El Evangelio de Juan: Relación entre los términos ἐκεῖνος, πνεῦμα y παράκλητος
Intróducción
¿Por qué el tema? La razón de la selección de esta temática se debe a que en los últimos años, tal vez décadas, ha habido dentro del cristianismo un intenso interés por la persona del Espíritu Santo y su actividad. La Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) no ha estado al margen de esta inquietud. Sobre todo porque ha sufrido el surgimiento de movimientos dentro de si misma que negaron la divinidad y la personalidad del Espíritu Santo. Debido a esto, han aparecido algunos artículos en las revistas académicas y de difusión general dentro de la Iglesia tratando este tema. Además se imprimió un folleto de estudio para las Lecciones de la Escuela Sabática sobre el Espíritu Santo.[1]
¿Por qué la importancia de este tema? Este tema es trascendente dentro de la Iglesia. Las respuestas que se den a si el Espíritu Santo es una persona divina o no, su propósito y misión, afectan al concepto que se tenga sobre la misión de la iglesia, la eclesiología y la adoración. O como dijo Ron Clouzet, tendrá influencia en la respuesta que el creyente dé a la obra del Espíritu Santo en su vida.[2]
Se ha encontrado en algunas publicaciones recientes, la reiteración de una interpretación[3] que tiene la intención de argumentar en favor del Espíritu Santo como una Persona Divina. Dicha interpretación dice que la palabra griega para “espíritu” (πνεῦμα), un sustantivo neutro, se la combina en algunos pasajes del evangelio de Juan (14:26; 15:26 y 16:7, 8, 13, 14) con el pronombre demostrativo masculino “aquél” (ἐκεῖνος). Esta interpretación supone que: (1) Juan cometería un error gramatical intencional relacionando un sustantivo neutro con un pronombre masculino; (2) y que por eso Juan consideraría teológicamente al Espíritu Santo como un ser personal, por no usar un pronombre neutro, según correspondería gramatical y sintácticamente, sino masculino.[4]
Este trabajo pretende verificar si esta interpretación se ajusta al contexto del evangelio de Juan utilizando el método de interpretación histórico-lingüístico-contextual. El estudio se iniciará con un análisis del uso del pronombre-adjetivo ἐκεῖνος en todo el evangelio, para establecer las relaciones gramaticales, sintácticas y semánticas existentes cuando se usa ese vocablo. Luego relacionará el uso de ἐκεῖνος con los términos πνεῦμα y παράκλητος, mediante un estudio exegético en pasajes específicos del evangelio de Juan. Y finalmente se presentarán algunas de las ideas teológicas volcadas en estos pasajes. La conclusión sintetizará las respuestas a las problemáticas planteadas.
El uso de ἐκεῖνος en el evangelio de Juan
Juan usa el término ἐκεῖνος unas 70 veces en su evangelio.[5] De esta cantidad de veces, se ha sintetizado su uso en tres formas.
Una de ellas es como pronombre demostrativo. En Juan se lo usa así unas 47 veces.[6] Juan usa este término, como pronombre en dos formas. Una es para hacer referencia a un sustantivo usado en una frase anterior, un objeto precedente o recientemente mencionado.[7] Por ejemplo, este uso sintáctico se puede apreciar en: 1:18 donde “aquél” hace referencia a “Hijo unigénito”.[8] Otra forma, es cuando se habla de una persona que se encuentra en una posición alejada del que relata o a la que se hace referencia, en algunos casos alguien que no está presente.[9] Algunos incluso agregan un uso enfático del pronombre, donde el énfasis radica en la construcción y no en la palabra misma.[10]
Un segundo uso del término es como adjetivo demostrativo. Este uso en Juan se observa 18 veces.[11] Por ejemplo, en Jn 4:39 acompaña al sustantivo πόλεως ἐκεῖνος, y se traduce “aquella ciudad”.
El tercer uso del término es acompañando a un participio sin artículo. En Juan aparece usado de esta forma unas 5 veces. Cuando en el NT se lo usa así, los gramáticos consideran que está como pronombre y el participio está en función adverbial. Por ejemplo, en Jn 16:8 ἐλθὼν ἐκεῖνος, se traduce “cuando aquél venga”.[12]
Además del análisis sintáctico, restaría el análisis semántico del término ἐκεῖνος. Los pronombres demostrativos[13] sirven para mostrar la situación de los objetos en relación con las personas gramaticales. Esto es así tanto en español como en griego. La diferencia que en griego sólo hay dos pronombres demostrativos: οὗτος y ἐκεῖνος[14] mientras que en español hay tres: éste, ése y aquél (con sus femeninos y plurales).[15] Si el autor usara el término οὗτος haría referencia a la cercanía del sujeto con el objeto que se describe. Cuando se usa ἐκεῖνος el objeto se encuentra a distancia alejada de los que dialogan, del tú y del yo.
Estos pronombres demostrativos también suelen usarse para resaltar la distancia sintáctica entre los sujetos que se mencionan en una frase.[16] Por lo tanto, el término no sólo se podría estar usando en el sentido semántico sino sintáctico. Semántico porque se hace referencia a una persona de la que se habla en una posición alejada o ausente en relación con las que están hablando; sintáctica porque el sujeto al que hace referencia se encuentra sintácticamente más alejado.[17] En las traducciones al español, es difícil percibir este juego de palabras pues no se lo traduce como un pronombre demostrativo sino como un pronombre personal (él).[18]
Análisis de los textos y su traducción
Los pasajes en estudio se encuentran como parte del último mensaje de Jesús a sus discípulos en el aposento alto. Este relato comienza en el capítulo 13 y se extiende hasta el capítulo 17 inclusive. En estos capítulos, Juan relata la conversación y los sucesos de la última cena de los discípulos con Jesús. Éste les habla de los sucesos que habrían de ocurrir inmediatamente y cómo éstos sucesos produciría una separación entre Jesús y ellos, y por lo tanto intenta decirles que, aunque parezca que se ha separado de ellos, esta separación no es tal pues su presencia seguirá con ellos mediante la obra de otro para,klhtoj. Dentro de este contexto es que Jesús les anuncia la venida del para,klhtoj, el Espíritu Santo.
Para poder comprender mejor el análisis sintáctico y gramatical que se hará de los textos de Juan, se considera mejor distribuir los términos para analizar el flujo del pensamiento del autor. Las frases se enumeran con letras para facilitar el comentario de la sintaxis del texto. La traducción de los pasajes al español, en una columna paralela, tratará de reflejar lo mejor posible una traducción según el orden de las palabras griegas, para notar el énfasis en el idioma original. ( Nota: Imagen [19])
En este pasaje, παράκλητος, en A, es el sustantivo en función de sujeto (ὁ δὲ παράκλητος) y por eso aparece en caso nominatívo, singular, masculino. Este sujeto es seguido por otras dos frases en nominativo, una de ellas considerada nominativo de aposición A’,[20] y una frase relativa que está subordinada a la anterior A”. Esta subordinación estaría reflejada por el pronombre relativo que la inicia y que está en el mismo género y número, e incluso caso (nominativo neutro, singular) que el sustantivo en A’. El hecho de que el pronombre relativo esté en género neutro por hacer referencia a πνεῦμα, destruiría el argumento gramatical construido sobre la relación de ἐκεῖνος y πνεῦμα. La frase relativa A” ampliaría el concepto de Espíritu Santo, aclarando su procedencia, del Padre. Este tipo de frases, nominativos de aposición y frases relativas, son una especie de anacoluto, muy frecuentes en Juan. Estas frases interrumpen momentáneamente el pensamiento que Juan retoma luego con un pronombre en B, en el caso que corresponde con el sujeto de la frase, παράκλητος. Este sujeto es el que se encargará de realizar las acciones de los dos verbos en indicativo del predicado compuesto C (διδάξει y ὑπομνήσει). Nótese cómo se unen los verbos del predicado compuesto mediante la conjunción καὶ, que en este caso está funcionando como coordinativa por unir dos expresiones de aposición y del mismo valor sintáctico.[21] Los verbos de este predicado compuestos admiten doble acusativo.
En griego, el orden sintáctico ordinario o habitual de los términos es sujeto, complemento directo, verbo.[22] En estas fraces C, se puede apreciar que los términos que acompañan a los dos verbos son los mismos, ὑμᾶς y πάντα, pero se ubican en diferente posición, lo que podría indicar un énfasis subjetivo del autor en la oración.
La oración termina con otra frase aclaratoria iniciada por un artículo relativo que hace referencia al término πάντα, por coincidir en género, número, e incluso aquí también en caso.
El análisis de este pasaje permite descubrir que Juan ampliaría el significado del sustantivo παράκλητος (en caso nominativo, singular, masculino), en función de sujeto, al agregar frases anacolutas entremedio de este sujeto y el verbo o los verbos que definirían la acción de este sujeto. Este término, παράκλητος, Juan lo usa por primera vez en 14:16 al identificar a otro Representante (ἄλλον παράκλητον) que vendrá. El análisis gramatical y sintáctico de este versículo, no deja lugar a relacionar ἐκεῖνος con πνεῦμα. Por lo tanto, no sería apropiado el argumento que impone en el texto una contrucción gramatical incorrecta para relacionar ambos términos. La relación sintáctica y gramatical de esta frase es entre ἐκεῖνος y παράκλητος.[23]
En la Figura 2 se puede observar que Juan vuelve a usar el nominativo de aposición en la frase C. Este texto contiene dos frases relativas. Una es B’ que está subordinada a B, por hallarse ambas en nominativo singular masculino, y otra es C’ que está subordinada a C, por hallarse ambas en nominativo singular neutro. Nótese que cuando el autor hace referencia a παράκλητος, en la frase con pronombre relativo, lo hace con un pronombre masculino singular; y al hacer referencia a πνεῦμα, lo hace coincidir correctamente con un pronombre relativo neutro singular, y no uno masculino singular como sería de esperar si Juan estuviera deseando alterar la sintaxis, según el argumento que algunos buscar imponer al texto.
El término ἐκεῖνος (nominativo, singular, masculino) inicia la frase D. Éste tiene, al igual que en 14:26, relación sintáctica y semántica con B.
Las frases relativas, explicarían además que Jesús es quien envía a su “Representante”, y dos veces destaca su procedencia “del Padre”, en B’ y “del Padre procede” en C’. Nótese, no obstante, que en B’ se utiliza el pronombre de primera persona, ἐγώ, para enfatizar quién es el que envía. Esto resalta la autoridad del enviador, Jesús, como ser Divino.
Juan 16:7, 8
El análisis del pasaje en Jn 16:7, 8, permitiría identificar cinco frases que compondrían estos dos versículos (véase la Figura 3).
A1-C1-B1 forman una frase. El orden sintáctico de los términos sigue el orden ordinario o habitual objetivo (sujeto, complemento directo, verbo).[24] No es así en el caso de las frases B4 y B5, donde parece haber una alteración del orden (verbo, complemento directo). Esto evidencia la presencia de un ordenamiento personal, subjetivo del autor. Cuando esto ocurre; es decir, cuando se altera el orden objetivo establecido, lleva la intención de enfatizar el significado de los términos, concediendo el puesto más importante al término que se desea, al alterar el orden objetivo establecido. En griego el puesto más importante es el primero, seguido por el último y luego lo que queda en medio. Esta gradación es aplicable casi a cualquier frase, particularmente cuando se encuentran construcciones en verso.[25]
En resumen, en las frases B4 y B5, lo importante es primero la acción indicada por el verbo (πέμψω y ἐλέγξει) y luego el objeto sobre el que recae la acción, es decir el complemento directo (αὐτὸν y τὸν κόσμον).
En estos versículos hay tres frases subordinadas. C2 es una cláusula subordinada sustantiva con ἵνα.[26] A3 y A4 son dos frases condicionales de tercera clase o potenciales.[27] Estas dos frases contienen un sustantivo masculino (ὁ παράκλητος) en B3 y un pronombre personal acusativo masculino singular (αὐτὸν) en B4 que hace referencia al sustantivo de B3 (coincide en género y número). En la frase A5, es el pronombre demostrativo ἐκεῖνος, el que hace referencia al sustantivo de B3 pues coincide con él en género y número (e incluso caso). Y en este versículo no aparece el vocablo πνεῦμα. Por lo tanto, estaría aclarando aún más que cuando se usa el término ἐκεῖνος en 14:26 y 15:26, hace referencia a παράκλητος.
Juan 16:13, 14 El análisis de estos versículos permitiría identificar dos oraciones, B1-F1 y B2-H2, afectadas por una cláusula temporal A1 (véase la Figura 4).[28] Se ha preferido aislar esta cláusula, para percibir el efecto que desea lograr el autor y también el uso del pronombre demostrativo ἐκεῖνος.
En 16:13, Juan invierte el orden que usó en los versículos analizados anteriormente. En los versículos 14:26 y 15:26, ἐκεῖνος se usa después de los términos παράκλητος y πνεῦμα. En 16:8, no aparece el término πνεῦμα, y por tanto sólo haría referencia a παράκλητος. En 16:13, el pronombre ἐκεῖνος, figura antes que el nominativo de aposición C1, y por lo tanto implicaría que reemplazaría a otro sustantivo usado con anterioridad, con el que debe coincidir en género y número, a saber παράκλητος, al que hace referencia el ἐκεῖνος del versículo 16:8 y también 14:26 y 15:26. Por lo tanto, ἐκεῖνος no tiene relación con πνεῦμα.
En 16:14, ya la deducción sería más fácil: ἐκεῖνος seguiría haciendo referencia a παράκλητος.
En este pasaje, hay un uso abundante de verbos en futuro (D1, D1a, D1b, D1c, D1d, D2, F2a, F2b) que refieren acciones que realizará el Representante o παράκλητος.
Algunas ideas teológicas en estos pasajes
En el marco de la intimidad de la última cena con sus discípulos, Jesús llama παράκλητος, a la persona que continuará su obra. Describe la esencia del mismo, Espíritu, porque procede del Padre que es Espíritu (Jn 4:23, 24); y, por lo tanto, comparte con la figura del Padre, la misma esencia.
Las expresiones que se usan en estas frases parecieran estar promocionando la venida del otro παράκλητος, pues resaltan lo importante que es para los seguidores de Jesús que éste venga, pues “convencerá al mundo de pecado y de justicia y de juicio”. Se puede notar en esta forma de promocionar la venida del otro παράκλητος, cómo Jesús va agregando cada vez un detalle más sobre su función o actividad. Primero crea la expectativa de su ida y de que vendrá alguien en su lugar (Jn 14:16), y a medida que avanza su discurso sigue ampliando la función o actividad de esa Persona o παράκλητος.
Pero Juan, no estaría dejando lugar a dudas en cuanto a la cualidad de el παράκλητος:
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“Santo” (14:26). Cualidad que comparten el Padre (17:11, “Padre santo”) y el Hijo (6:69, “tú eres el Cristo, el Santo de Dios”).
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“Verdad” (15:26; 16:13). Cualidad compartida también por el Padre y por el Hijo (1:14, 17; 3:21; 4:23; 14:6; 17:17).
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Uno que es enviado (14:26; 15:26; 16:8). El autor parece enfatizar la procedencia de enviado que tendrá el παράκλητος al usar el verbo πέμπω. En Juan, este verbo describe el origen de la misión más que su ejecución.[29]
Las acciones que realizará en esa misión o envío, las describen los verbos: “enseñará” y “recordará” (14:26), “dará testimonio” (15:26), “convencerá” (16:8). Además de los verbos mencionados, nuevamente se hace referencia a la actividad del para,klhtoj en 16:13 y 14. En estos versículos se puede percibir la idea de alguien que viene y el alcance de la misión se ampliaría agregando otros verbos para describirla: “guiará”, “oirá”, “hablará”, “hará saber”, “glorificará”, “tomará”, “proclamará”. El uso de estos verbos parecieran describir realmente la función de un Representante, pues oye lo de ese otro a quien representa, habla lo que oyó de ese otro, hace saber su mensaje, busca honrar o dar gloria a quien representa, usa los recursos que se le concede como emisario y proclama el mensaje que le da su representado. En este caso, ese “otro Representante” estaría representando a la Divinidad, porque comparte las mismas cualidades; es decir, es también un Ser Divino. Lo hace al igual que Jesús cuando vino en calidad de Representante de la Divinidad, porque también participa de la naturaleza Divina (véase también Jn 1:18; 5:37; 6:46; 8:38; 14:7, 9; 15:24; 1 Jn. 1:2; 4:14).[30]
Los verbos usados, para describir la actividad de este Ser Divino, tienen complementos. Estos complementos son: enseñará y recordará “todas las cosas” (14:26); dará testimonio “acerca de mí” (15:26); convencerá “al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (16:8); guiará “a toda la verdad”, hablará “todo lo que oiga”, hará saber “las cosas que habrán de venir”, “me” glorificará, tomará “de lo mío” y hará saber “a vosotros”.
Para Beasley-Murray se podrían obtener dos observaciones en relación a lo que se dice sobre el Representante: (1) es claro que el Espíritu no traerá una nueva revelación, que su tarea es recordar lo que Jesús hizo y habilitar a sus discípulos para comprenderlo; (2) por el lenguaje usado para el Representante-Espíritu, su rol como representante de Jesús y su tarea de recordar e interpretar la revelación enviada por Jesús, hace bien clara la naturaleza personal del Espíritu. Las implicaciones trinitarias del 14:26, al igual que del resto de lo que se dice sobre el παράκλητος, parecieran evidentes.[31]
Es el Representante quien hará posible que todas las promesas de Dios se cumplan en el creyente, al habilitarlo para ser parte de la esfera divina y de la comunidad celestial.
Conclusión
En síntesis, este estudio intentó verificar si es correcta la interpretación que considera: (1) que Juan comete un error gramatical intencional relacionando un sustantivo neutro con un pronombre masculino; (2) y que Juan consideraría teológicamente al Espíritu Santo como un ser personal, por no usar un pronombre neutro sino masculino.
Según se ha visto, ninguna de las veces que se usa el pronombre demostrativo en género masculino ἐκεῖνος, en los pasajes de Juan 14:26; 15:26; 16:7, 8, 13, 14, está haciendo referencia a πνεῦμα. Siempre estarían en relación con el sustantivo παράκλητος.
En los versículos analizados, Juan argumentaría en favor del Espíritu Santo como una Persona Divina, pero sin para ello cambiar el uso correcto de la gramática y la sintaxis. El uso de πνεῦμα y sus pronombres neutros, no agregaría nada en favor o en contra de una concepción personal o impersonal. Cuando en español se hace referencia a alguien del sexo masculino diciendo “una persona” y en la continuación del discurso se dice que es “la misma” que realizó determinada acción, esta concordancia gramatical no implicaría que ese varón es en alguna forma afeminado. En todo discurso, tiene primacía la concordancia gramatical en los idiomas que distinguen géneros por sobre la identificación separada de los géneros en sí mismos.[32]
Por lo tanto, no se trata de argumentar si las acciones del Espíritu son personales. La cuestión sería: ¿se trata de una persona distinta, o de la misma que el Padre? Por lo general, es allí donde radicaría la dificultad, pues la Biblia contiene mayormente el relato de las obras de Dios entre los hombres, y hace mucho tiempo que se ha observado que toda obra de Dios, fuera del seno de la Trinidad misma, es conjunta entre las Tres Personas (operae ad extra sunt indivisae), ya sea en la creación o en la redención. Son las obras internas las — que son divisibles o asignables separadamente a las distintas Personas. Por ejemplo: el Padre enviando al Hijo, o el Hijo rogando al Padre que envíe el Espíritu.[33]
Se reitera, entonces, que el argumento presentado en este trabajo y que se usa para probar la personalidad o divinidad del Espíritu Santo carece de sentido, ya que, en estos pasajes de Juan, no estaría en discusión esa temática.[34] Se destaca la actividad del próximo Representante divino que vendrá a la tierra para continuar obrando el plan de salvación. Dios no deja el hombre solo. Cristo no deja a sus amigos solos El Espíritu Santo no deja a sus criaturas nuevas, los hijos de Dios, solos.
En caso de que se deseara argumentar sobre la personalidad del Espíritu Santo con estos pasajes, el argumento se debería basar en la naturaleza del παράκλητος y en las cosas que se dice sobre el Representante, no en ninguna alteración gramatical. Además es difícil encontrar en el NT cualquier texto en el cual se haga referencia a πνεῦμα con un género masculino.[35]
Autor: Dra. Silvia C. Scholtus de Roscher
Referencias
En la Revista Adventista, noviembre 2005, aparecen dos artículos, uno de Carlos Steger, “¿Quién es el Espíritu Santo?”(pp. 10-11) y otro de Marcos Blanco, “La personalidad del Espíritu Santo: una perspectiva histórica” (pp. 7-9); el periódico Journal of the Adventist Theological Society (JATS), ha dedicado un número completo a tratar varios temas sobre la Trinidad (vol. 17, nº 1 [Spring 2006]) y en particular sobre el Espíritu Santo; Arnold Wallenkampf, El Espíritu Santo, Guía de Estudio de la Biblia (Buenos Aires: Asociación Casa Editoria Sudamericana, abril-junio 2006). ↩︎
Ron Clouzet, “The Personhood of the Holy Spirit and Why It Matters”, JATS, vol. 17, nº 1 (Spring 2006): 11. ↩︎
Se desconoce el origen de la interpretación, pues quienes la mencionan no hacen referencia a ningún material publicado. Daniel Wallace informa que es “frequently regarded by students of the NT to be an affirmation of the personality of the Spirit” (Greek Grammar Beyond the Basics [Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 1996], 331). ↩︎
Véase por ejemplo Wallenkampf cuando expresa lo siguiente: “Aunque la palabra Espíritu es, en griego, un sustantivo neutro, los evangelistas se refieren a él empleando el artículo masculino, el. El Espíritu se refiere a sí mismo usando el pronombre de primera persona en Hechos 13:2: ‘me’. De este modo, es apropiado usar él cuando hablamos del Espíritu Santo. El género neutro para el Espíritu, tanto en el original griego como su uso en el idioma inglés, ha contribuido sin duda al uso difundido del artículo neutro, como también lo han hecho los símbolos o emblemas que se usan en la Biblia para presentar su naturaleza y operaciones, tales como fuego, viento, aceite, sello y otros” (El Espíritu Santo, 14). Se hacen referencias similares al uso del artículo y del pronombre en un artículo de Carlos Steger, “¿Quién es el Espíritu Santo?”, 10; y en Clouzet, “The Personhood of the Holy Spirit and Why It Matters”, 22. Todos estos trabajos son de fuentes adventistas. Estos autores, que comparten esta interpretación, no mencionan ninguna fuente que haya dado origen a esa interpretación. ↩︎
Jn. 1:8, 18, 33, 39; 2:21; 3:28, 30; 4:25, 39, 53; 5:9, 11, 19, 35, 37, 43, 46; 6:29; 7:11, 45; 8:42, 44; 9:9, 11, 25, 28, 36; 10:1, 6, 35; 11:13, 29, 49, 51, 53; 12:48; 13:25, 30; 14:20, 26; 15:26; 16:8, 13, 23, 26; 18:13, 15, 17, 25; 19:15, 21, 27, 31, 35; 20:13, 15, 19; 21:3, 7, 23. ↩︎
Véase Jn 1:18, 33; 2:21; 3:28, 30; 4:25; 5:11, 19, 35, 38, 39, 43, 46, 47; 6:29; 7:11, 45; 8:42, 44; 9:9, 11, 12, 25, 28, 36, 37; 10:1, 6, 35; 11:13, 29; 12:48; 13:26, 27, 30; 14:21, 26; 15:26; 16:13, 14; 18:15, 17, 25; 19:15, 21, 35; 20:13. ↩︎
Alfred E. Tuggy, Lexico Griego-Español del Nuevo Testamento (El Paso, Texas: Mundo Hispano, 2003), 288; Spiros Zodhiates, The Complete Word Study Dictionary: New Testament, electronic ed., (Chattanooga, Tennessee: AMG Publishers, 2000, c1992, c1993), G1565. ↩︎
Véase además Jn 1:8; 5:39; 12:48; 14:26; 15:26. ↩︎
Véase Jn 3:28, 30; 4:25; 5:11, 19, 35, 38, 43, 46, 47; 6:29; 7:11, 45; 8:42, 44; 9:9, 11, 12, 25, 28, 36, 37; 10:1, 6, 35; 11:13, 29; 13:26, 27, 30; 14:21, 26; 15:26; 16:13, 14; 18:15, 17, 25; 19:15, 21, 35; 20:13. ↩︎
Horst Robert Balz y Gerhard Schneider, Exegetical Dictionary of the New Testament, vols. (Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 1990-c1993), 1:409. ↩︎
Véase Jn 1:39; 4:39, 53; 5:9, 37; 11:49, 51, 53; 14:20; 16:23, 26; 18:13; 19:27, 31; 20:19; 21:3, 7, 23. ↩︎
Los pasajes son 13:25; 16:8; 18:15; 20:15, 16. Véase además Roberto Hanna, Sintaxis exegética del Nuevo Testamento Griego (El Paso, Texas: Mundo Hispano, 1997), 219. ↩︎
Esta palabra en griego puede ser también adjetivo demostrativo si acompaña a un sustantivo. Por ej.: “Aquél” (Jn 1:8, 18; 2:21) es un pronombre; “Aquel siervo” (Jn 9:11; 21:7, 23) es un adjetivo. ↩︎
En idioma inglés también hay dos: “this” o “that”. ↩︎
En español, son pronombres demostrativos: (1) éste y sus femeninos y plurales (éste, éstos, éstas, así como su forma neutra, esto), se usan para hacer referencia a objetos que están próximos a la primera persona (yo); (2) ése, sus femeninos y plurales (ésa, ésos, ésas, y su forma neutra, eso), corresponden a los objetos cercanos a la segunda persona (tú); (3) aquél, aquélla, aquéllos, aquéllas, aquéllo, significan que el objeto de la conversación dista tanto de la persona que habla (yo) como de aquella a quien se habla (tú) (Selecciones del Reader’s Digest, La fuerza de las palabras [México D. F.: Reader’s Digest México, 1977], 90). ↩︎
Un ejemplo de esto último en español podría ser: “Juan y Pedro salieron de la barca, éste saltó, aquél nadó”. Se puede apreciar que queda claro en el texto quién realizó cada acción de los verbos, usando los pronombres demostrativos “éste” y “aquél” para indicar proximidad o lejanía sintáctica. Es decir: “Pedro” es mencionado último y está más cerca de lo que se describe, “Juan” está más alejado y se lo describe como “aquél”. ↩︎
Timothy Friberg, Barbara Friberg y Neva F. Miller, Analytical Lexicon of the Greek New Testament, Baker’s Greek New Testament library, 4 vols. (Grand Rapids, Mich.: Baker Books, 2000), 4:136; William Arndt, Frederick W. Danker y Walter Bauer, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, basado en Walter Bauer’s Griechisch-deutsches WorVterbuch zu den Schriften des Neuen Testaments und der frhchristlichen [sic] Literatur, 6º ed., ed. Kurt Aland y Barbara Aland, con Viktor Reichmann en ediciones previas en inglés por W.F. Arndt, F.W. Gingrich, and F.W. Danker, 3rd ed., (Chicago: University of Chicago Press, 2000), 301; H.G. Liddell, A Lexicon: Abridged from Liddell and Scott’s Greek-English Lexicon (Oak Harbor, WA: Logos Research Systems, Inc., 1996), 238. Véase además A.T. Robertson, A Grammar of the Greek New Testament in the Light of Historical Research (Electronic Version Logos, 1919; 2006), 706. ↩︎
Véase la versión Reina-Valera, 1995. ↩︎
Tradicionalmente se lo ha traducido por “consolador”, pero el campo semántico es más amplio en Juan. La palabra es un sustantivo-verbal que deriva de los verbos parakale,w y para,klhsij con las siguientes posibilidades de significados: consolar, confortar, rogar, exhortar, apoyar, defender en un juicio. No obstante, siendo que es un término usado en los escritos joaninos, se puede apreciar que éste no sería el uso que le da el autor (véase Johannes Behm, “παράκλητος”, Theological Dictionary of the New Testament [Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 1964-c1976], 5:803). Debería definirse su significado por el contexto en que se encuentra. Éste se podría encontrar con el uso que hace Juan de los verbos que hablan de la función de esta Persona Divina: “guiará”, “oirá”, “hablará”, “hará saber”, “glorificará”, “tomará”, “proclamará”. En este trabajo se prefiere traducir para,klhtoj como “representante” pues los verbos parecerían hablar de la función de alguien que representa a otro. Véanse las conclusiones de este trabajo. ↩︎
Según Manuel Guerra Gómez, este tipo de nominativo se lo denomina también absoluto, aislativo-enfático, temático, independiente. El dice que es una especie de anacoluto en el que el nominativo queda pendiente cuando se inicia la frase con función de sujeto, y del cual se va a tratar sin que lo haga. Las relaciones gramaticales se interrumpen con las siguientes, y no es sujeto de ningún verbo. Este tipo de expresiones no es rara en otros idiomas. “Estilísticamente es indicio de interés subjetivo; es un anticipar el sujeto lógico y aislarlo con fines enfáticos. Este sujeto lógico, no gramatical, de la frase es como reasumido en ella por medio de un pronombre, puesto en su debido caso… En el evangelio de Juan figura, al menos, 27 veces” (El idioma del Nuevo Testamento [Burgos, España: Ediciones Aldecoa, 1981], 253-254, 364). Daniel Wallace hace distinciones más exhaustivas del nominativo y considera a este tipo de frase como un nominativo en aposición (Greek Grammar Beyond the Basics-Exegetical Syntax of the New Testament [Garland, Texas: Galaxie Software, 1999, c1996], véanse los usos del caso nominativo). ↩︎
Véase Hanna, Sintaxis exegética del Nuevo Testamento Griego, 21. ↩︎
Ibid. ↩︎
A. T. Robertson también comenta que en este versículo evkei/noj se relaciona con para,klhtoj (Word Pictures in the Greek New Testament, 6 vols. [Louisville, Kentucky: Broadman Press, 1934], ver “Juan 14:26”). Así lo hace también George R. Beasley-Murray, John, Word Biblical Commentary (WBC), 54 vols. (Waco, Texas: Word Books, 1998), 36:261, 276, 280-281, 283-284, 287; y Wallace, Greek Grammar Beyond the Basics, 331-332. También Francis Nichol, en el The Seventh-day Adventist Bible Commentary, al comentar el pasaje de Juan 14:26 dice que “él” se refiere a parácletos y no a pneuma (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1978). Esta aclaración no aparece en la versión en español del comentario. ↩︎
Guerra Gómez, El idioma del Nuevo Testamento, 355-356. ↩︎
Ibid., 357-358. ↩︎
En cuyo caso se traduce como “que”. Véase Hanna, Sintaxis exegética del Nuevo Testamento Griego, 151-152. ↩︎
Véase Dana y Mantey, Manual de gramática del Nuevo Testamento Griego, 280-282. ↩︎
Véase Hanna, Sintaxis exegética del Nuevo Testamento Griego, 158. ↩︎
“At any rate we can say in general that when is used in the NT the emphasis is on the sending as such, whereas when ἀποστέλλειν is used it rests on the commission linked with it, no matter whether the one who sends or the one who is sent claims prior interest… Closer investigation, however, shows us that when the Johannine Jesus uses πέμπειν in speaking of His sending by God. He does so in such a way as to speak of God as the πέμψας με. This usage is wholly restricted to God, being sometimes amplified to ὁ πέμψας με πατὴρ; when speaking of Himself He uses other forms of πέμπειν” (Karl Heinrich Rengstorf, “ἀποστέλλω (πέμπω)”, Theological Dictionary of the New Testament [Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 1964-c1976], 1:404). ↩︎
Elena de White dice que el Espíritu Santo es el “Representante” que Cristo ha dejado en el mundo (Carta 84, 1895 y Manuscrito 56, 1902, Centro de Investigación White, Universidad Adventista del Plata, Libertador San Martín, Entre Ríos; Cada día con Dios [Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1979], 169; Consejos para los maestros [Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1971], 435; El Deseado de todas las gentes [Mountain View, California: Publicaciones Interamericanas, 1977], 243, 319, 622; El discurso maestro de Jesucristo [Brookfield, Illinois: Ediciones Interamericanas, 1956], 112) así como él fue representante del Padre en un mundo caído (Alza tus ojos [Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1982], 253, 332; Cada día con Dios, 17, 59; Dios nos cuida [Florida, Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1991], 83). Estas menciones son algunas de las que tiene esta autora. Sería interesante estudiar el uso que esta autora hace al referirse a Cristo como representante del Padre y del hombre, y al Espíritu Santo como representante de Cristo. Y también del hombre y de la iglesia como representantes de Cristo. ↩︎
Beasley-Murray, “John”, 34:261. ↩︎
Por ejemplo, en español es normal hacer referencia “un infante” en género neutro sin que eso implique impersonalidad, y así como en ese caso se diría “el infante estaba todo lastimado” recurriendo al uso del masculino esto no implica masculinidad. ↩︎
Hay algunos pasajes que podrían ayudar en esto. Uno de ellos puede ser Mat 12:31-32. En estos versículos, Jesús dice que toda blasfemia será perdonada a los hombres, incluso una blasfemia contra el Hijo, pero no una contra el Espíritu. Esto implicaría que hay tres clases de blasfemias: (1) perdonables, que no son contra el Hijo; (2) perdonables, “incluso” si son contra el Hijo; (3) imperdonables, contra el Espíritu. Esto llevaría a deducir que, si el Espíritu es simplemente una extensión de la Persona de Dios el Padre, ¿cómo es posible blasfemar contra Dios sin afectar toda su Persona, incluyendo el Espíritu? Y si no es posible, ¿cuál es la blasfemia que puede ser perdonada por Dios pero no afecta al Hijo? ↩︎
No obstante esto, algunos cristianos anti-trinitarios (sean éstos subodinacionistas o modalistas) podrían aún discutir este argumento pues considerarían que el Espíritu Santo es una extensión de la Persona del Padre. Cualquier argumento que demuestre que el Espíritu Santo es una Persona, sería atribuido por ellos a la Persona del Padre quien obraría a través del Espíritu. ↩︎
Véase también Wallace, Greek Grammar Beyond the Basics, 331-332. Este autor agrega que “Besides the Johannine texts, three other passages are occasionally used for this: Eph 1:14; 2 Thess 2:6-7; and 1 John 5:7. All of these have problems. In Eph 1:14 ὅ ἐστιν ἀρραβὼν ρεφερσ βαχκ το τῷ πνεύματι (v 13), but the masculine relative pronoun (v.l.) is easily explained without resorting to seeing theological motifs. (See discussion below, under “Relative Pronouns.”) In 2 Thess 2:6-7 πνεῦμα is nowhere mentioned; τὸ κατέχοṽὁ κατέχων are often assumed to both refer to the Holy Spirit. But in spite of the fact that there is much to commend this view, it certainly cannot use clear natural-gender passages in support, nor can such a known crux interpretum become the basis for such a syntactical point. First John 5:7 is perhaps the most plausible of the passages enlisted. The masculine participle in τρεῖς εἰσιν οἱ μαρτυροῦντες ρεφερο το τὸ πνεῦμα καὶ τὸ ὕδωρ καὶ τὸ αἷμα (v 8), all neuter nouns. Some see this as an oblique reference to the Spirit’s personality (so I. H. Marshall, The Epistles of John [NICNT] 237, n. 20), but the fact that the author has personified water and blood, turning them into witnesses along with the Spirit, may be enough to account for the masculine gender. This interpretation also has in its behalf the allusion to Deut 19:15 (the necessity of “two or three witnesses”), for in the OT the testimony only of males was acceptable. Thus, the elder may be subtly indicating (via the masculine participle) that the Spirit, water, and blood are all valid witnesses” ↩︎