El nombre: significado; La blasfemia y la bestia que sube del mar
El nombre: significado
Al darle un nombre a una persona o cosa se establece una relación de dominio y posesión sobre esa persona o cosa. De acuerdo a Génesis 2:19, Adán le puso nombre a todos los animales. Esto significaba que él ejercía dominio sobre la creación dentro de su esfera como mayordomo de Dios.[1] Lo mismo ocurría cuando se le daba nombre a una ciudad conquistada[2] o a sus tierras.[3]
Según Isaías 4:1, en tiempos de oprobio las mujeres buscaban convertirse en posesión de los hombres al pedir llevar su nombre. Dios le dio nombre a las estrellas porque él es su creador y Señor.[4]
Dios dice que él llama a Israel por nombre y lo reclama como suyo porque él lo rescató.[5] (Adaptado de Kittel, Theological Dictionary of the New Testament, bajo ὄνομα)
Cuando nos bautizamos en el nombre de Cristo nos convertimos en su posesión.[6] Jesús promete darle un nombre nuevo al que lo reciba como salvador personal.[7] De estos se dice: “y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes”[8]. Pedro dijo: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”[9]. Los que se han colocado bajo el amparo del nombre de Cristo, son “pueblo adquirido por Dios”[10], ya que Cristo los redimió al costo de su propia sangre.[11]
Por su parte, la bestia que sube del mar tiene un nombre blasfemo y abre su boca en blasfemias contra Dios.[12] Esta bestia impone su nombre sobre sus súbditos y de esta forma declara su autoridad sobre ellos.[13] Durante su dominio, solo podrá comprar y vender el que tenga” la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre”.[14]
La blasfemia y la bestia que sube del mar
La blasfemia denota una palabra u obra que dirige insolencia contra el carácter de Dios, la verdad cristiana o hacia las cosas sagradas. En su forma más pura la blasfemia es un ataque deliberado y directo contra el honor de Dios con la intención de insultarlo.[15]
Los judíos del Antiguo Testamento consideraban una blasfemia tomar el nombre de Dios en vano.[16] Se puede blasfemar contra el nombre de Dios.[17] Dios acusó a los israelitas de blasfemar su nombre.[18] Saulo de Tarso obligaba a los cristianos a blasfemar contra el nombre de Jesús.[19]
Se puede blasfemar contra el Espíritu Santo.[20] En otras palabras, la blasfemia es un pecado contra cualquier miembro de la Deidad o contra su nombre.
Los fariseos acusaron a Jesús de blasfemia cuando hablaba de su origen divino. “Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.”[21] Aún el sumo sacerdote acusó a Jesús de blasfemia cuando Jesús utilizó el “Yo soy” para referirse a sí mismo y cuando se identificó como el Hijo del Hombre sentado a la diestra de Dios. “Y Jesús le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote, rasgando su vestidura, dijo: ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Habéis oído la blasfemia; ¿qué os parece? Y todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte.”[22]
En el libro de Apocalipsis, la bestia que sube del mar tiene un nombre blasfemo sobre sus cabezas. Veamos: “Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.”[23] Esta bestia abre su boca en blasfemias contra Dios. “Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.”[24]
Este poder blasfemo impondrá el número de su nombre y este número es el 666. “y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.”[25]
El falso profeta no es más que una marioneta de la bestia y es a través del falso profeta como la bestia ejecutará su autoridad al imponer su sello o marca de autoridad.
Esta misma bestia es descrita como llena de nombres de blasfemia. “Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos.”[26]
En otras palabras, utiliza nombres o títulos que le corresponden solamente a Dios. Es interesante que al darle valor numérico a muchos de esos títulos la suma totaliza 666.
Cristo mismo nos advirtió diciendo: “Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos”[27]. Schurer dice que los rabinos requerían de sus discípulos la más absoluta reverencia, aún sobrepasando el honor debido a sus propios padres.[28]
Es precisamente el acto de utilizar títulos divinos lo que convierte esta bestia en un poder blasfemo, además de su audacia de sentarse en el templo de Dios haciéndose parecer Dios.[29]
Referencias
Génesis 2:15. ↩︎
2 Samuel 12:28. ↩︎
Salmos 49:11. ↩︎
Salmos 147:4. ↩︎
Isaías 43:1. ↩︎
1 Corintios 1:12,13. ↩︎
Apocalipsis 2:17. ↩︎
Apocalipsis 22:4. ↩︎
:Hechos 4:12. ↩︎
1 Pedro 2:9. ↩︎
Hechos 20:28; 1 Pedro 1:19, 20. ↩︎
Apocalipsis 13:1, 6. ↩︎
Apocalipsis 13:17. ↩︎
Apocalipsis 13:17. ↩︎
New Dictionary of Theology, p. 105. ↩︎
Éxodo 20:7; Deuteronomio 5:11. ↩︎
Levítico 24:10, 11. ↩︎
Isaías 52:5. ↩︎
Hechos 26: 9-11. ↩︎
Mateo 12:41. ↩︎
Juan 10:33. ↩︎
Marcos 14:62-64. ↩︎
Apocalipsis 13:1. ↩︎
“” 13:6. ↩︎
“” 13:17, 18. ↩︎
“” 17:3. ↩︎
Mateo 23:9. ↩︎
Broadman Bible Commentary, vol. 6, pág. 208. ↩︎
2 Tesalonicenses 2:4. ↩︎