La abstención de la carne limpia: ¿Consejo o Mandamiento?
Dios se ha interesado seriamente por la salud del ser humano, y por tal motivo ha revelado a través de su Palabra y del Espíritu de Profecía abundante conocimiento tocante al tema de la Reforma Prosalud y precisamente dentro de esta maravillosa verdad, se desarrolla con claridad el tema de las carnes limpias y se presenta su abstención con el propósito de mantener la mejor salud posible de todos los seres humanos.
Sin embargo y como sucede en toda doctrina, el ser humano corre el peligro de comprender este tema de manera desequilibrada, es decir, puede presentar el tema de las carnes limpias ya sea de manera descuidada o ya sea de manera extremista y cualquiera de estos dos extremos afectarán decididamente la espiritualidad del ser humano y de ahí surge la importancia de estudiar este tema con cuidado, para comprenderlo según el debido equilibrio que presenta la revelación escrita.
Uno de los primeros pasos para comprender con equilibrio este tema es estudiar las evidencias inspiradas que responden la siguiente pregunta:
¿La abstención de carnes limpias es un consejo inspirado o es un Mandamiento?
Una de las primeras evidencias que responden esta pregunta se encuentra en el texto de Romanos 14:21, el cual realiza la siguiente declaración inspirada:
“Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite”. [Romanos 14:21.]
Tal y como lo leemos, esta cita bíblica hace referencia a la necesidad de abstenerse de consumir carnes limpias, pero nuevamente nos preguntamos, ¿en qué sentido presenta esta abstención, lo presenta como un consejo inspirado o como un mandamiento?
Esta expresión bíblica que declara “bueno es no comer carne”, no debe ser entendida como un mandamiento, sino como un consejo inspirado, pues así lo demuestra la siguiente cita bíblica, en donde también se utiliza la expresión “bueno es”, pero al mismo tiempo se aclara que si la persona no sigue el consejo presentado, tampoco “no peca”, es decir tampoco comete algún tipo de transgresión de un mandamiento, pues así está escrito:
“Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia, que bueno es al hombre estarse así... Más también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar” [1 Corintios 7:26, 28.]
Tal y como lo demuestra esta cita bíblica, la expresión “bueno es” hace referencia a un consejo inspirado y en este sentido es como debe ser presentado la abstención de las carnes limpias, por lo tanto este asunto no debe ser presentado como un mandamiento, ni su consumo debe considerarse como si fuera algún tipo de pecado, y no solo la Biblia sino también el Espíritu de Profecía así lo ratifica, pues en el año de 1881 declaró que el consumo de carne no debe ser presentado “como complacencia pecaminosa”, pues así está escrito:
“Debemos presentar el té, el café, el tabaco y el alcohol como complacencias pecaminosas. No podemos colocar en el mismo plano la carne, los huevos, la mantequilla, el queso y alimentos semejantes que se sirven sobre la mesa. Estas cosas no deben destacarse como si fueran lo principal de nuestra obra. Las cosas antes mencionadas —el té, el café, el tabaco, la cerveza, el vino y todas las bebidas alcohólicas—no deben tomarse moderadamente, sino que deben ser descartados”. [Mensajes Selectos, Tomo 3, página 328, (1881); Eventos de los Últimos Días, Página 71, 82.]
Ocho años después en 1889, encontramos otra evidencia inspirada que demuestra que la abstención de la carne limpia no es un mandamiento, sino que es un consejo inspirado y a la vez también demuestra que su consumo no debe ser considerado como pecado, pues así está escrito:
“Muchos planes se pueden elaborar con un poco de tacto y trabajo, que muchas dificultades en la línea de comer el alimento malsano pueden ser vencidas. Aconsejo a cada agente electoral guardador del sábado que evite comer carne, no porque sea considerado como pecado el comer carne, sino porque no es saludable. La creación animal está gimiendo”. [Manuscrito 15, 1889, párrafo 3. {MS15-1889, 3}. Nota: Fuente en idioma inglés
Siete años después, en 1896, nuevamente el Espíritu de Profecía ratificó que este asunto debe ser presentado como una recomendación y aclaró que “A TODOS” se les debe presentar esta verdad como una recomendación, es decir tanto a miembros de iglesia como a no miembros se les debe presentar de esta manera, pues así está escrito:
“305. El ayuno verdadero, que debiera recomendarse a todos, es abstinencia de todo alimento estimulante, y el debido consumo de alimentos sencillos que Dios ha provisto en abundancia. Los hombres debieran pensar menos acerca de lo que beberán y comerán del alimento temporal y dar más importancia al alimento del cielo que los tonificará y vitalizará en toda su experiencia religiosa”. [Carta 73, 1896; Medical Ministry, 283. Consejos sobre el Régimen Alimenticio, pág. 223.]
Y 12 años después, en el año de 1908, el Espíritu de Profecía otra vez declaró que para bien “de la iglesia remanente… el Señor le aconseja a ella que descarte el uso de la carne”, esta declaración nuevamente confirma que el asunto de la carne limpia no debe ser presentado como un mandamiento o requisito de membrecía, sino que debe ser presentado como un equilibrado consejo del Señor, pues así está escrito:
“Es para el propio bien de la iglesia remanente por lo que el Señor le aconseja a ella que descarte el uso de la carne, el té y el café, así como otros alimentos perjudiciales. Hay abundancia de otras cosas que podemos usar, para sostener nuestra vida, que son sanas y buenas”. [Manuscrito 71, 1908. Consejos sobre el Régimen Alimenticio, página 455.]
Por lo tanto hemos de “aconsejar a todos”, tanto a miembros como a no miembros, “que descarten el uso de la carne”, “no porque sea considerado como pecado el comer carne, sino porque no es saludable”; este es el verdadero equilibrio que enseñará con claridad, aquel humilde remanente que es descrito por la Revelación como el que “guarda los Mandamientos de Dios y tiene el Testimonio de Jesucristo”.
Autor: Pablo Muñoz, Ecuador | Facebook