¿Cometió plagio la Hna. White en sus escritos?

Elena G. de White Oct 24, 2014
Juegos Cristianos

Hace aproximadamente veinte años, muchos Adventistas se sintieron conmovidos por las demandas de un pastor Adventista del Séptimo día de que la Sra. White había plagiado sus escritos de otros. En un libro que publicó después, el pastor colocó pasajes de sus escrituras en columnas paralelas con obras anteriores de otros autores, reclamando que ella había "copiado" sus escritos y que por consiguiente sus demandas de haber recibido su instrucción de Dios eran una mentira.

Los resultados fueron devastadores para la fe de algunos. La gente se deshizo de sus libros de Elena G.de White mediante ventas en "feria de las pulgas" y cubos de la basura. Algunos dejaron la iglesia Adventista del Séptimo día, en tanto otros se quedaron pero se enorgullecían en rechazar algunas de sus enseñanzas y prácticas que Elena G.de White había respaldado fuertemente. Incluso aquellos que no abandonaron su fe en sus escritos, estaban en algunos casos, intranquilos e inciertos sobre los cargos. Los efectos de esta controversia permanecen hasta nuestros días.

No es el Primero. Aunque tales demandas eran nuevas para muchos hace veinte años, el pastor que las popularizó no fue el primero en haberlas hecho. Tan sólo unos años antes, en los años setenta, un historiador Adventista había escrito un libro que examina el involucramiento de la Sra.White en aspectos de salud. Él concluyó, entre otras cosas, que sus consejos de salud no eran nuevos o únicos. Ella los había sacado de otros, él dijo, a pesar de sus demandas de haberlos recibido en visión. (Los Fideicomisarios de Elena G.de White prepararon una respuesta detallada a su libro, casi punto por punto.)

Durante años varias personas dentro y fuera de la iglesia han puesto en marcha demandas similares. El más influyente de los críticos de Elena G.de White fue probablemente Dudley M. Canright, un prominente pastor y evangelista en nuestros primeros años . Después de retirarse del ministerio cuatro veces en duda y desaliento, regresando cada vez, Canright finalmente dejó el ministerio y la iglesia en 1887. En 1889 él publicó un libro contra las enseñanzas Adventistas del Séptimo día , y en 1919, el año de su propia muerte y cuatro años después de la de ella, se publicó su libro contra la Sra. White. Prominente entre sus imputaciones estaba que la Sra. White había copiado los trabajos de otros.

Pero el interés en este tema incluso antecede a las demandas de Canright. En la Review & Herald del 8 de octubre de 1867, la Sra. White responde a la pregunta, "¿usted recibió sus visiones sobre la reforma pro salud antes de visitar el Instituto de Salud (operado por no adventistas) ubicado en Dansville, Nueva York, o antes de que usted hubiera leído trabajos sobre el tema? ". La Sra. White contestó que ella había recibido de hecho primero sus visiones, pero la pregunta implicó la otra posibilidad -que la fuente de su instrucción pudiese haber sido humana en lugar de divina.

¿Cómo un profeta transmite los mensajes de Dios? ¿Fue honesta la Sra. White al describir cómo ella los transmitió, considerando particularmente su uso de fuentes? ¿Obtuvo ella sus mensajes de otras personas y reclamó que eran de Dios? Estas preguntas merecen una mirada cuidadosa.

¿Cómo un profeta transmite los mensajes de Dios?

Muchas personas parecen creer que un profeta que recibe instrucción de Dios lo entrega exactamente como Dios se lo dio, sin referencia a otros materiales de cualquier tipo. Algunos en el mundo evangélico creen que Dios incluso le dio al profeta las palabras exactas en que hablar y escribir los mensajes. Ellos ven al profeta como un secretario pasivo que meramente transcribió las palabras del Espíritu Santo. En tanto los Adventistas del Séptimo día nunca han adoptado ese punto de vista, habiendo de hecho seguido el registro hasta un Congreso de la Asociación General en contra de éste punto ya en 1883,[1] algunos miembros de iglesia pueden sostener tal punto de vista, quizás sin realmente haberlo pensado bien.

Claramente, en tanto los escritores de la Biblia recibieron sus mensajes de Dios, ellos no recibieron típicamente la redacción deÉl, o una redacción esperada para que todos se parecieran bastante. Nosotros podemos fácilmente diferenciar las cartas de Juan de las epístolas de Pablo, sólo por el estilo y vocabulario. Sus propias mentes están en el trabajo, ideando y formando sus mensajes inspirados por Dios en las palabras de su propia elección.

Además, los escritores de la Biblia pidieron prestado el idioma entre si e incluso de autores no bíblicos para hacer hincapié en los puntos que ellos deseaban.[2] Y nosotros notamos que los primeros tres escritores del evangelio tienen mucho material en común, algunos de ellos -pero no todos-utilizando exactamente las mismas palabras. Estas cosas sugieren que la redacción no viene de Dios, y que los escritores de la Biblia eran libres de utilizar palabras no sólo de otros escritores inspirados, sino incluso de autores comunes, para transmitir los mensajes que ellos fueron inspirados a decir.

Recogiendo y Seleccionando

Lo que es más, en la introducción a su evangelio, Lucas nos dice que él recogió sus hechos de aquellos que "desde el principio eran testigos" y quienes "lo entregaron a nosotros" (1:1-4). En este caso, la inspiración le ayudó a que él seleccionara la información proporcionada por otros , y con precisión pusiera por escrito la información sobre Jesús que Dios quiso que fuese entregada.

A la luz de estos ejemplos de las Escrituras de cómo la inspiración trabaja, ¿sobre qué base nosotros podemos insistir, como el pastor crítico de Elena G.de White parece hacer, de que si el material no es original para el profeta, si muestra cualquier relación a escritos anteriores, el uso que el profeta hace de èl no es por lo tanto inspirado?. En base a lo que encontramos en la Escritura, nosotros debemos concluir que la originalidad no es una prueba de inspiración.

De bastante interés, este mismo punto aparece en un libro que Elena G.de White poseyó y valoró, uno que fue escrito durante su niñez. La introducción al libro, El Gran Maestro, por John Harris, contiene esta declaración:

Originalidad imposible. "Suponga por ejemplo, que un profeta inspirado se aparece en la iglesia, para agregar un suplemento a los libros canónicos,-qué Babel de opiniones encontraría que existe sobre casi cada aspecto teológico! -y cuan altamente probable es que su ministerio consistiría, o parecería consistir, en la mera selección y ratificación de aquellas opiniones que estén en concordancia con la mente de Dios. La originalidad absoluta parecería ser casi imposible. La mente inventiva de hombre ya ha dado forma a opiniones especulativas en casi cada forma concebible; anticipando y robando al futurode su proporción justa de novedades; y dejando muy poco más, incluso a un mensajero divino, sino que el oficio de tomar algunas de estas opiniones, e impresionándolos con el sello del cielo".[3]

El Congreso de1883 de la Asociación General dejó registrada la creencia de nuestros pioneros: "Nosotros creemos que la luz dada por Dios a Sus siervos es mediante el esclarecimiento de la mente, impartiendo así los pensamientos, y no (excepto en casos excepcionales) las mismas palabras en que las ideas deben ser expresadas".[4] Las palabras precisas, entonces, no eran el centro. Ellos buscaban cuidadosamente el pensamiento que se estaba expresando. Si las palabras entregaran oportunamente el pensamiento , no se hacía mayor asunto en esas circunstancias si el (la)profeta los había pensado o los había adaptado de algún otro autor que había expresado bien las materias.

¿Fue honesta la Sra. White al describir cómo ella transmitió sus mensajes, sobre todo acerca de su uso de fuentes?

En respuesta a otra pregunta en el mismo artículo de la Review (Revista Adventista en inglés) referido precedentemente, la Sra. White escribió, "Aunque yo soy tan dependiente del Espíritu del Señor al escribir mis visiones como en recibirlas, sin embargo las palabras que yo empleo en describir lo que he visto son mías, a menos de que sean aquellas dichas directamente por un ángel, las cuales siempre encierro entre comillas de cita" El pastor que acusó a la Sra. White de copiar , volvió esta declaración contra ella, reclamando que las palabras no eran "suyas" sino tomados de escritos de otras personas. Él cuestionó su honestidad en informar cómo ella trabajaba.

Lo que ella sostuvo

Pero en el contexto, la Sra. White no estaba sosteniendo originalidad sino responsabilidad. La pregunta a la que ella estaba contestando tenía que ver con supuestos conflictos entre sus descripciones del largo en la Reforma del vestido que ella había visto en visión. En respuesta, ella observó que nunca se le había dado la longitud del vestido en pulgadas ni en ningún otro término que ella había utilizado para describirlo. Le había sido mostrado el vestido pero se le dejó a ella describir su longitud en palabras de su propia elección. Esto es lo que ella quiso decir con "Las palabras son mías."

Así entonces, en el cumplimiento de su responsabilidad de traspasar los conceptos que Dios le había dado,¿tomó a veces la Sra. White palabras y expresiones de otros, aún sin dar el crédito? Sí, ella lo hizo. Y ella no hizo ningún secreto de ello. De hecho, ella lo declaró llanamente en la introducción a uno sus libros de mayor circulación, El gran conflicto, y dio sus razones para hacerlo:

"Los grandes acontecimientos que marcaron los pasos de reforma que se dieron en siglos pasados, son hechos históricos harto conocidos y universalmente aceptados, que nadie puede negar. Esa historia la he presentado brevemente , de acuerdo con el fin y objeto de este libro y con la concisión que necesariamente debe observarse, condensando los hechos en forma compatible con una clara inteligencia de las enseñanzas consiguientes. En algunos casos cuando he encontrado que un historiador había reunido los hechos y presentado en pocas líneas un claro conjunto del asunto, o agrupado los detalles en forma conveniente, he reproducido sus palabras, no tanto para citar a esos escritores como autoridades sino porque sus palabras resumían adecuadamente el asunto. Y al referir los casos y puntos de vista de quienes siguen adelante con la obra de reforma en nuestro tiempo, me he valido de forma similar de las obras que han publicado." (El Conflicto de los Siglos, Págs. 12, 13)

La Práctica de Wesley

John Wesley, el fundador del siglo 18 del Metodismo (en el que Elena G.de White creció ), describió su propio práctica en la documentación de sus fuentes. "Hubo una duda en mí durante algún tiempo", Wesley escribió, "si yo debiera adjuntar a cada nota que recibo el nombre del autor de quien fue tomada; sobre todo considerando que yo había transcrito algunas, y resumido muchas más, casi en las palabras del autor. Pero luego de considerarlo, resolví no nombrar a ninguno, así nada podría desviar la mente del lector mantenerse cerca del punto de vista, recibiendo lo que se hablaba, sólo según su propio valor intrínseco".[5]

El punto de vista de Elena G.de White parece similar a Wesley. Su interés primario fue que las personas entendieran su mensaje. Ella no sentía ninguna necesidad de citar a otros escritores "como autoridad." Lo que ellos habían escrito simplemente podría servir como "una presentación ya preparada y eficaz del asunto." Para ponerlo en las palabras de Wesley, ella no quiso nada que "desviara la mente del lector de mantenerse cerca del punto de vista."

Las normas de la época

¿Era tal práctica aceptable en los días de la Sra. White? Sí. Uno de nuestros editores del Comentario Bíblico encontró que era una práctica común entre los autores religiosos del siglo 19. "Mientras editábamos el Comentario Bíblico Adventista", él escribió, "tuve ocasión de comparar treinta comentarios bíblicos del siglo diecinueve sobre 1a de Corintios. La primera cosa que yo noté fue hasta que punto éstos escritores del siglo diecinueve, muchos de ellos bien conocidos y respetados, se copiaron cantidades significativas de material entre si sin dar crédito una sola vez. Concluí que laséticas literarias del siglo diecinueve, incluso entre los mejores escritores , aceptaban, o por lo menos no hacían cuestionamientos serios, respecto del generoso préstamo literario sin dar crédito. Elena G.de White reconoció francamente el pedir prestado de varios escritores históricos en el proceso de escribir El Gran Conflicto, a veces con y a veces sin crédito. No es justo juzgar a un escritor del siglo diecinueve por nuestras normas de hoy. Debemos juzgarlos por sus normas y prácticas aceptadas de sus propios días".[6]

El hijo de Elena G.de White y principal auxiliar en la última parte de su vida, William C. White, informó que Dios le reveló a ella que en los escritos de otros ella encontraría la verdad expresada en una manera aceptable que le ayudaría a traspasar los mensajes que se le habían dado. "En su experiencia temprana cuando ella estuvo penosamente angustiada por la dificultad de poner en idioma humano las revelaciones de verdades que le habían sido impartidas, se le recordó el hecho que toda la sabiduría y el conocimiento viene de Dios y se le aseguró que Dios le daría gracia y guía. Se le dijo que en la lectura de libros religiosos y periódicos, ella encontraría gemas preciosas de verdad expresadas en lenguaje aceptable, y que se le daría ayuda del cielo para reconocer éstas y separarlas de la basura de error con que a veces las encontraría asociadas". [7]

Esta habilidad de distinguir la verdad del error nos trae a nuestro punto siguiente y al testimonio de un científico no adventista.

La pregunta clave se reduce a esto:

¿Recibió la Sra. White su mensaje de otras personas y luego sostiene que vino de Dios?

El Dr. Clive McCay, una renombrada autoridad en nutrición medio siglo después de los días de la Sra. White, dijo que usted no puede responder tan fácilmente a esto por lo que ella escribió. El Dr. McCay, un Unitario que enseñó historia de la nutrición en la Universidad de Cornell, recibió una copia del libro Counsels on Diet and Foods (Consejos sobre el régimen alimenticio) de un estudiante graduado Adventista. Él se sorprendió de lo que leyó allí, cada declaración identificada por el año de su publicación. Para cada año señalado, el Dr. McCay sabía quién había estado escribiendo sobre nutrición y lo que ellos habían escrito. "Quién fue esta Elena G.de White", él preguntó, "y por qué yo no he oído hablar de ella antes?"

Impresionado

El Dr. McCay fue tan impresionado por los escritos sobre nutrición de Elena G.de White que él escribió una serie de tres artículos para la Review (Revista Adventista en inglés). Note una porción de su resumen final:

Para resumir la discusión: Cada especialista moderno en nutrición cuya vida se dedica al bienestar humano debe impresionarse... por los escritos y liderazgo de Elena G.de White.

En primer lugar, sus conceptos básicos sobre la relación entre la dieta y salud se han verificado hasta un grado inusual por los adelantos científicos de las últimas décadas. Alguien puede intentar explicar este hecho notable diciendo: 'La Sra.White simplemente pidió prestadas sus ideas de otros.' ¿Pero cómo habría podido ella saber qué ideas pedir prestado y qué rechazar de la serie desconcertante de teorías y enseñanzas de salud en uso en el siglo diecinueve? Ella tendría que haber sido una persona de lo más sorprendente, con conocimiento más allá de su tiempo para hacer esto con éxito! . . .

A pesar de que las obras de la Sra. White fueron escritas mucho tiempo antes del advenimiento de la nutrición científica moderna, no existe una mejor guía completa disponible hoy.[8]

Desde los años en que el Dr. McCay hizo sus observaciones, los adelantos científicos han confirmado su conclusión -y los conceptos de Elena G.de White sobre la relación entre dieta y salud- aún con más firmeza.

La sal

El Dr. McCay se refirió a la dificultad de seleccionar exitosamente el consejo correcto desde la masa de enseñanzas incorrectas existentes en los días de la Sra. White. Un ejemplo es el uso de la sal. Algunos médicos estaban literalmente matando a sus pacientes con grandes dosis de sal. Otros, como el Dr. Trall, un popular reformador de la salud entre los Adventistas del Séptimo día, reconoció la causa de estas muertes y reaccionó prohibiendo cualquier tipo de sal, diciendo que era un veneno.

¿Cuál fue la posición de la Sra. White? "Yo uso un poco de sal, y siempre lo hago, porque por la luz que Dios me ha dado, sé que este artículo en lugar de ser deletéreo, es en realidad esencial ara la sangre. No conozco cuál es la razón de este asunto, pero le doy la instrucción como me ha sido dada." (CRA pág. 410). Ella no siempre dio la razón, los "por qué y por cuanto", pero el consejo era correcto y seguro de seguir.

Y su consejo ha resistido la prueba científica del tiempo. La confirmación, sin embargo, no siempre es inmediata. Tomó aproximadamente 120 años para la ciencia establecer la verdad de sus advertencias sobre el tabaco. Y algunas cosas que ella enseñó no han sido todavía confirmadas por la ciencia. Pero "el camino trazado" es lo suficientemente visible para que no necesitemos rechazar esos consejos simplemente porque la ciencia no los ha demostrado todavía. Y este camino trazado también hace insostenible decir que ella simplemente recibió sus ideas de otros y las llamó propias. Como observó el Dr. McCay , ella no podría haber hecho esto con tanto éxito.

Nada Nuevo

Algunos Adventistas del Séptimo día han creído -equivocadamente- que los consejos de salud de la Sra. White eran nuevas ideas, no oídas antes de que ella las hubiese recibido. Nosotros ya hemos visto que éste normalmente no era el caso. Nuestros pioneros, de hecho, negaron específicamente que en materias de salud la Sra.White fuese la primera en sostener los principios que ella enseñó. En 1866, el pastor J. H. Waggoner escribió en la Review and Herald (Revista Adventista en inglés), "Nosotros no profesamos ser los pioneros en los principios generales de la reforma pro salud. Los hechos en que este movimiento se basa han sido elaborados, en gran medida, por reformadores, médicos, y escritores en fisiología e higiene, y pueden encontrarse esparcidos a través de la tierra. Pero nosotros sostenemos que por el método de la elección de Dios [las visiones dadas a Elena G.de White] han sido más claramente y poderosamente desplegados, y está de este modo produciendo un efecto que nosotros no podríamos haber previsto por cualquier otro método".

El pastor Waggoner fue más allá al resaltar un punto importante sobre sus (de ella) principios de salud: "Como meras verdades fisiológicas e higiénicas , ellas podrían estudiarse por algunos a su gusto, y por otros ser dejados de lado como de pocas consecuencias; pero cuando se colocan en un mismo nivel con las grandes verdades del mensaje del tercer ángel por la sanción y autoridad del Espíritu de Dios, y declaradas para ser los medios con que personas débiles pueden hacerse fuertes para vencer, y nuestros cuerpos enfermos limpiarse y estar listos para la traslación, entonces viene a nosotros como una parte esencial de la verdad presente, para ser recibidas con la bendición de Dios, o rechazadas a riesgo nuestro".[9]

La motivación

Esta conexión entre la salud y la santidad dieron un fuerte factor motivacional que ayudó a que las personas hicieran los cambios necesarios en la dieta y en la forma de vida. Otros reformadores de salud de los días de la Sra. White, y los posteriores, no ofrecieron tal motivación, y su trabajo mostró por lejos menos efecto . El Dr. McCay hizo un comentario sobre la diferencia, al parecer sin reconocer su origen. Uno de sus otros puntos del resumen era, "Todos los que intentan enseñar nutrición difícilmente pueden concebir un liderazgo como el de la Sra. White que fue capaz de inducir a un número sustancial de personas para mejorar sus dietas".[10]

Como resultado de la instrucción que ella recibió en visión, la Sra.White tenía un mensaje dado por Dios para traspasar. Otros pueden haber concebido algunos de los mismos puntos antes . Ella incluso puede haber utilizado o adaptado sus palabras para concebir dichos puntos de vista. Pero ella puso el material en una estructura que era propia, y así tenía nuevo valor y nuevo poder.

El Testimonio de un abogado

Vincent L. Ramik, un prominente y respetado abogado en derechos de propiedad literaria en Washington, D.C., notó este poder. En 1981, en medio de nuevos y renacidos cargos de plagio, la oficina legal de la Asociacion Geneal (la Oficina del Consejero General) usó fondos donados en forma privada para contratar a Ramik para investigar la causa legal y la evidencia literaria que demostrasen si la Sra.White era culpable de plagio, piratería literaria, o infracción de los derechos de propiedad literaria. Ramik, un Católico romano, gastó unas 300 horas repasando los casos y leyendo la evidencia literaria. Además de examinar las presentaciones de los críticos, él tomó ejemplos de lo que él llamó "una gran sección cruzada de sus libros", incluso la lectura completa de El Gran Conflicto. En materias legales, él concluyó, "Si yo tuviera que verme involucrado en tal caso legal [con respecto a los cargos de plagio, piratería, e infracción de los derechos de propiedad literaria contra Elena G.de White], yo había mejor en aparecer como consejero de la defensa [para Elena G.de White] que para la prosecución. Simplemente no hay pleito o causa legal! "

Una parte importante de su opinión legal fue su observación con respecto a cómo la Sra. White había usado las escrituras de otros. "Elena G.de White usó las escrituras de otros", él dijo, "pero de la manera como ella los usó, los hizo singularmente suyos, éticamente, así como legalmente. E, interesantemente, ella invariablemente mejoró lo que ella 'seleccionó!' . . . Ella estuvo bien dentro de los límites legales de 'el uso correcto', y todo el tiempo creó algo que era substancialmente mayor (y aún más hermoso) que la mera suma de las partes del componente. Y yo pienso que la mayor tragedia es que los críticos fallan de ver esto. . . .

"La línea final es: Lo que realmente cuenta es el mensaje de la Sra. White, no meramente los escritos mecánicos -palabras, cláusulas, frases -de la Sra.White. Teólogos, me dicen, distinga aquí entre la inspiración verbal y la inspiración plena. Demasiados críticos han pasado por alto (missed the boat) el mensaje global. ¡Y es una pena, también!

"Yo, personalmente, he sido movido, profundamente movido, por aquellos escritos. He sido cambiado por ellos. Yo pienso que soy un mejor hombre hoy debido a ellos. Y deseo que los críticos pudiesen descubrir eso!"[11]

Conclusión

Nosotros hemos visto que un profeta proclama los mensajes de Dios no en palabras dadas por Dios sino en aquéllas de propia elección del profeta, que pueden incluir bosquejos tomados del lenguaje de otros. La Sra.White abiertamente declaró que ella a veces había usado los escritos de otros para ayudar a traspasar eficazmente los mensajes que le habían sido dados. Su manera de hacerlo así concordaba bien con la práctica aceptada para sus días. Y ella fue el amo de sus materiales, no su esclavo, adaptándolos a sus propósitos en lugar de repetirlos como un loro.

Los escritos de Elena G.de White hablan poderosamente aún hoy en día, mucho más poderosamente que las escrituras de las que ella dedujo varias de las palabras y expresiones. Cuando nosotros honramos el contenido de sus escritos, no tenemos nada de que estar avergonzado de la forma en los escribió.

Autor: William Fagal | Director Asociado Ellen G. White Estate Branch Office | Andrews University

Referencias


  1. Al votar la reimpresión de los volúmenes existentes de Testimonios para la Iglesia, las actas de la sesión de 1883 señalan que muchos de los Testimonios se habían preparado originalmente con prisa y tenían ciertas imperfecciones gramaticales. Los delegados votaron, "CONSIDERANDO QUE, Nosotros creemos que la luz dada por Dios a Sus siervos es mediante el esclarecimiento de la mente, impartiendo los pensamientos , y no (excepto en raras ocasiones) las mismas palabras en que las ideas deben expresarse ; por consiguiente, Resuelto, Que en la reedición de estos volúmenes, se hagan los cambios verbales acerca de quitar las imperfecciones antedichas, hasta donde posible, sin cambiar en ninguna forma el pensamiento; y además,"34. Resuelto, Que este cuerpo fija un comité de cinco para que se encargue de la reedición de estos volúmenes según los preámbulos anteriores y resoluciones" (Review and Herald, Nov. 27, 1883, pág. 741. Reproducido en Witness of the pioneers concerning the Spirit of Prophecy ( Testimonio de los pioneros acerca del Espíritu de Profecía [Washington, D.C.,: Ellen G. White Estate, 1961], pág. 54) ↩︎

  2. Las referencias marginales de muchas Biblias ofrecen referencias cruzadas a otros pasajes de las Escrituras que un escritor puede estar citando o puede aludir . En Hechos 17:28 Pablo cita a Epiménides el cretense (siglo 6 A.C.) y al poeta Aratus (c. 270 A.C.), un amigo de Zenón, fundador de los Estoicos; en Tito 1:12 él cita a Epiménides de nuevo. ↩︎

  3. John Harris, The great teacher (El Gran Maestro), 2 ed., 1836, pp. xxxiii-xxxiv, . ↩︎

  4. Ver nota 1. ↩︎

  5. John Wesley, Explanatory notes upon the New Testament (Notas Explicativas soobre el Nuevo Testamento), (Londres: Epworth Press, 1948 reimpresión), Prologue, pág. 8, . También citado en F. D. Nichol, Ellen G.White and her critics (Elena G.de White y sus Críticos), pág. 406. ↩︎

  6. Raymond F. Cottrell, "The literary relationship between The Desire of ages , by Ellen G.White and The Life of Christ , by William Hanna" (La relación lLiteraria entre El deseado de todas las gentes, por Elena G.de White, y La Vida de Cristo, por William Hanna) (1979), pág. 6. Disponible en Ellen G.White Estate. ↩︎

  7. W. C. White y D. E. Robinson, "Brief statements regardin the writings of Ellen G.White" ( Declaraciones breves respecto de los escritos de Elena G.de White), Ellen G. White Estate "Elmshaven" Office, 1933, pág. 5; reimpresa como un suplemento a la Revista Adventista (en inglés), el 4 de junio de 1981, y disponible en Ellen G. White Estate. ↩︎

  8. Clive M. McCay, "Adventist Health teachings further confirmed" (Enseñanzas de salud Adventistas confirmadas), Review and Herald, 26 de febrero de 1959, pág. 10. Una reimpresión de todos los tres artículos está disponible en el Ellen G. White Estate. ↩︎

  9. J. H. Waggoner, "Present truth" (La Verdad Presente), Review adn Herald, 7 de ago.1866, pág. 77, .El pastor Waggoner era un prominente pastor y editor. Su hijo E. J. Waggoner es bien conocido hoy por su parte, con A. T. Jones, en la presentación de renovados puntos de vista respecto de la justificación por la fe en el Congreso de 1888 de la Asociación General. ↩︎

  10. Clive M. McCay, "Adventist Health teachings further confirmed"(Enseñanzas de salud adventistas confirmadas), Review and Herald, 26 de febrero de 1959, pág. 10. Una reimpresión está disponible en el Ellen G. White Estate ↩︎

  11. "There simply is no case" (Simplemente no hay causa) Entrevista con Vincent L.Ramik, Adventist Review, Sept. 17, 1981, pág. 6, . Una reimpresión está disponible en Ellen G.White Estate. ↩︎

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