Cristo es nuestra Pascua
El apóstol Pablo le ofreció el siguiente consejo a los corintios: "Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros" (1 Corintios 5:7 | RV). Este consejo fue dado en el contexto de la inmoralidad permitida en la iglesia de Corinto. El apóstol claramente establece que Cristo es nuestra pascua. Este hecho implica que la pascua era un tipo de Cristo. No se puede pasar por alto el hecho que fue durante la cena pascual que Cristo introdujo la cena del Señor (Mat. 26:17-29; Mr. 14.12-25; Lc. 22.7-23; Jn. 13.21-30; 1 Co. 11.23-26). Según el bautismo tomó el lugar de la circuncisión (Col. 2:11-13), la cena del Señor ocupó el lugar de la pascua. El tipo y el antetipo se encontraron y la sombra se encontró con la realidad.
Cristo, como "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", "por el sacrificio de sí mismo" recibió el castigo por los pecados de la humanidad (Isa. 53:6; Juan 1:29; Hebreos 9:26). Él vino y ofreció su sangre, derramada por los pecados de la humanidad (Lucas 22: 17-20). El profeta Isaías dice lo siguiente al respecto: "Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca" (Isaías 53:7 | RV). Definitivamente, Cristo fue tipificado por el cordero pascual. Una vez Cristo fue sacrificado, él se convirtió en nuestra pascua y en nuestro cordero pascual. Por lo tanto, bajo el nuevo pacto no servimos bajo el tipo, sino bajo la realidad que representaba el tipo.
"La inmolación del cordero pascual era una sombra la muerte de Cristo. Pablo dice: “Cristo, nuestro cordero pascual, ya ha sido sacrificado”. 1 Corintios 5:7. La gavilla de las primicias del trigo, que en tiempo de la Pascua era mecida ante el Señor, era típico de la resurrección de Cristo..." – {CES 81.5}
"Esos tipos se cumplieron no sólo en cuanto al evento sino también en cuanto al tiempo. El día 14 del primer mes judío, el mismo día y mes en que por quince largos siglos el cordero pascual había sido inmolado, Cristo, después de haber comido la Pascua con sus discípulos, instituyó esa fiesta que debía conmemorar su propia muerte como “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. En esa misma noche fue aprehendido por manos impías para ser crucificado e inmolado. Y como antitipo de la gavilla mecida, nuestro Señor fue resucitado de entre los muertos al tercer día, las “primicias de los que murieron”, un ejemplo de todos los justos que resucitarán, cuyo “cuerpo miserable” será transformado y hecho “como su cuerpo glorioso”. 1 Corintios 15:20; Filipenses 3:21, NVI. – {CES 81.6}
Aquellos que insisten en celebrar las fiestas solemnes del primer pacto no entienden que Cristo es nuestra pascua. Todas estas fiestas solemnes estaban asociadas con sacrificios. El apóstol claramente afirma que los sacrificios cesaron (Hebreos 10:1, 2). Según Hebreos 9:1-10, las ordenanzas de culto del primer pacto fueron una medida temporal hasta Cristo. Estas fiestas tienen un valor histórico-espiritual asociadas con el primer pacto. Además, estas fiestas tienen una proyección profética asociada con la primera venida del mesías y que se remonta hasta su segunda venida. El elemento ceremonial asociado con estas fiestas fue una medida temporal hasta Cristo. Los primeros cristianos celebraban la cena del Señor durante la pascua. Como podrá observar el lector, la cena del Señor tomó el lugar del ritual de la pascua, así como el bautismo tomó el lugar de la circuncisión.
Bajo el nuevo pacto existe un nuevo orden sacerdotal. El sacerdocio de Cristo es según el orden de Melquisedec (Hebreos 7: 15-17). Por lo tanto, el mandamiento del sacerdocio levítico quedó abrogado (Hebreos 7:18, 19). Bajo el nuevo pacto hay un nuevo santuario: el celestial (Hebreos 8:1-5; 9:11-13), una nueva sangre: la de Cristo (Hebreos 9:14) y por cierto, los creyentes sirven bajo un nuevo pacto (Hebreos 7:15).
En vez de aferrarse a la sombra, el creyente se aferra a la realidad que tiene en Cristo. Él es nuestra pascua y fue sacrificado por nosotros. Por tal razón el apóstol afirma lo siguiente: "Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad" (1 Corintios 5:8 | RV). Esta es una celebración espiritual en el diario vivir y no un regreso a los viejos rudimentos del primer pacto.
Los cristianos celebraban la cena del Señor en la pascua. Pascua sin el sacrificio de un cordero no es pascua. La pascua que celebramos es espiritual. Lo cierto es que los primeros cristianos buscaban celebrar la cena en el día de la pascua.
Hoy celebramos la pascua espiritualmente y no necesariamente el 14 de Abib/Nissan, sino todos los días. El elemento cúltico-ceremonial asociado con la pascua quedó atrás. La pascua, además de las otras fiestas, tienen valor histórico, por lo que representaban en ese entonces, y también tienen una significación espiritual y profética debido a lo que proyectan.
No celebramos la pascua comiendo cordero y eliminando la levadura de las casas, tal y como la celebran algunos mesiánicos que conozco. Inclusive, la cena de pascua que celebran los judíos también es bastante variable. Las tradiciones entre los judíos asquenazíes generalmente incluyen albóndigas de pescado escalfado, sopa de matzo (pan sin levadura), o pollo asado, papa kugel (algo así como una cazuela) y tzimmes, un guiso de zanahorias y puré. Otros comen otras cosas. Cada grupo con su tradición. Para los cristianos, Cristo es nuestra pascua.
Por muchos años se ha llamado a la cena del Señor: pascua, en algunos grupos cristianos.