La batalla del Armagedón y El Monte Megido

Dec 18, 2018
Juegos Cristianos

Introducción
En este breve análisis investigadora veremos un poco del contexto histórico, geográfico, religioso y profético, así como una averiguación lingüística en el cual posiblemente se encuentra la relación entre la batalla del Armagedón y el monte Meguido, juntamente con la interpretación del mensaje. ¿Hay alguna relevancia escatológica en la batalla del Meguido y del Armagedón? De hecho, ¿podemos hacer alguna aplicación a la iglesia actual? ¿Qué significa Armagedón y Meguido?

A continuación se verá, mediante un trabajo de revisión exegética y teológica, cuáles son las posibles respuestas a las preguntas de investigación y cuál puede ser su aplicabilidad en la iglesia de hoy.

El Monte Meguido
Analicemos el contexto que rodea el significado de la palabra Meguido. La palabra Meguido significa monte, pero, al averiguar todo el contexto geográfico vemos que Meguido era una ciudad que se ubicaba en un valle rodeado por montes en el Valle de Jezreel. Entonces la ciudad de Meguido que significa monte, en su contexto semántico, en verdad no se ubicaba en un monte sino en un valle.[1] La transliteración de la palabra Meguido en hebreo significa, matanza, dándonos una idea de las batallas que ocurrieron en este valle y una alusión a la palabra Armagedón descrita en el libro de apocalipsis cap. 16, que en su etimología significa batalla.

Según el Comentario Bíblico Adventista sobre la declaración inherente al contexto geográfico, tenemos la siguiente declaración:

Sólida fortaleza cananea mencionada por 1a vez en los textos cuneiformes de Ebla del período prepatriarcal. Estaba situada al pie del cordón del Carmelo, en la ladera noreste, Junto con las ciudades fortificadas de Taanac y Betsán al sudeste, Meguido podía controlar toda la llanura de Esdraelón y, de este modo, los caminos principales de Egipto a Siria y a Babilonia. Por esta razón desempeñó un papel muy importante en la historia del Reino Nuevo de Egipto, cuando este país estableció su imperio asiático. Tutmosis III capturó la ciudad después de sitiarla, en el 1486 a.C. El relato de su caída se encuentra en una larga inscripción esculpida en los muros del templo de Karnak, en donde dejó para la posteridad el 1er registro detallado de una batalla en toda la historia. Al principio, los israelitas no conquistaron las ciudades fortificadas de la llanura de Esdraelón (Jos. 17:1, 11, 12; Jue. 1:27), y Meguido permaneció en manos cananeas hasta el s XI a.C., cuando los filisteos aparentemente se apoderaron de ella. No fue hasta el reinado de David y de Salomón cuando llegó a ser una ciudad hebrea. Formó parte de uno de los 12 distritos administrativos de Salomón (1 R. 4:12).[2]

Entonces en la perspectiva geográfica, histórica y semántica, vemos que hay fuertes alusiones con lo que describe el capítulo 16 de apocalipsis cuando describe el lugar llamado Armagedón. ¿Hay conexiones exegéticas y teológicas? Son hartas las especulaciones relacionadas a los dos contextos, pero, continuemos a hacer el análisis alrededor de este tema, ahora, en lo tocante al término Armagedón.

Armagedón
La palabra Armagedón, está relacionada a un campo de batalla y en eso vemos la fuerte alusión al Monte Meguido. Lo interesante es que los dos términos, siguen una misma línea de aplicación retórica, lugar de batalla, lo que no es imposible hacer un hincapié teológico.

Examinemos mejor el contexto de tal palabra y sus significados en el aspecto general así como del término supra citado. Ahora, llevaremos en consideración el análisis de versiones y del texto en la integra, relacionadas a los dos textos que mencionan cabalmente este lugar de batalla.

Almeida Revista Atualizada - Apocalipse 16:16. Então, os ajuntaram no lugar que em hebraico se chama Armagedom.

La Biblia de las Américas - Apocalipsis 16:16. Y los reunieron en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.

New Jerusalem Bible - Revelation 16:16. They called the kings together at the place called, in Hebrew, Armageddon.

Las opiniones difieren acerca de cuáles son las palabras hebreas que representa la transliteración griega. De modo que, antes de pasar a desarrollar el artículo, veremos las variantes etimológicas del término. El 1er componente, Har-, en hebreo significa "montaña"; o si es una transliteración del heb. âr o îr, significaría "ciudad". El 2º componente, maguedon, puede provenir del heb. Megiddô o Megiddôn (1 R. 9:15; 2 Cr. 35:22; Zac. 12:11), la ciudad de Meguido (por tanto, "montaña de Meguido"). O posiblemente (aunque es más improbable) de môêd, palabra que comúnmente se usa en el AT para "reunión" (Ex. 27:21; etc.), "compañía" o "lugar de reunión" (Lm. 1:15; 2:6). En Is. 14:13 Har-môêd se traduce como "monte de la reunión"(BJ) o "monte de la asamblea"(NBE), y designa la colina sobre la que el "rey de Babilonia" aspiraba a sentarse. Meguido recordaría la dramática victoria de Israel sobre los cananeos junto a las aguas de Meguido (Jue. 5:19).[3]

Como podemos ver según el comentario adventista, el sentido de Armagedón también tiene que ver con un lugar de reunión o de una asamblea, dándonos la idea de que en un determinado momento habrá una reunión en este lugar para una batalla que se repetirá tal cual ocurrió en el pasado. ¿Será literal o no? ¿Será en el mismo lugar geográfico o no? Lo más importante hasta ahora es que, tenemos en mente que es un lugar de batalla. Antes de contestar a todas estas preguntas analicemos el análisis morfológico de esas dos palabras de los textos referentes a los dos términos en cuestión.

Análisis Morfológico
La palabra Meguido aparece 11 veces en toda la Biblia en los libros de Josué 12:21; 17:11; Jueces 1:17; 5:18; I Reyes 4:12; 9:15; II Reyes 9:27; 23:29,30; I Crónicas 7:29; 35:22. La palabra Armagedón aparece una única sola vez en Apocalipsis 16:16. Veamos el análisis de estas dos palabras en su sintaxis y semántica.

מגִדּֽו(2 Chr. 35:22 BHS) – Meguido, lugar de tropas.[4] Αρμαγεδών (Rev. 16:16 NA28) – Armaguedón, montaña de meguido,[5] Una vez que la primera palabra se refiere a un lugar de tropas, lugar de batalla, el segundo apunta hacia el mismo sentido de batalla y local geográfico.

Exegéticamente podemos ver conexiones entre los dos términos, pero, pasemos al contexto teológico para contestar las preguntas anteriores. Algunos autores han contestado que todo el contexto inmediato en el Valle de Jezreel, (meguido), tiene conexión directa con Apocalipsis 16:16 en el desarrollo teológico, o sea, los dos escenarios tiene el mismo contexto teológico. A su vez, otros prefieren la postura de que Juan hace una aplicación teológica del contexto del Valle de Jezreel, sabiendo que no había una simbiosis teológica.

Realcemos ante las posturas de algunos autores respecto a este tema. Relacionado al tema, Ranko Stefanovic declara:

Sin embargo, el problema es que Meguido estaba ubicada en una llanura en vez de una montaña. No hay ningún monte en Meguido. Se han hecho diversas sugerencias sobre el tema. La idea que resulta más probable es que-"el monte de Meguido" se refiera al monte Carmelo, que estaba cerca de Megido.'6 El monte Carmelo fue el lugar de una de las batallas más significativas en la historia de Israel: la batalla en la que el profeta Elías derrotó a los profetas de Baal (1 Rey. 18). Parece que esta batalla espiritual estuviera detrás de la batalla de Armagedón de Apocalipsis 16:16. La alusión al evento del Carmelo puede observarse ya en Apocalipsis 13:13-14 donde la bestia de la tierra hace "descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres"; esto recuerda el fuego que el profeta Ellas pidió que descendiera del cielo (1 Rey. 18=38), que demostró que el Sefior era el verdadero Dios de Israel que debía ser adorado. William H. Shea señala paralelos adicionales entre la batalla de Armagedón de Apocalipsis 16 con 1 Reyes 18.17 Por ejemplo, así como Elfas pidió a Acab que reuniera a todo Israel sobre el monte Carmelo para la contienda, así la trinidad satánica llama a sus se84ídores a Armagedón. Todo esto sugiere que, al describir la batalla final entre Cristo y las fuerzas de las tinieblas, Juan recordaba este evento del pasado de Israel. El nombre Armagedón debe ser tomado simbólicamente. No se refiere a ningún territorio geográfico ya sea en Palestina o en otro lugar, sino más bien el conflicto espiritual global final en el que la trinidad satánica y sus fuerzas sufrirán su derrota total y final mediante Cristo y sus ejércitos.[6]

Hay algo que se debe aclarar cuanto al método de interpretación. Sabemos que en la hermenéutica, hay cuatro métodos de interpretación: tipológica, retorica, exegética y teológica. En muchos casos, principalmente donde hay hartas alusiones y paralelismos, se debe hacer un estudio más profundo bajo el escudriño de estas cuatros herramientas hermenéuticas, pues, la Biblia, está llena de los 4 ejemplos, y sería un error decir que solamente por un método podemos concluir las enseñanzas bíblicas.

El autor Raúl Zaldívar tiene una posición más extensa. Él cree que estamos viviendo un preludio del Armagedón, en otras, palabras cada grupo se está reuniendo para la gran batalla que es ideológica, religiosa, política y etc. Así sigue su afirmación:

En primer lugar hablamos de lo que genera la violencia a nivel macro en el mundo, que son las ideologías religiosas y políticas poniendo en el centro del asunto la controversia árabe israelita, o judío-musulmana, o el pueblo de Dios y los gentiles. No importa el nombre, lo que importa es que hay una controversia que se ha creado, una bomba de tiempo que inevitablemente va a explotar el día que Dios tenga designado para ese evento. Lo que hasta ahora hemos visto, es simplemente un preludio del Armagedón o batalla de los siglos.

Hay un dualismo fuertemente explícito y parece ser una visión dispensacionalista en esos dos contextos del campo o valle de batalla. Lo que podemos decir con toda seguridad es que es una batalla espiritual.

Mientras hablamos del contexto de esta batalla, podemos ver claramente que se trata de lo de abajo y lo de arriba, es decir, algo que va más allá de lo tangible, tiene que ver con nuestra salvación.

Hay otros que tienen una visión dispensacionalista de esta batalla. Un buen ejemplo es lo que el autor de la obra exegética, Samuel Perez Millos concluye sobre el tema de esta forma: “que todo se resume en una batalla militar y que culminará en una acción divina para erradicar todo el mal”.

El autor Alfred Wikenhauser concluye que esta batalla se resume totalmente en términos espirituales.

La actividad de los espíritus diabólicos, que cuentan con la capacidad de obrar prodigios, valiéndose a veces de instrumentos humanos, logra pleno éxito. Reúnen un poderoso ejército, y lo dispone para la lucha en un lugar llamado en hebreo Harmagedón. Esta palabra que no se lee en ninguna otra parte de la literatura antigua, debe traducirse probablemente por, montaña o montañas de Megiddó.[7]

Hay aquellos que toman el tema como una canción donde presenta a Dios como arbitrario y dictatorial. Asi es la visión de Slavoj Zizek y Boris Gunjevic.

La canción trata de Armagedón, el fin del mundo, en el que Dios descenderá y celebrará el Juicio Final, que la letra presenta como un acto de terror puro y arbitrario: Dios parece el Diablo en persona, una especie de delator político, un hombre que «ha venido» y provoca consternación «apuntando nombres», decidiendo quién se salva y quién se condena. La descripción evoca la escena de una fila de personas a las que les aguarda un interrogatorio brutal, y al delator apuntando a los que hay que torturar: no hay piedad, perdón de los pecados, júbilo; cada cual permanece atrapado en su papel: el hombre justo y el hombre inmundo siguen siendo lo que son. En esta proclamación divina, no se nos juzga de manera justa; se nos informa desde fuera, como si nos enteráramos de una decisión arbitraria, de si somos justos o pecadores, de si estamos salvados o condenados; la decisión nada tiene que ver con nuestras cualidades intrínsecas. Y, una vez más, este oscuro exceso de un despiadado sadismo divino excesivo frente a la imagen de un Dios severo pero justo es un negativo necesario, un envés del exceso del amor cristiano sobre la Ley judía: el amor que suspende la Ley se acompaña necesariamente de la crueldad arbitraria que también suspende la Ley.[8]

Es interesante notar, como las ideas sobre el tema divagan de una manera extrema, y como las conclusiones pueden ser tan sueltas hasta punto de huir del hilo original que nos aclara el asunto de manera conclusiva. Pablo Richard tiene una visión de corrientes anti-proféticas que representan el centro del Armagedón.

Lo que tenemos en estas dos secciones (movimiento profético y anti-profético) sucede después de la sexta trompeta y de la sexta copa. Es el momento presente en el cual se sitúa el autor del Apocalipsis y las comunidades cristianas. Luego vienen la séptima trompeta y la séptima copa, cuando llega a su fin el tiempo presente. También entre el sexto y el séptimo sello al autor nos reveló la situación histórica de la Iglesia en el momento presente, tanto en la tierra (7, 1-8) como en el cielo (7, 9-17). Esta sección no es una interrupción o un intervalo, sino que es el centro de todo y lo que da sentido a todo. Es parte fundamental de la estructura de toda la sección de las 7 trompetas y de las 7 copas. En el Apocalipsis el centro de atención está siempre en el presente, es ahí donde se encuentra la comunidad que resiste y da testimonio contra el Imperio (cf. la estructura global del Apocalipsis que tiene su centro en 12, 1-15, 4). Este presente tiene una parte que ya pasó (las seis primeras trompetas y las seis primeras copas) y tiene un fin que pronto va a llegar (la séptima trompeta y la séptima copa). El autor está entre lo que ya pasó y el fin que viene; es el momento presente donde se define todo y donde todo encuentra sentido. En la sección de las trompetas el desafío central del momento presente, que da sentido a lo sucedido anteriormente (seis primeras trompetas) y a lo que va a venir (séptima trompeta), es el movimiento profético (10, 1-11, 13). En la sección de las copas el desafío central para la comunidad es el movimiento anti-profético de las tres Bestias (16, 13-16). Este movimiento profético y anti-profético en el tiempo presente, representa la actividad de los santos y de los impíos en este Éxodo de Dios dentro del Imperio Romano. Es la lucha entre los profetas del Cordero y los profetas de la Bestia. Dios interviene en la historia, sin embargo también la comunidad se encuentra activa en este juicio de Dios.[9]

De Hecho, pocos autores tienen una visión real de lo que significa esta batalla, pero, una cosa todos ellos tienen en común, la mayoría de los eruditos están a la par de que exegéticamente hay conexiones entre el término Meguido y Apocalipsis 16:16 pero no hay conexiones teológicas en el cuál se pueda concluir que Meguido hace un hincapié escatológico con en el texto supra citado del referido texto del Nuevo Testamento. Lo que podemos concluir hasta ahora es que si se puede hacer una aplicación teológica de Meguido hacía Armagedón y probablemente Juan cita a Meguido pues se refiere a un lugar de batalla, de reunión para el fin de lucha.

Dando continuidad, analicemos aún, el contexto adventista y desde el punto de vista de la señora Elena Gold White respecto a esta batalla y si ella hace alguna unión entre los dos puntos en cuestión.

Donald Ernest Mansell hace una cronología teológica en lo tocante al tema. Nos muestra un cambio en la forma de ver y aceptar la cuestión de Armagedón.

Una cosa parece cierta: a pesar de las diferencias de interpretación, virtualmente todos los adventistas están de acuerdo que la opinión que uno tenga del Armagedón y del último poder de Daniel 11 (véase Dan. 11:40-45) con el que frecuentemente se lo ha relacionado, no es un asunto de salvación. Con todo, estas diferencias han ocasionado algunos de los desacuerdos más agudos y amargos que alguna vez hayan surgido entre nuestro pueblo.[10]

La conexión teológica aquí es evidente, pues no se trata de un contexto inmediato, sino de una escatología, ni tampoco se trata de un principio apotelesmático que apunta hacia un doble cumplimiento en épocas diferentes, sino estar a la par con Apocalipsis 16:16, pero, hay una incongruencia en decir que no se trata de salvación, pues, todo el contexto de batalla, abarca el concepto de vida y muerte, de salvación y condenación. Entonces el concepto al largo del tiempo se fue cambiando.

A pesar de algunas conclusiones sobre este poder registrado en Daniel 11, principalmente aportadas por Uriah Smith, Mansell pone en evidencia lo fundamental sobre esta batalla que es: Satanás es el anticristo real que prepara los caminos para esta gran reunión donde se evidenciará el dualismo.

Elena Gold White
Relacionado al Monte Meguido la sierva inspirada, nos fornece solamente datos geográficos como registrado en el libro de Profeta y Reyes capítulo 4.

El espíritu misionero que Dios había implantado en el corazón de Salomón y en el de todos los verdaderos israelitas fue reemplazado por un espíritu de mercantilismo. Las oportunidades ofrecidas por el trato con muchas naciones fueron utilizadas para el engrandecimiento personal. Salomón procuró fortalecer su situación políticamente edificando ciudades fortificadas en las cabeceras de los caminos dedicados al comercio. Cerca de Joppe, reedificó Gezer, que estaba sobre la ruta entre Egipto y Siria; al oeste de Jerusalén, Beth-orón, que dominaba los pasos del camino que conducía desde el corazón de Judea a Gezer y a la costa; Meguido, situada sobre el camino de las caravanas que iban de Damasco a Egipto y de Jerusalén al norte; así como "Tadmor en el desierto" "(2 Crón. 8: 4), sobre el camino que seguían las caravanas del Oriente. Todas esas ciudades fueron fortificadas poderosamente. Las ventajas comerciales de una salida en el extremo del mar Rojo fueron desarrolladas por la construcción de "navíos en Ezión-geber, que es junto . . . en la ribera del mar Bermejo, en la tierra de Edom." "Adiestrados marineros de Tiro," "con los siervos de Salomón," "tripulaban estos navíos en los viajes" "a Ophir," "y sacaban de allí oro y "muy mucha madera de Brasil, y piedras preciosas." "(2 Crón. 8: 18; 1 Rey. 9: 26, 28; 10: 11.)[11]

Obviamente no sería diferente si Elena G. White, dijera que esta ciudad del Antiguo Cercano Oriente, revelase un hincapié teológico.

El concepto Armagedón en el contexto de espíritu de profecía posee otro sentido. Veamos otros libros relacionados al término del Nuevo Testamento en el libro Los Eventos de los Últimos Días.

Cuatro ángeles poderosos retienen los poderes de esta tierra hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes. Las naciones del mundo están ávidas por combatir; pero son contenidas por los ángeles. Cuando se quite ese poder restrictivo, vendrá un tiempo de dificultades y angustia. Se intentarán mortíferos instrumentos bélicos. Barcos serán sepultados en la gran profundidad con su cargamento viviente. Todos los que no tienen el espíritu de la verdad se unirán bajo el liderazgo de agentes satánicos; pero serán retenidos hasta que llegue el tiempo de la gran batalla del Armagedón.[12]

De acuerdo con este comentario, vemos que el concepto de reunión y batalla permanece, pero, vemos que las escenas son bélicas y espirituales. Entonces vemos que la circunstancia es más compleja que podríamos imaginar. Es probable que el texto bíblico de Apocalipsis también trate de un conflicto militar, pero ya está más que evidenciado que el problema es espiritual, donde afecta la moral de la raza humana.

Conclusión
¿Qué podemos concluir de este trabajo investigativo? Concluyo que no hay un hincapié teológico o por lo menos un estudio que valide este argumento. Además de la existencia de otros argumentos que huyen demasiadamente de la línea bíblica, hay dos puntos entre prácticamente todos los eruditos que investigaron este tema hasta ahora son: no hay conexiones teológicas entre Meguido y Armagedón y que solamente es posible entre ellos es una aplicación para dar énfasis al contexto teológico.

Según la pluma inspirada, lo que se evidencia aquí es claramente un conflicto espiritual. Y sin embargo, Elena G. White introduce en él lo que parece ser lenguaje literal. "Se inventarán mortíferos instrumentos bélicos. Barcos serán sepultados en la gran profundidad". En esta declaración, las armas se refieren claramente a la iniquidad que abunda, no al abundante armamento militar. Por eso, los mortíferos instrumentos bélicos en la declaración anterior se refieren a armas espirituales del maligno, no a municiones de guerra.

El odio contra la ley de Dios ha continuado aumentando en intensidad. Los hombres han golpeado a uno de los mensajeros de Dios, matado a otro, y apedreado a otro. Continuamente se están inventando nuevos métodos para desviar a los hombres de la verdad. Se están reuniendo los materiales para el último gran conflicto; el conflicto ya ha alcanzado grandes proporciones. Y al aumentar la iniquidad, el amor de muchos se enfría.[13]

De esa manera, la iniquidad abundante y las grandes catástrofes, de lo que se le echa la culpa a los justos, preparan al mundo para el Armagedón, pero esas calamidades no son el Armagedón. Son los vientos que Elena de White dice que son "retenidos hasta que llegue el tiempo de la gran batalla del Armagedón". Por eso, antes de que llegue el tiempo para el Armagedón aún podría haber una gran guerra en el Oriente Medio. Incluso podría centrarse en Meguido o en el valle de Josaphat, pero no será el Armagedón de la Biblia y de los escritos de Elena de White. Será sencillamente un conflicto armado entre las naciones, en el contexto moral y espiritual que desencadenará una ola de maldad en el mundo del cual ya habló Cristo en Mateo 24.

El método hermenéutico utilizado no quita la realidad de que el momento llegará en que todos tendrán que dar prueba fe y debemos estar listos para este momento.

Autor: Marcelo da Silva Barbosa, estudiante de la Universidad Adventista de Chile. Proyecto de Investigación presentado en cumplimiento parcial de los requisitos para la asignatura de Apocalipsis. Profesor guía, Joel Benjamín Leiva Contreras.

Referencias:


  1. Hans K. LaRondelle, Armagedón: (Berrien Spring: Andrews University Press), 106. ↩︎

  2. Comentario Bíblico Adventista, Diccionario Bíblico Adventista: (www.jovens-cristianos.com, 2011). ↩︎

  3. Ibíd. ↩︎

  4. Biblia Hebraica Stuttgartensia, II Chronicles: cap.35. ↩︎

  5. Nestle-Aland, Novum Testamentum Graece, 28th, Apocalipsis: cap.16. ↩︎

  6. Ranko Stefanovic, La Revelación de Jesucristo: (Berrien Springs: Andrews University Press, 2009), 496, 497. ↩︎

  7. Alfred Wikenhauser, El Apocalipsis de San Juan: (Barcelona: Editorial Heder, 1959), 202. ↩︎

  8. Zlavoj Zizek y Boris Gunjevic, El Dolor de Dios, Inversiones del Apocalipsis: (Madrid: Editorial Akal/Pensamiento Crítico, 2012), 141. ↩︎

  9. Pablo Richard, Colección Biblia nº 65, Apocalipsis, Reconstrucción de la Esperanza: (Servicio Bíblico Verbo), 88. ↩︎

  10. Donald Ernest Mansell, Los Adventistas y El Armagedón: (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999), 11 y 12. ↩︎

  11. Elena G. White, Colección del Espíritu de Profecía, Mensaje Selectos, Tomo 3, 440. ↩︎

  12. Elena G. White, Colección del Espíritu de Profecía, Los Eventos de los Últimos, 102. ↩︎

  13. RH, 21 de octubre de 190. ↩︎

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