Elena G. de White, ¿cometió plagio?
La edición de Los Angeles Times del 23 de octubre de 1980 llevaba un artículo en su primera página titulado “Plagiarism Found in Prophet Books” [Se encuentra plagio en los libros de una profeta]. Este artículo fue descubierto por Associated Press [Asociación de Prensa], y apareció en periódicos a lo largo de todo los EEUU, además de en varias revistas religiosas. El artículo acusaba principalmente a Elena de White de un extenso plagio y buscaba desacreditar su rol como mensajera especial del Señor a la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Dado que estos artículos (y otros de naturaleza similar) han circulado bastante ampliamente en los últimos meses pensamos que nuestros lectores podrían estar interesados en la siguiente opinión editorial sobre el rol de Elena de White en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Al hacer esto no es nuestro propósito procurar una refutación detallada de las acusaciones de plagio, aunque tendremos algunas palabras para decir sobre ese tema. En realidad, deseamos explicar brevemente cual sentimos qe era la naturaleza de su obra y sus efectos.
Cuando solo era una chica de 17 años, Elena tuvo su primera visión. Frágil y delicada de salud debido a un accidente cinco años antes, no se le habían dado muchos años de vida, aun así ella aceptó a regañadientes revelar a otros lo que el Señor le había revelado. Este ministerio inusual continuó durante setenta años, hasta su muerte el 16 de julio de 1915. Durante este período, ella recibió más de 2.000 visiones, escribió 100.000 páginas, 4.600 artículos para revistas, y miles de cartas. Sus consejos y guía han estado inseparablemente unidos al crecimiento y progreso de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Refiriéndose a su obra, ella escribió: “A medida que el Señor se ha manifestado por el espíritu de profecía, ‘han desfilado delante de mí lo pasado, lo presente y lo futuro. Me han sido mostrados rostros que nunca había visto y años más tarde los conocí cuando los vi. He sido despertad de mi sueño con una sensación vívida de asuntos previamente presentados a mi mene; y he escrito medianoche cartas que han cruzado el continente y, llegando en un momento de crisis, han evitado gran desastre la causa de Dios. Esta ha sido mi obra durante muchos años. Un poder me ha impelido a reprobar y reprender males en los cuales no había pensado. ¿Es esta obra de los últimos treinta y seis años de lo alto, o de abajo?” (Testimonios para la Iglesia, tomo 5, p. 629).
Creemos que la historia ha demostrado que su obra fue realmente del Señor. Grandes bendiciones sucedieron, y nuestra iglesia ha avanzado cuando sus consejos se han seguido; pero cuando fueron rechazados, se sufrió grandes pérdidas y nuestra iglesia se debilitó.
En 1957 publicamos Seventh-day Adventists Answer Questions on Doctrine [Los Adventistas del Séptimo Día responden Preguntas sobre Doctrina]. Este libro, producto de diálogos con varios eminentes eruditos de otras denominaciones, contenían una sección que abordaba los escritos de Elena de White y su relación con la Biblia. Nuestra posición, claramente expresada allí, no ha cambiado: “No consideramos a los escritos de Elena G. de White como una adición al sagrado canon de la Escritura…
“No pensamos que éstos tienen una aplicación universal, como en el caso de la Biblia, sino particularmente para la Iglesia Adventista del Séptimo Día…
“No los tenemos en el mismo nivel que a la Sagradas Escrituras, que permanecen sola y únicamente como el estándar por el cual todos los demás escritos deben ser juzgados.
“Los adventistas del séptimo día uniformemente creen que el canon de la Escritura se cerró con el libro de Apocalipsis. Sostenemos que todos los demás escritos y enseñanzas, cualquiera sea su fuente, deben ser juzgados por la Biblia y estar sujetos a ella, que es la fuente y norma de la fe cristiana. Nosotros probamos los escritos de Elena G. de White por la Biblia, pero en ningún sentido probamos la Biblia por sus escritos” (Questions on Doctrine, pp. 89, 90).
En su primer libro, en 1851, Elena de White dijo acerca de la Biblia: “Recomiendo al amable lector la Palabra de Dios como regla de fe y práctica. Por esa Palabra hemos de ser juzgados” (Primeros Escritos, p. 78). Más tarde ella escribió: “El Espíritu no fue dado—ni puede jamás ser otorgado—para invalidar la Biblia; pues las Escrituras declaran explícitamente que la Palabra de Dios es la regla por la cual toda enseñanza y toda manifestación religiosa debe ser probada”. (La Gran Controversia, p. 11). Y de acuerdo W. A. Spicer, en su última aparición ante los delegados reunidos en el congreso de la Asociación General en 1909, ella sostuvo la Biblia con sus manos que temblaban por la edad, y dijo: “Hermanos y hermanas, les recomiendo este Libro”.
Entonces, ¿qué rol tenemos para Elena de White y sus escritos?
Tal como se indicó en el libro de 1957, nosotros nunca hemos considerado que ella esté a la misma categoría que los escritos del canon de la Escritura. Sin embargo, además de los escritores escogidos de los libros canónicos de la Escritura, Dios utilizó muchos profetas y mensajeros que cuyas vidas fueron contemporáneas con la de los escritores de los dos Testamentos y cuyas declaraciones nunca fueron parte del canon de la Escritura. Estos profetas o mensajeros fueron llamados por Dios para dar aliento, consejo y amonestación al pueblo de antaño del Señor. Entre ellos se encuentran personajes como Natán, Gad, Asaf, Semaías, Azarías, Eliezer, Ahías, Ido y Obed en el Antiguo Testamento, y Simeón, Juan el Bautista, Ágabo y Silas en el Nuevo. Este grupo también incluye a mujeres como María, Débora y Hulda, que fueron llamadas profetisas, y en el tiempo de Cristo, Ana y las cuatro hijas de Felipe “que profetizaban” (Hechos 21:9). Es necesario reconocer que los mensajes que fueron dados través de estos profetas provinieron del mismo Dios que habló a través de aquellos profetas cuyos escritos fueron incluidos en el Canon Sagrado.
Que algunos de estos profetas no solo comunicaron mensajes inspirados sino que también los escribieron es evidente en textos bíblicos como 1 Crónicas 29:29 y 2 Crónicas 9:29. Es en esta categoría que considerados que Elena de White debe estar. Reconocemos que ella poseyó el don del Espíritu de Profecía, aunque ella misma nunca asumió el título de profetisa. En 1906, ella explicó por qué: “En mi temprana juventud se me preguntó varias veces: ¿Es Ud. profetisa? Siempre he respondido: Soy la mensajera del Señor. Sé que muchos me han llamado profetisa, pero no he pretendido ese título… ¿Por qué no he pretendido ser profetisa? Porque en estos días muchos que osadamente pretenden ser profetas son un baldón para la causa de Cristo, y porque mi obra incluye mucho más de lo que significa la palabra “profeta”… Pero mi obra ha abarcado tantos aspectos, que no puedo llamarme sino mensajera…” (Mensajes Selectos, tomo 1, pp. 36-39).
Recientemente, en el congreso de la Asociación General celebrado en abril de 1980, la iglesia reafirmó su confianza en este rol único para Elena de White. Entre las creencias fundamentales votadas allí, la número17 dice: “Uno de los dones del Espíritu Santo es el de la profecía. Este don es una marca identificadora de la iglesia remanente y fue manifestada en el ministerio de Elena G. de White. Como la mensajera del Señor, sus escritos con una fuente autoritativa y continua de verdad, y proporcionan consuelo, guía instrucción y corrección a la iglesia. Éstos también dejan en claro que la Biblia es el estándar por el cual toda enseñanza y manifestación religiosa debe ser probada. (Joel 2:28, 29; Hechos 2:14-21; Hebreos 1:1-3; Apocalipsis 12:17; 19:10).
Ella escribió de asuntos científicos muy adelantada a su tiempo. En 1864 ella escribió, “Tabaco es un veneno de la clase más engañosa y maligna”. En varias ocasiones ella ambién advirtió acerca de la contaminación del aire en las ciudades, que el humo, el polvo y los gases venenosos son una amenaza a la vida; que el alcohol daña permanentemente el cerebro y que las drogas pueden causar defectos congénitos. En el área de la nutrición, el Dr. Clive M. McCay, en ese entonces profesor de nutrición en la Universidd de Cornell, escribió en 1959, “Cualquiera sea la religión del lector, podrá ganar mucho en el medio de este mundo confuso en el cual vivimos mediante un estudio de los escritos de la Sra. White. Además, todo nutricionista moderno y dedicado estará impresionado por la seriedad de las enseñanzas de la Sra. White, a pesar del hecho de que ella comenzó a escribir hace casi un siglo atrás”. Es notable cuan cerca el reporte del Comité del Senado de los EEUU sobre nutrición y necesidades humanas, titulado “Metas dietéticas de los Estados Unidos” se asemeja a lo que ella defendió hace un siglo atrás. A diferencia de la corriente de predicciones ofrecida por los “psíquicos de supermercado”, los escritos de Elena de White han soportado la prueba del tiempo.
A lo largo de los años ataques ocasionales contra Elena de hite han surgido de dentro y fuera de la iglesia. De esta manera, las acusaciones actuales no resultan una sorpresa. En realidad, simplemente confirman nuestra convicción en ella y en el hecho de que la segunda venida de Cristo está cerca. Ella escribió: “El último engaño de Satanás se hará para que no tenga efecto el testimonio del Espíritu de Dios… Satanás trabajará hábilmente en diferentes formas y mediante diferentes instrumentos para perturbar la confianza del pueblo remanente de Dios en el testimonio verdadero” (Eventos de los últimos días, p. 92).
“Se encenderá un odio satánico contra los testimonios. La obra de Satanás será perturbar la fe de las iglesias en ellos” (Mensajes Selectos, tomo 1, p. 55).
Acerca de las acusaciones de plagio, la Sra. White declaró abiertamente en 1888 que a veces ella usaba las palabras de otros autores: “En algunos casos cuando he encontrado que un historiador había reunido los hechos y presentado en pocas líneas un claro conjunto del asunto, o agrupado los detalles en forma conveniente, he reproducido sus palabras, no tanto para citar a esos escritores como autoridades, sino porque sus palabras resumían adecuadamente el asunto” (El Conflicto de los Siglos, p. 14). Al hacer esto Elena de White estaba siguiendo una práctica comúnmente aceptada de los escritos del siglo XIX, como una investigación de los escritos de otros autores revelará.
Millones se han sentido inspirado a entregarse por completo al Señor Jesús por su libro Camino a Cristo. Este pequeño libro ha sido tan valioso para mi que le enviaré una copia sin cargo a cualquier lector que me lo pida.
En conclusión, es mi convicción que la obra de Elena G. de White, bajo la guía del Espíritu Santo, ha sido de una bendición inestimable para el crecimiento y la nutrición de esta iglesia. Ciertamente ella ha tenido este efecto en mi propia vida y experiencia con el Señor.
Autor: J. R. Spangler | Este artículo fue publicado originalmente en la revista Ministry de marzo de 1981 bajo el título “Ellen G. White, Plagiarist?”. | Traducido por Eric Richter para DA.
“Ellen G. White-Plagiarist?" by J. Robert Spangler published in the March 1981 issue of Ministry. The article first appeared in the March 1981 issue of Ministry,® International Journal for Pastors, www.MinistryMagazine.org. Used by permission.