Carta a Filemón: Síntesis de la obra redentora de Cristo
Nuestra salvación no fue comprada con dinero o bienes de lo cual cualquiera pudiera desprenderse para dicho fin, sino con sangre (la vida) del Cordero de Dios, Cristo Jesús.
Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta. Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagare; por no decirte que aun tú mismo te me debes también. (Fil. 1:18,19)
Una vez le dije a mi sobrina de 5 años (para aquel entonces) que iba a comprarle un perro, cada vez que me visitaba me preguntaba por el perro, hasta que un día le dije que no estaba tenía el dinero completado y necesitaba ahorrar para comprarlo, ella se quedó callada y se fue, cuando regresó, me mostró su cartera con 10 dólares en billetes de uno. A diferencia de lo que me ofreció mi sobrina, Cristo se ofreció así mismo para pagar la deuda por el rescate del hombre.
Martin Lutero dijo que Cristo nunca deja de estar presenta en la carta expedida por el apóstol Pablo a Filemón, Ellen G. White escribió que es una hermosa ilustración del amor de Dios hacia el pecador. La carta a Filemón es una síntesis de la obra redentora de Cristo por la raza caída. Nosotros al igual que Onésimo nos debemos a Alguien. Onésimo se debía a Filemón por ser éste su amo y el su esclavo. Nosotros a Cristo por ser El nuestro Creador y posteriormente nuestro Redentor. A diferencia de nosotros Onésimo no tenía opción a elegir, el esclavo no tiene y nunca ha tenido derechos. Nosotros fuimos creados por Dios, debíamos obedecer y debernos a El, solo por amor, Dios solo acepta los hechos voluntarios de un corazón movido por el amor.
Tristemente nuestros primeros padres Adán y Eva se entregaron como esclavos en su rebeldía al enemigo de las almas al apartarse de Dios y escuchar al padre de la mentira [Juan 8:44]. En el momento que nuestros primero Padres hicieron eso, éramos condenado por la Ley de Dios, la cual requería nuestra muerte. Onésimo al ser un esclavo desertor estaba también condenado a la muerte. Filemón 1:10 nos dice:
te ruego (escribe Pablo) por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones
Juan 17:9 dice:
Yo (Cristo) ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son
Filemón 1:12:
el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo.
Cristo se dio en rescate por todos nosotros, los corderitos que llevaban los israelitas al templo para ser sacrificado por sus pecado prefiguraban al Cordero de Dios que quita el pecado no de uno ni de dos, sino del mundo [Juan 1:29]. Dios nos recibe como a Cristo mismo por medio de nuestra Fe en el hijo de Dios.
En el ver. 14:
pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario.
Ese fue el Getsemaní de Filemón, aceptar o no a Onésimo, no ya como esclavo. El Getsemaní representa el momento de decidir actuar bajo la voluntad de Dios o bajo la nuestra. Cristo en su Getsemaní sudó grandes gotas de sangre, Onésimo en su Getsemaní debió de pensarlo mucho, para decirle al Apóstol que el había sido esclavo y había escapado. Aún así, Onésimo se encontró con su verdadero amo, Cristo Jesús. Somos esclavos de quienes somos vencido [Romanos 6:16]. ¿Quién es tu amo hoy en día? ¿de quién eres esclavo?. No importa de quién eres esclavo, no importa quién es tu amo, lo que importa es que hoy puedes ser libre en Cristo, puedes encontrarte hoy [Hebreos 3:7, 8] como Onésimo con tu verdadero amo, Cristo Jesús.
Pablo continua rogándole a Filemón, que no reciba a Onésimo ya como esclavo, sino como un amado hermano, cuando volvemos a Dios, El nos recibe como hijos suyos y tanto gozo hay en el cielo que Cristo dijo:
habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. (Lucas 15:7)
Así como Onésimo dio el primer paso para la creación de esta epístola al acercarse a Pablo y contarle su falta y que intercediera por él, de igual manera nosotros demos el primer paso (en realidad el segundo, la Deidad ya dio el primer paso) para que nuestros nombres aparezcan en el libro de la vida del Cordero, buscando de Cristo para que interceda por nosotros delante de Dios para perdón de nuestros pecados, el único mediador entre Dios y los hombres [1 Timoteo 2:5]. Ahora Onésimo, era doblemente útil, ya que su nombre significa “útil”.
Mis amados, damos gracias cuando recibimos un regalo ya sea por nuestro cumpleaños o por cualquier otro acto o época de celebración, ¿cuánto mas deberíamos dar gracias a Dios por ése don del cielo que nos ha dado por gracia para perdón de nuestros pecados?. Únicamente la sangre preciosa de Cristo nos hace limpio ante la presencia del Dios santo a quien servimos, sólo Cristo pagó nuestra deuda, a El sea la Gloria y la Honra por todos los siglos, así sea!