La espina en la carne: La visión paulina del sufrimiento en 2 Corintios 12:7

Introducción

La intención de este artículo es simplemente descubrir que lección espiritual estaba intentando establecer Pablo al usar la expresión “una espina en la carne” en 2 Corintios 12:7. Se han tenido numerosos debates acerca de este texto, generalmente enfocándose en la naturaleza de la espina. Pero aquí se hará un énfasis especial en su propósito o función. Para cumplir este objetivo, el autor analizará en detalle a 2 Corintios, comenzando con algunas generalidades hasta llegar al 12:7, el cuál será su principal objetivo.

Análisis de 2 Corintios 12:7


Consideraciones generales

La segunda carta a los corintios es dinámica y desafiante. Es dinámica porque muestras vívidas experiencias que el líder de la iglesia (Pablo) tuvo que enfrentar cuando intentaba dirigir a sus hermanos (los corintios) en los caminos del Señor. Es desafiante porque la composición de la carta, tal como la Biblia la registra, ha sido cuestionada y, como resultado, algunos han propuesto que esta historia dinámica no deba ser vista como una unidad, sino como una colección de varias cartas,[1] rompiendo toda la narración en varias partes. Sin embargo, en lo que concierne a este estudio de 2 Corintios 12:7, la unidad de la carta es aceptada y dada por sentado.[2]

La estructura propuesta para 2 Corintios[3] muestra que Pablo aborda diferentes temas, que entretejen la idea general de la carta. Por ejemplo, de 1:12-2:11 él se defiende de las acusaciones de algunos que afirmaban que era una persona indecisa; en 2:12-715 presenta su suficiencia como apóstol de Jesucristo, les ordena no unirse en yugo con no creyentes; dado que los corintios habían fracasado en dar ofrendas para la iglesia en Jerusalén, Pablo los alienta a dar ofrendas en los capítulos 8-9; y finalmente, en los capítulos 10-13, trata con esos “super-apóstoles” que habían denigrado su persona y ministerio.

Una palabra conectora dentro de la epístola

Dentro de la segunda epístola a los corintios, una palabra que se repite y que parece usarse como conector es la palabra “gloria (también traducido como jactancia)” o “gloriarse (jactarse)”. Afirmamos esto principalmente porque a lo largo de la epístola el Apóstol Pablo ha usado esta palabra como verbo y como sustantivo. La primera referencia se encuentra en 1:14 (sustantivo), mientras que la última es en 12:9 (verbo). El la usa en situaciones particulares y en argumentos singulares. De esta manera, para comprender el significado de las palabras de Pablo en 12:7 una mirada profunda a la carta, especialmente al contexto inmediato de 12:7, será de utilidad.

Los capítulos 10 y 11 constituyen el contexto inmediato del capítulo 12. En ambos capítulos Pablo se gloría de algo en particular, y esto se realiza como parte del debate que mantiene con los super-apóstoles (11:5, 13). Por ejemplo, en el capítulo 10 se gloría de su ministerio, y en el capítulo 11 se jacta de sus sufrimientos como un apóstol de Jesucristo. Aunque esta jactancia es vista claramente en los dos capítulos previos, en 2 Cor. 12 él deja de hacerlo, e introduce una razón para ello.

El capítulo 12 puede ser considerado como un capítulo de contraste. De hecho, una lectura cuidadosa de 12:1-10 mostrará que el principal tema aquí es “la jactancia de Pablo vs. la espina en su carne”. Evidentemente, 12:7 es parte de un debate interesante, y por lo tanto debería ser analizado dentro de esos límites. Además, 12:7 es el versículo donde el “espina en la carne” –que aparentemente es el agente que hace que Pablo deje de gloriarse- es mencionado por primera vez.

Viendo 2 Corintios 12:7 en su contexto inmediato

La sección está dividida en dos partes, la primera va desde los vv. 1-7a y la segunda desde vv. 7b-10.[4] La razón para la jactancia de Pablo se encuentra en la primera sección (vv. 1-7a). Él puede gloriarse perfectamente gracias a la revelación que recibió catorce años antes (v. 2). Esta visión del Paraíso, junto con las extraordinarias cosas que él había escuchado allí (v. 4), son buenos motivos para engrandecerse. La palabra “ἀποκάλυψις” (revelación), que aparece dos veces, v. 1 (ἀποκαλύψεις) y v. 7a (ἀποκαλύψεις), rodean este primer argumento del apóstol, es decir, “su derecho a jactarse”.

En la siguiente sección (vv. 7b-10), Pablo establece su segundo argumento, la razón por la cual evita gloriarse. Las dos oraciones al comienzo del v. 7b “διὸ ἵνα μὴ ὑπεραίρωμαι, ἐδόθη μοι σκόλοψ τῇ σαρκι” (“para impedir que me enalteciera, me fue dada una espina en la carne” [LBLA]) tienen la función de establecer un claro contraste con los versículos anteriores. Aunque hay una considerable razón para esta jactancia (vv. 1-7a), también hay un buen motivo para no hacerlo, que es introducido en el v. 7b. La conjunción subordinada ἵνα (para que) marca el comienzo de una serie de oraciones que expresan propósito. Cinco veces el autor usa esta conjunción, tres en el v. 7, una en el v. 8 y una en el v. 9, indicando que todos estos versículos están conectados y que forman una unidad.

Aunque esta división es evidente, la unidad de las dos secciones debería ser enfatizada. El uso del verbo “καυχάομαι” (gloriarse), que aparece en tres formas diferentes dentro de ambas secciones,[5] es una prueba de que el tema de gloriarse es un conector, y muestra que todo el pasaje (vv. 1-10) es dado dentro de los límites de un tema en particular, “gloriarse”. Esto significa que, aunque el pasaje contiene dos secciones en sí mismo, está tratando con el mismo tema. Adicionalmente, si el verbo “ὑπεραίρωμαι” (exaltarse) que aparece tres veces en el v. 7 es tenido en cuenta, esta conexión es fortalecida, dado que este verbo posee una connotación similar a la de jactarse.

Estableciendo 2 Corintios 12:7

καὶ τῇ ὑπερβολῇ τῶν ἀποκαλύψεων. διὸ ἵνα μὴ ὑπεραίρωμαι, ἐδόθη μοι σκόλοψ τῇ σαρκί, ἄγγελος σατανᾶ, ἵνα με κολαφίζῃ, ἵνα μὴ ὑπεραίρωμαι. (2 Cor. 12:7 NA28)

La lectura natural del texto llama la atención debido a la manera en está ordenado. Pareciera que la primera oración “καὶ τῇ ὑπερβολῇ τῶν ἀποκαλύψεων” (“y la superioridad de la revelación”) debería haberse incluido en el versículo anterior (v. 6), pero eso no sucedió. De hecho, cuando se sigue la línea de pensamiento, resulta más fácil establecer la relación temática de este versículo con v. 6 que con v. 7. Eso podría ser una explicación para la inserción de la conjunción “διὸ”[6] (“por lo tanto”), cuyo propósito puede ser el de marcar el comienzo de una nueva oración. En realidad, la oración está apuntando a la revelación que el apóstol recién introdujo en los vv. 1-4, y cuyo motivo es presentar una excusa plausible para gloriarse, tal como afirma en los vv. 5-6. A diferencia de los vv. 5-6, el v- 7 introduce la razón en particular por la cual él no se gloría de esa revelación.

Cuando algunas versiones de la Biblia traducen este texto, colocan una puntuación entre las dos oraciones, resaltando la conexión de la primera oración con el v. 6 y dejan el resto del versículo como si perteneciera a v. 7. En otras versiones ambas oraciones son consideradas como parte del v. 7, y, por lo tanto, son traducidas como un solo versículo; aunque otras versiones prefieren evitar la confusión al omitir la primera oración.

En la siguiente parte del v. 7, la expresión “ἵνα μὴ ὑπεραίρωμαι” (“para que no me gloríe”) aparece dos veces, al comienzo del versículo y al final. Acerca de esta segunda mención, varios manuscritos la omiten porque parece ser innecesaria o redundante. Sin embargo, otros la apoyan y consideran que es una repetición cuya función es producir un énfasis.[7]

Análisis teológico

El verbo “καυχάομαι” (gloriarse) aparece en 20 ocasiones a lo largo de toda la epístola y tiene dos significados. En tres de las ocasiones en que aparece (5:12, 7:14, 9:2), posee una connotación positiva. Por ejemplo, Pablo les dice a los corintios que les está dando razones para que estén orgullosos de él (5:12); él se ha jactado de ellos ante Tito (7:14) y ante los macedonios (9:2). No hay nada de malo en felicitarlos por ciertos comportamientos. Tal como Bultmann dice, “esto no es auto-glorificación. Sino que por medio de esto él expresa su confianza en la congregación”.[8] Por otro lado, Pablo usa el verbo con una connotación negativa. Curiosamente, el resto de los casos (10:8, 13, 15, 16, 17; 11:12, 16, 18, 30; 12:1, 5, 6, 9) aparecen en la sección en que Pablo está enfrentando las acusaciones de los falsos maestros (caps. 10-13), y, como se puede esperar, se muestra un lenguaje duro. Por ejemplo, como resultado de la jactancia de estos “falsos maestros” o “super-apóstoles” (11:12) Pablo afirma su derecho a gloriarse (11:16): “Pues ya que muchos se glorían según la carne, yo también me gloriaré” (LBA). Esto sugiere que la jactancia que es mencionada en esta discusión no es positiva sino negativa. Sin embargo, algunos versículos como 10:17 y 11:30, aunque dentro de una áspera discusión, tienen una connotación positiva.

En el contexto inmediato de 2 Cor. 12:7 (12:1-10) el verbo “καυχάομαι” tiene estas dos connotaciones. El v. 1 expresa el aspecto negativo de la jactancia, “El gloriarse es necesario, aunque no es provechoso”. En los vv. 5 y 9 Pablo se jactará de sus debilidades, lo cual tiene un sentido positivo, mientras que en el v. 6 posee un sentido negativo, “Porque si quisiera gloriarme, no sería insensato”. El v. 12:7 aparece en el medio de la discusión acerca de la “jactancia”. Aquí el verbo “καυχάομαι” no aparece, sino el verbo “ὑπεραίρω” (“exaltarse a uno mismo”), cuyo significado es más áspero. Lo que es importante recalcar es que este verbo continúa la connotación negativa de “καυχάομαι” de los versículos anteriores (vv. 1 y 6).

En la frase “διὸ ἵνα μὴ ὑπεραίρωμαι” en el v. 7b (“por esta razón, para impedir que me enalteciera” [LBA]), la conjunción ἵνα indica propósito, “para”. Entender esta función es crucial para todo el debate. La partícula ἵνα le da su significado a la “espina en la carne”. Fue para eitar que se enaltezca que se le dio este tormento. El hecho de que esta conjunción se repita en el v. 7 indica la naturaleza intencional de la espina, que fue enviada “ἵνα με κολαφίζη (“para atormentarme”) e “ἵνα μὴ ὑπεραίρωμαι” (“para impedir que me enalteciera”). Como ya fue mencionada antes, esta última expresión parece ser redundante y algunos han intentado hacerla ver como una repetición innecesaria. Sin embargo, al considerar el uso de la conjunción, se puede decir que el apóstol continúa enfatizando una vez más la función de la espina. Paul Barnett claramente afirma: “Este versículo es poderosamente intencional; cada uno de estos elementos cumple un propósito”.[9]

Esta frase puede ser traducida como “para que no pueda exaltarme a mí mismo”.[10] En esta traducción el énfasis no está puesto sobre ἵνα sino sobre el adverbio “μὴ” (“no”) y el verbo “ὑπεραίρωμαι” (“exaltarse”. Casi sin explicación, Pablo cambia a una nueva construcción. Él ya no usa el verbo καυχάομαι sino ὑπεραίρω. La primera palabra es común en las epístolas paulinas (Rom. 2:17, 23; 5:11; 1 Cor. 1:29, 31; 3:21; Gal. 6:13; Fil. 3:3, etc.), pero la última constituye una palabra rara dentro de sus escritos. En realidad, ὑπεραίρω solo aparece tres veces en el NT y siempre en las epístolas paulinas, dos aquí en 12:7 y en 2 Tesalonicenses 2:4. El uso de este verbo también es raro en la LXX. Solo aparece cuatro veces (2 Cro. 32:33; Sal. 37:5; 71:16; Prov. 31:29).

Aquí en el v. 12:7 Pablo no cambia de “gloriarse” a “enaltecerse” sin motivo. Esto es algo intencional. La razón es que una simple jactancia puede convertirse en auto-exaltación; y ὑπεραίρω parece marcar el punto clímax. La simple “jactancia” de los versículos anteriores, puede convertirse en auto-exaltación, y esa es la razón por la que se le fue dada una “espina en la carne”.

Pablo usa el verbo en 2 Tes. 2:4 para referirse al anticristo: “el cual se opone y se exalta (ὑπεραιρόμενος) sobre todo lo que se llama dios o es objeto de culto, de manera que se sienta en el templo de Dios, presentándose como si fuera Dios.” El apóstol está hablando del espíritu de exaltación del anticristo en 2 Cor. 12:7; un espíritu que piensa que merece las revelaciones de Dios (2 Cor. 12:1-4), o que ha llegado a rechazar la necesidad de un Ser Superior. En Sal. 38:4, el rey David usa el mismo verbo cuando dice: “Porque mis iniquidades han sobrepasado (ὑπερῆραν) mi cabeza…” (LBA). Por lo tanto, exaltarse a uno mismo implica el sentido de ponerse por encima de cierta posición o persona. De esta manera, la “espina en la carne” ayuda a Pablo a evitar este pecado tan grande, el espíritu del hombre de la iniquidad. La magnitud de esta actitud de auto-exaltación muestra la importancia de la espina, y Pablo lo explicará más tarde. Scott J. Hafemann subraya esta idea al decir que “pablo sabía que gloriarse en sus visiones, como sus oponentes estaban haciendo, lo llevaría a exaltarse en una manera que arrancaría el mismo corazón de su evangelio”.[11]

Después de esta frase aparece la famosa expresión “ἐδόθη μοι σκόλοψ τῇ σαρκι, ἄγγελος σατανᾶ ἵνα με κολαφίζῃ” (“me fue dada una espina en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee” [LBA]). Acerca del verbo ἐδόθη (“dar”) se han adoptado varias posturas. Es necesario decir que este verbo es un aoristo pasivo, lo cual significa que fue algo hecho en el pasado, pero no por el apóstol; alguien le dio la espina. El problema con el verbo pasivo ha sido determinar si fue obra de Dios o de Satanás. Los estudiosos están de acuerdo en que este es un “pasivo divino”,[12] es decir, que Dios lleva a cabo la acción.

Hafemann dice que “el uso de Pablo del pasivo divino acerca del recibimiento de este ‘mensajero’, así como el arrebatamiento al cielo, puede tener la intención de corregir la acusación de sus oponentes de que esta “espina” era solo la obra de Satanás, no la de Dios. Desde esta perspectiva, la incapacidad de Pablo de superarla puede cuestionar su legitimidad”.[13] Aunque Hafemann ve a Dios como el dador de la espina, su postura está basada en la presuposición de que los corintios estaban familiarizados con la espina de Pablo, lo cual no parece estar explícito en el texto. El lenguaje que Pablo usa no es definido sino indefinido. Él dice “me fue dada una espina en la carne”, no “la espina en la carne”. La expresión “σκόλοψ τῇ σαρκι” no tiene un artículo, por lo tanto, es de naturaleza desconocida para los corintios, pero no para él.

Otra manera en la que los comentarios explican la naturaleza de “ἐδόθη” es al usar el ejemplo de Job en el AT. Los pasajes de Job 1:8-12 y 2:3-6 registran la discusión de Dios y Satanás que tiene a Job como su centro. R. V. G. Tasker explica el origen del sufrimiento de Pablo al considerar el caso de Job: “La aflicción provenía de Satanás, pero era permitida por Dios”.[14] Por el otro lado, algunos estudiosos prefieren ver a Dios no solo permitiéndole a Satanás para que actué, sino como el responsable directo. Christian F. Kling dice que “no obstante, no debemos concluir de ellos que ‘ἐδόθη’ implica solamente un permiso divino, porque incluye la idea de disponer u ordenar”.[15] En la misma línea de pensamiento, Ulrich Heckel dice que la espina de Pablo le fue enviada por Satanás, pero dada por Dios.[16] Y R. C. H. Lenski la explica diciendo que Dios pretende probar a Job, probar su fe victoriosa, Satanás intenta destruir su fe”.[17]

Aunque la aflicción de Job fue causada por Satanás, fue Dios puso a Job en el lente de Satanás.[18] No debería olvidarse que fue Dios quien inició la discusión acerca de la integridad de Job: “Y el Señor dijo a Satanás: ¿Te has fijado en mi siervo Job? Porque no hay ninguno como él sobre la tierra…” (LBA). Lo que aún se desconoce es la razón por la cual Dios inicia una conversación de esa manera, pero seguramente eso no carecía de un propósito.

Por lo tanto, el pasivo divino en 2 Cor. 12:7 apunta a Dios como el dador de la espina. Ralph P. Martin afirma correctamente que la palabra “δίδωμι” (“dar”) es usada usualmente para expresar el favor de Dios (cf. Gal. 3:21; Efe. 3:8; 1 Tim. 4:14).[19] El apóstol Pablo difícilmente le atribuiría a Satanás una acción divina. El hecho de que Pablo le suplica a Dios que le quite la espina (v. 8) puede indicar la idea de que Dios le dio la espina. Adicionalmente, la acción de Dios al negarse a responder la oración de Pablo (v. 9) implica tanto su derecho de hacerlo o no, como su intención de dar la espina.

Al incluir la expresión “ἄγγελος σατανᾶ” (“un mensajero de Satanás”) que describe a la “espina en la carne”, Pablo no indica su origen. Probablemente, esto muestra que Satanás también se aprovechaba de la espina, “Satanás viene como adversario de Dios para arrastrar a las personas lejos del dominio de Dios, o se acerca como delegado de Dios para implementar los juicios que Dios autoriza”.[20] Barnett lo explica de la siguiente manera:

Este lenguaje sugiere: (1) que Satanás fue la causa inmediata de la dificultad de Pablo, simbolizada por la palabra skolpos; (2) que, debido a que el skolpos fue dada por Dios, Satanás está sujeto a Dios, no su igual (como en un dualismo); y (3) que en una manera profundamente misteriosa Dios era la fuente última de ese skolpos.[21]

El uso de la palabra σκόλοψ (“espina”) llama la atención. En el NT solo aparece aquí, en 2 Corintios 12:7, y su significado es difícil de entender. En el AT aparece en tres ocasiones (Nnum. 33:35; Eze. 28:24; Ose. 2:6), y la mayoría del tiempo es traducida como “espina”, aunque “estaca” es otro posible significado. Se ha provocado un debate hacer de cómo entender esta palabra en el contexto de 12:7. Por ejemplo, Gerhard Delling afirma que la palabra “σαρκί” debería ser interpretado como material, como una referencia al cuerpo físico; por lo tanto, el cuerno puede ser una enfermedad física.[22] Harris y Heckel también han argumentado que la “espina en la carne” debe ser interpretada como una enfermedad física;[23] y otros han ido más lejos he intentado especificar la enfermedad, “la debilidad era física, no espiritual ni mental… Evidentemente era alguna clase de aflicción que afectaba los ojos (Gal. 4:13-15).”[24] Por otro lado, un grupo de eruditos han creído que era un padecimiento espiritual. Tasker afirma que el punto de vista protestante de una enfermedad física “debería ser abandonado en favor de la exégesis de los Reformadores y muchos de los primeros Padres, de que la “espina” era de naturaleza espiritual”.[25] La discusión continua y se han sugerido diferentes hipótesis, como un impedimento del habla, malaria, epilepsia, hemorroides, problemas mentales por su angustia por las iglesias, melancolía, y así en adelante. Barnett dice que “En general, se ha pensado que la referencia de Pablo puede ser física (una enfermedad, desfiguración, o discapacidad, o tentación moral) o relacional (oposición a su ministerio u oposición)”.[26] La verdad es que Pablo no especifica su espina en la carne, por lo tanto, todas las hipótesis pueden ser consideradas sin establecer una conclusión final. En lo que se refiere a 2 Corintias 12:1-10, una posible explicación puede ser que debido a que Dios y Pablo igualan la espina en la carne a una debilidad en el v. 9, entonces puede referirse a insultos, aflicciones, persecuciones, y dificultades en el v. 10, las cosas que son consideradas como debilidades. No obstante, algo que se debe tener en mente es el consejo de Barnett: “Indudablemente se continuaran haciendo especulaciones. Sin embargo, pastoralmente puede haber una ventaja en no saber. La misma apertura de la identificación permite amplias posibilidades de aplicaciones personales a un amplio rango de sufrimientos personales, que una identificación precisa puede limitar”.[27]

La búsqueda de la espina de Pablo no debería afectar la principal idea del pasaje. Esta “espina en la carne” fue enviada ἵνα μὴ ὑπεραίρωμαι (“para impedir que me enalteciera”), sino también ἵνα με κολαφίζῃ (para “que me abofetee”). Este último verbo, κολαφίζῃ (forma básica “κολαφίζω”) expresa el significado de “golpear o abofetear con el puño”. Esta palabra no es muy común. Solo aparece cinco veces en el NT (Mat. 26:67; Mar. 14:65; 1 Cor. 4:11; 2 Cor. 12:7 y 1 Ped. 2:20). En Mat. 26:67 y Mar. 14:65 Jesús es literalmente golpeado durante su juicio; en 1 Ped. 2:20 se refiere a cristianos que estaban experimentando diferentes clases de sufrimientos; finalmente, Pablo usa el verbo en dos ocasiones, en 1 Cor. 4:11 y 2 Cor. 12:7 para apuntar a su propio sufrimiento.[28]

La espina le fue enviada con una misión especial, no solo para evitar que se exalte a sí mismo, sino también para “abofetearlo”. Se sugiere una pelea incesante entre Pablo y la espina. El hecho de que Pablo dice: “tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí” (v. 8), indica que este sufrimiento no es transitorio. Es una batalla continua que lo mantiene lejos de la jactancia. Sin embargo, este “abofeteo” continuo no es la función final de la espina. En realidad, esta frase está conectada con la última oración “ἵνα μὴ ὑπεραίρωμαι” (“para impedir que me enalteciera”). Al introducir una vez más la frase que introdujo a la espina, Pablo desea enfatizar la razón central de ella, mantenerlo lejos de la auto-exaltación.

Probablemente la doble aparición de la frase “ἵνα μὴ ὑπεραίρωμαι” (“para impedir que me enalteciera”) llevó la mente de los corintios de regreso a la idea principal de Pablo. Esta frase forma un sándwich con su homólogo al comienzo del texto, y esta repetición tiene la función de resaltar el propósito de la espina. Vean la tabla de abajo:

καὶ τῇ ὑπερβολῇ τῶν ἀποκαλύψεων.
διὸ ἵνα μὴ ὑπεραίρωμαι, ἐδόθη μοι σκόλοψ τῇ σαρκί, ἄγγελος σατανᾶ,
ἵνα με κολαφίζῃ,
ἵνα μὴ ὑπεραίρωμαι.

La respuesta de Pablo a la “espina en la carne”

  1. Rechazo: No fue fácil para Pablo aceptar la espina, sea lo que haya sido. El v. 8 expresa la incomodidad del apóstol: “tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí”. El ruego muestra la angustia del apóstol. Era difícil para él manejar este sufrimiento. Martin afirma que “el número tres es un recordatorio de las tentaciones de Jesús en el jardín del Getsemaní y las tres veces que le suplicó al Padre que quitara la copa de él”.[29] No obstante, este rechazo no implica no estar dispuesto a aceptar la espina.
  2. Aceptación: la respuesta de Dios en el v. 9a, “Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad” es otra manera de decir no. Pero más que una simple negación, la respuesta de Dios pretende revelar una verdad profunda, es decir, que Pablo debe confiar en el poder de Dios. James Hastings declara correctamente: “Hay dos maneras de ayudar a un hombre abrumado con lo que tiene que cargar. Una es quitar la carga de su espalda, y la otra es fortalecer su espalda para soportar la carga”.[30] En el caso de Pablo, Dios lo fortalece para soportar la carga. Esta respuesta le enseñó una profunda lección que él aceptó. La exclamación en el v. 9b, (“Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí”) puede ser expresada solo una vez que Pablo aprendió la lección. “Él se propuso aprender porque [la espina] fue enviada y que es lo que debía enseñarle, y por sobre todas las cosas, qué era lo que había en él que necesitaba esta disciplina”.[31] La respuesta de Pablo refleja el principio bíblico de Jeremías 9:22-23 acerca de “gloriarse del Señor”. En este pasaje el verbo καυχάομαι aparece cinco veces; curiosamente, ese es el mismo verbo que Pablo ha estado usando a lo largo de todo el libro de 2 Corintios, especialmente en la última sección (cap. 10-13). Así que Pablo decidió gloriarse, pero en el Señor, tal como dijo en 10:17, pero especialmente en el gran poder de Dios.
  3. Filosofía de vida: Desde el v. 5 Pablo anticipa su decisión acerca de la espina. Él dice que “no me gloriaré sino en mis debilidades”. La misma idea es repetida en los vv. 9b y 10. Es significativo comprender que 2 Cor. 12:1-10 está escrito después de los eventos mencionados aquí. Esto quiere decir que Pablo ya ha tomado una decisión respecto de la espina. En el comienzo, era difícil para él tener que aceptarlo (v. 8), pero ahora es algo común para él. La espina simplemente proporciona una oportunidad para ser fuerte. Lenski dice, “Cuanto más elevada era la obra de Pablo, más necesario era para él estar constantemente consciente de la dependencia absoluta en el Señor; porque si Él retira su mano, Satanás lo tendrá completamente en su poder”.[32] Por lo tanto, se podría decir que ahora Pablo está acostumbrado a la espina, y esto no es masoquismo, sino fe. Irónicamente, para él ser débil es ser fuerte. Humanamente hablando, esto no es posible en absoluto, pero él es capaz de afirmar esto porque se ha acostumbrado a las realidades espirituales y a hablar palabras espirituales (1 Cor. 2:13).

En su lucha contra los falsos apóstoles, hay algo en lo que Pablo puede jactarse, sus debilidades (vv. 5, 9). Esto no debería confundirse con arrogancia porque, de acuerdo a Pablo, la espina siempre está allí para recordarle su fragilidad. En vez de eso, esta es una plena comprensión de la “Justificación por la Fe”, una clara evidencia de que Pablo ha experimentado la gracia de Dios. Esta es la verdad más profunda que Pablo ha aprendido acerca de la espina. Aun así, es verdad que, bíblicamente hablando, la razón explícita es “impedir que me enalteciera” (v. 7), pero la manera en que Pablo cierra la sección, apunta a una enseñanza más profunda. En los dos versículos finales (vv. 9, 10), el apóstol repite la misma idea: “muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí” (v. 9), “porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (v. 10). “Poder” y “fuerza” actúan como sinónimos en los dos pasajes. Él solo es fuerte gracias al poder de Cristo. Aquí encontramos un total reconocimiento de la imperfección e incapacidad de uno. Pablo sabe que está indefenso si desea quedarse solo en esta lucha contra su espina en la carne. Por esto es que él prefiere descansar en el poder de Dios.

La dependencia en la gracia de Dios es un tema importante en las cartas de Pablo (Rom 3:24, 27- 28;4:5; Gal 2:21; 5:6; Efe. 2:8-10; Fil. 3:9). La justificación por fe en Jesucristo es lo que salva a las personas –en este caso a Pablo- y los capacita a obedecer la ley de Dios. Garland dice, “aprendemos del mensaje dado a Pablo que la gracia de Dios no es solo un favor inmerecido que nos salva, sino una fuerza que nos sostiene a lo largo de nuestras vidas”.[33] De esta manera, el propósito final de la espina en la carne es generar una completa dependencia de Dios en el Señor.

¿Vienen todas las “espinas” (sufrimientos) de Dios?

En el caso de Pablo, Dios es quien le da una espina en la carne, para evitar que se enaltezca. Sin embargo, los creyentes no pueden generalizar, basándose en este versículo en especial (2 Cor. 12:7) para decir que Dios tiene “espinas” para todos. Lo que Garland afirma es verdad: “la ambigüedad acerca de la espina en la carne de Pablo puede permitir que otros se identifiquen acerca de sus propias “espinas” personales con la de Pablo y tomar como suya la lección teológica”.[34] No obstante, aunque las personas pueden extraer de estos pasajes lecciones espirituales, se debe aclarar que no todo lo que parece ser una “espina” es el resultado de la obra de Dios. Por ejemplo, en Números 33:55 Dios les advierte a los hijos de Israel: “Pero si no expulsáis de delante de vosotros a los habitantes de la tierra, entonces sucederá que los que de ellos dejéis serán como aguijones en vuestros ojos y como espinas en vuestros costados, y os hostigarán en la tierra en que habitéis” (LBA). El poder de la elección estaba en sus manos, pero no obedecieron el mandato de Dios. Por lo tanto, los sufrimientos no se hicieron esperar, e Israel experimentó agonías de estas naciones paganas, y se convirtieron en “espinas” para Israel, tal como se registra principalmente en los libros de los Jueces, Rut, 1 y 2 Samuel, etc.

Otro ejemplo bíblico es el de David, que en vez de combatir “en el tiempo cuando los reyes salen a la batalla” (2 Sam. 11:1) prefirió quedarse en su palacio, y entonces el enemigo lo tentó con una mujer hermosa (v. 2). Como resultado de su pecado, asesinó a Urías (otro pecado), intentó esconder su error (vv. 14-15; 23-24), el bebe recién nacido murió (12:19), y la espada nunca se apartó de su casa (12:10). Él sufrió debido a sus decisiones equivocadas, pero no porque Dios así lo quisiera. Las “espinas” del Rey David eran el resultado de sus acciones. Sin embargo, en ambos casos (Israel y David), Dios nunca se negó a perdonarlos y darles segundas oportunidades, aunque las consecuencias de sus pecados permanecieron. La misericordia de Dios siempre estuvo disponible para ellos al igual que para Pablo, y para otros en la Biblia, y aún está disponible para quienes buscan al Señor.

Conclusión

La “espina en la carne” de 2 Corintios 12:7 es presentada en el contexto de la jactancia. Dios no desea que el Apóstol Pablo caiga en un nivel más serio de jactancia, “enaltecerse”, de modo que proporciona un sufrimiento, que tiene como misión recordarle a Pablo de sus debilidades. La naturaleza de esta “espina” es desconocida y solo se pueden hacer hipótesis, pero sin llegar a conclusiones definitivas.

Probablemente Satanás se aprovechó de los sufrimientos de Pablo, intentó hacerlo dudar de Dios; no obstante, el apóstol aprendió la lección, y pudo darse cuenta de la finalidad de la “espina en la carne”, que no era un sufrimiento sin propósito. Él reconoció que Dios le dio la espina, lo cual abrió una oportunidad de experimentar el poder de Dios, que al mismo tiempo era la verdad más profunda que Dios quería que contemplara. Finalmente, los cristianos pueden extraer aplicaciones espirituales de la “espina en la carne” de Pablo. Sin embargo, afirmar que todos los sufrimientos de la experiencia humana vienen de Dios, es ir más allá de las enseñanzas de la Biblia, ya que ésta claramente presenta muchos ejemplos donde los sufrimientos fueron la causa del pecado, debido a Satanás y a las inclinaciones naturales de los seres humanos de desobedecer la ley de Dios.

Autor: Christian David Cardona Palacios | Traducido por Eric Richter para DA

Referencias


  1. Algunos especialistas mantienen que la carta de 2 Corintios tal como la tenemos actualmente es una composición. Por ejemplo, Margaret E. Thrall cree que 2 Corintios fue compuesta de tres cartas separadas: (1) capítulos 1-8 más 13:11-13; (2) capítulos 9; y (3) capítulos 10:1-13:11, véase Margaret E. Thrall, The Second Epistle to the Corinthians, Critical and Exegetical Commentary (CEC), vol. 1 (Edinburgo: T&T Clark, 1994), 4. Hay otro grupo de teorías de composición para 2 Corintios, que van desde la creencia en un solo libro como la unidad de un todo, hasta la opinión de 13 cartas como parte de ellas; véase la explicación en Murray J. Harris, The Second Epistle to the Corinthians, New International Greek Testament Commentary (NIGTC) (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2005), 8-10. ↩︎

  2. Véase la explicación de Paul Barnett, que dice que “2 Corintios posee una unidad intrínseca”, porque la situación histórica de Pablo concuerda con el período entre su segunda y tercera visita a Corinto, en Paul Barnett, The Second Epistle to the Corinthians, New International Commentary on the New Testament (NICNT) (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1997), 15-26; y la posición de R. V: G: Tasker que afirma que “en ningún escritor cristiano primitivo hay alguna sugerencia de que el documento estuviera compuesta de partes de cartas diferentes, o que no fuera escrita en un solo momento para enfrentar una situación en particular” en R. V. G. Tasker, 2 Corinthians, Tyndale New Testament Commentaries (TNTC), vol. 8 (Leicester: Inter-Varsity, 1983), 23-35. ↩︎

  3. Hay varias estructuras para 2 Corintios. Por ejemplo, David E. Garland lo divide en cinco secciones, véase, David E. Garland, 2 Corinthians, The New American Commentary (NAC), vol. 29 (Nashville, TN: Broadman & Holman, 1999), 45. Murray J. Harris ordena su comentario constituido en tres partes, véase, Harris, The Second Epistle to the Corinthians, v. IX-XI. Ralph P. Martin lo divide en ocho secciones, véase Ralph P. Martin, 2 Corinthians, Word Biblical Commentary (WBC), vol. 40 (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2014), 39. ↩︎

  4. Esta división (1-7a, y 7b-10) está compuesta básicamente considerando los dos argumentos diferentes propuestos por Pablo. ↩︎

  5. En el v.1 “Καυχᾶσθαι”, en los vv.5 y 9 “καυχήσομαι”, dos veces y una respectivamente, y “καυχήσασθαι” en el v.6. ↩︎

  6. Bruce M. Metzger dice que la “incisión de la conjunción parece haber ocurrido cuando los copistas incorrectamente comenzaron una nueva oración con τῇ ὑπερβολῇ τῶν ἀποκαλύψεων, en vez de tomar estas palabras con la oración anterior”. Bruce M. Metzger, A Textual Commentary on the Greek New Testament (Stuttgart: German Bible Society, 2002), 516. ↩︎

  7. Ibid., 517. ↩︎

  8. Rudolf Bultmann, “To Boast,” Theological Dictionary of the New Testament (TDNT), ed. Gerhard Kittel (Grand Rapids: Eerdmans, 1982), 3:650. ↩︎

  9. Paul Barnett, The Second Epistle to the Corinthians, 567. ↩︎

  10. Esta es mi traducción personal de la frase, que es similar a la de la NVI, pero con un poco más de énfasis en el adverbio y el verbo, tal como el griego parece indicar. ↩︎

  11. Scott J. Hafemann, 2 Corinthians, The NIV Application Commentary (NIV) (Grand Rapids: Zondervan, 2000), 461. ↩︎

  12. Véase Barnett, The Second Epistle to the Corinthians, 568; and Hafemann, 2 Corinthians, 462 ↩︎

  13. Hafemann, 2 Corinthians, 462. ↩︎

  14. Tasker, 2 Corinthians, 175. ↩︎

  15. Christian Friedrich Kling, Second Epistle of Paul to the Corinthians, Lange’s Commentary (LC) 10 (Grand Rapids: Zondervan: 1960), 200. ↩︎

  16. Ulrich Heckel, “Der Dorn im Fleisch: Die Krankheit des Paulus in 2 Kor 12,7 and Gal 4,13f.,” ZNW 84 (1993): 65-92. Citado en Scott J. Hafemann, 2 Corinthians, The NIV Application Commentary (NIV) (Grand Rapids: Zondervan, 2000), 462. ↩︎

  17. R. C. H. Lenski, The Interpretation of St. Paul’s First and Second Epistle to the Corinthians (Columbus: Wartburg, 1946), 1300. ↩︎

  18. John E. Hartley, The Book of Job, The New International Commentary on the Old Testament (NICOT) (Grand Rapids: Eerdmans, 1988), 73, 79. ↩︎

  19. Martin, 2 Corinthians, 606. ↩︎

  20. Garland, 2 Corinthians, 522. ↩︎

  21. Véase Barnett, The Second Epistle to the Corinthians, 570. ↩︎

  22. Gerhard Delling, “Thorn,” Theological Dictionary of the New Testament (TDNT), ed. Gerhard Kittel, Gerhard Friedrich (Grand Rapids: Eerdmans, 1981), 7:412. ↩︎

  23. Véase Harris, The Second Epistle to the Corinthians, 859; y Heckel, Der Dorn im Fleisch,462. ↩︎

  24. “In the Flesh” [2 Cor 12:7], Seventh-day Adventist Bible Commentary (SDABC), rev. ed., ed. Francis D. Nichol (Washington, DC: Review & Herald, 1976-1980), 6:920. ↩︎

  25. Tasker, 2 Corinthians, 175. ↩︎

  26. Barnett, The Second Epistle to the Corinthians, 569. ↩︎

  27. Ibid., 570. ↩︎

  28. K.L. Schmidt, “To Buffet,” Theological Dictionary of the New Testament (TDNT), ed. Gerhard Kittel (Grand Rapids: Eerdmans, 1982), 3: 819. Véase también Moses Silva, “To strike (with the fist),” New International Dictionary of the New Testament Theology and Exegesis (NIDNTTE) (Grand Rapids: Zondervan, 2014), 2:718. ↩︎

  29. Martin, 2 Corinthians, 612. ↩︎

  30. James Hastings, “The Second Epistle to the Corinthians.” Speaker’s Bible (SB), ed. Edward Hastings (Grand Rapids: Baker, 1978), 15:198. ↩︎

  31. Ibid., 15:197. ↩︎

  32. Lenski, The Interpretation of St. Paul’s First and Second Epistle to the Corinthians, 1301. ↩︎

  33. Ibid., 524. ↩︎

  34. Garland, 2 Corinthians, 521. ↩︎