La Reforma Pro-Salud y el Mensaje de los Tres Ángel

Revista Sefer Olam Jan 10, 2017
Juegos Cristianos

Una de las características distintivas de la iglesia adventista del séptimo día ha sido el fuerte impulso con que ha trabajado en el área de la salud, particularmente alrededor de todos los cambios en estilos de vida que tienen como fin mejorar la calidad y cantidad de vida de las personas, así como lograr la evangelización de la gente del mundo. Al conjunto de medidas destinadas a influir en el estilo de vida se ha llamado “la reforma en pro de la salud”, “el evangelio de la salud” o simplemente “la reforma pro-salud”.

Más allá de los benecios evidentes de mantener un estilo de vida saludable, la hermana Ellen White relacionó vez tras vez la predicación del evangelio de la salud con la predicación del mensaje de los 3 ángeles, particularmente el mensaje del tercer ángel. Ella dejó claramente establecida la relación entre ambos mensajes, en citas como:

“El 10 de diciembre de 1871 me fue mostrado nuevamente que la reforma pro salud es un ramo de la gran obra que ha de preparar a un pueblo para la venida del Señor. Está tan íntimamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano lo está con el cuerpo. La ley de los Diez Mandamientos ha sido considerada livianamente por los hombres, pero el Señor no quiso venir a castigar a los transgresores de dicha ley sin mandarles primero un mensaje de amonestación. El tercer ángel proclama ese mensaje. Si los hombres hubieran sido siempre obedientes al Decálogo, y hubiesen llevado a cabo en su vida los principios de esos preceptos, la maldición de tanta enfermedad que ahora inunda al mundo no existiría”.[1]

En declaraciones como la anterior la hermana White recalca que el mensaje de la reforma pro-salud está unido íntimamente al mensaje de los 3 ángeles. Sin embargo, también afirma en otros lugares que la reforma pro-salud no es el mensaje del tercer ángel en sí:

“La reforma pro salud se halla tan íntimamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como el brazo con el cuerpo; pero el brazo no puede tornar el lugar del cuerpo. La proclamación del mensaje del tercer ángel, los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesús, es la preocupación básica de nuestra obra. El mensaje ha de ser proclamado con un fuerte clamor, y ha de ir a todo el mundo. La presentación de los principios de la salud deben unirse con este mensaje, pero en ninguna forma debe ser independiente de él, y de ninguna manera ocupar su lugar”.[2]

Por lo tanto es necesario diferenciar ambos mensajes, para encontrar la armonía necesaria entre ellos y lograr cumplir en forma correcta nuestra misión de predicar el mensaje del tercer ángel. Debido a la mala comprensión tanto del evangelio de la salud como de su relación con la predicación del mensaje de los 3 ángeles se han formado dos grupos en oposición dentro del adventismo: aquellos que no conocen el evangelio de la salud, y por tanto no lo practican ni lo enseñan a los demás, y aquellos que convierten la reforma pro-salud en su único mensaje a los demás. Los primeros descuidan tanto su salud como la de los demás, y hacen caso omiso a los consejos de la Biblia y la pluma inspirada al respecto; consideran que el evangelio de salud es una parte “opcional”, que puede ser obviada en forma impune. Se encuentran en serio peligro de volverse intemperantes y autocomplacientes, y finalmente centran sus vidas en el yo, y se hacen incapaces de amar al prójimo de la forma en que Cristo lo ha mandado. Por otro lado, los que hacen de la reforma pro-salud su único mensaje tildan de herejes a todos los que no se ciñan a sus consejos, y no dejan pasar ninguna oportunidad para reprocharles su falta de consagración al vivir “en pecado” a quienes no prestan la misma consideración que ellos al mensaje pro-salud. Su estilo de vida se vuelve sectario, fanático e intolerante, y tampoco cumplen con el mandamiento del amor cristiano.

La única forma de evitar estos dos peligrosos extremos es conocer de forma correcta tanto la función como la esencia del mensaje en pro de la salud, y conocer la relación correcta entre este mensaje y la predicación del mensaje de los 3 ángeles. En el actual estudio trataremos de ahondar precisamente en este segundo punto de interés[3], y la forma de hacerlo es la misma que debe hacer todo aquel que tenga sed de conocimiento divino: consultaremos la Palabra de Dios, y trataremos de justificar con ella las afirmaciones que hemos leído en el Espíritu de Profecía.[4]

El ejemplo de Daniel 1

Una de las evidencias más claras que hallamos en las Escrituras con respecto a la correcta relación entre el mensaje en pro de la salud y el mensaje profético lo hallamos en Daniel capítulo 1. En él se nos detalla cómo Daniel, Ananías, Misael y Azarías fueron llevados cautivos a Babilonia desde Jerusalén por parte de los ejércitos del rey Nabucodonosor. El rey tenía la estrategia de utilizar los mejores recursos de cada nación a la cual conquistaba, y esto incluía los recursos humanos. Por tanto, para obtener los mejores ministros de su gobierno, tomó para sí los mejores representantes de Judá, a los príncipes. Sin embargo, la estrategia de reclutamiento era integral y completa, e incluía un cambio completo de pensamiento y carácter, destacándose 4 estrategias principales:

  1. Fueron hechos eunucos. Cumpliendo la profecía de Isaías 39:7, es muy probable que los hebreos hayan debido ser sometidos al denigrante proceso de castración, lo cual ya incluía un cambio completo en la forma y expectativas de vida.

  2. Se les enseñó las letras y lengua de los caldeos: los caldeos eran un tipo especial de brujos babilónicos, por tanto esta enseñanza incluía más allá de letras y ciencias, sino también diversas formas de espiritismo reflejadas en los servidores reales del capítulo 2 (magia, astrología, adivinación y ciencias caldeas), todas ellas prácticas prohibidas por el Dios de Israel (Lev 19:26, 31; 20:6; Deut 18:10-12).

  3. Se les señaló la ración de comida: la expresión que aquí se traduce como “señaló”, wayeman, se utiliza sólo en la Biblia en el contexto de un acto creador de Dios. Por tanto no es sólo un cambio de un régimen alimenticio pagano, sino que tiene profundas implicancias teológicas y espirituales. Nabucodonosor se estaba estableciendo como el nuevo dios de los hebreos.

  4. Se les cambió los nombres: es bien sabido que los nombres en tiempos bíblicos, más que meramente identificar a la persona, eran demostraciones del carácter del portador del nombre. Cambiar el nombre a alguien es un intento de cambiar su carácter. Daniel (“Dios es mi juez”) pasa a llamarse Beltsasar (Belsasar, “que Bel preserve su vida). Ananías (“gracia de Dios”) para a llamarse Sadrac (Sada Acu, “orden de Acu”). Misael (“Quién es como Dios”) pasa a ser designado Mesac (Mesa Acu, “quién es como Acu”) y Azarías (“YHWH ha ayudado”) es ahora llamado Abed-Nego (Ardi-Na- bu, “siervo de Nabu”).

Daniel es puesto por Dios en gracia con sus superiores, y pide un cambio de dieta. Pero así como la dieta impuesta por el rey era mucho más que simplemente eso, sino que involucraba un cambio de dios, así la petición de Daniel conlleva un reconocimiento del verdadero Dios, lo cual se grafica en la expresión hebrea zera, utilizada también en Génesis 1:29 para designar “todo producto vegetal de semillas”, lo que incluye legumbres, vegetales y frutas. La dieta que Daniel pide es la entregada originalmente por Jehová el Creador, y comer tales alimentos es honrar al Creador y manifestarle lealtad a Él por sobre las deidades babilónicas. Y el resultado final es evidente: la lealtad a Dios (incluso por sobre la alimentación en sí) tiene como resultado la mejor condición de los hebreos por sobre los demás. Por lo tanto aquí hallamos una de las evidencias más impresionantes en favor de la reforma en pro de la salud: nos lleva a reconocer a Dios como nuestro Creador y a honrarle como tal (lo cual está contenido en el mensaje del primer ángel). Y tenemos que el mensaje pro-salud acompaña al mensaje profético, y es más: el mensaje de la salud posibilita la llegada del mensaje profético. Evidencia de esto lo vemos cuando, después de cambiar su alimentación, la Biblia dice que “A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños”. El Señor permitió que el mensaje profético fuera difundido por sus hijos que seguían el evangelio de la salud.

El pote del Maná en el Arca

En Hebreos 9:4 el apóstol Pablo menciona que en el interior del arca del pacto del santuario terrenal se encontraba una urna de oro que contenía maná. El maná era el alimento que Dios entregó a los hijos de Israel durante su estadía en el desierto. En Éxodo 16 se encuentra el relato del maná: el Señor hizo caer maná sobre el campamento de Israel cada día de la semana a excepción del día sábado, ya que el día viernes debía recogerse doble porción para hacer provisión para el sábado. Sobre las propiedades de este maná, Éxodo 16:31 dice que era “como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel”. La palabra traducida como semilla nuevamente es zera, como lo vimos en la sección anterior. Era una semilla como la del cilantro, y con un sabor similar a una tortilla horneada con miel. Suponemos que de alguna manera el maná contenía todos los nutrientes que necesita el ser humano, puesto que los hijos de Israel lo comieron durante más de 40 años (Éxo 16:35), hasta llegar a los límites de la tierra prometida (Jos 5:12), y se nos dice de su salud que nunca se desgastaron, ni ellos ni sus atavíos (Exo 29:5-6). Ciertamente era la recompensa por comer aquello que el mismo Dios ponía a su disposición para comer. Deuteronomio 8 menciona en dos ocasiones que el maná era al mismo tiempo una bendición y una prueba para los israelitas: se nos dice que Dios hizo que Israel pasara hambre para luego sustentarlos (v.3), y que los afligió y probó para luego hacerles bien (v.16). Además se nos muestra que la lección que los israelitas debían obtener de esto es que “no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre”, mismo texto que Cristo utilizó contra las tentaciones de Satanás cuando tuvo hambre por falta de comida durante 40 días. Claramente hay una relación entre los 40 años que los israelitas no comieron nada sino maná y los 40 días que Cristo no comió nada que “no viniera de la boca de Dios”.

No podemos dejar de resumir las lecciones espirituales obtenidas de los textos arriba expuestos: el maná era el alimento que Dios mismo prescribió a sus hijos, con el fin de hacerles bien tanto física como mental y espiritualmente. El mensaje del sábado estaba estrechamente ligada a este alimento especial, de la misma manera que el reconocimiento de Dios como el Creador. Quien come de lo que Dios prescribe espera la llegada a la patria prometida por Dios. También aprende, mediante pruebas y sufrimientos, que el hombre vive de lo que Dios manda y ordena. Todos estos elementos están presentes en el mensaje de los 3 ángeles. Nehemías 9:20 agrega que junto a la bendición del maná y del agua, Dios otorgó su Espíritu a sus hijos. Por lo tanto quien sigue el evangelio de la salud recibe también al Espíritu Santo en su preparación al cielo.

La última lección respecto al maná como un tipo de la reforma pro-salud la hallamos en el hecho de que Dios ordenó “Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes” (Exo 16:33). Esa vasija fue depositada en el lugar santísimo del santuario terrenal. Por lo tanto, la correcta alimentación, el ceñirse al régimen prescrito por Dios tiene la mayor de las importancias, estando en la presencia misma de Dios, acompañando la eterna Ley de los 10 mandamientos. Vemos en el pote de maná un apoyo más a la importancia de la reforma pro-salud y su relación con el mensaje de los 3 ángeles en nuestros días.

El Evangelio de Salud en los Escritos de Pablo

En buena parte de sus escritos Pablo menciona textos que apoyan la importancia de la reforma pro-salud en la predicación del cristiano. En 1 Corintios 6:13-20 Pablo menciona que el cuerpo es los miembros de Cristo, y el templo del Espíritu Santo, y que por lo tanto lo que se relaciona con el cuidado del cuerpo guarda estricta relación con el estado espiritual de la persona involucrada. Incluso menciona al mismo nivel los desórdenes de la alimentación con la fornicación, indicando que el cuidado del cuerpo guarda relación estrecha con su espiritualidad. Es llamativo que el mensaje de los 3 ángeles incluye un llamado a apartarse de Babilonia, la ramera espiritual “con la cual han fornicado los reyes de la tierra” (Apoc 17:2). Nuevamente vemos que el mensaje de los 3 ángeles va juntamente con el evangelio de la salud.

Pablo además hace una comparación entre los atletas que se preparan para correr sus competiciones y los cristianos que se preparan para correr la carrera cristiana (1 Cor 9:24-27). El apóstol menciona la abstención y la disciplina del cuerpo como necesarias para llevar a cabo la carrera cristiana. Por lo tanto la espiritualidad, el camino del cristiano, va acompañado de una preparación que incluye el cuidado del alma en su aspecto físico: “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gal 5:24).

Finalmente Pablo hace una declaración que, pese a ser resumida y de corta longitud, tiene un alcance que engloba toda su enseñanza respecto del rol de la comida en la vida espiritual: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Cor 10:31). Cada acción del cristiano debe ir en pro de la complacencia de nuestro Padre Celestial, y eso incluye ciertamente nuestros hábitos alimentarios. El apóstol no trata de decirnos, como algunos lo han malentendido, que no importa lo que comamos con tal de que lo hagamos para Dios, sino que precisamente una acción aparentemente tan poco espiritual como el alimentarse debe ser hecha con fin de agradar a nuestro Señor. Por lo tanto lo que comemos y bebemos sí importa, y debe ponerse un cuidado especial en la alimentación a fin de cumplir con lo que Dios nos pide, y que es el contenido mismo del mensaje del primer ángel: “dadle gloria” (Apoc 14:7).

Otros Textos del Nuevo Testamento

El apóstol Pedro hizo un llamado a los cristianos fieles, diciendo: “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma” (1 Ped 2:11). Nuevamente aparece aquí el valor de la abstinencia en el desarrollo espiritual: los deseos carnales se encuentran en conflicto con el fruto del Espíritu (Gal 5:17), y los hijos de Dios deben abstenerse de los deseos de la carne. La disciplina del propio cuerpo acompaña al desarrollo espiritual. Cristo dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Luc 9:23). Por lo tanto la religión de Cristo conlleva una negación propia, lo cual incluye los deseos carnales.

Una de las características del mundo en el período previo a la segunda venida de Cristo es la similitud con el mundo antediluviano. De ellos Cristo mencionó que realizaban una serie de actividades, que incluían el comer y beber (Luc 17:28-30). Claramente el problema no era comer y beber, sino que el deber principal que ellos debían haber estado haciendo era ayudar a Noé con la predicación del mensaje del diluvio y con la construcción del arca. Del mismo modo, nuestra generación pone énfasis en muchas actividades cotidianas y descuida la preparación espiritual: la construcción del arca espiritual (la iglesia) y le predicación del mensaje dado en este tiempo: el triple mensaje angélico. Nuestro mundo moderno dispone de mucho conocimiento sobre la salud, incluyendo los hábitos correctos de alimentación. Sin embargo, este mensaje separado del mensaje de los 3 ángeles no tiene valor ni centro, y no logra la salvación de los hombres. Es por eso que el evangelio de la salud siempre debe acompañar al mensaje de los 3 ángeles.

La Biblia menciona la venida de Elías antes de la venida de Cristo (Mal 4:5-6). Si bien esta es una profecía escatológica que se cumple con el pueblo remanente del tiempo del fin, es bueno mirar los hábitos alimenticios de los Elías anteriores. El profeta Elías fue alimentado por cuervos (1 Rey 17:6), por una viuda pobre (1 Rey 17:9-16) y por un ángel (1 Rey 19:5-8). Si bien las comidas variaron, siempre hubo una constante: Elías estaba acostumbrado a comer lo que Dios ponía delante de él. Y eso nos dice mucho respecto a la importancia del evangelio de la salud en armonía con el mensaje profético. El segundo Elías, Juan el Bautista, tuvo una alimentación especial desde antes de su gestación: Gabriel entregó directrices sobre la alimentación de Juan a sus padres (Luc 1:13-17). Se nos dice que en su vida adulta Juan comía “langostas y miel silvestre” (Mat 3:4). La sencillez de su dieta era un testimonio poderoso en contra de los excesos de su tiempo. De la misma manera, el Elías escatológico, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, debe entregar un mensaje profético señalado, como lo hicieron Elías y Juan, pero también debe alimentarse de una manera sencilla y equilibrada, comiendo sólo aquello que Dios ha dispuesto para sus hijos. El mensaje de la salud acompaña al mensaje profético.

El Mensaje del tercer Ángel y la Reforma Pro-Salud

Hemos recorrido la Escritura mostrando cómo la Biblia enseña precisamente lo que la pluma inspirada ha declarado: que el evangelio de la salud acompaña al mensaje de los 3 ángeles, que ambos no pueden ir el uno sin el otro, pero que al mismo tiempo no puede uno reemplazar al otro. Sin embargo, como notamos, la mayoría de las citas relaciona la reforma pro-salud con el mensaje del tercer ángel en forma específica. ¿Dice la Biblia, específicamente el libro de Apocalipsis, algo que vincule estos dos mensajes?

Inicialmente el texto de Apocalipsis 14 no dice nada al respecto. Sin embargo, un análisis del mensaje del tercer ángel puede ser esclarecedor. El mensaje del tercer ángel es una advertencia en contra de los adoradores de “la bestia y su imagen” y que reciben “la marca en su frente o en su mano” (Apoc 14:9, 11), que beberán el vino de la ira de Dios, y serán atormentados con fuego y azufre. Los elementos que caracterizan a los que sufrirán la ira de Dios – la bestia, su imagen y su marca – vienen de Apocalipsis 13, específicamente los versículos 14 al 17. Anteriormente a ellos se nos presenta a los 3 poderes aliados en contra del remanente fiel: al dragón de Apocalipsis 12, a la primera bestia como leopardo de Apocalipsis 13:1-8 y a la segunda bestia como cordero de los versículos 11-14. Y es en este último versículo donde se nos introduce al “cuarto contendiente” de esta coalición: la imagen de la bestia. Una imagen es una figura que representa a otra cosa, idea o persona, cuyas características son en gran manera similares a la cosa, idea o persona a la cual busca representar. Y pese a lo anterior, la imagen es separada del original. Esta es una imagen de la primera bestia, es decir, del catolicismo romano. Se trata por tanto de un sistema religioso diferente del catolicismo, pero que comparte sus características esenciales: intolerancia y deseo de poder político. La imagen de la bestia es levantada por la tercera bestia, los Estados Unidos de Norteamérica. ¿Quién es esta imagen? Es el sistema religioso protestante que, habiendo rechazado los principios de libertad civil y religiosa propios de la constitución estadounidense, se volverá apóstata. Este sistema religioso se volverá tan intolerante y sediento de poder como lo fue el catolicismo durante la Edad Media. Incluso esta imagen recibe aliento y cobra vida (v.15), volviéndose una parodia de Dios, quien hizo al hombre a su propia imagen (Gen 1:26-27) y luego le entregó el aliento que lo trajo a la vida (Gen 2:7). Esta imagen de la bestia hace que todos le adoren, y que se dé muerte a quien rehúse adorarla, e impone la marca de la bestia como la señal de los adoradores de la bestia.

El punto interesante en cuanto al tema que estamos analizando viene cuando se nos dice que la imagen impone esta marca de la bestia y dispone que “ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre” (v.17). La imagen de la bestia quiere controlar la economía mundial y la distribución de los bienes. Pero es más que eso. Al controlar lo que se compra y se vende, la imagen de la bestia quiere controlar lo que la gente come y bebe. Quiere imponer su propio sistema de salud. Está poniendo en las mesas de sus adoradores lo que ellos deben comer. Y en este punto la historia de Daniel 1 salta nuevamente ante nuestros ojos, puesto que el rey Nabucodonosor, al igual que la bestia de Apocalipsis 13, hizo crear una imagen suya (Dan 3:1), y mandó a todos los habitantes a adorar esa imagen bajo pena de muerte (vv.4-6). Y ese mismo rey quiso disponer de la alimentación que sus siervos – incluidos los fieles hebreos – habrían de recibir. Lo que la imagen de la bestia quiere lograr es erigirse como el dios de toda la tierra. Así como Satanás, el ser responsable de la existencia de estos poderes, quiere ser “semejante al Altísimo” (Isa 14:14).

Por consiguiente, Dios ha levantado al pueblo remanente con el fin de hacerle frente a esta cuádruple coalición de poderes satánicos. Y para contrarrestar esta estrategia de dominación mundial, el remanente debe no sólo denunciar estos hechos haciendo uso del don profético que le ha sido asignado, sino que debe juntamente con él entregar un mensaje de reforma de la salud, que incluya los principios correctos de alimentación e higiene. Satanás intentará dominar los espíritus, mentes y cuerpos de todos aquellos que caigan en sus garras, incluyendo, de ser posible, los mismos escogidos (Mat 24:24). Por lo tanto el remanente debe anunciar el remedio divino para la plenitud espiritual, mental y física. Y como el mensaje de los 3 ángeles es el último mensaje espiritual, la reforma pro-salud es lo que la mente y cuerpo necesitan para soportar los acontecimientos que sobrevendrán en la tierra. Tanto el libro de Apocalipsis como los otros textos en Antiguo y Nuevo Testamentos nos relatan esa gran verdad. Y por tanto podemos alabar a Dios por su completo mensaje a la familia humana. Claramente el Señor Jesús se aproxima a cada ser humano y le dice “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Jn 1).

Conclusión

“El Señor está a punto de castigar al mundo por su iniquidad. Está a punto de castigar a los cuerpos religiosos por rechazar la luz y la verdad que les ha sido dada. El gran mensaje, que combina los mensajes del primer, segundo y tercer ángeles, debe ser dado al mundo. Ésta debe ser nuestra responsabilidad. Aquellos que verdaderamente creen en Cristo se conformarán abiertamente a la ley de Jehová. El sábado es la señal entre Dios y su pueblo, y debemos hacer visible nuestra conformidad a la ley de Dios mediante la observancia del sábado. Debe ser la marca de distinción entre el pueblo escogido de Dios y el mundo. Mucho significa ser fiel a Dios. Esto conlleva la reforma de la salud. Significa que nuestra dieta debe ser sencilla, que debemos ser temperantes en todas las cosas. Las muchas variedades de comida que a menudo se ven en las mesas no sólo son innecesarias, sino que altamente dañinas. La mente y el cuerpo deben ser preservados en la mejor condición de salud. Sólo aquellos que han sido adiestrados en el conocimiento y el temor de Dios debieran ser elegidos para asumir responsabilidades. Aquellos que llevan largo tiempo en la verdad, pero que aún no pueden distinguir entre los puros principios de la justicia y los principios del mal, aquellos cuya comprensión de la justicia, misericordia y el amor de Dios está siendo nublada, debieran ser relevados de sus responsabilidades”.[5]

Grande es la responsabilidad que afronta el pueblo adventista: predicar el mensaje de los 3 ángeles, y al mismo tiempo llevar adelante la reforma pro-salud, para iluminar al mundo y preparar un pueblo dispuesto para la segunda venida de Cristo. La reforma pro-salud no es el mensaje en sí, sino que un mensaje que acompaña a la solemne amonestación de que el fin de todas las cosas se aproxima. Todos los hitos de nuestro mensaje profético – la obra de Cristo en el Santuario Celestial, la Ley de Dios, el sábado, el mensaje de los 3 ángeles, el juicio investigador – han de ser presentados juntamente con el mensaje del correcto cuidado de la salud y sus principios, los cuales servirán para quebrar los prejuicios que algunos sostienen hasta hoy en contra del pueblo remanente. Ciertamente solemne es la obra que hemos de realizar. Ciertamente solemne es nuestro mensaje. La hora de su juicio ha llegado. Adoremos a Dios con nuestro mensaje y con nuestras vidas enteras.

Referencias

  1. Ellen White. Consejos sobre el régimen alimenticio, p.97.

  2. Ellen White. Carta 57, 1896; la cursiva y subrayado son míos.

  3. Para conocer las bases de la reforma en pro de la salud, su significado y función, remitimos al lector interesado a la obra “Consejos sobre el régimen alimenticio” de Ellen White, particularmente a los primeros capítulos de ella.

  4. Siempre la primera fuente del cristiano debe ser la Biblia, la Palabra de Dios, y en segunda instancia los escritos inspirados de la hermana Ellen White. En este caso particular, al intentar comprobar bíblicamente la veracidad de las afirmaciones de Ellen White, comenzamos por sus declaraciones y luego iremos a la Biblia. En ambas situaciones, la Biblia es el árbitro final y la autoridad definitiva.

  5. Ellen White. e Kress Collection (la Colección Kress) p.105.

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Dr. Andrade

Médico nutriólogo.