Elena G. de White y su ministerio
Está claro el odio que han despertado los testimonios en los últimos años o quizás no odio, sino desprecio y desmerito, en realidad no es algo nuevo. No me preocupa si un adventista cree o no en el ministerio profético de la Hna. White, personalmente creo que no se necesita creer en ella para ser salvo, sin embargo, yo decido si creer o no en su ministerio profético, y desde hace mucho, cuando me bauticé y compré en un día 18 libros de ella para refutarla con la Biblia, quedé convencido (no por pastor o hermano) de que realmente la Hna. White fue una profeta del Altísimo.
No fue teóloga, doctora, historiadora, ni mucho menos creo que sus escritos deban ir por encima de la Biblia, sin embargo, creo que fue profeta y me sorprende los adventistas y no adventistas que la critican, ya que todos ellos juntos, no pueden escribir un libro y que tenga un alcance como lo ha tenido el Deseado o el camino a Cristo.
Todas las creencias de la Iglesia Adventistas del Séptimo Día están basada en un así dice Jehová y no un así dice Elena G. de White. Sería bueno y recomendable, aún por ella misma, que estudiemos la Biblia, el libro guía, nuestra regla de fe. También, y esto lo añado yo, aconsejo leer los escritos de la Hna. White, no lo sustituya por la lectura de la Biblia, tu estudio de la Biblia es indispensable e insustituible. A veces me sorprende escuchar personas decir que no se han leído la Biblia pero, sí han leído todos los escritos de la Hna. White.
En 2da de Crónica 20:20 leemos:
“Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.”
Ese consejo he decidido aplicarlo a la profeta Elena G. de White. Ahora, me puedo ir con la Biblia, y sólo la Biblia en cualquier tema con un adventista o no adventista, repito, la Biblia es insustituible. Y es algo que el Señor me ha enseñado (a puro dolor) en los últimos 5/7 años de mi vida en éste peregrinar. ¿Crees algo? ¡pruébalo con la Biblia, enséñalo con la Biblia! Y la verdad me ha dado buenos resultados. Aún en círculos netamente adventista me han pedido sólo Biblia, no me sorprende. Además, creo que es un buen adelanto, ya que algunos hermanos creen que si no lo dice la Hna. White pero, sí la Biblia, no lo creen.
Gracias a Dios son unos pocos pero, los hay. En mi opinión como adventista y dirigiéndome a adventista, creo que después de la Biblia los escritos de la Hna. White deberían estar en el Top de nuestra biblioteca personal, no sólo eso, sino también incluidos en nuestro estudio personal. Ahora, eres adventista pero no crees en el ministerio profético de la Hna. White, no hay problemas, no te vas a perder por eso. Pero volvemos a lo antes mencionado, yo como he decidido creer en la profeta de Dios y me ha ido bien, he aprendido mucho de sus escritos.
No hace mucho escribí una columna: Parte I: La autoridad de Ellen G. White: ¿Hasta qué punto? Pronto publicaré la parte II (Actualización: Espero...), en ella lo que quiero retratar es cómo los así llamados mayores (pero no mejores) defensores del don profético de la Hna. White son los principales en causarle afrenta a su ministerio. En la parte 2 expondré dos citas muy importantes, una de ella ha dado mucho de qué hablar en los últimos años. Sin lugar a dudas se prospera en conocimiento al creer en los profetas (2 Crónicas 20:20). Sin embargo, personalmente creo que no es indispensable creer en el ministerio profético de la Hna. White para ser salvo. Cristo fue quien derramó su sangre. Ni aún por guardar el sábado somos salvos pero, hay muchas bendiciones en la lectura de los libros rojos. Tenemos mucha luz en la Biblia, sucede que no la estudiamos como deberíamos, la misma Hna. White escribió:
“La Palabra de Dios es el libro guía.”
Concluyo con estas palabras que debería confortar nuestras almas en cuanto al futuro. El Señor está al timón de su iglesia, no olvidemos sus muchas miserecordias y su tierno cuidado para con sus hijos.
“Al recapacitar en nuestra historia pasada, habiendo recorrido cada paso de su progreso hasta nuestra situación actual, puedo decir: ¡Alabemos a Dios! Mientras contemplo lo que el Señor ha hecho, me siento llena de asombro y confianza en Cristo como nuestro caudillo. No tenemos nada que temer en lo futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido y sus enseñanzas en nuestra historia pasada”. (1915 Joyas de los Testimonios tomo 3, pág. 443.)
Recomiendo las siguientes columnas:
20 Principios Guiadores en el Estudio y Uso del Espíritu de Profecía
Cómo leer a Elena White en el siglo XXI