Teoría del mundo de las Ideas de Platón: una perspectiva teológica
Platón ha sido para la Europa filosófica lo que Jesús al cristianismo. Estas dos figuras emblemáticas constituyen la fuente de lo cognoscible para muchas culturas y pueblos. Platón engendró, y a su vez, socavó proposiciones que se consideraban verosímiles. Tales falacias encontradas por Platón sientan bona fide a la constancia del mismo como representante de poder filosófico. Entre tanto, el movimiento cristiano ha constituido, con Jesús mismo como su fuente de autoridad, un modelo adaptativo temporal en este mundo. La subscripción a lo eterno está ligada con la filosofía de dicho movimiento. Se considera a posteriori la idea de eternidad, dado que el principio a priori no puede constituirse aquí en la tierra. Lo cognoscible a posteriori puede vislumbrarse a través la esperanza en algo. El cuestionamiento, desarrollo y subsiguiente escrito lleva como fin una simbiosis racional-abstracta, que, a su vez, es una noción platónica-cristiana.
Secuencia primaria.
La ponencia sobre “el mundo de las Ideas” ha constituido un baluarte para la Filosofía clásica, y su interpretación para el mundo actual. El mundo de las ideas de Platón es un cuestionamiento profundo, que a su vez contrae dentro cimientos eminentemente metafísicos. La metafísica en la secuencia y desarrollo de tal ensayo constituye la columna vertebral de la idea que sugiere Platón. Los filósofos presocráticos (aquellos que estudiaban la naturaleza, y rastreaban ciertos patrones para poder en entender el mundo. Dentro de ellos se encontraban Tales de Mileto, Anaximandro, Empédocles, Heráclito, Demócrito, Anaxímenes, entre otros) presumían entender el mundo exterior, o el mundo de los sentidos. Por ejemplo, Tales de Mileto difundió la tesis de que la Tierra era el precursor de todas las cosas, y que era la materia primordial. Después vino Empédocles sugiriendo que era el agua. Después fueron añadidos el fuego (como consecuencia de la ideología egipcia, la cual constaba que el Sol era el principio vital) y el aire (que según creían algunos, y que, por supuesto no estaban muy lejos, el agua era aire condensado). Tales principios vitales constituían el mundo real, el mundo de los sentidos, el tocar, el oler, el divisar, el asombro en su completitud. Como dijera Spinoza: “La naturaleza constituye la totalidad de lo real”. Tal presuposición llevó a los primeros filósofos a constatar un énfasis en la naturaleza como su mismo principio, y por extensión, el principio de todo. Sin embargo, aunque la línea de argumentación de los presocráticos fue la naturaleza, hay un punto de inflexión en donde tal línea cambia de énfasis: ahora no será ya más la naturaleza (no porque fuese irrelevante, sino porque ya había una reflexión sobre ella), sino el hombre y la sociedad. Sócrates emprendió su búsqueda de respuestas a las preguntas existenciales. Su mayor principio y método epistemológico fue la mayéutica. Desde ahí se constituyó un formato de búsqueda del edificio sapiencial. Seguirá después su discípulo, Platón, con la intención de dar cabida a la evolución de conceptos. Fue platón quien socavó el nido argumentativo de los presocráticos al formularles: se sabe na naturaleza de lo exterior por cuanto los sentidos perciben tal realidad. En adición a esto, parece que lo real se plasma en modelos abstractos. Es decir, desde Demócrito con su teoría atómica se sienta la concepción de bloques indivisibles que constituyen la materia, los cuales fueron llamados átomos. Ahora, la materia se constituye de átomos, pero, ¿qué hace que un árbol constituya la forma que tiene? ¿Por qué
permanece una fijación o determinismo en la naturaleza que obedece a las figuras correspondientes de la naturaleza? ¿Por qué siempre un gato tendrá la forma de gato? Se objetará al decir que no todos los gatos son iguales. Tal tesis es cierta: su estructura anatómica-fenotípica puede variar según constituyentes de la ley de trasmisión de herencia. ¿Por qué un gato siempre tendrá la “forma” el “molde” la “estética” de gato?
Secuencia secundaria: Lo inalterable y eterno, y lo que fluye.
Platón observó que la materia fluye. Todo se degrada (lo que hoy obedece a la entropía, segunda ley de la termodinámica). En esencia, la materia permanece temporalmente. A tal síntesis Platón la calificó como “lo que fluye”. La existencia daba fe de la sustentación, a decir, que la materia se alteraba, y que no contenía vislumbres eternas. Sin embargo, aunque un gato se degrada, su forma permanece. ¡La forma! ¡La forma! Platón afirma que la forma, molde o estética de la estructura es lo eterno e inalterable. La materia del gato se diluye a causa de las leyes de la naturaleza, pero el molde o forma del gato siempre está presente, inmutable, inalterable, eterna. Es el molde la “cosa u objeto” a lo que Platón califica como “inalterable y eterno”: Platón desarrolla la tesis como sigue.
Detrás de cada objeto siempre habrá una forma abstracta del objeto. Por ejemplo, detrás de un gato siempre habrá una estructura o forma que constate qué es un gato. Al hacer un símil decente, se puede comparar tal argumentación con el plano arquitectónico de una cárcel: detrás de la construcción de la cárcel, tuvo que haber un “plano” “forma” “molde” para construir tal cárcel. En otras palabras, cada cosa tiene su molde. Detrás del mundo de los sentidos existe un mundo abstracto, o sea, irreconciliable con la realidad, pero que, a su vez, es la forma primaria de existencia de tal objeto. Detrás del mundo de los sentidos está el mundo de las formas. A tales “formas abstractas” Platón las llamó “ideas”. Por eso es su teoría “el mundo de las Ideas”.
Secuencia terciaria: Razón ocasionadora del mundo de las Ideas.
La vislumbre etérea de algo debe corresponder con una causa. La cuestión programática que se impone a la argumentación hasta aquí es la siguiente: hay un molde, y por extensión está la existencia. La existencia de algo (mundo de los sentidos) corresponde a su molde o forma (mundo de las Ideas). Sin embargo, así como la existencia de algo corresponde a su molde o forma, de la misma manera, la forma debe corresponder a una causa, la cual haya estimulado tal forma. La sugerencia aquí es contemplativa, y sumamente importante para la continuación argumentativa, y de paso para el establecimiento de la conexión entre la teoría de Platón y la teología.
La causa que ocasiona el molde o forma debe constituir una Razón Universal. Una forma dinámica, precisa y necesaria, debió ocasionar tales formas, por lo que se deduce la existencia del mundo de los sentidos como algo contingente (es decir, su existencia dependió de las circunstancias; pudo no haber sido). Tal Razón Universal debe constituir la metafísica en sí misma. El abismo es insondable por cuanto no tiene fondo. Así, dado el símil, de la misma manera es la cuestión aquí: el mundo de los sentidos percibe lo tangible. La existencia previa de algo está programada elementalmente, según la teoría platónica, por la existencia a priori de la idea que constatará ese algo. Una consideración al margen de la cosmovisión teísta traería grandes reflexiones. Tal eje será la continuación de este ensayo.
Secuencia última: consideración de la Divinidad como Razón primaria o Universal de la existencia de las Ideas de Platón.
Los fundamentos de la teología están enmarcados principalmente en la creencia inamovible de la existencia de una Causa Primaria de todo cuanto existe. Una Consistencia Primordial consideraría vías de solución, o posible introducción, hacia estudios de la filosofía y teología. El modelo de descontinuación entre tales dominios humanísticos radica en el hecho de interpretaciones diversas de una misma realidad. La realidad inalterable impone retos, de los cuales la razón, en ocasiones, no sale bien librada. Es allí precisamente en el meollo del hondo subterráneo oscuro de la incertidumbre existencialista en donde se hace caso omiso a enfocar aquella “Razón Universal de las Ideas de Platón” con la Divinidad que propugna el cristianismo, o Dios mismo. Se considera tal correlación por la siguiente línea de pensamiento.
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A: La abstracción permite luz al mundo de los sentidos
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B: los cuales a su vez constituyen lo real de la existencia
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B': La existencia es contingente por cuanto se degrada
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A': Por lo tanto, hay una causa metafísica que no se degrada que dio existencia
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C: Por extensión, ocasiona la forma de la existencia corpórea.
Tal anticipo de sustentación o estructura paralela, constituye una lógica clara: el universo es contingente. La naturaleza por extensión lo es. Y, si así es, hubo una Causa ocasionadora de tales moldes o formas que lidiaran con la existencia. La Razón Universal, o Causal del mundo de las Ideas de Platón, es en sí mismo Dios, lo incognoscible. La creación es un vestigio (si se considera) de la implantación de moldes o formas. La sustentación de Dios como Causa Primaria o Universal es viable, y conciliable con el pensamiento platónico. En estas instancias, el Originador de lo corpóreo es lo cognoscible (reflejado en el mundo de los sentidos). Dios como creador del molde de la existencia es conciliable con la causal de todo.
Autor: Richard Andrey Bolaños C. | Enero de 2017. Medellín, Colombia | Dedicado a: Ruth Cubides E, a quien Dios ha puesto en mi camino.