Las fiestas de Navidad y fin de año
Nos estamos acercando rápidamente a la temporada de las fiestas, y muchas personas con conciencia están preguntándose qué curso tomar que sea agradable ante los ojos de Dios. El mundo pasa las fiestas en frivolidad y extravagancia, glotonería y alarde. Hacer y recibir regalos es la costumbre que prevalece en este tiempo. Y saber cómo distribuir estos regalos ente los amigos para que nadie se sienta ignorado es una preocupación no pequeña. Es un hecho que a menudo la costumbre de entregar presentes crea mucha envidia y celos.
Miles de dólares serán malgastados en las vísperas de Navidad y Año Nuevo en indulgencias innecesarias. Pero nosotros tenemos el privilegio de apartarnos de las costumbres y prácticas de este siglo degenerado; y en vez de gastar nuestro dinero simplemente en la gratificación del apetito, o en ornamentos innecesarios o artículos de vestido, podemos hacer que las próximas fiestas sean una ocasión para honrar y glorificar a Dios.
Le aconsejamos a todos nuestros hermanos y hermanas que hagan una reforma decidida hacer de estos días festivos. Aquellos que aprecian el regalo del querido Hijo de Dios de salvarlos de la ruina, ahora tienen una oportunidad favorable de dar pruebas tangibles de su gratitud al entregar a Dios sus ofrendas de acción de gracias. Que los adultos y jóvenes pongan aparte lo poco que tenga como ofrendas para Dios. Si diéramos para la causa de nuestro Redentor la mitad de lo que gastamos en regalos para nuestros amigos, haríamos mucho bien y recibiríamos una bendición al dar.
Busquemos representar fielmente a Cristo en los próximos días festivos al imitar su ejemplo, como él anduvo haciendo el bien. Es imposible disfrutar la aprobación de Dios mientras vivimos para el yo. Como cristianos que profesan una fe viva en el pronto regreso del Hijo del Hombre, manteniendo todos los mandamientos de Dios, hagamos esfuerzos fervientes para acercarnos a Dios mediante Jesucristo, y hagamos un pacto con él mediante un sacrificio. Debemos elevarnos en nuestros principios de acción por encima de las costumbres y prácticas del mundo. Cristo vino a nuestro mundo a elevar las mentes de los hombres al nivel divino, y a para ponerlas en simpatía con la mente de Dios.
Todas las bendiciones que disfrutamos las hemos recibido mediante la condescendencia, humillación y sacrificio de Jesucristo, por lo que deberíamos entregarle nuestros mejores obsequios, por sobre todas las cosas no debemos retenernos. El sacrificio infinito que Cristo ha hecho para liberarnos de la culpa y la aflicción del pecado, debería causar en cada corazón un espíritu de gratitud y abnegación que no es manifestado por el mundo. El regalo de Cristo que Dios le dio al hombre llenó el cielo de asombro, e inspiró en su nacimiento la canción angelical: “Gloria a Dios en las Altura, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”
El día de Navidad, el precioso recordatorio del sacrificio hecho a favor del hombre, no debería dedicarse a la glotonería o a la auto-indulgencia, exaltando así a la criatura por encima del Creador. Que quienes somos partícipes de esta gran salvación mostremos que apreciamos este regalo, al ofrecerle a Dios nuestras ofrendas de acción de gracias. Si disfrutáramos menos de los banquetes y alborozos de estas ocasiones, y en vez los convirtiéramos en un medio para beneficiar a la humanidad, complaceremos mejor a la mente de Dios. Es un placer y una gratificación el poder intercambiar regalos con nuestros amigos; pero ¿no hay objetos más nobles y gloriosos para el cual podamos dar nuestro dinero y así hacer bien al esparcir luz sobre el camino de otros?.
Hay muchos que no tienen libros ni publicaciones sobre la verdad presente. Aquí hay un gran campo en el cual el dinero puede ser invertido con seguridad. Hay un gran número de niño que deberían recibir material de lectura. Las Sunshine Series, Golden Grains Series, Poems, Sabbath Readings, etc. son todos ellos libros preciosos, que pueden ser introducidos con seguridad en cada familia. Las monedas que usualmente son gastadas en velas y juguetes inútiles, pueden ser atesoradas para comprar estos volúmenes.
Los niños necesitan lecturas apropiadas, que les permitan entretenerse y recrearse, y no desmoralizar la mente ni cansar el cuerpo. Si se les enseña a amar los cuentos de romance, los libros y revistas instructivos les parecerán desagradables. La mayoría de los niños y jóvenes desean tener algo para leer, y si no se les selección un material apropiado, ellos elegirán por si mismos. Pueden encontrar lecturas de calidad desastrosa en cualquier lugar, y pronto aprenderán a amarla; pero si se les proporciona lectura pura y buena, cultivarán un gusto por ella.
Se deben hacer esfuerzos especiales para excluir de nuestros hogares esa clase de literatura que no tendrán ningún beneficio para nuestros niños. Muchas veces he sufrido al encontrar sobre las mesas y escritorios de los observadores del sábado, libros y revistas llenos de romance, la cual sus niños estaban hojeando ansiosamente.
Hay algunos que profesan ser hermanos que no toman la [Adventist] Review, Signs [of the Times], Instructor[‘s Youth], o la Good Health [Magazine], pero que si toman revistas seculares. Sus niños están profundamente interesados en leer historias de ficciones y amor, que se encuentran es estas revistas, y que sus padres pueden permitirse pagar, aunque afirman que no pueden permitirse pagar nuestros periódicos y publicaciones sobre la verdad presente. De esta manera los padres están educando el gusto de sus niños para que codiciosamente devoren las historias enfermizas y sensacionalistas que se encuentran en las columnas de los periódicos. Todas estas lecturas son venenosas; dejan una mancha en el alma, y promueven un amor por las lecturas baratas que degradan la moral y arruinan la mente.
Los padres deberían proteger a sus hijos, y enseñarles a cultivar una imaginación pura y a evitar, al igual que harían con un leproso, las imágenes enfermizas de amor que se presentan en los periódicos. Que las publicaciones sobre temas religiosos y morales estén en nuestros escritorios y bibliotecas, que nuestros niños puedan cultivar un gusto por lecturas elevadas. Que quienes desean hacer regalos valiosos a sus hijos, nietos, sobrinos y sobrinas, procuren para ellos los libros para niños mencionados arriba. Para la gente joven, la Life of Joseph Bates es un tesoro, también los tres volúmenes del Spirit of Prophecy. Estos volúmenes deberían estar con cada familia. Dios está dando luz desde el Cielo, y ninguna familia debería carecer de ella. Que los regalos que hagan esparzan luz sobre el camino hacia el Cielo.
Antiguamente a los niños de Israel se les mandaba que observaran tres fiestas anuales cada año: la Pascua, la Fiesta de los Tabernáculos y la Fiesta de las Semanas. El Señor dio órdenes de que en estas ocasiones los regalos y ofrendas les sean consagradas a él, y nadie debía aparecer con las manos vacías. Pero en nuestro día se ha vuelto común observar estas ocasiones festivas de una manera que aleja la mente de Dios en vez de llevar gloria a su nombre. Aquellos a quienes Dios ha bendecido con prosperidad deben reconocer al Dador, y deben sentir que cuando se les da mucho, mucho también se les debe requerir.
Nuestras fiestas han sido pervertidas de su uso original. Los regalos son entregados entre nosotros, y las alabanzas que deberían ser dadas a Dios, a quien todas las cosas pertenecen, es dado a pobres mortales.
Nuestras casas de adoracion en Oakland y Battle Creek están bajo la presión de la deuda. El Dime Tabernacle nos pertenece a todos; y todos deberíamos tener un interés especial por él. Para poder hospedar a los estudiantes en el [Battle Creek] College, los pacientes del [Battle Creek] Sanitarium, los trabajadores en la Office, y el gran número de adoradores constantemente viniendo desde afuera, la construcción de esta espaciosa casa de adoración era una necesidad. Grandes responsabilidades descansan sobre aquellos que están en Battle Creek, y también sobre aquellos cuyos brazos deberían estar ocupados sustentando estos intereses que están en el centro de la obra. En ningún lugar del mundo hay un campo de batalla por la verdad y la reforma como este. Grandes intereses están involucrados aquí. La Escuela Sabática y el [Battle Creek] College están educando a los jóvenes, y determinando el futuro destino de las almas. Hay una necesidad continua de obtener medios y recursos para el avance de la verdad y la conversión de las almas. Nuestro pueblo no está ni la mitad de despierto como lo demandan estos tiempos. La voz de la Providencia está llamando a todos los que tienen el amor de Dios en sus corazones para levantarse a esta gran emergencia. Nunca hubo un tiempo donde hubiera tanto en juego como lo hay hoy. Nunca hubo un período de tiempo en el cual Dios demande tanta energía y abnegación del pueblo que guarda los mandamientos.
Ahora estamos cerca del cierre de otro año, ¿y no haremos que estos días festivos sean oportunidades para llevar nuestras ofrendas a Dios? No puedo decir sacrificios, porque solo le estamos dando a Dios lo que ya es suyo, y lo que Él nos ha confiado hasta que Él nos lo pida. Dios estaría muy complacido si en Navidad, cada iglesia tenga un árbol de Navidad del cual cuelguen ofrendas, grandes y pequeñas, para estas casas de adoración. Nos han llegado cartas preguntándonos: “¿Debemos tener un árbol de Navidad? ¿No sería eso parecernos al mundo?”. Nosotros respondemos, ustedes pueden hacerlo parecido al mundo si tienen disposición para hacerlo así, o pueden hacer lo más diferente posible al mundo. No es pecado elegir un árbol fragante y ubicarlos en nuestras iglesias; sino que el pecado yace en la razón que motiva la acción y el uso que se da a los regalos ubicados en el árbol.
El árbol puede ser tan alto y las ramas tan anchas como la ocasión lo requiera; pero que sus ramas están cargadas con frutas de oro y plata de su beneficencia y preséntenle esto a Él como su regalo de Navidad. Que sus donaciones sean santificadas mediante la oración, y dejen que el fruto de este árbol consagrado sea usado para pagar las deudas de nuestras casas de adoración en Battle Creek, Michigan y Oakland, California.
Para el sabio, una palabra es suficiente.
Autor: Elena de White | Traducido por Eric R. | Este artículo fue publicado por primera vez en la Review and Herald el 11 de diciembre de 1879.