¿Quiénes son los 24 ancianos?

Para poder identificar quienes son los 24 ancianos debemos leer todas las referencias sobre ellos que se encuentran en el libro de Apocalipsis. La primera mención de los ancianos en el libro de Apocalipsis[1] dice:

Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.

Esta escena evoca la figura del rey en su trono con sus consejeros sentados en tronos a su alrededor. Esto era así en los reinos de los tiempos antiguos.

Las ropas blancas hablan de su pureza. Los seres celestiales visten de blanco (Juan 20:12; Apocalipsis 19:14).

Las coronas (στέφανος) de los 24 ancianos hablan de su rango y oficio. Alguno pudiera afirmar que la palabra griega στέφανος (stefanos) representa la corona o guirnalda dada a los vencedores. Lo cierto es que también στέφανος se utiliza para representar una corona real u oficio (Mateo 27:29; Apocalipsis 9:7; 14:14).

La segunda mención de los 24 ancianos en Apocalipsis[2] dice:

Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

Otro elemento sobresaliente es el hecho que los 24 ancianos están asociados con los cuatro seres vivientes. Estos versículos asocian el ministerio de estos dos grupos con alabanzas y adoración alrededor del trono de Dios.

La tercera mención de los 24 ancianos se encuentra en Apocalipsis[3] y dice:

Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.

Los manuscritos de mayor antigüedad omiten la expresión ἡμᾶς (jemas): “nos” en los versículos 9 y 10 y utilizan la expresión griega βασιλεύσουσιν (basileusousin) que se traduce: reinarán. Los 24 ancianos no cantan sobre su experiencia, sino sobre la experiencia de los redimidos de entre los hombres.

Otro elemento distintivo es que todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso. Además de alabar y adorar a Dios, los 24 ancianos tienen funciones sacerdotales.

Si el santuario terrenal se corresponde con el santuario celestial, entonces los 24 ancianos del santuario celestial tienen su contraparte en el santuario terrenal. Los 24 ancianos entonces son la contraparte de las 24 órdenes sacerdotales del santuario terrenal (1 Crónicas 24:1-19). Los sacerdotes levitas eran los encargados de la adoración y alabanza en el santuario terrenal (2 Crónicas 29:25-29). Según estos versículos los 24 ancianos tienen una doble función: sacerdotal y de alabanza.

La cuarta mención de los 24 ancianos se encuentra en Apocalipsis 7:11-17 y dice:

Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

En estos versículos los 24 ancianos adoran a Dios y uno de ellos dice: “Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?” De esta pregunta que formula uno de los 24 ancianos se deduce que los 24 ancianos no son redimidos de entre los hombres.

Otro elemento sobresaliente en estos versículos es que Juan llama a este anciano Señor (Κύριέ), lo que indica que estos ancianos ocupaban una posición de honor en el cielo.

La quinta mención de los 24 ancianos se encuentra en Apocalipsis 11:16-18 y dice:

Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.

En estos versículos los 24 ancianos adoran a Dios. La sexta mención de los ancianos se encuentra en Apocalipsis 14:2,3 y dice:

Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.

En estos versículos los 24 ancianos y los 4 seres vivientes se encuentran en el Monte de Sión y escuchan el cántico de los 144,000.

La última mención de los 24 ancianos se encuentra en Apocalipsis[4] y dice:

Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya!

En este pasaje los 24 ancianos se unen a la gran multitud que canta un himno de victoria. En Isaías[5] dice:

La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.

Este versículo se escribió 750 años antes de Cristo y ya menciona a Jehová en el monte de Sión delante de sus ancianos.

¿Quiénes son estos 24 ancianos?

Los 24 ancianos se mencionan junto a los 4 seres vivientes (querubines) y junto a todos los ángeles que están delante del trono de Dios (Apocalipsis 7:11).

Son seres celestiales que asisten junto al trono de Dios y que están revestidos de dignidad real, pues tienen coronas y se les llama Señor. Pueden muy bien ser la contraparte celestial de las 24 órdenes sacerdotales del templo en la tierra, así como el sumo sacerdote terrenal era la contraparte del sumo sacerdote celestial.

Pablo menciona la existencia de principados y potestades en los lugares celestiales (Efesios 3:10). Además Pablo dice:

Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. (Colosenses 1: 16)

Los versículos anteriores implican la existencia de principados, tronos, dominios y potestades en los cielos. Al parecer la tierra es el único sistema donde el pecado entró y todo el cielo está trabajando en perfecta unidad a favor del planeta caído.

El libro de Job pareciera implicar la existencia de otros mundos habitados en el universo. En Job 1:6 y 7 dice:

Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.

Si Satanás venía de la tierra, ¿De donde venían los otros hijos se Dios? La escena que Job presenta pareciera ser una reunión donde los hijos de Dios se reportaban delante de Dios a rendir informes. Por tal razón Dios le pregunta a Satanás sobre el carácter de Job (1:8). Los otros hijos de Dios guardaron silencio. La misma escena se repite en el capítulo dos (1:1-3). Estos 24 ancianos pudiesen ser estos hijos angelicales de Dios que representan a los mundos no caídos.

Cristo llamó a Satanás el “príncipe de este mundo” (Juan 12:31) y Pablo lo llama “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4). Cuando Satanás logró que Adán cayese, Satanás le arrebató a Adán el dominio de este mundo y se constituyó en su príncipe y representante. Por tal razón se presentaba delante de la presencia de Dios en el cielo acusando a los hijos de Dios (Apocalipsis 12: 10). Esto, hasta que el otro Adán le derrotó en el desierto y en la cruz del Calvario.

Cuando Jesús ascendió al cielo:

Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. (Apocalipsis 12: 7-9)

Desde entonces ya no tenemos un fiscal ante la diestra de Dios. Tenemos un abogado que nos defiende (1 Timoteo 2:5; 1 Juan 2:1). Los ángeles, los cuatro seres vivientes y los 24 ancianos trabajan en perfecta unidad a favor de la raza caída.

Los 24 ancianos, no son de la tierra

“I wept much, because no man was found worthy to open and to read the book, neither to look thereon”[verse 4]. The vision as presented to John made its impression upon his mind. The destiny of every nation was contained in that book. John was distressed at the utter inability of any human being or angelic intelligence to read the words, or even to look thereon. His soul was wrought up to such a point of agony and suspense that one of the strong angels had compassion on him, and laying his hand on him assuringly, said, “Weep not: behold, the Lion of the tribe of Judah, the Root of David, hath prevailed to open the book, and to loose the seven seals thereof” [verse 5].” (MR, v. 12, pp. 296, 297)

Traducción:

"Lloré mucho, porque no se encontró a ningún hombre digno de abrir y leer el libro, ni de mirar en él" [verso 4]. La visión tal como se presentó a John hizo su impresión en su mente. El destino de cada nación estaba contenido en ese libro. John estaba angustiado por la total incapacidad de cualquier ser humano o inteligencia angélica para leer las palabras, o incluso para mirarlas. Su alma se forjó hasta tal punto de agonía y suspenso que uno de los ángeles fuertes se compadeció de él, y, apoyando su mano sobre él, le dijo: "No llores: he aquí, el León de la tribu de Judá, la Raíz". de David, ha prevalecido para abrir el libro y desatar sus siete sellos ”[versículo 5].” (MR, v. 12, pp. 296, 297)

Elena White los llama “poderosos ángeles”; Juan les llama uno de los ancianos:

5 Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. (Apocalipsis 5)

Esta otra cita me parece muy interesante: “Se oye entonces la voz de Dios proclamando que la justicia está satisfecha. Satanás está vencido. Los hijos de Cristo, que trabajan y luchan en la tierra, son “aceptos en el Amado.” Delante de los ángeles celestiales y los representantes de los mundos que no cayeron, son declarados justificados. Donde él esté, allí estará su iglesia. “La misericordia y la verdad se encontraron: la justicia y la paz se besaron.” Los brazos del Padre rodean a su Hijo, y se da la orden: “Adórenlo todos los ángeles de Dios.” – {DTG 774.1}

Con gozo inefable, los principados y las potestades reconocen la supremacía del Príncipe de la vida. La hueste angélica se postra delante de él, mientras que el alegre clamor llena todos los atrios del cielo: “¡Digno es el Cordero que ha sido inmolado, de recibir el poder, y la riqueza, y la sabiduría, y la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la bendición!” – {DTG 774.2}

Es interesante como Elena White menciona los representantes de los mundos no caídos en esa escena de la ascención, glorificación y entronización de Jesús. Veamos:

“Se oye entonces la voz de Dios proclamando que la justicia está satisfecha. Satanás está vencido. Los hijos de Cristo, que trabajan y luchan en la tierra, son “aceptos en el Amado.” Delante de los ángeles celestiales y los representantes de los mundos que no cayeron, son declarados justificados. Donde él esté, allí estará su iglesia. “La misericordia y la verdad se encontraron: la justicia y la paz se besaron.” Los brazos del Padre rodean a su Hijo, y se da la orden: “Adórenlo todos los ángeles de Dios.” – {DTG 774.1}

Con gozo inefable, los principados y las potestades reconocen la supremacía del Príncipe de la vida. La hueste angélica se postra delante de él, mientras que el alegre clamor llena todos los atrios del cielo: “¡Digno es el Cordero que ha sido inmolado, de recibir el poder, y la riqueza, y la sabiduría, y la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la bendición!” – {DTG 774.2} (Traducido del Inglés)

Referencias


  1. Apocalipsis 4:4 ↩︎

  2. " " 4:9-11 ↩︎

  3. " " 5:5-14 ↩︎

  4. " " 9:4 ↩︎

  5. Isaías 24:23 ↩︎