El Mensaje del Segundo Ángel Babilonia Imperio Anti-Cristiano
El mensaje del segundo ángel se dirige directamente a Babilonia, anunciando que ésta ha caído, e insertando por primera vez en Apocalipsis su poderío. Su concepción por lo tanto es desconocida, pues no hay textos que la anteceden y que expliquen quién y qué es Babilonia en el contexto apocalíptico; por ende, creemos que el escritor de Apocalipsis se basó en un sinfín de textos veterotestamentarios para hablarnos de ella. De ese modo, un examen detallado de quién fue este poder en el Antiguo Testamento[1] nos arrojará una luz substancialmente extensa para poder “descubrir el velo”[2] en relación a este Imperio.
“EL Imperio Neo-Babilónico fue fundado bajo la gobernación de Nabopolasar (Nabt-apla-usur) quien reinó desde 626-605 a.C.” Pero, “bajo la gobernación del hijo de Nabopolasar, Nabucodonosor II (Nabû-kudurri-ușur, 605-562 a.C.), el Imperio Neo- Babilónico alcanzó la cima de su poder. Sin embargo, por el 539 a.C., los Babilónicos fueron derrotados por las armas de Ciro el Grande, rey de los Medos y Persas”.[3] Después de que Ciro conquistó Babilonia, la ciudad siguió existiendo. No fue sino hasta el 428 a.C. que se levantó contra las tropas de Jerjes, lo que la llevó a una completa destrucción. Así, para el tiempo de Juan en la Isla de Patmos, Babilonia sólo era un desierto y ruinas que alguna vez llegaron a ser el centro del mundo antiguo. De modo que su mención en Apocalipsis hace referencia tipológica y simbológica más que una mención directa de ella. Es más, en la mentalidad del AT, Babilonia era considerada opuesta a Jerusalén, y por ende, había sido instrumento de Satanás para llevar a cabo sus designios (cf. Is.14). De modo que para Juan, Babilonia, es un símbolo de los poderes que se oponen al pueblo de Dios.
Por otro lado, es importante subrayar que el vocablo Babulōn en el griego del Nuevo Testamento[4] aparece 12 veces (Mat.1:11, 12,17; Hech. 7:43; 1Pe. 5:13; Apoc.14:8; 16:19; 17:5, 18:2, 10, 21), la primera vez que aparece en Apocalipsis, es en el mensaje del segundo ángel. Babulōn es el equivalente hebreo de bābĕl del AT; la primera vez que aparece en el AT es en Génesis 10:10 en la torre de babel. En su etiología bíblica, los hebreos relacionaron a bābĕl con la raíz verbal bll que significa “confusión”. Esto lo vemos claramente en Gén.10:19, donde dice: “Por esto fue llamado el nombre de ella Babel (bābĕl), porque allí confundió (bālal) Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.”
No obstante, y aunque los hebreos relacionaron a Babilonia con el verbo “confundir”, su verdadera etimología debe trazarse en Acadio, pues Babilonia se compone de dos palabras acadias, “bab” (puerta) e “ilu” (dios); de esa forma, su significado etimológico es “puerta de dios” o “puerta de los dioses”.[5]
Babilonia en el contexto veterotestamentario
Babilonia, en Apocalipsis, parte como un imperio que se opone a Dios y a sus seguidores, no obstante este segundo ángel advierte que “ha caído Babilonia la grande”. Leemos del texto, la causa de esta caída, pues “ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación” (14:8). La Biblia, al momento de hablar del “vino”, lo relaciona específicamente con la insensatez:
El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio. (Prov. 20:1)
¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura. (Prov. 23:20-30)
Su significado apocalíptico, por ende, se extiende a los que se han “prostituido” con Babilonia, es decir todos los “reyes de la tierra” y que han sido “confundidos” por ella; es decir, han sido embriagados por el “vino” de su “fornicación”.
Sin embargo, el significado y uso que se le da a bābĕl se desarrolla más extensamente sobre los profetas del AT, pues fueron ellos los que más condenaron el actuar de Babilonia. Leemos, por ejemplo, algo muy similar al mensaje del segundo ángel del profeta Isaías: “cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra” (21:9). No obstante, es Jeremías quien habla más de la “caída” histórica de Babilonia,[6] este dedica tres extensos capítulos para hablar de su condenación (25;50-51).
Es por esa razón que hemos querido examinar los oráculos proféticos de Jeremías sobre el primer y gran imperio, pues, nos abrirá un campo substancialmente más amplio en cuanto a la concepción babilónica que se encuentra en el Apocalipsis.
Jeremías 25
En este contexto es que Jeremías anuncia los setenta años de dominio que tendría Babilonia (v.11),[7] pero advierte eventualmente su caída: “Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre” (v.12)
La alusión a la caída de Babilonia es notable, pues advierte que esta caerá definitivamente y “para siempre”. Pero su amplificación en el libro de Jeremías se desarrolla ampliamente en los cap.50-51.
Jeremías 50-51
Jeremías anuncia la caída inminente de Babilonia en estos capítulos; no sólo por el contexto históricos es notable su mensaje, sino porque además su contenido es revelador. El profeta predice que Babilonia y todo su territorio se volverá un desierto.
“¡Babilonia será conquistada! ¡Bel quedará en vergüenza! ¡Marduc quedará aterrado! ¡Sus imágenes quedan humilladas, y aterrados sus ídolos!”(50:2) es el clamor que lanza Jeremías sobre Babilonia y que se extiende a lo largo del capítulo 50 y 51. Al nalizar el oráculo contra Babilonia, Jeremías le dice a su enviado que proclame: “Así se hundirá Babilonia, y no se levantará del mal que yo traigo sobre ella; y serán rendidos” (51:64).
Su pronunciamiento contra este imperio pudo verse reflejado después en la conquista de Ciro hacia Babilonia (Dan. 5). Así, Jeremías dedica extensos capítulos para hablar de la inminente derrota de Babilonia.
Mucho más interesante es constatar y relacionar el v.7 con la causa de la caída del mensaje del segundo ángel. Los textos rezan así:
Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos; se aturdieron, por tanto, las naciones. (v.7)
Así vemos que la primera referencia textual que apunta el mensaje del segundo ángel es a Jeremías 51. Mucho más interesante es comparar el texto griego del NT con la LXX:
μεθύσκον πᾶσαν τὴν γῆν ἀπὸ τοῦ οἴνου αὐτῆς ἐπίοσαν ἔθνη διὰ τοῦτο ἐσαλεύθησαν (Jer.51:7)
ἣ ἐκ τοῦ οἴνου τοῦ θυμοῦ τῆς πορνείας αὐτῆς πεπότικεν πάντα τὰ ἔθνη. (Apoc.14:8)
Aunque a simple vista no pareciera haber alguna evidencia textual, nosotros creemos que sí la hay. En primer lugar vemos que Jer.51:7 usa el verbo pínō, “beber”, que es usado en Aoristo Indicativo, tercera persona plural, “bebieron”; mientras que Apoc.14:8 usa el mismo verbo en Perfecto Activo Indicativo, tercera persona plural, “ha hecho beber”. En segundo lugar, vemos que Jeremías (LXX) y Juan, usan el sustantivo éthnē, “naciones” y oínou, “vino”. Así, en la mente de Jeremías, las “naciones” ya “bebieron” del “vino” de Babilonia; pero para Juan, en Apocalipsis, todavía sus efectos llegan al presente.[8] Esto es latente aún en el texto Hebreo de Jeremías pues en primer lugar el verbo para “beber” que se usa en este v. es meshǎkěrět el cual su forma verbal es un participio de la estructura Piel[9], tercera persona femenino singular; por ende, su correcta traducción sería “hace beber”. No obstante, el verbo hebreo no indica un modo verbal, sino una forma verbal, su significado de tiempo es inexacto y se traduce de acuerdo al contexto y la sintaxis. Así el imperfecto (futuro en Hebreo) a veces se traduce como un perfecto (pasado) y viceversa; sintácticamente hablando, el perfecto implica una acción completada en el pasado, mientras que el imperfecto una incompleta en el futuro[10]. El contexto de Jer.51:7 apunta al pasado y en el contexto de una predicción futura, es por eso que la LXX hace uso del Aoristo (pasado puntual del Griego koiné). Además, el verbo hll, “ser jactancioso” es usado en la forma imperfecta, tercera persona plural de Hifil[11], yīthōlelû, es decir si tradujéramos textualmente este verbo, diría “se aturdirán”. Sin embargo, el texto y su contexto, debe implementarse como hacia el pasado,[12] debido a que el verbo shātû, “bebieron”, está en el perfecto (pasado) de la estructura Qal, tercera persona plural; de esta forma, nuestro análisis no es antojadizo, pues este verbo indica que el oráculo se está refiriendo al pasado, así el participio de la estructura Piel, “hace beber”, el perfecto de la estructura Qal, “bebieron”, y el imperfecto de la estructura Hifil, “se aturdirán” juegan un papel fundamental y hace un juego interesante de formas verbales en el hilo de esta condenación.
Concluimos, entonces, que la evidencia textual y sintáctica indica que Babilonia histórica hizo beber a las naciones de su vino, de la misma forma como su desarrollo antitípico hace beber a las naciones. Para la primera su condenación fue notoria, mientras que para la apocalíptica, eventualmente hay una condenación inminente.
Análisis del Mensaje del Segundo ángel
El mensaje del segundo ángel nos informa de la caída de Babilonia, sin embargo, no es la única vez que Babilonia “cae” en el libro de Apocalipsis, ya sea implícitamente o explícitamente como lo hace el mensaje de este ángel. Como vimos anteriormente, el imperio Neo-Babilónico cayó en manos de Ciro en el 539 a.C. Las tropas de Ciro, según Herodoto[13], desviaron el Éufrates, para así, tomar el imperio. Es interesante constatar que en Apocalipsis se nombre dos veces este río, la primera es en la sexta trompeta (9:14) y la segunda es en la sexta plaga (16:12). En primera instancia vemos que hace alusión a Babilonia y su caída, pues los cuatro ángeles que estaban preparados para “la hora, día, mes y año” son desatados para matar a “la tercera parte”. Además, existe una relación textual muy interesante entre 9:20 y Dan.5:23, por ende, creemos que Juan hace mención de la caída de Babilonia, en este caso, una caída histórica.[14] Así, después, vemos que en la sexta plaga se hace mención nuevamente del Éufrates, pero esta vez el agua de este río se seca para preparar el camino a “los reyes del oriente”. El antitipo claramente se une con la caída histórica del imperio Neo-Babilónico en el 539 a.C., en manos de Ciro el Persa, específicamente descrita por el historiador Herodoto. Pero esta vez, no obstante, la caída es definitiva pues es Cristo quien viene del “oriente”.
Por otro lado, está la mención directa de “la caída de Babilonia”, -por supuesto- en el mensaje del segundo ángel (14:8); pero además, hay otra mención directa de su caída en 18:1-2 hecha por el ángel que “alumbra la tierra” para anunciar la caída de Babilonia y llamar al pueblo de Dios a salir de ella. Así vemos que hay una relación textual y contextual entre 14:8 y 18:2, lo que evidencia una progresión y paralelismo en las profecías de Apocalipsis. Por ende, si examinamos detalladamente, veremos que 9:14 se une con 16:12 de la misma forma como lo hace 14:8 con 18:2. Por un lado apreciamos un cumplimiento histórico de la caída de Babilonia (9:14 cf. 14:8) y un cumplimiento escatológico de ella (16:12 cf. 18:2).[15] Así la progresión y amplificación de Apocalipsis sigue su curso hasta la culminación escatológica. Y de esa forma, podemos concluir que el mensaje del segundo ángel es un cumplimiento histórico y parcial de la “caída” definitiva de Babilonia. Quizás, podemos estructurar de esta forma la relación interna que expone Apocalipsis:
Sexta trompeta: Caída Histórica; lugar: Éufrates (9:14)
Segundo ángel: Caída Histórica de Babilonia (14:8)
Sexta Plaga: Caída Escatológica; lugar: Éufrates (16:12)
Cuarto ángel: Caída Escatológica de Babilonia (18:2)
Es interesante notar que después de cada evento que anuncia una caída de Babilonia, ya sea explícito e implícito hay un levantamiento de un remanente por la parte histórica y, por la parte escatológica es mencionada después de cada evento predictivo sobre este poder, la segunda venida de Cristo. Por ejemplo, después de describir la caída de este poder en la sexta trompeta, se introduce el remanente con el librito personificado en el ángel de Apoc.10, así mismo el segundo ángel después de anunciar la caída de Babilonia, comienza a sonar la voz del mensaje del tercer ángel (14:9-11) que, providencialmente, es el más extenso y que viene acompañado del remanente que guarda los mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús (14:12). No así la parte escatológica que, después de anunciar que el Éufrates se secará, nombra la llegada de los “reyes del oriente” (16:12), de la misma forma que sucede con 18:2, después de describir la caída funesta de Babilonia, se nombra al caballo blanco y a uno que lo montaba (19:11).
Por lo tanto, la relación entre caída y levantamiento de remanente y además de la llegada del “día de YHWH” se refleja en los textos veterotestamentarios sobre la liberación por parte de Dios y la vuelta del remanente a Israel (Isa. 14; 48; Jer.25).
Cumplimiento Histórico del Mensaje del Segundo Ángel
James White, uno de los más grandes adventistas y que por lo demás fundó nuestra iglesia, declaró lo siguiente:
“Este segundo ángel no sigue en su misión y entrega su mensaje en compañía con el primer ángel; sino que él ‘siguió’ después de que el primero hubo entregado la carga de su mensaje. El primer mensaje se dirigió a las iglesias; pero pronto sus trabajos religiosos se negaron a publicarlos, y las puertas de sus casas de adoración fueron cerradas otra vez. De esa forma, ellos no admitieron el ‘evangelio eterno’ de la venida del reino; y cuando fue llevado a cabo, Jesús, y el Espíritu de verdad los dejó para siempre, y las iglesias o Babilonia cayeron”.[16]
Para Jaime White, la “caída” de Babilonia se vio reflejada en el rechazo del mensaje del advenimiento de Cristo y su intercesión en el Santuario Celestial a partir de 1844. Él relaciona el “evangelio eterno” con el juicio que anuncia el mensaje del primer ángel y, por supuesto, a la mención del verdadero día de reposo. Por lo tanto, cuando dice “las iglesias o Babilonia cayeron” es en definitiva por el rechazo de aquel mensaje.
Otro grande del adventismo, y que fue el primero en publicar dos comentarios sobre las profecías de Daniel y Apocalipsis, Uriah Smith, al hablar del mensaje del segundo ángel, dijo:
“Se cumplió desde la primavera hasta el otoño de 1844. Babilonia –(mezcla, confusión), una Cristiandad sin vida y dividida. Su caída –una moral. Causada por el rechazo del primer mensaje o la proclamación de la segunda venida”.[17]
Como se aprecia, para Smith también el cumplimiento del mensaje del segundo ángel se vio reflejado en el rechazo del mensaje del primer ángel. Babilonia “cayó” porque no oyó el mensaje que fue proclamado por el primero o como dice Smith más específico, “la proclamación de la segunda venida”.
Para el CBA, este cumplimiento también sucede a la proclamación del movimiento millerita sobre la venida de Cristo:
El mensaje de que cayó Babilonia fue predicado por primera vez por el movimiento adventista de los mileritas entre junio y agostos de 1844, y se aplicó a las iglesias que rechazaban el mensaje del primer ángel en cuanto al juicio… Este mensaje tendrá una creciente aplicación a medida que se acerque el fin, y se cumplirá plenamente con la unión de diversos elementos religiosos bajo la dirección de Satanás (ver com. cap. 13: 12-14; 17: 12-14). El mensaje del cap.18: 2-4 anuncia la caída completa de Babilonia y exhorta al pueblo de Dios que aún está esparcido en las diversas organizaciones religiosas que componen a Babilonia, a separarse de ellas.[18]
Para el CBA el mensaje del segundo ángel tiene la misma aplicación que los pioneros le dieron, pero no obstante, sugiere que hay una progresión y sólo es una “caída” parcial que cumple su caída total en 18:2. Por otro lado, nuestro análisis sobre el mensaje del segundo ángel pudo verse reflejado en que sí hay una progresión y que es una caída parcial e histórica de Babilonia. Además de ello, es interesante notar que después de cada caída en la parte histórica, es precedida por un remanente; así, el que este mensaje se haya proclamado poco antes de 1844 nos lleva a pensar que el remanente que “guarda los mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús” (Apoc.14:12) y que además proclama el mensaje del tercer ángel, es en definitiva el movimiento adventista post chasco, es decir, los adventistas sabatistas que dieron lugar para que la Iglesia Adventista del Séptimo día proclame con más fuerza el mensaje del tercer ángel.
Conclusión
El Imperio Neo-Babilónico se convirtió en el más grande de la historia antigua, su esplendor fue fascinante. Los hebreos consideraban a Babilonia como enemiga de los designios de Dios y por ende, opuesta a la ciudad de Dios, Jerusalén. Para Juan, el simbolismo es claro, para nosotros el significado es obscuro a primera vista. Babilonia es un imperio anti-cristiano en la concepción apocalíptica, “se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2Tes.2:4). Jeremías, por otro lado, predijo la caída del impero Babilónico en el 539 a.C., por medio de las manos de Ciro, mas sus oráculos se extendieron hacia la escatología; por lo que Juan tomó referencias textuales y contextuales para aplicarla en el Apocalipsis.
Además, es interesante notar las veces en que ocurre la caída de Babilonia en Apocalipsis (9:14; 14:8; 16:12; 18:2), pues vemos una progresión en su caída que culmina definitivamente en 18:2 y con la venida de los reyes del oriente, es decir, con la segunda venida de Cristo.
Nuestra sugerencia en la parte histórica del Apocalipsis, es que después de cada caída (9:14 y 14:8) un remanente es comisionado para entregar un mensaje (10:1-11 cf. 14:9-11); así se concluye que, por un lado, la caída de babilonia en el mensaje del segundo ángel es parcial y progresiva (ver Diagrama 2), mientras que por otro lado, el mensaje del tercer ángel actúa como un nuevo remanente que predicará la condenación de Babilonia (14:9-11). Así, los adventistas del séptimo día, son comisionados con ayuda de los dos testigos (11:1-13) para condenar el actuar de los poderes que se oponen al pueblo de Dios (13:1-18).
Referencias
Desde ahora AT. ↩︎
Significado del sustantivo Ἀποκάλυψις, de donde deriva “Apocalipsis” y “Revelación”. ↩︎
J. Paul Tanner. “Ancient Babylon: From Gradual Demise to Archaeological Rediscovery” (Amman, Jordan: Jordan Evangelical Theological Seminary, 2002), 11. ↩︎
Desde ahora NT. ↩︎
Moisés Chávez. Hebreo Bíblico: Texto Programado (Chile, Santiago: Editorial Mundo Hispano, 1981), vol. 1:158. ↩︎
Kenneth Mulzac. “ e ‘Fall of Babylon’ Motif in the Books of Jeremiah and Revelation”, (JATS, 8/1–2, 1997), 137-149. ↩︎
Jeremías nos cuenta referente a los “setenta años” lo siguiente: “Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre” (Jer. 25:11-12). Y También más adelante: “Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar” (29:10). Al analizar estos textos, no encontramos en ninguna parte que los “setenta años” sólo se refieren a Jerusalén, como se ha pensado. Muy por el contrario en 25:11 dice “y servirán estas naciones”, no sólo Jerusalén, sino varias naciones, por “setenta años”. Además, 29:10 dice que Dios visitará a su pueblo cuando se cumplan los “setenta años” (esto no indica que los setenta años son sólo para Jerusalén, más bien, por el texto se desprende que Jerusalén fue parte de esos setenta años pero no cumplió todos los años). El contexto de Jeremías indica que Babilonia tendría un período de setenta años en los cuales “estas naciones” servirían a Babilonia, incluyendo Jerusalén, es decir, un período de supremacía que al cabo de él, Jerusalén sería destruía, y en consecuencia Dios visitaría a su pueblo. Pero, ¿qué pasa, entonces, con Daniel 9:2? Ya que el texto dice: “En el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años” (Dan. 9:2). Daniel revisa las desolaciones que deberían ocurrir, incluyendo a Jerusalén, “en setenta años”. Él, claramente se refiere a Jeremías 29:10, ya que este versículo hace mención de ello. Sin embargo, considerando el contexto de Jeremías en que el período no sería sólo restringido a Jerusalén, sino a todas las naciones, podemos, entonces, iniciar el cómputo con la supremacía de Babilonia que comienza en el año 609 a.C., ya que según historiadores, ésta se convierte en el nuevo imperio mundial (de hecho, se estima que en ese mismo año muere Josías). Aplicando los setenta años (como supremacía babilónica) curiosamente nos da el 539 a.C. Aún, haciendo un análisis de “terminus ad quem”, nos da el año 609 a.C. como punto de inicio para el reinado de Babilonia. Para un análisis más extenso ver, Ross E. Winkle, “Jeremiah’s Seventy Years For Babylon: A Re-Assessment Part I: e Scriptural Data”, (AUSS Summer 1987, Vol. 25, No. 2), 201 -214; “Jeremiah’s Seventy Years For Babylon: A Re-Assessment Part II: The Historical Data” (AUSS Autumn 1987, Vol. 25, No. 3), 289-299. ↩︎
En el griego koiné, el que un verbo esté en perfecto indica que es una “acción pasada cuyos efectos llegan hasta el presente”, es decir, es un verbo lineal y no puntual. Nancy Vhymeister, Gramática Elemental del Griego del Nuevo Testamento (Seminario Adventista Latinoamericano: Colegio Adventista del Plata, 1981), 21. ↩︎
Más conocido en Sintaxis Hebrea como “La D Steam” y su morfología deriva de la estructura Qal (La G Steam). Bill T. Arnold, John H. Choi. A Guide to Biblical Hebrew Syntax (United States of America, New York: Cambridge University Press, 2003), 41-45. ↩︎
J. Paul Tanner. Hebrew Syntax: A Quick-Reference Manual For Use in Exegesis (s/f, 2011), 1-11. ↩︎
La estructura Hifil, “la H Steam”, se usa para dar una idea de “causativa activa”. Ibíd., 48. ↩︎
Recuérdese que en hebreo no existen los “modos” verbales sino las “formas” verbales. ↩︎
“[Ciro] en medio de su apuro, ya fuese que alguno se lo aconsejase, o que él mismo lo discurriese, tomó esta resolución. Dividiendo sus tropas, formó las unas cerca del río en la parte por donde entra en la ciudad, y las otras en la parte opuesta, dándoles orden de que luego que viesen disminuirse la corriente en términos de permitir el paso, entrasen por el río en la ciudad. Después de estas disposiciones, se marchó con la gente menos útil de su ejército a la famosa laguna, y en ella hizo con el río lo mismo que había hecho la reina Nitocris. Abrió una acequia o introdujo por ella el agua en la laguna, que a la sazón estaba convertida en un pantano, logrando de este modo desviar la corriente del río y hacer vadeable la madre. Cuando los persas, apostados a las orillas del Eufrates, le vieron menguado de manera que el agua no les llegaba más que a la mitad del muslo, se fueron entrando por él en Babilonia. Si en aquella ocasión los babilonios hubiesen presentido lo que Ciro iba a practicar o no hubiesen estado nimiamente confiados de que los persas no podrían entrar en la ciudad, hubieran acabado malamente con ellos. Porque sólo con cerrar todas las puertas que miran al río, y subirse sobre las cercas que corren por sus márgenes, los hubieran podido coger como a los peces en la nasa. Pero entonces fueron sorprendidos por los persas; y según dicen los habitantes de aquella ciudad, estaban ya prisioneros los que moraban en los extremos de ella, y los que vivían en el centro ignoraban absolutamente lo que pasaba, con motivo de la gran extensión del pueblo, y porque siendo además un día de esta, se hallaban bailando y divirtiendo en sus convites y festines, en los cuales continuaron hasta que del todo se vieron en poder del enemigo. De este modo fue tomada Babilonia la primera vez.” Herodoto. Los Nueve Libros de la Historia, Libro I: Clio, LXXV. ↩︎
Héctor Urrutia ofrece un análisis extenso sobre las trompetas quinta, sexta y séptima. En la cual expone de manera elocuente el cumplimiento y caída de Babilonia en 1798, el autor de dicho libro cree que “la hora, día, mes y año” es un evento en el tiempo y no un período, por ende, debe considerarse como el término del período de tiempo descrito en Daniel 7:25. Los Tres Ayees de Apocalipsis: Interpretación Histórica de las Trompetas del Apocalipsis (Santiago, Chile: Wandersleben Eirl Impresiones, 2012). ↩︎
Josué Gajardo, “Análisis Textual y Estructural del Mensaje de los Tres Ángeles parte II”, (Ministerio Antorcha Adventista, Octubre 2012), 28. ↩︎
James White, “ Third Angel’s Message” (s/f: NP, Pamfleto, 1850), 5. ↩︎
Uriah Smith, Key to the Prophetic Chart (Battle Creek, Michigan: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1864), 36. ↩︎
Francis Nichol, ed. Comentario Bíblico Adventista (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 7:842-43. ↩︎