¿Rapto secreto o venida visible?

En el mundo cristiano hay una enseñanza que creo es muy peligrosa: “el Rapto” o “Arrebatamiento Secreto”. Esta doctrina indica que Cristo vendrá de forma invisible para los humanos y que la iglesia, los salvos, se volverán invisibles y se levantarán de la tierra a encontrarse con Cristo en las nubes. Los que han muerto en el Señor, se levantarán de sus tumbas y, transparentes, se unirán a los salvados en su ruta al cielo.

La doctrina del rapto continúa asegurando que, una vez la iglesia sea “raptada”,  pasarán 7 años, donde el planeta será regido por el “Anticristo”. Los que no fueron raptados, si quieren ser salvos en una nueva oportunidad, tendrán que rechazar “la marca de la bestia”, el 666, y dejarse degollar. Luego de “la gran tribulación” (algunos dicen que será por 7 años y otros que la mitad de ese tiempo), Cristo vendrá del cielo con su iglesia para pelear con el Anticristo y establecer, en la tierra, un reino milenar con la vieja Jerusalén como su capital.

EL ORIGEN DE LA DOCTRINA

Fue en los días de la Reforma. Un sacerdote español de apellido Rivera, quiso enfrentarse a los reformadores que decían que el papa era el anticristo. Este sacerdote insistía que el Anticristo aparecería en el tiempo de la gran tribulación y, por lo tanto, el papa no podía representar a este personaje apocalíptico. Pronto la deducción de Rivera fue aceptada por algunos y hasta hubo quienes tuvieron “visiones” sobre la nueva doctrina. El rapto ha llegado a ser parte de las enseñanzas de casi todas las denominaciones protestantes y hasta algunos entre los católicos la enseñan. Quien más ha contribuido a esta doctrina es el escritor norteamericano Hal Lindsay, con su muy difundido libro “The Late, Late Planet Earth” (Adiós Planeta Tierra), el cual ha sido llevado a la pantalla con gran éxito. A pesar de las fallas en un gran número de vaticinios, el señor Lindsay todavía es apreciado por la mayoría de las iglesias cristianas.

Para que el “rapto” se cumpla, tiene que reedificarse el templo de Jerusalén y reanudarse los sacrificios cruentos. Son muchos los dirigentes religiosos que hasta han dado sus ofrendas monetarias para que esto se cumpla. Los Judíos quieren reconstruir su templo, pero en el centro está uno de los más grandes monumentos del Islam: la Mezquita de la Roca, donde los árabes creen que Mahoma fue trasladado al cielo. Tocar un bloque de esta mezquita equivaldría a una rebelión árabe sin precedentes. Así que los Judíos ahora dicen que el lugar del templo es otro y están prestos a levantar la estructura que será el nuevo templo de Jerusalén. Esto debe tener contentos a los propulsores del rapto.

Pero los predicadores deben detenerse un momento y pensar: ¿Aceptaría Dios que se vuelvan a sacrificar animales? ¿Acaso no tiene valor alguno el sacrificio de Cristo? ¿Acaso la ley ritual no quedó abolida al morir el Mesías? El retornar a un servicio ritual que incluya sacrificios sanguíneos sería una burla al plan de salvación. Pablo es claro en sus epístolas: bajo el Nuevo Pacto, ya la ley ritual, con su santuario (templo), su sacerdocio, sus fiestas y sus sacrificios quedó abolida. Celebrar estas cosas ahora equivaldría a declarar sin efecto toda la obra realizada por Cristo.

LA NACIÓN DE DIOS

La piedra angular en todo el andamiaje de la doctrina del rapto secreto es el concepto de que Israel continúa siendo la nación de Dios. Los Judíos tenían las “llaves del reino de Dios”, pero estas les fueron quitadas al rechazar al Mesías. Esto dice Jesús en la parábola de Mateo 21:33-46. Veamos el verso 43: “Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que haga los frutos de él”. Esta “gente” la componen los Judíos creyentes de Pentecostés y los Gentiles que fueron “injertados” en la Oliva, formando “el Nuevo Israel”. Basta leer cuidadosamente las epístolas de Romanos, Gálatas y Efesios.

En Gálatas 3:29, Pablo dice algo que sonaría terrible para los Judíos. A los gentiles creyentes, el apóstol les dice: “Si vosotros sois de Cristo, simiente de Abraham sois, y conforme a la promesa, los herederos”.

Pablo va más lejos. En el capítulo 4 de Gálatas, Versos 21-31, él presenta la alegoría de Sara y Agar. Sara es llamada “la libre”, mientras que Agar es “la sierva”. Pablo concluye que nosotros somos “hijos de la promesa” y en el verso final dice: “De manera, hermanos, que no somos hijos de la sierva, mas de la libre”. Si miramos bien el pasaje, Pablo asocia a “la sierva” con los Judíos, lo cual sería un insulto gigantesco para los israelitas. “La libre” son aquellos que han aceptado a Cristo como el Mesías, sin importar raza o nacionalidad. El Evangelio no reconoce castas. Todo aquel que acepta las provisiones del plan de salvación es un miembro de la nueva nación de Dios. Así lo declara Pedro: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable”. (1 Pedro 2:9).

LA PROFECÍA DE LAS 70 SEMANAS

Los 7 años, los cuales los profetas del rapto dicen que será el reinado del Anticristo, es tomado de Daniel 9. Ese tiempo, según ellos, sucederá después del rapto de la iglesia. Pero un estudio concienzudo de esta interesante profecía, nos lleva a otras conclusiones.

El ángel Gabriel dice al profeta que estas 70 semanas, o 490 días (nadie duda que estos días representan años), comenzarían con el decreto para la reedificación de Jerusalén. Aunque no todos aceptan que ese decreto fue dado por Artajerjes Longímano en el 457 a.C., esto no es relevante para el caso que tenemos delante. Si contamos la primera parte de las 70 semanas, las siete semanas o 49 años, éstas nos llevan al fin de la restauración que sería en el 408 a.C. Luego se indican 62 semanas o 434 años hasta el aparecimiento del Mesías. Como la cifra es mayor que los 408 que nos quedan del período antes de Cristo, nos toma 26 de la era d.C. Pero como al saltar de a.C. a d.C. se pierde un año, llegamos al 27 d.C. Para esa fecha Cristo era “como de 30 años” (Lucas 3:23). Luego de su bautismo y la tentación en el desierto, Jesucristo fue “a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, y diciendo: El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos y creed al evangelio” (Mar. 1:14-15). El “tiempo” que Jesús está anunciando es aquel que predijo Daniel para el aparecimiento del Mesías.

Terminadas las 69 semanas, nos falta una semana para concluir la profecía. Esta semana es la que los predicadores que promueven el “Rapto” dicen que está perdida y enseñan que se ha de cumplir luego del rapto de la iglesia. Pero el pasaje indica claramente que el Mesías habría de morir después de las 62 semanas, o sea, luego del año 27. Para aclarar cuándo, el ángel le dice: “…a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda” (verso 27).  Dicen los raptistas que esto se refiere al Anticristo y la forma en que él habrá de relacionarse con Israel. Indican que este hará un pacto con los israelitas el cual quebrantará a los tres años y medio emprendiendo una persecución contra este pueblo.

El caso es que la expresión “quitará el sacrificio y la ofrenda” depende del texto anterior, el cual dice que el Mesías habrá de morir. Así que la forma de visualizar esto, sin violar el contexto, es que se refiere al momento de la muerte de Cristo, cuando el velo del templo se rompió, indicando el fin de la ley de los sacrificios.

Siendo que el comienzo de las 70 semanas es en el otoño del 457 a.C., y la aparición del Mesías con el evangelio es en el otoño del 27 d.C., la muerte ocurrió en la primavera del 31 d.C. y aun nos queda media semana. En este tiempo, la profecía dice que se “confirmará el pacto a muchos” (verso 27). Estos “muchos” son los Gentiles, los cuales habrían de incorporarse al pueblo del pacto.

En una de sus parábolas, Jesús le dice al hortelano que arranque la higuera por carecer esta de frutos. Pero el hortelano le dice que le conceda un poco de tiempo a ver si daba frutos, cosa que el Señor accedió. Luego de su muerte, Cristo dio una media semana, tres y medio años, a la nación judía para que aceptase el evangelio. Pero al apedrear a Esteban en el año 34 d.C., esta nación rechazó de plano el mensaje de Cristo y a su iglesia. Así, el tiempo de prueba culminó en este año para la nación judía. Las “llaves del reino” fueron dadas a otro pueblo: la Iglesia de Cristo. El núcleo de este pueblo lo componen los judíos creyentes en el Pentecostés y luego de sanar al cojo de la puerta “La Hermosa” del templo. La conversión de Saulo de Tarso contribuyó a que el mensaje de Cristo llegara a los Gentiles. Estos tenían gran interés en la religión hebrea, pero rechazaban dos cosas: la circuncisión y los sacrificios de animales. Como Pablo predicaba un judaísmo sin esas dos cosas, los Gentiles aceptaron llenos de gozo el nuevo mensaje.

Como  vemos, la última semana de las 70 ya se ha cumplido. No hay tal “semana perdida” .  Perdidos están los que predican tamaño error. Un error trae otro y así sigue una cadena de errores que lleva a la gente a confundirse más y más.

EL MILENIO BÍBLICO

De acuerdo a la doctrina del “Rapto”, la segunda venida de Cristo se divide en dos partes. La primera es el rapto de la iglesia y luego la venida con la iglesia a luchar con el Anticristo. Donde radica el gran problema  es en decir cuáles de los muchos textos sobre el tema se refieren a la primera parte y cuáles a la segunda. El texto favorito para esto es el de 1 Tes.  4:14: “Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con él a los que durmieron (murieron) en Jesús”. Ellos entienden que el texto indica que estos “que durmieron” vendrán con Cristo del cielo y que representan a la iglesia que fue raptada y que ahora, después de los 7 años, vienen con Cristo a establecer su reino milenar. Llegan al punto de enseñar que la visión del capítulo 19 de Apocalipsis, que presenta a Cristo y los ángeles montados a caballo, representa la venida con la iglesia luego de los 7 años de tribulación.

El contexto de 1 Tesalonicenses 4 nos muestra que de lo que está Pablo escribiendo es de la venida de Cristo, cuando “los muertos en Cristo resucitarán primero” (verso 16). Lo que no puedo explicarme es cómo es posible que estos predicadores usen el verso 14 para enseñar la venida después de la tribulación, cuando el verso 17 dice que los salvados, tanto los vivos transformados como los resucitados se encontrarán con Jesús “en los aires”. Eso es característico de estos “falsos profetas”: el dividir los textos a su antojo. Nuevamente les indico, aunque yo creyera el asunto del “rapto”, es absurdo el decir que el verso 14 se refiere a la venida en el rapto y el resto del pasaje a la venida después de los 7 años.

Luego de esta venida con la iglesia, continúa la confusa doctrina, Cristo ha de reinar en la actual Jerusalén. Por eso el interés de las muchas denominaciones protestantes en ayudar a construir el templo de Jerusalén, ya que, supuestamente, Cristo ha de reinar allí. El grave problema es que no acaban de entender que bajo el Nuevo Pacto, la Jerusalén actual no tiene vigencia, sino la Nueva Jerusalén, la cual Pablo llama en Gálatas 4:26, “la Jerusalén de arriba, la cual es la madre de todos nosotros”. Cristo jamás reinará en la Jerusalén actual, la cual es un nido de Judíos fanáticos que se creen aún nación de Dios, y que se han envuelto en una guerra sin cuartel contra los árabes islámicos. La “Puerta Dorada”, la cual, según los Judíos será abierta por el Mesías, jamás pasará por ella el único Mesías, Cristo Jesús. Es muy posible que el “Falso Cristo”, que es el mismo Satanás y aparecerá al comienzo de las plagas postreras, cruce por esa mística puerta, al ser aceptado como el Mesías por el Israel carnal.

Hay otro problema con esta interpretación contradictoria. Siendo que Apocalipsis 20, el único pasaje sobre el milenio, menciona que durante los mil años el diablo estará atado, eso indicaría el fin de la muerte, las guerras, las enfermedades y todo aquello que es consecuencia de la intervención satánica. Si Cristo trae en su venida la inmortalidad y los enemigos ya han sido vencidos, entonces los que vivan en la tierra durante el milenio no experimentarían ninguna de estas cosas, las cuales hoy padecemos. Toda esta fantasía es creída por millones. Pero la Biblia habla de otra cosa.

LA CORRECTA VISIÓN DEL MILENIO BÍBLICO

Apocalipsis 19 nos presenta la segunda venida de Cristo con toda la milicia celestial. El salvador viene para luchar por su pueblo en el Armagedón, lo cual no es una guerra literal en un lugar geográfico, sino el clímax del conflicto entre Cristo y Satanás. Para ese tiempo la iglesia se hallará en lugares apartados aguardando a su Señor, mientras el mundo impío se apresta para destruirlos.  Todo el mundo religioso está descrito en Apocalipsis 19 como el Dragón (el espiritismo y el paganismo), la Bestia (el romanismo) y el Falso Profeta (Estados Unidos y el protestantismo apóstata).  Estos poderes religiosos irán a “los reyes de la tierra y de todo el mundo, para congregarlos para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Apoc. 16:14).

“Los reyes del Oriente”, que no es otra cosa que Cristo con los ángeles, han de derrotar las fuerzas del mal. Esta escena la describe de forma singular e inequívoca Pablo en 2 Tes. 1:7-10, al mencionar la venida “del Señor Jesús del cielo con los ángeles de su potencia, en llama de fuego, para dar el pago a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales serán castigados de eterna perdición por la presencia del Señor y por la gloria de su potencia, cuando viniere para ser glorificado en sus santos, y a hacerse admirable en aquel día en todo los que creyeron”. Es claro entonces que a la venida del Señor, todo los impíos que estén vivos han de ser muertos por “el resplandor de su venida” (2 Tes. 2:8).

Sin justos que maltratar, ni impíos para dirigir, el diablo estará “atado” durante todo el milenio.  La superficie de la tierra estará destruida por las plagas y la gloria de Cristo en su venida (Vea Jer. 4:23-26). Esto es lo que Apocalipsis 20 llama el “abismo” o la tierra “desordenada y vacía”. Esa será la cárcel de Satanás y sus ángeles durante el milenio. Su atadura es circunstancial. Durante 6.000 años ha estado obrando el mal en nuestro planeta, pretendiendo tener supremacía por su victoria sobre Adán, pero quien realmente es el representante de nuestra tierra en el cielo es Cristo. Ahora el diablo estará confinado a la tierra. Ese es el símbolo de la llave que el ángel tiene. Satanás quisiera irse a otro lugar del cosmos, pero no puede, ya que Dios no se lo ha de permitir. Será una agonía terrible para él. En vano tratará de controlar a sus demonios. Como el “Azazel” de Levítico 16, Satanás ha de cargar con los pecados ya expiados por Cristo en tierra deshabitada.

Finalizado el milenio, Cristo regresará a la tierra con sus ángeles y con su iglesia redimida. El Monte de las Olivas se ha de partir en dos y crear un inmenso valle, sobre el cual se posará la Nueva Jerusalén (Zac. 14:4). “Los otros muertos” (Apoc. 20:5), los impíos, han de resucitar y, liderados por Satanás, rodearán “el campamento de los santos y la ciudad amada” (verso 9). Esta hueste innumerable es llamada “Gog y Magog”. En Ezequiel 38 y 39 se nos habla de “Gog en tierra de Magog” y cómo estos luchan contra Jerusalén. Los pasajes están relacionados con Apocalipsis 20. No es como dicen los raptistas, que estas naciones son Rusia y los árabes, sino un nombre dado a Satanás con los impíos en la lucha final contra el reino de Dios.

El “fuego y azufre” venido del cielo hará su obra de destruir a Satanás, la “raíz”, y a los demonios y todos los malvados, las “ramas” (Mal. 4:1-3). La tierra quedará purificada por el fuego y luego, sobre esas cenizas, Dios creará “un cielo nuevo y una tierra nueva” (Apoc. 21:1).

EL ANTICRISTO

Para los que enseñan la doctrina del “rapto secreto”, el Anticristo será un individuo que se ha de levantar después que la iglesia sea arrebatada al cielo y, como ya lo hemos expuesto, reinar en la tierra por 7 años. Pero lo que estos hermanos equivocados no entienden, por desconocer el significado de los libros de Daniel y Apocalipsis en su correcto marco, es que el Anticristo o la bestia, lleva ya 1.500 años en el mundo.

Daniel 7 presenta el tema de las 4 bestias en el capítulo 7. La cuarta, que representa a Roma pagana, tiene 10 cuernos en su cabeza, los cuales representan las naciones de Europa que se formaron después que este imperio cayó en manos de los bárbaros en el 476 d.C. El “Cuerno pequeño” que creció sobremanera, que tenía “ojos y boca que hablaba grandezas” y que arrancó tres de los otros cuernos, es la misma “bestia” de Apocalipsis 13. Yo reto a cualquier teólogo o comentarista de las profecías que me pruebe que estoy equivocado.

No hay que ser demasiado experto en profecías para identificar al Anticristo. Este debería salir en el territorio del imperio romano, luego de su caída en el 476 (Daniel 7:23-25). Roma pagana le daría su trono y autoridad (Apoc. 13:2). Habría de blasfemar el nombre de Dios, esto es, pretender ser Dios y tener sus títulos (Daniel 7:25 y Apoc. 13:5). La tierra entera le serviría (Apoc. 13:8).  Habría de perseguir y matar a los “santos del Altísimo” (Daniel 7:25 y Apoc. 13:7). Cambiaría “los tiempos y la ley” de Dios (Daniel 7:25). (Compare los 10 mandamientos en la Biblia y el Catecismo de la iglesia católica). Habría de blasfemar el “tabernáculo”, que significa el Evangelio (Apoc. 13:5). Su hegemonía duraría por 1.260 días. Daniel 7:25 dice que son “tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo”, mientras que Apoc. 13:5 dice que son 42 meses. Ambas cifras nos dan 1.260 días, y esto debe entenderse como 1.260 años, según vemos en Ezequiel 4:6.

Todas estas características, y otras de Daniel 7 y 8 y Apocalipsis 13, se cumplen exclusivamente con el papado. No hay otro poder que se acomode tan claramente a este molde profético.  Por adoptar algunas de las doctrinas de Roma, los protestantes no quieren aceptar esta interpretación. Pero bien dice la profecía de Apocalipsis 17, que la “Ramera” (la iglesia católica romana) tiene otras rameras que la secundan (las iglesias protestantes). Toda esa mezcolanza religiosa es llamada “Babilonia”, que denota “confusión”.

OTROS ARGUMENTOS DE LA DOCTRINA DEL RAPTO

COMO LADRÓN  EN  LA NOCHE

Esta frase es común en los Evangelios y epístolas para referirse a que la venida de Cristo se efectuará sorpresivamente. Pero los defensores del rapto indican que el significado de esto es que esta venida es en secreto. Pero veamos los principales textos que mencionan esta frase y juzguemos.

1 - 1 Tes. 5:2: “Porque vosotros sabéis bien que el día del Señor vendrá así como ladrón de noche”. Tomado sin el contexto, parecería acomodarse a la interpretación común de los raptistas. Pero veamos el verso siguiente: “Que cuando dirán, paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción de repente, como los dolores de la mujer preñada; y no escaparán”. (verso 3). La enseñanza del rapto indica que, luego del arrebatamiento de la iglesia, el mundo vivirá un tiempo de aparente paz con el Anticristo. El texto aludido indica que habrá destrucción. Por lo tanto es imposible que se refiera a un supuesto rapto secreto y a una época de relativa paz.

2 - 2 Pedro 3:10: “Mas el día del Señor vendrá como ladrón en la noche;…”. Nuevamente tenemos que ver el contexto. Continuamos con este versículo: “…en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que están en ella serán quemadas”. ¿En qué tierra habrá de gobernar el Anticristo? Esto expuesto por Pedro indica una aniquilación de la tierra y sus habitantes.

3 - Apoc. 16:15: “He aquí yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus vestiduras, para que no ande desnudo y vean su vergüenza”. Este verso está en medio de la sexta plaga, en el corazón mismo del pasaje del Armagedón. Siendo que los que promueven la teoría del rapto dicen que para este tiempo la iglesia estará en el cielo, ¿a quiénes se dirigen estas palabras? No ha de ser para aquellos que quedaron en la tierra, ya que Dios no les llamaría “bienaventurados”. Queda nuevamente expuesto el error de los raptistas. El texto en cuestión es dirigido a la iglesia que sí estará en la tierra durante la tribulación, aunque protegida por el Señor y no recibirá las plagas. El Salmo 91 indica al  justo: en “el tiempo de angustia”, “no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada”. “Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra: Mas a ti no llegará”. (versos 7 y 10).

APOCALIPSIS 15:1-8

Apocalipsis 15:1-8. Siendo que este pasaje presenta a los justos en victoria sobre el mar de vidrio (verso 2), y luego, del verso 6 en adelante aparecen los 7 ángeles con las copas de la ira de Dios, entonces concluyen que la iglesia estará en el cielo cuando las plagas caigan sobre la tierra.  Es importante ver en el Apocalipsis, que las profecías no siguen un orden fijo, mas bien son manojos de profecías. En el pasaje en cuestión, los versos 1-6 presentan un tema, pero del 5 en adelante es otra cosa. Cuando Juan escribe: “Y después de estas cosas miré…” se trata de otra visión. Eso pasa muchas veces en el libro. Por ejemplo, en el 14:1 aparecen los justos con Cristo sobre el Monte de Sión en total victoria. Luego en el mismo capítulo vemos el mensaje de los tres ángeles, el cual está siendo predicado en el mundo por la iglesia en nuestros días. Finalmente se presenta la venida de Cristo en las faces de la cosecha y la vendimia. ¿Y qué diremos de los capítulos 17 y 18? Allí Juan presenta a la gran ramera llamada Babilonia, su obra de persecución y su caída final, tema que fue presentado ya en Apocalipsis 14:8. Lo mismo podemos decir de Apocalipsis 12 y 13. Hay varios eventos históricos que se entrelazan en las profecías tanto de Daniel como de Apocalipsis.

APOCALIPSIS 4:1

Los que promueven la doctrina del rapto secreto enseñan que la frase “sube acá”, se refiere al arrebatamiento de la iglesia y que todo lo que se describe luego pasará después del rapto. Llegan al colmo al decir que el jinete en el caballo blanco (Apoc. 6:2) es el Anticristo. Juan recibió la visita de Cristo en el capítulo 1. En los capítulos 2 y 3 él nos presenta las cartas de Cristo a las 7 iglesias.  Luego, en el capítulo 4, él es trasladado al cielo para continuar sus visiones. La orden “sube acá” es dada  Juan para que avance en su trabajo profético.

LAS  DOS MUJERES MOLIENDO

El texto se halla en Mateo 24:40-41: “Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado: dos mujeres moliendo en un molinillo; la una será tomada y la otra será dejada”.  El argumento es que “tomado” indica el rapto y “dejado” se refiere a los que se han de quedar, que, después de todo, según los raptistas, han de tener otra oportunidad de salvación.

Las palabras “tomado” y “dejado” son dadas con relación al juicio preadvenimiento. Según Apoc. 22:12, Cristo ha de venir con “el galardón” para cada uno. Esto es indicio de que antes de su venida tiene que haber un juicio que decida quién se salva y quién se ha de perder. En Apoc. 3:5 se nos dice de los vencedores, que su nombre no será borrado del “libro de la vida”. Esto es una obvia referencia a la parte inicial del juicio que se está celebrando actualmente en el cielo, y que lo describe Daniel 7:9-14. Cuando esa parte del juicio concluya, la gente del mundo no se dará cuenta, pero “uno será tomado”, o sea, será decretada su salvación; “y otro será dejado”, que denota su rechazo en el juicio. Pero ambos quedarán en sus faenas regulares, hasta que aparezca el Señor y entonces se verá la diferencia.

La frase “el día del Señor” realmente es un periodo de tiempo. Se refiere al período de las plagas postreras que culminarán con la segunda venida de Cristo. Daniel llama a esto el  “tiempo de angustia cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Daniel 12:1). En Mateo 24, haciendo una obvia referencia a este texto de Daniel, Cristo lo llama la “gran aflicción” (Mateo 24:15-21).

LA GRAN DESILUCIÓN

Lo peor y más peligroso de este concepto del rapto secreto es la promesa que indican a sus adeptos de que si no se van con Cristo en el rapto, tienen una nueva oportunidad. Escuché de una dama cristiana que dejó una nota en su Biblia por si se iba en el “rapto”. En la misma decía a su esposo que si no la encontraba, era que se había ido con Cristo y que él se preparara para que se fuera en la otra venida para que se encontrara con ella. Esto es una forma de engañar, la cual Cristo nos amonestó a rechazar. Es posible que hayan muchos que, creyendo en esta patraña, posterguen su preparación para el encuentro con Cristo.

En el mundo de hoy hay una confusión religiosa que nos asombra. Hay quienes creen en los “platos voladores” y enseñan que una flota de estos ha de venir para salvar a la gente de la destrucción que viene. Pues bien, esto se parece mucho a la doctrina del rapto. También el espiritismo  enseña que Cristo se ha aparecido a sus adeptos en sus “sesiones” y  en grandes concentraciones. Estos engaños han de multiplicarse a medida que nos acerquemos al día final.

UNA VENIDA VISIBLE

Por tres ocasiones en Mateo 24, Cristo menciona los engaños de los últimos días. Es interesante ver los versos 23- 27: “Entonces, si alguno os dijere: He aquí está el Cristo, o allí, no creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales grandes y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos. He aquí os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: he aquí en el desierto está; no salgáis: He aquí en las cámaras; no creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre”. Estos textos son más que claros. No sólo mencionan una venida visible, sino que desenmascaran a los que promueven el rapto secreto.

Hay predicadores que tienen un arte increíble para confundir. Usan arbitrariamente los textos de Mateo 24 y otros pasajes para hacer diferencia en lo que llaman las dos faces de la venida de Cristo.  Unos textos los colocan en el rapto y otros en la venida con la iglesia después de los 7 años de tribulación. Pero veamos el verso 30: “Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y  gloria”. La claridad con que el texto presenta una venida visible para todos, justos e injustos, ha hecho que los que enseñan el rapto digan que esta venida será después de la tribulación. ¿Pero cómo es posible que no vean la palabra “verán”, y que serán “todas las tribus de la tierra”? Lo mismo dicen de Apocalipsis 1:7, donde se indica claramente que cuando Cristo venga “todo ojo le verá”.

En un párrafo anterior cité 2 Tes. 1:6-10, donde Pablo dice con claridad meridiana que la segunda venida de Cristo ha de ser presenciada tanto por justos como por injustos. Mientras los primeros son arrebatados en las nubes a recibir al Señor, los impíos son destruidos “por el resplandor de su venida”. Como 2 Tes. 2:1-12 menciona la venida del Anticristo, al que Pablo llama “el misterio de iniquidad”, como precediendo la venida de Cristo, los raptistas alegan que esta venida es la que ellos colocan después de la tribulación.

La segunda venida de Cristo es una, sólo una. Vendrá con todos sus ángeles (Mateo 25:31).  Estos son “millones de millones” (Apocalipsis 5:11). Será con voz de trompeta (1 Tes. 4:16). Los “muertos en Cristo” resucitarán (1 Tes. 4:16). Los justos vivos serán transformados (1 Tes. 4:17; 1 Cor. 15:52). Toda esa nube de justos se levantará a recibir al Señor en los aires (1 Tes. 4:16).

El consejo bíblico es: “Aparéjate para venir al encuentro de tu Dios” (Amós 4:12).

Autor: Dr. Luis G. Cajiga | Puerto Rico