El Diluvio

Arqueología bíblica Mar 29, 2017
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Introducción

El diluvio fue un evento verosímil constatado así por las evidencias arqueológicas. Más allá de la Revelación que Dios mismo ha provisto, no nos ha dejado en la incógnita si en realidad sucedió. Aunque su palabra escrita es verdad, la distorsión sobre ella ha sido titánica, pese a que las limitaciones humanas pretender alcanzar el nivel para interpretar lo divinamente estipulado. El diluvio hizo parte del pasado. Fue un evento que ocurrió hace miles de años.

Sin embargo, hay evidencias que constatan la veracidad de la afirmación que atañe al decir que: (1) el diluvio ocurrió, y que (2) fue estipulado como realidad en la escritura bíblica. La realidad sumida allí es viable cuando se interpreta Génesis 1-11 como literal, no semiótico. So pretexto de atribuir un tinte de verosimilitud al dilema (para muchos) del diluvio, se dilucidarán ciertos testimonios dados por los campos de la ciencia, y también se dará una aproximación a lo que la Biblia tiene que decir sobre este hecho.

Mitos y leyendas sobre un diluvio universal

Antes de tomar los apartes científicos y las evidencias que comprueban un diluvio universal, es importante analizar cómo en diferentes culturas se habla de un evento de tal magnitud, mostrando además una tradición constante con respecto a este hecho.

En la cultura griega

Este es un mito griego en donde el dios Zeus se había molestado con la raza humana y Deucalion, por consejo de Prometeo, construyó un arca en donde puso todo lo necesario y se embarcó en ella con Pirra, su esposa. Zeus con abundante lluvia inundó la mayor parte de la Helade, de modo que perecieron todos los hombres excepto unos pocos que huyeron a las elevadas montañas de las cercanías. Decaulion, llevado en el arca a través del mar desembarcó y ofreció un sacrificio a Zeus. “Por mediación de Hermes, Zeus le concedió lo que quisiera y él eligió que hubiera hombres. Ante el asentimiento de Zeus, cogió piedras y las arrojó por encima de su cabeza, y las que arrojó Decaulión se hicieron varones y las que arrojó Pirra mujeres”[1]

En la cultura azteca

Existe un mito en el cual hay un cataclismo que dio origen a esta cultura y del que Coxcox se salvó junto con su mujer Xochiquetzul en una barca, (o según otras tradiciones en el tronco de un ahuechuete), el cual finalmente encalla en un monte llamado el Colhuacan. Los pueblos de Michoacan conservan la tradición en donde Coxcox (a quien llamaban Tepzi) se embarcó con su mujer, hijos, y muchos animales, además de muchos granos de la tierra. Cuando el dios Tezcatlipoca ordenó que las aguas se retirasen, Tepzi envió un zopilote (ave de rapiña), el cual al ver la cantidad de muertos no volvió. Tepzi envió luego a otras aves de las cuales solo un colibrí volvió con un pequeño ramo de flores en su pequeño pico.[2]

En la cultura mesopotámica

El dios Enil perdió la paciencia. Llamo a Enki y le ordenó que, sin dilación, enviase una tormenta tan tremenda que lo inundase todo y aniquilase a todo ser viviente de la faz de la tierra. Utanapistim fue advertido por el dios Ea, para hacer un barco y salvarse del diluvio. Este barco tocó tierra en el monte Nisor. Al final, los dioses se enojaron entre ellos y cada uno culpó a otro tanto de la destrucción causada como de haber advertido a tiempo a aquel mortal para salvarle. Acusaron a Ea de haber avisado a Utanapistim y él se defendió protestando: “¡A quién se le ocurre hacer un diluvio!” los dioses creyeron que Utanapistim lo había averiguado en sueños y le concedieron la vida eterna.[3]

En la cultura hindú

Existe una leyenda en la que Vishnu se le aparece a Vaivasvata Manu como un pez, llamado Matsya, que encontró y salvó. Este lo trasladó a cuerpos de agua más grandes a medida que crecía (el pequeño pez). Finalmente, sólo el océano podía sostener Matsya. Entonces Manu se dio cuenta de que este maravilloso pez debía ser Vishnu, a quien adoraba. Matsya advirtió a Manu de la inundación y le hizo atar un barco al gran cuerno del pescado. De este modo, el buque quedó protegido de las grandes tormentas hasta que la inundación disminuyó.[4]

En la cultura China

En tiempos pasados ocurrían con frecuencia numerosas inundaciones y el sabio emperador Yao envió a Gun a luchar contra estas. Gun construyó represas para contener las inundaciones… por pedido de Shun, Yu ahondó el canal y se cavaron otros canales para dirigir la corriente del agua hacia el mar. Gracias a sus trece años de esfuerzo, las personas pudieron establecerse tranquilamente en las llanuras.[5]

Interpretaciones

En este apartado se especificará de forma concisa, pero a su vez formal, algunas catalogaciones que impulsan al Diluvio como un aspecto real. Los campos de verificación científica han hecho grandes aportaciones que, a partir de interpretaciones fidedignas, han constatado directa e indirectamente la fiabilidad del relato del Génesis. Con base en la anterior postulación, se dará a continuación una presentación de cómo la verificación epistemológica científica soporta de alguna u otra forma la veracidad del Relato, por antonomasia contextual.

Catastrofismo y Uniformismo

Hay dos posturas que permiten entender qué aconteció y por qué las cosas son así hoy. La diferencia entre estas, radica precisamente en la interpretación de lo sucedido; los preconceptos aquí son los conducentes que permiten vislumbrar una posible interpretación. El “catastrofismo” enseña que lo presente es el resultado de situaciones fatídicas y extremas que sucedieron en la naturaleza. Es decir, el presente, el ambiente, la atmósfera, la simetría distorsionada de la superficie, los riscos y demás, son consecuencias de eventos catastróficos.

Por ejemplo, la evidencia fósil demuestra que el continente en el Polo Sur, la Antártida, como Groelandia en el Norte, en un tiempo estuvo cubierto de bosques. Sin embargo, hoy estas regiones están cubiertas por enormes capas de hielo[6]. So pena de llevar a una interpretación errónea, “el catastrofismo radica su esencia en dos formas, claro, para efectos del diluvio: (1) la sustentación plena que postula la Escritura, y (2) la evidencia que otorga la columna geológica”[7] Así que, el catastrofismo pone de manifiesto su explicación a, por ejemplo, la geología de la tierra, con base en un evento con provocaciones a escala global.

Ahora, hay otro sistema que interpreta la realidad: el Uniformismo. Tal concepto se desarrolla con base en un cientificismo desmesurado. Lacónicamente, se podría presentar el Uniformismo como “el concepto de que los procesos geológicos ocurren por la acción de las leyes naturales invariables y por procesos observables hoy; las regulaciones mismas de las leyes proveen el marco esencial y necesario para la interpretación de los fenómenos, a escalas cuánticas y a nivel macro”.[8]

Evidencias del Diluvio

El diluvio relatado en el libro de Génesis se produjo por violentas tempestades que acumularon agua en la suficiente profundidad como para inundar completamente la superficie de la tierra antediluviana. Además del agua, hubo inmensas olas y fuertes vientos. Los movimientos de la corteza terrestre quebraron la superficie en zonas donde antes había altas elevaciones que se convirtieron en cuencas de océanos y los mares antediluvianos se levantaron y formaron montañas[9]. Si una catástrofe semejante a la que describen las Sagradas Escrituras realmente ocurrió, debería haber muchas evidencias en la tierra de tal evento. La estructura geológica de la tierra es compleja y debe haber habido muchas actividades que ocurrieron desde aquel evento que disfrazan parcialmente la evidencia.

Grandes depósitos sedimentarios

Las rocas sedimentarias son extremadamente numerosas. Según Waterman, el 75% de la superficie de la tierra son rocas expuestas de clase sedimentarias[10]. Muchos de estos depósitos son tan profundos que uno de los problemas más difíciles para el geólogo es determinar la fuente de estos sedimentos. Las capas de sedimentación son tan abundantes que la probabilidad de que tal ocurrencia fuesen dadas por repercusiones geológicas simples es del todo obsoleto, no aceptable. Gombrich sostiene que “un diluvio de suficiente extensión como para cubrir toda la tierra y una tormenta de gran violencia con una tremenda acción del oleaje que revolviera las turbulentas aguas o en el barro blando, uno pueda explicar el transporte de sedimentos desde grandes distancias y el rellenamiento de depresiones a pesar de las alturas o extensiones de los parajes adyacentes”[11]. Un ejemplo para ilustrar la percepción anterior sería lo que ocurre en las Montañas Septentrionales. Allí se encuentran expuestos más de 1.200 metros de estratos sedimentarios, algunos de los cuales hayan demostrados ser depuestos rápidamente.

Carbón

Tal vez la evidencia más contundente de un diluvio se ve en las extensas reservas de carbón. Naturalmente, no hay procedimiento o proceso que se acerque a dar una aproximación sobre este suceso. Hay dos teorías que conciernen a tratar de aliviar la disputa. La primera es por “acumulación autóctona”, la cual concierne a una preservación de objetos en un lugar concreto que, a su vez, cuando pasan a ser carbón quedan en el mismo sitio de su deposición. La segunda es “acumulación alóctona” que es entierro de material arrastrado o traído de otro lugar. En relación a lo anterior, White comenta que “antes del diluvio había inmensos bosques. Los árboles eran mucho más grandes que cualesquiera de los árboles que vemos ahora. Eran de gran duración. No sufrían deterioración por centenares de años.

Cuando ocurrió el diluvio, estos bosques fueron rotos y enterrados en la tierra. En algunos lugares grandes cantidades de estos inmensos árboles fueron arrojados juntos y cubiertos de tierra por las conmociones del diluvio. Desde entonces se han petrificado y convertido en carbón, lo que explica las grandes capas de carbón que hoy se encuentran. Este carbón ha producido petróleo”[12]. Robertson apologiza la corriente uniformista cuando habla del carbón en estos términos: “los geólogos han afirmado que las deposiciones lentas de restos orgánicos en ciénagas y pantanos y la sumersión y entierro de la superficie terrestre por el levantamiento del nivel del mar pueden explicar los depósitos de carbón. Sin embargo, es más difícil aceptar esta teoría que la de una catástrofe mundial como causa del entierro de sustancias vegetales a gran escala”[13].

En paralelo a lo anterior, los grandes yacimientos de carbón que, a su vez inmediata, se convierten en petróleo, no puede haber ocurrido por levantamiento paulatino y deposición gradual, sino que debe haber ocurrido gracias a un evento de implicaciones mayúsculas.

Fósiles

La preservación de los restos de un animal, humano, planta, o plasmación temporal (huellas), son evidencia explícita de la existencia de un ser. En las capas geológicas y a través de la columna estratigráfica o geológica, se pueden divisar restos completos e incompletos de organismos, ya sean vegetales o animales, que vivieron en su forma, murieron, y con el tiempo han dado evidencia a través del fósil. Las circunstancias del ambiente deben ser las necesarias. Aunque la fosilización es un proceso de formación y a la vez degradación, la evidencia es verosímil dada la consistencia de sus restos.

El cientificismo, como afirma Pound al momento de dar una mirada a la cuestión del diluvio, afirma que “la evidencia radicada en los fósiles es una prueba contundente de una evolución geológica continua. Hubo organismos que vivieron hace millones de años y, gracias al ambiente, fueron puestos en evidencia a través del método de la fosilización que, a decir verdad, es un intercambio de nutrientes, proteínas, y otros compuestos…”[14]. Tal compendio está ilustrado desde lo científico, o en su extensión contextual, Uniformismo.

Ahora, el catastrofismo afirma que, por ejemplo, Dwight quien fue pionero del creacionismo en Norteamerica del siglo XX, “las implicaciones del diluvio del génesis fueron tales que removieron los cimientos de la tierra y, aquellos fósiles que estaban radicados en la profundidad del cosmos, fueron sacados a la superficie. En tales términos, gracias al diluvio se ha obtenido la evidencia necesaria para el estudio de aquellos organismos que vivieron hace mucho tiempo”[15]. La categorización de los fósiles como tempranos o tardíos se dieron pese al lugar en donde estaban los organismos al momento de convertirse en fósiles. El cementerio fosilífero es abarcante. La comprensión del diluvio avistará un desafío al momento de interpretar la realidad de los fósiles. Asignando un ejemplo a lo anterior, Whitcomb hablando sobre la desaparición de los dinosaurios, afirma que “muchas teorías se han propuesto para explicar la extinción repentina de los dinosaurios en todo el mundo. Cada teoría podría explicar la desaparición repentina de ciertos de estos animales en distintas partes. El relato de los dinosaurios es como un misterio con las últimas páginas arrancadas. Esto es cierto que el palenteólogo lo sabe. El diluvio bíblico nos da una solución satisfactoria”.[16]

Breve reseña del diluvio descrito en la revelación

La biblia presenta el relato del diluvio, como un castigo por la maldad de la raza humana. Este hecho es descrito en Génesis 6 – 9, donde se cuenta, como el pensamiento del ser humano “era de continuo al mal” y sus acciones lo habían llevado a un nivel de degradación absoluta. Sin embargo, en medio de este panorama, Noé halló gracia delante de los ojos de Jehová, y es encomendado para construir un arca donde entraría una gran cantidad de animales, y las personas que creyeran a los mensajes de amonestación que este proclamaba. Noé por mucho tiempo “perseveró en sus intentos por conducir a los hombres al arrepentimiento y a Dios. Cada golpe que se daba en el arca equivalía a una predicación. Noé dirigía, predicaba y trabajaba, mientras la gente lo contemplaba con asombro y lo consideraba fanático.”[17]

Cuando el arca quedó terminada pasaron siete días, Noé y su familia habían entrado en el arca, pero no apareció señal alguna de la inminente tempestad. “Durante ese tiempo se probó su fe. Fue un momento de triunfo para el mundo exterior. La aparente tardanza confirmaba la creencia de que el mensaje de Noé era un error y que el diluvio no ocurriría.”[18] Pero al octavo día, nubes oscuras cubrieron la tierra, y se desató una gran tormenta, “Los fundamentos del abismo también se rompieron. Chorros de agua surgían de la tierra con fuerza indescriptible, arrojando rocas macizas a cientos de metros de altura, para luego caer y sepultarse en las profundidades de la tierra.”[19]

Las aguas subieron rápidamente y a pesar de los intentos de las personas por salvar sus vidas, estas alcanzaron y sobrepasaron las cubres más elevadas (Génesis 7:20) dando fin a la vida entonces conocida.

Pasado el tiempo las aguas disminuyeron permitiendo que el arca se estableciese sobre los montes Ararat, de donde salieron los tripulantes de este gran barco para “Fructificarse, y llenar la tierra” (Génesis 9:1) y finalmente Dios establecería un pacto con Noé y la humanidad, dejando por señal el arcoíris al cual “las manos del Altísimo le habían dado forma y lo habían colocado en el cielo como señal de que Dios nunca más enviaría las aguas de un diluvio sobre la tierra.”[20]

Conclusión

Con base en lo expuesto, se podría concluir que el diluvio es, a partir de la escritura bíblica e interpretaciones geológicas y peleontológicas, un acontecimiento genuino. Ocurrió. Las interpretaciones hechas por el cientificismo y la crítica bíblica han querido despojar el relato del Génesis de la órbita real de sucesos. Sin embargo, la aventura hacia la exploración de lo antiguo se puede construir basado en el hecho verosímil de la Biblia. So pretexto de aceptar lo dicho, el concordismo pasa a ser una ideología que quiere sacar a Dios de la ecuación protológica a un sinsentido. Por lo tanto, a pesar de ello las evidencias geológicas y demás nos muestran la veracidad del relato bíblico.

Autores: Richard Andrey Bolaños y Juan Leonal Cardona Sarmiento

Bibliografía

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Referencias


  1. Mira Miralles, Eloy. Del caos al cosmos: la mitología clásica a través de los textos. 2012. P. 45. ↩︎

  2. Prescott, William Hickling, José Fernando Ramírez, Joaquin Navarro, and Ignacio Cumplido. Historia de la conquista de México: con una ojeada preliminar sobre la antigua civilacion de los mexicanos, y con la vida de su conquistador Fernando Cortés. México: Impreso por Ignacio Cumplido, 1846. P. 5-6. ↩︎

  3. Martos Rubio, Ana. Breve historia de los sumerios. Madrid: Nowtilus, 2012. P 79-80. ↩︎

  4. Williams, george m. Handbook of hindu mythology.Santa Barbara, California: oxford university press, 2008. P. 213. ↩︎

  5. Cao, Yaode, and Xiaomei Cao. La historia de Mencio. México, D.F.: Lectorum, 2006. P. 24. ↩︎

  6. Weaver, Warren. Las imperfecciones de la ciencia. RU. 2003. Pág. 34. ↩︎

  7. Roth, Ariel. The limitations of Science and Scientists. Dissertation showed in at College Teachers Section Meeting. United States of America, 1973, Pag. 5. ↩︎

  8. Morris, Henry. The Genesis Flood: The Biblical Record and Its Scientific Implications. Grand Rapids, MI. Baker Book House. Printed in United States of America. 2004. Pag. 56. ↩︎

  9. Steinweg, Phillip. Science and Revelation. The author is quoting to Harold Goffin, who is a professor of paleontology in Andrews University. 2001. Pag. 6. ↩︎

  10. Waterman, Richard. Evidences about Universal Flood. UK. 2000. Pag. 56. ↩︎

  11. Gombrich, Dwight. Morphology, pelenteology, and evolution. New York. Scientific American. 2009. Pag. 78. ↩︎

  12. White, Ellen Gould Harmon. Spiritual Gifts. Battle Creek, MI: Published by James White, 1858. P. 74. ↩︎

  13. Robertson, Charlie. Does flood exist? Some Biblical and Geological approaches. 2004. Pag. 90. ↩︎

  14. Pound, Marsh. Life, Man and Time. California, 1999. Pag. 23. Article taken from Michail, Jakic. Flood and several myths taking about evolution of Earth, 1997. Pag. 34. ↩︎

  15. Dwight, Edward. The New Geology. Berrien Spring, MI. 2003. Pag. 14. ↩︎

  16. Whitcomb, John Clement, and Henry M. Morris. The Genesis Flood: The Biblical Record and Its Scientific Implications. Phillipsburg, N.J.: P & R Publishing, 2011. Pag 46. ↩︎

  17. White, Ellen Gould Harmon. La historia de la redencion ; Guía de estudio de La historia de la redencion. Mountain View, Calif: Publicaciones Interamericanas, 1980. P. 65. ↩︎

  18. White, Ellen Gould Harmon. Historia de los patriarcas y profetas: el gran conflicto entre el bien y el mal ilustrado en la vida de los santos de la antigüedad. Mountain View, CA.: Publicaciones Interamericanas, 1980. P. 86. ↩︎

  19. White, Ellen Gould Harmon. La historia de la redencion ; Guía de estudio de La historia de la redencion. Mountain View, Calif: Publicaciones Interamericanas, 1980. P. 69. ↩︎

  20. Ibid. P. 73. ↩︎

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