El horario Divino: Daniel Cap. 8 y 9
Habían pasado aproximadamente 10 años desde que Daniel había recibido la visión de las 2.300 tardes y mañanas registradas en el capítulo 8. Aunque un ángel le dijo: "Tú guarda la visión porque es para muchos días" (Dan. 8:26), él ansiaba conocer el significado del largo período de las 2.300 tardes y mañanas. De acuerdo con la profecía de Jeremías (Jer. 29:10) el tiempo para el retorno de los judíos a Jerusalén en 539 a.C. estaba cerca. Sin embargo, en su última visión el ángel le había dicho que pasarían 2.300 días proféticos antes que el santuario fuera restaurado. Daniel, sin duda alguna, temía que Dios intentara de algún modo prolongar el período de la cautividad. En respuesta a estas preocupaciones el Señor envió a Gabriel para asegurarle que ése no era el caso. Los primeros 490 de los 2,300 años, le dijo, tenían un significado especial para los judíos, porque hacia el fin de ese período el Mesías prometido vendría.
INFORMACIÓN
Una disputa pactual
Para captar el significado del discurso de Esteban en el año 34 d.C. como el fin del período de los 490 años, es importante comprender el concepto de pleito de Yahweh del Antiguo Testamento (Heb. rib). Un rib se refiere a una disputa, una controversia, que requiere un juez para definirla. Particularmente en la literatura profética, un rib es un pleito a causa del pacto entre Israel y Yahweh. Cuando los profetas actuaban como, reformadores y llamaban a Israel para que volviera a la relación de pacto del Sinaí, lo hacían a través de un pleito o controversia pactual, en el cual el profeta convocaba al pueblo a escuchar los cargos que Yahweh tenía contra ellos.
Un ejemplo de un pleito tal aparece en Miqueas 6:6-8. Los versículos 1 y 2 en los cuales la palabra rib ocurre tres veces, invita a las montañas a servir como testigos. Con su conocimiento de generaciones de transgresiones humanas y de las relaciones de Dios con Israel, se les convoca a escuchar los cargos que Yahweh tiene contra su pueblo. En vez de acusarlos de deslealtad, Dios pregunta a su pueblo qué les ha hecho para que lo hayan abandonado. "Pueblo mío, ¿qué te he hecho?", dice. ¿Por qué habían dejado de obedecerle? Para mostrarles que no tenían razón para un comportamiento tal, los profetas citan los poderosos actos de Dios en favor de su pueblo en el pasado (Miq. 6:3-5). Él los libró de Egipto y los llevó con seguridad a través del desierto a Canaán. Su relación de los hechos nos recuerda la fidelidad de Dios a la promesa de su pacto.
En los versículos 6-7
Miqueas expresa ahora la respuesta del pueblo. Si Yahweh no se agrada de nosotros, ¿qué haremos? Preguntan. ¿Vendremos a él con becerros de un año con ofrendas escogidas? O ¿le daremos un millar de carneros y ríos de aceite? ¿Es la cantidad la que cuenta? "La serie de preguntas hipotéticas se elevan a un histérico y espantoso crescendo hasta llegar a la ofrenda máxima y final de un hijo como sacrificio".' La respuesta implícita a todas estas preguntas es que Dios no requiere ninguna de estas cosas —lo importante no es lo que tenemos en nuestras manos sino lo que hay en nuestros corazones. El sacrificio sin una relación apropiada con Dios y con nuestro prójimo no tiene valor. El versículo 8 resume los elementos esenciales del pacto de Dios con Israel —hacer justicia, amar misericordia, y caminar humildemente con él.
El mandato de restaurar y edificar Jerusalén
El ángel Gabriel dijo a Daniel que el punto de partida de la profecía de los 490 años era el mandato para restaurar y edificar a Jerusalén. Los libros de Esdras y Nehemías registran cuatro decretos relacionados con Jerusalén y su templo. Ciro promulgó el primero en 538 a.C. (Esd. 1:2-4), Darío uno en 519 a.C. (Esd. 6:1-12), Artajerjes otro en 457 a.C. (Esd. 7:12-26), y la autorización que se le dio a Nehemías de reconstruir la muralla de Jerusalén en 444 a.C. (Neh. 2). ¿Cuál de ellos es el decreto mencionado por Gabriel?
1. El decreto de Ciro el Grande en 538 a.C.
Esdras 1:2-4 contiene el texto del edicto de Ciro que autoriza (1) el regreso de los exiliados a Jerusalén, (2) la reconstrucción del templo; y (3) las provisiones para la reconstrucción del templo. Si bien los que regresaron celebraron gozosamente el establecimiento de los fundamentos del templo (Esd. 3:10-13), su celo pronto se disipó cuando surgió la oposición (Esd. 4:1-4) y suspendieron el programa de construcción (vers. 24). El punto importante que debe notarse es que el decreto de Ciro no se refiere a la reconstrucción de la ciudad, sino sólo del templo. Siendo que Daniel 9:25 especificaba claramente la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén el decreto de Ciro obviamente no califica como el punto de partida para la profecía de los 490 años.
2. El decreto de Darío I en 519 a.C.
De acuerdo con Esdras 5:1, 2. Zorobabel y Josué, bajo la influencia de los profetas Hageo y Zacarías, reinicia-ron el proyecto de restaurar el templo varios años después que se había detenido. Sin embargo, cuando Tatnai, el gobernador de la región, vio lo que los judíos estaban haciendo, escribió a Darío, pidiéndole que verificara la información que había recibido de los dirigentes judíos (vers. 3-5). Después de investigar el asunto, que sacó a luz el decreto de Ciro, Darío emitió otro documento confirmando el decreto de Ciro (Esd. 6:3-12). El decreto de Darío es, básicamente, el mismo que el edicto de Ciro. De acuerdo con Esdras 6:15 el pueblo de Jerusalén completó el templo en marzo del año 515 a.C. De nuevo, es importante notar que el decreto de Darío se refería únicamente a la reconstrucción del templo y no a la de la ciudad de Jerusalén.
3. El decreto de Artajerjes I en 457 a.C.
El decreto de Artajerjes incluía varios elementos importantes: 1. Concedía permiso a los exiliados que quisieran regresar a Judea, que lo hicieran. 2. Esdras debía investigar lacondición espiritual del pueblo de Judá, con el propósito de poner sus vidas en armonía con la ley de Moisés. 3. El dinero recibido del rey y sus consejeros junto con otros fondos sería para apoyar el templo de Jerusalén y para suplir cualquier otra necesidad que hubiera. 4. El templo y su personal estaban excluidos del pago de impuestos. 5. Esdras debía establecer un sistema judicial y civil basado en la Torah. El último punto implicaba que el rey restauraría la autoridad de los judíos para gobernarse a ellos mismos sobre la base de la ley de Dios. Sin embargo, el documento no dice nada directamente acerca de la reconstrucción de la ciudad.
Sin embargo, muchos intérpretes creen que el decreto de Artajerjes, registrado en Esdras era lo suficientemente amplio para permitir la reconstrucción de Jerusalén. El texto de una carta registrada en Esdras 4 indica que los judíos, bajo el liderazgo de Esdras, reconstruyeron, de hecho, la ciudad. Esdras 4:7-23 declara que un grupo de oficiales persas escribieron una carta a Artajerjes para expresar su oposición a la reconstrucción de Jerusalén por los judíos. "Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los fundamentos" (vers. 12). Esto indica claramente que Esdras debe haber comprendido que su autoridad incluía la restauración de Jerusalén. La respuesta del rey a la carta sugiere que Artajerjes había autorizado a los judíos a reconstruir la ciudad. Si la reconstrucción de la ciudad no hubiera sido autorizada, las cartas enviadas a Artajerjes y su respuesta, registradas en Esdras 4, habrían mencionado, si no enfatizado, la ilegitimidad del proyecto. "El tema de la queja no es que la reconstrucción de Jerusalén y sus muros fuera contraria a la ley, sino que el Emperador y el Imperio serían perjudicados si la ciudad y sus murallas fueran completamente restauradas. La comunidad judía se describe como potencialmente rebelde. No es la reconstrucción en sí misma la que se describe como una rebelión. Se le aconseja al rey que la ciudad ya reconstruida se rebelaría y dejaría de pagar el tributo, los derechos de aduanas y el peaje".[1] La respuesta de Artajerjes, por lo tanto, no dice que la reconstrucción es ilegal. Dice sencillamente que ha revisado la historia de Jerusalén y que confirmó que la ciudad ha sido en realidad rebelde, y basado en ese hallazgo, ha ordenado que el proyecto sea detenido (vers. 19). La reconstrucción debía posponerse para un tiempo en el futuro que sería determinado por el rey En 444 a.C. el mismo dio permiso a Nehemías para terminar la reconstrucción de la ciudad (Neh. 2).
4. El decreto de Artajerjes I en 444 a.C.
En el año 444 a.C. Nehemías, que era copero del rey Artajerjes 1, recibió un informe de la situación de Jerusalén que lo afectó profundamente (Neh. 1:3, 4). Solicitó y obtuvo permiso del rey para ir a Jerusalén a completar la reconstrucción de la ciudad y sus murallas que, como vimos, Esdras había comenzado en 457 a.C. Al llegar a Jerusalén se las arregló para terminar la muralla en 52 días (Neh. 6:15), una indicación más de que mucha de la obra de reconstrucción de los muros había ocurrido en el tiempo de Esdras en 457 a.C.
Si tomamos 444 a.C. como el punto de partida de la profecía de las 70 semanas, el fin de la semana 69 (483 años 12 más tarde) situaría al Mesías en el año 39 d.C., una fecha muchos años después de Cristo. Si, por otra parte, consideramos el año 457 a.C. como el principio de las 70 semanas, el Mesías aparece el año 27 d.C. (el bautismo de Jesús) y él es cortado (crucificado) 3 años y medio más tarde. Consecuentemente, el 457 a.C. provee el mejor punto de partida para las 70 semanas y la profecía de las 2.300 tardes y mañanas.
EXPLICACIÓN
Grandes cambios se habían producido desde la última visión de Daniel en el capítulo 8. Babilonia ya no existía como imperio mundial, Medo-Persia gobernaba el mundo ahora, y Darío el Medo se sentaba en el trono de Babilonia. Daniel, aunque ocupado con los asuntos de Estado, se preguntaba: ¿Qué en cuanto a la cautividad de mi pueblo? ¿Cuándo lograrán volver a Jerusalén?
La oración de Daniel (Dan. 9:1-19)
A través de la oración y la súplica pidiendo perdón, Daniel trató de convencer a Dios de que permitiera la inmediata liberación de su pueblo de la cautividad y la restauración del santuario en Jerusalén. La respuesta a su oración llegó rápidamente en la forma del ángel Gabriel (vers. 21), aunque lo que escuchó no era la respuesta que esperaba. Dios todavía contesta las oraciones en muchas y variadas formas. Ellas pueden incluir la sanidad de una enfermedad, el retorno de un hijo o una hija perdidos, o un aumento de sueldo en el momento menos esperado. Y él escucha las oraciones no sólo de sinceros cristianos, sino también de no cristianos sinceros y fervientes. Ranjit Singh era un hindú del norte de la India. Él y su esposa habían sembrado 2.500 plantas de repollo en su huerta, pero sin lluvias, la continua sequía amenazaba destruir su cosecha. Los Singh habían perdido su fe en los 300.000 dioses del hinduismo a los cuales habían invocado durante toda su vida, pero ¿a dónde podía ir en busca de ayuda?
El Horario Divino
"Entonces el Sr. Singh recordó haber escuchado a alguien decir que el Dios de los cristianos era todopoderoso. Habló de eso con su esposa, y decidieron orar al Dios invisible pidiendo lluvia. 'Si el Dios de los cristianos escucha nuestra oración y contesta, sabremos que él es el verdadero Dios', dijo el Sr. Singh a su esposa. Por primera vez en su vida la pareja derramó su alma en oración pidiendo ayuda a Dios. Esa noche llovió. Al siguiente día la pareja se quedó muda de asombro cuando se dio cuenta que sólo había llovido en su terreno plantado de repollos, y en ninguna otra parte de la aldea".[2] Con el tiempo el Sr. Singh y su esposa aceptaron a Jesucristo como su Salvador y fueron miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Un visitante celestial
A medida que estudiamos la profecía de Daniel 9 es importante que recordemos los nexos entre éste y el capítulo previo: 1. El mismo ángel visitó a Daniel (vers. 21). 2. aniel recordó la visión anterior (vers. 21). 3. Daniel 9:23 repite el mandato a Gabriel en Daniel 8:16 para dar al profeta comprensión de la visión. 4. El elemento de tiempo no explicado en Daniel 8 es ahora el tema en Daniel 9 (Dan. 9:24).
Daniel 8 emplea dos palabras para "visión". Una es chazon (vers. 1, 2, 15, 15, 17, 26), y la otra es mareh (vers. 16, 26, 27). La primera palabra se refiere a la visión como un todo, la segunda se enfoca en el elemento de tiempo de las 2.300 tardes y mañanas. El ángel había explicado el simbolismo de los animales y el cuerno pequeño en el capítulo 8. Lo que el profeta no comprendió fue el significado de la "visión (mareh) de las tardes y mañanas" (Dan. 8:26). "Pero la visón (mareh) me dejó pasmado, pues no lograba comprenderla". Por lo tanto, cuando Gabriel dice en Daniel 9:23: "Presta, pues, atención a mis palabras, para que entiendas la visión", no usa la palabra chazon que se refiere a la visión como un todo, sino que emplea mareh.
Éste es un importante nexo entre los capítulos 8 y 9 que muchos no han reconocido. Uno que sí lo discierne es el comentarista judío Rabbi Hersh Goldwurm quien, después de citar las palabras de Gabriel en Daniel 9:23: "Entiende la visión", explica correctamente que "esto se refiere a la visión de Daniel en el capítulo 8 en el cual la parte que le perturbaba tanto (vers. 14) se caracteriza en los vers. 16-26 como una mareh". Daniel 9, por lo tanto, es una parte integral de Daniel 8. En el capítulo 9 Gabriel dirige al profeta hacia atrás, hacia la parte inexplicada del capítulo 8 — la profecía de tiempo de las 2.300 tardes y mañanas, i.e. días. El nexo entre estos dos capítulos se subraya cuando Gabriel, después de referirse a la visión mareh (los 2.300 días), le dice a Daniel que 70 semanas están "cortadas" para su pueblo. ¿Cortadas de qué? Obviamente, de los 2.300 días a los cuales Gabriel se había estado refiriendo cuando mencionó la visión mareh de Daniel 9:23. Si bien las versiones de la Biblia por lo general traducen el pasaje como "setenta semanas están determinadas para tu pueblo", los eruditos bíblicos reconocen que el significado de la raíz del término hebreo chatak, que aquí se traduce como "determinado", es "cortar" o "dividir". El significado extendido es "determinar" o "conceder". La palabra sólo aparece en Daniel 9:24 en la Biblia hebrea, aunque ocurre en otros escritos judíos tardíos predominantemente como "cortar". Las 70 semanas son cortadas de los 2.300 años de Daniel 8:14 como un período "asignado a los judíos con respecto a su papel como pueblo escogido de Dios".[3] 70 semanas (Dan. 9:24)—Una nota de pie de página en Daniel 9:24 en la RSV se refiere a "setenta semanas de años, o 490 años (es decir, 70 x 7 años), después de los cuales el reino mesiánico vendría". El hecho de que Jesús, el Mesías, apareció después de los 490 años muestra que deberíamos comprender las 70 semanas de acuerdo con el principio día por año. El pasaje enumera seis puntos en tres pares que debían ocurrir durante los 490 años. (1) "Terminar la prevaricación", y "poner fin al pecado". Algunos creen que esto significa que Dios dio a los judíos 490 años para decidir si querían servirle 21 a él o a ellos mismos.'' Otros lo ven como una referencia a la cruz donde Jesús, a través de su sacrificio, puso fin a las relaciones rotas (transgresión y pecado) entre Dios y la humanidad y nos reconcilió con Dios (2 Cor. 5:19).[4]
(2) "Expiar la iniquidad" y "traer la justicia perdurable". El sacrificio expiatorio de Cristo logró esto en la cruz. (3) "Sellar la visión y la profecía" y "ungir al santo de los santos". Para los judíos la visión y la profecía terminaron a la conclusión de las 70 semanas con el apedreamiento de Esteban (Hech. 6:12-7:60). Indicaba el fin de su posición especial como nación.
¿Por qué fue tan significativo el apedreamiento de Esteban? ¿Por qué fue su martirio más importante que el de otros en ese tiempo? El discurso de Esteban en Hechos 7 es paralelo al discurso profetice de la "disputa sobre el pacto". Cuando el Espíritu Santo vino sobre él, recibió una visión del cielo. De modo que, por definición, Esteban llegó a ser un profeta en ese momento. Al ver su discurso a través de los ojos de los profetas del Antiguo Testamento, se convierte en otro ejemplo en el cual un profeta divino trae un pleito pactual contra los representantes de la comunidad del pacto de Dios. Su muerte, por lo tanto, no es simplemente la muerte de otro mártir. Esteban es el último de los profetas del Antiguo Testamento que habla al pueblo judío como el pueblo elegido de Dios. Pero al apedrearlo también silenciaron la voz profética que se les dirigió. "Los profetas que siguieron a Esteban fueron profetas de la iglesia cristiana, no de la nación de Israel".[5]
"Para ungir al santo de los santos"
Los templos eran ungidos para inaugurar sus servicios (cf. Éxo. 40:9). El ungimiento del santuario celestial predicho en este verso señala la inauguración del ministerio sacerdotal de Cristo en el santuario celestial después de su ascensión (Heb. 9:21).
El Mesías príncipe (Dan. 9:25-27)
De nuestro estudio hemos aprendido que el punto de partida de las 70 semanas o 490 años, y por lo tanto también de los 2.300 días profetices o años literales, fue el año 457 a.C. "Hasta el Mesías príncipe", explicó Gabriel, "habrá siete semanas y 62 semanas" (Dan. 9:25). Este período de tiempo tiene dos secciones porque durante las primeras siete semanas, o 49 años, (457-408 a.C. la ciudad de Jerusalén seria restaurada. Sabemos que Nehemías terminó la construcción del muro en 444 a.C., pero como no tenemos registros históricos con respecto a Jerusalén desde fines del quinto siglo a.C. no podemos verificar si la construcción del muro terminó en 408 a.C. Sin embargo, no tenemos razones para dudar que el número de años asignados en la profecía para la tarea sea correcto. Las siguientes 62 semanas, o 434 años (408 a.C.-27 d.C., nos lleva hasta el año en el cual Jesús, después de ser bautizado, llegó a ser el Ungido. En ese tiempo, "Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret" (Hech. 10:38). Fue entonces, y no antes, que llegó a ser oficialmente el Mesías. Después de su bautismo Jesús comenzó a predicar el evangelio del reino de Dios (Mar. 1;15) y confirmó el pacto como Daniel 9:27 predijo. "Cuando examinamos los primeros días del ministerio de Cristo en busca de un evento para hacer o fortalecer un pacto, la presentación del Sermón del Móntese destaca. Jesús tomó una selección de mandamientos del antiguo pacto y los amplificó y los fortaleció, no los hizo a un lado (Mat. 5:21-48). Luego les añadió su nuevo mandamiento (Mat. 6:19-7:2)".[6] A mediados de la última de las 70 semanas (27-34 d.C.), exactamente como Gabriel le había dicho a Daniel, el Mesías fue "cortado" o muerto, y el ritual o sacrificio diario y la ofrenda perdió su significado (Dan. 9:27) —el tipo se encontró con el antitipo [es decir, el símbolo se encontró con la realidad simbolizada].
Otros tres años y medio más tarde, con el apedreamiento de Esteban en el año 34 d.C., las 70 semanas llegaron a su conclusión. "Así, con estas fechas terminales establecidas, cada fecha intermedia cae en su lugar correcto como los dientes de una rueda bien diseñada encajan uno en el otro, así las predicciones y los eventos armonizan perfectamente. Todo esto es una prueba de inspiración, y prueba también la condición mesiánica de Jesús de Nazaret".[7]
Al cerrar esta sección debemos mencionar que la aplicación de la semana número setenta al futuro, como hacen los dispensacionalistas, es claramente imposible. Gabriel dice claramente que el Mesías sería "cortado" durante la última semana. De hecho, lo precisa, diciendo "a la mitad de la semana". Una consecuencia de la muerte del Mesías sería que "el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario" (Dan. 9:26). En el año 70 d.C. las legiones romanas, bajo el mando de Tito, cumplieron esta profecía.
APLICACIÓN
Algunos han llamado a este capítulo la columna vertebral y joya de la corona de la profecía. Desde la oración de Daniel hasta la confirmación de la profecía en Daniel 9:27, el capítulo rebosa de lecciones prácticas. Desafortunadamente, debido a la limitación del espacio sólo podemos considerar una o dos:
1. Su vida de oración
Daniel, el hombre de todas las épocas, fue primero y principalmente una persona de oración. Ni su obra como estadista ni la "buena vida" en la lujosa corte de Babilonia lograron distraerlo de su comunión diaria con Dios. ¿Somos así de fieles? La oración de Daniel incluía aspectos de devoción, adoración (vers 4), confesión (vers. 5), acción de gracias (vers. 15),y peticiones (vers. 16-19).
La mayor parte de su oración consiste en confesión de pecados. Si bien Daniel vivió una vida ejemplar, se identificó libremente con su pueblo y el estigma de sus pecados: "Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente y hemos sido rebeldes" (vers. 5); "tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro" (vers. 7); y "no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios" (vers. 29 10). También reconoció que Dios estaba actuando justamente al castigarlos (vers. 14). La oración alcanza su crescendo en el vers. 19: "Oye, Señor, oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo" (vers, 19). Y Dios escuchó la oración y actuó enviando al ángel Gabriel.
2. El Mesías
El foco de la profecía en Daniel 9:24,27 es el Mesías, el tiempo de su aparición, su vida y su obra así como su muerte. Sin embargo, ninguna cantidad de conocimiento intelectual de esta profecía nos beneficiará a menos que aceptemos a Jesús como nuestro Salvador personal. Este pasaje revela una salvación, no sólo de las consecuencias del pecado, sino del pecado mismo, y, de acuerdo con el Nuevo Testamento, Dios lo ofrece gratuitamente a la humanidad. Sin embargo, no podemos comprar una salvación tan grande —sólo podemos experimentarla a través de una entrega a Jesús, quien dijo: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mat. 11:28).
Autor: Dr. Gerhard Pfandl
Nota: Tuvimos problemas con las referencias, aunque son verificables, algunas no fueron bien indicadas en el documento. Cualquier pregunta escríbenos a nuestro email.
Bibliografía
Leslie C. Allen Joel, Obadiah. Jonah, and Micah, NICOT (Grand Rapids: W. M. Eerdmans, 1976), p. 370.
Hersh Goldwurn. Daniel (Brookiyn, N. Y.: Mesorah Publications, 1979), p. 258.
W. H. Shea, Daniel 7-12, p. 57.
Referencias
Arthur. Fcrch, "Commencement Date for the Seventy Week Prophecy", en 70 Weeks, Leviticus, Nature of Prophecy, ed, Frank B. Holbrook (Washington, D. C.: Biblical Research Institute, 1986), p. 71. ↩︎
J. H. Zachary, "The God Who Sends Rain", In Great Prayers and Prayers of the Bible, Guía de Estudio de la Biblia para adultos, enero-Marzo, 2001, p. 13. ↩︎
Comentario bíblico adventista (Washington, D. C.: Review and Herald Pub. Assn., 1955), tomo 4, pp. 876,877. ↩︎
Ángel Minuel Rodríguez, Fulgores de gloria (Bogotá; Asociación Publicadora Interamericana, 2002), p. 60. ↩︎
Shea, Daniel 7-12, p. 59. ↩︎
W. H. Shea, "The Prophecy of Daniel 9:24-27", en 70 Weeks, leviticus, Nature of Prophecy, E B. Holbrook ed. (Washington, D. C.: Biblical Research Institute, 1986), pp. 95, 96. ↩︎
George McCready Pnce, The Greatest of the Prophets (Mountain View, Calif.: Pacific Press Pub. Assn., 1955), p. 257 257. ↩︎