sólo los de la iglesia en Éfeso y la gran multitud tendrán derecho al árbol de la vida, sino que todos aquellos que aceptaron a Cristo y decidieron ser vencedores. A continuación daré otra interpretación para apoyar mi postura.

Apoc. 22:2 menciona que “A cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce cosechas (frutos) al año, una por mes; y las hojas del árbol son para la salud de las naciones”.(NVI)

En este versículo se encuentran tres funciones importantes que pueden desglosar las implicancias reales del árbol de la vida:

I) “..El árbol produce doce frutos”: El número doce aparece 171 veces en toda la Biblia, sin embargo el número doce es una expresión representativa de las doce tribus de Israel y de los doce apóstoles, por ende, esta es una conexión interesante ya que las doces tribus y doce apóstoles representan al pueblo de Dios (El Israel literal y el Israel espiritual). Un ejemplo claro se encuentra en una de las tantas visiones de Juan en Apocalipsis 12:1 donde se le revela a la mujer vestida de sol con una luna debajo de sus pies y una corona de doce estrellas. Sin duda, esta escena es una figura simbólica y cada elemento representa algo importante. Para comprender este simbolismo es importante recurrir a la Biblia:

1-La mujer representa al pueblo de Dios (Isa. 54: 5-6; Jer. 6: 2; 2 Con 11: 2; Efe. 5: 25-32; Apoc. 17: 1-3).
2-La mujer vestida del sol puede representar a la gloria de Dios.
3-La luna debajo de sus pies simboliza el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento. Así como la luna refleja la luz del sol, así el sistema de sacrificios era solamente de beneficio espiritual si reflejaba la imagen del Mesías venidero (Hebreos 10:1).[10]
4-La corona con doce estrellas representa la obra de los doce apóstoles que sirvieron de empuje para el avance de la iglesia.

a) Hay una conexión significativa de estos dos grupos que hace Jesús en uno de sus tantos discursos, él dice en Mat 19:28 “En la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para gobernar a las doce tribus de Israel”.

b) Similitudes escatológicas: Apoc. 21:12 dice que en las doce puertas, tienen inscritos los nombres de las doce tribus de Israel, en cambio en Apoc. 21:14 menciona que el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres que son los apóstoles del cordero.

Por lo tanto y bajo este punto de vista podemos concluir que el número doce representa al pueblo de Dios como algo macro (las doce tribus de Israel en el Antiguo Testamento, los doce apóstoles del Nuevo Testamento y al grupo escatológico de los 144.000 en Apocalipsis 7:5-8). Esta conclusión se basa en que la Gran Multitud no necesariamente son exclusivamente los 144.000, sino que conforman a la totalidad del pueblo de Dios y entre ellos están los 144.000 que tienen ciertas características propias (de acuerdo a los serios estudios teológicos). Sin embargo esta afirmación propia la encuentro a través de la evidencia del espíritu de profecía.

II) “…y las hojas del árbol son para la salud de las naciones”. Las hojas de un árbol “manzano”, y digo manzano porque la Biblia no especifica que tipo de árbol era, sin embargo la hna White menciona que el árbol daba un fruto parecido a la manzana, pero ésta era una manzana de oro y plata[11]. No obstante, es interesante saber que las hojas de un manzano también son medicina para el organismo, ya que son diuréticas y se recomiendan en caso de cálculos renales, inflamación de riñones y de hipertensión arterial[12]. Bajo este punto de vista y de acuerdo con el espíritu de profecía, las hojas del árbol son un símbolo de nuestra comunión con Cristo a través de su Palabra.[13]

El árbol de la ciencia del bien y del mal

Gén 2:9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.

Al igual que el árbol de la vida, el árbol de la ciencia del bien y del mal fue creado por Dios dentro del huerto del Edén. Este árbol debía probar la obediencia y fidelidad de nuestros primeros padres al no comer de él, de lo contrario la muerte sería un sustituto innegable en la naturaleza humana (Gén 2:17). Sin embargo, nuestros primeros padres cayeron y desobedecieron el mandado de Dios por caer en la tentación de Satanás. La sierva de Dios relata este hecho “Cuando Eva vio que “el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría. . . tomó de su fruto, y comió”. Era de sabor agradable, y a medida que comía, le parecía sentir un poder vivificador y se imaginó que penetraba en un estado superior de existencia. Una vez que hubo pecado, se transformó en tentadora de su esposo “el cual comió así como ella”.[14]

Por lo tanto de una naturaleza glorificada y santa pasaron a una naturaleza pecaminosa y así se transfirió de generación en generación, en este sentido la sierva de Dios es bien clara “”En las flores mustias, y la caída de las hojas, Adán y su compañera vieron los primeros signos de decadencia. Fue presentada con sutileza ante su mente la dura realidad de que todo lo viviente debía morir. Hasta el aire, del cual dependía su vida, llevaba los gérmenes de la muerte.”.[15]

No obstante la suerte del hombre caído no estaba completamente perdida, ya que Dios en su infinita misericordia da alusión al plan de Salvación “y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. (Gén 3:15). Esta sentencia fue para ellos una promesa y les infundieron esperanza. Si Adán y Eva hubieses soportado la prueba, serían colocados fuera del alcance de la tentación y gozaría del perpetuo amor de Dios para siempre.

La prueba de fe en otros mundos

En el plano escatológico el árbol de la ciencia bien y del mal es un símbolo de prueba y obediencia en otros mundos no caídos. La hna White declara la siguiente cita “El Señor me mostró en visión otros mundos. Me fueron dadas alas y un ángel me acompañó desde la ciudad a un lugar brillante y glorioso. La hierba era de un verde vivo y las aves gorjeaban un dulce canto. Los moradores de aquel lugar eran de todas estaturas; eran nobles, majestuosos y hermosos. . . Pregunté a uno de ellos por qué eran mucho más bellos que los habitantes de la tierra, y me respondió: “Hemos vivido en estricta obediencia a los mandamiento de Dios, y no incurrimos en desobediencia como los habitantes de la tierra”. Después vi dos árboles, uno de los cuales se parecía mucho al árbol de la vida de la ciudad. El fruto de ambos era hermoso, pero no debían comer de uno de ellos. Hubieran podido comer de los dos, pero les estaba vedado comer de uno. Entonces el ángel que me acompañaba me dijo: “Nadie ha probado aquí la fruta del árbol prohibido, y si de ella comieran, caerían”.[16]

Autor: Camilo Elías Mora

Referencias


  1. Elena G. de White, Patriarcas y Profetas.(ACES: Buenos Aires, 2007), 46-47. ↩︎

  2. Nichol D., Francis, Comentario bíblico Adventista del Séptimo Día. (California: Publicaciones Interamericanas. 1978), 58. ↩︎

  3. Elena G. de White, ¡Maranatha el Señor viene!. (ACES: Buenos Aires, 1976), 324. ↩︎

  4. Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich, Diccionario Teológico del NT. (CRC Publications: Grand Rapids, Michigan. 2000), 854. ↩︎

  5. Elena G. de White, Deseado de Todas las Gentes.(ACES: Buenos Aires, 2007), 703-705. ↩︎

  6. Elena G. de White, ¡Maranatha el Señor viene!. (ACES: Buenos Aires, 1976), 333. ↩︎

  7. Elena G. de White, ¡Maranatha el Señor viene!. (ACES: Buenos Aires, 1976), 324. ↩︎

  8. Elena G. de White, ¡Maranatha el Señor viene!. (ACES: Buenos Aires, 1976), 353. ↩︎

  9. Elena G. de White, ¡Maranatha el Señor viene!. (ACES: Buenos Aires, 1976), 309. ↩︎

  10. http://www.amazingfacts.org/media-library/study guide/e/5111.aspx?t=La-Esposa-de-Cristo. ↩︎

  11. Elena G. de White, Reflejemos a Jesús. (ACES: Buenos Aires, 1985), 128. ↩︎

  12. Jorge d. Pamplona Roger, Enciclopedia de las Plantas Medicinales Tomo 2. (Editorial Safeliz, Madrid, 2005), 514. ↩︎

  13. Elena G. de White, Alza tus ojos. (Publicaciones Interamericanas: California, 1982), 124. ↩︎

  14. Elena G. de White, La Educación. (ACES: Buenos Aires, 1978), 26. ↩︎

  15. Elena G. de White, La Educación. (ACES: Buenos Aires, 1978), 27. ↩︎

  16. Elena G. de White, ¡Maranatha el Señor viene!. (ACES: Buenos Aires, 1976), 367. ↩︎

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