El Cordero de Dios: Las cuatro dimensiones de Jesús
Los cuatro Evangelios presentan a un Jesús mirado de diferentes aspectos, es como si cada autor hubiera hecho un retrato diferente, pero del mismo sujeto. Los cuatro Evangelios son una obra magistral que solo el poder de Dios pudo conservar hasta el día de hoy, es decir, los cuatro Evangelios son una inspiración Divina. A pesar de que Lucas en su libro, en el capítulo 1 y los versículos del 1 al 4, dice que ya había algunos evangelios deambulando. Pero como ya dijimos solo quedaron cuatro; y estos cuatro son una inspiración Divina.
A mediados del siglo II, Ireneo, el padre de la Iglesia, dijo que los cuatro Evangelios son el cumplimiento de la profecía de Ezequiel 1, especialmente la de los cuatro querubines con diferentes caras, diciendo que la cara de León es Mateo; la cara de Hombre es Marcos; la cara de Buey es Lucas; y por último la cara de Águila es Juan. Pero esto es solo una imaginación, a pesar de que en cierto sentido pueda tener razón.
Los cuatro Evangelios pueden aludir más a las cuatro dimensiones que habla Pablo referentes del amor de Dios que es “en Cristo Jesús”. Veamos el versículo, dice:
“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cual sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” ( Efesios 3:17-19)
Pablo nombra cuatro dimensiones, “la anchura”, “la longitud”, “la profundidad” y “la altura”. Estas cuatro dimensiones del amor de Dios, pueden estar presentadas en los cuatro Evangelios, pues Pablo dice que el amor de Dios es en Cristo y los cuatro Evangelios hablan de Cristo.
Cada autor presentó a Jesús en la forma en que más le llamo la atención, pero el que más se identifica de los cuatros es sin duda el apóstol Juan, este está separado de los Evangelios sinópticos. Pero, ¿Cuáles son los Evangelios sinópticos? Los Evangelios sinópticos son aquellos que están unidos entre si. La palabra sinóptico viene de dos términos Griegos, συν [syn] que significa “conjunto” y οψις [opsis], que significa “visión”, “mirada” y/o “observar”. Esto quiere decir, que se pueden estudiar en conjunto [visión en conjunto]. Los Evangelios sinópticos son: Mateo, Marcos y Lucas. Y Juan esta eximido de este grupo porque todo su libro es exclusivo, solamente doce partes de su libro comparte con sus amigos sinópticos y es por eso que este tema se va a tratar del libro de Juan. Démosle una mirada a los Evangelios sinópticos**.**
1. Evangelio según San Mateo
Este Evangelio es el más largo, tiene 28 capítulos y 940 versículos. Este autor nos presenta a un Cristo, como cumplimiento de las profecías referentes al Mesías prometido, en realidad es el cumplimiento de las Escrituras, y este autor lo hace resaltar. Mateo empieza con la genealogía desde Abraham, al parecer este Evangelio fue escrito para convertir a los Judíos que no creían en Jesús como Mesías, y para alentar a los Judíos convertidos a Cristo, es por eso que este autor lo presenta como “…Hijo de David, Hijo de Abraham”, es decir, el cumplimiento del Mesías de Israel. Solo un Judío convertido pudo haber escrito este evangelio, y es así, Mateo era un Judío convertido, el era un publicano (Mateo 8: 9-13). También este autor hizo resaltar a un Jesús Maestro, es el autor que más pone énfasis en sus sermones, a diferencia de los otros que solamente le dan una mirada. A continuación veamos los sermones que este autor le puso más énfasis: a) El sermón del Monte, cap. 5.7; b) El discurso sobre el discipulado, cap. 10; c) El sermón junto al mar, cap. 13; d) Discurso sobre la humanidad, cap. 18; e) El discurso sobre la hipocresía, cap. 23; f) El sermón escatológico y/o profético, cap. 24-25.
2. Evangelio según San Marcos
Este Evangelios tiene 16 capítulos y 651 versículos. Este autor resalta más la humanidad de Cristo, y lo presenta de como a pesar de estar encarnado, aun así demuestra su Divinidad mediante hechos concretos, se podría decir que este libro presenta a Jesús en acción. Este es el libro más corto de los Cuatro Evangelios, pero algunos eruditos recomiendan para los que quieren empezar a estudiar los Evangelios, que empiecen por este. Todo lector de del Evangelio de Marcos experimenta lo que sintieron los primeros discípulos: un llamado al ministerio.
3. Evangelio según San Lucas
Este Evangelio tiene 24 capítulos y 1027 versículos. Lucas presenta a Jesús como, el Hombre Perfecto. A diferencia de Mateo este empieza con la genealogía desde Jesús y termina con Adán. Al parecer Lucas no era Judío, Lucas era considerado como gentil. Y es por eso que en la genealogía de Jesús, llega hasta a Adán, porque este autor quería dejar a un Jesús salvador tanto como de Judíos, como de gentiles; un Salvador del mundo.
Sin Lucas no hubiéramos sabido de la expansión del evangelio a los gentiles por medio del apóstol Pablo, es decir, no tendríamos los Hechos de los Apóstoles. El Evangelio según San Lucas y los Hechos de los Apóstoles, se puede considerar como los tomos I y II de Lucas.
Este autor resalta más el trato de Jesús con las mujeres, en realidad, Lucas es el único que hace resaltar el trato que Jesús tuvo con las mujeres.
4. Conclusión de los Evangelios sinópticos
Estos tres Evangelios están íntimamente unidos, estos tres a diferencia de Juan, presentan el ministerio de Jesús en galilea, y Juan muestra el ministerio de Jesús en Judea. Estos tres Evangelios son una parte sumamente importante en la comprensión del ministerio de Jesús, y en la vida, muerte y resurrección de nuestro Salvador. Así concluimos de que estos tres Evangelios, se pueden estudiar de una forma simétrica, estos comparten la humanidad de Cristo, es decir, la anchura, la longitud y la profundidad. En este mundo, un cuerpo tiene tres dimensiones, que son las mismas que presentan los tres Evangelios: anchura, longitud y profundidad. Son las únicas dimensiones que se conocen, y no puede haber mas dimensiones que las tres ya mencionadas en un cuerpo en este mundo, tal vez en otros si, no lo se, solo Dios lo sabe. Quizás estos tres Evangelios aluden más a la Humanidad de Cristo que a su Divinidad, es decir, las tres dimensiones que se conocen solo en este mundo y/o Universo. En conclusión, estos tres Evangelios presentan a Jesús como, “Humano – Divino”, es decir, Jesucristo.
5. El Evangelio de Juan
Al estudiar este Evangelio desde un principio nos damos cuenta de que es muy diferente a los demás, la particular forma de darle inicio a este libro, la palabra “Cordero” que tanto interés le causo al Apóstol Juan, y por último, solo doce partes de su libro comparte con las de los Evangelios sinópticos, y todo el resto de este libro es exclusivo.
El propósito del apóstol Juan de escribir este libro, era sin duda refutar las falsas doctrinas referentes a Cristo que abundaban en ese tiempo. Este es el último libro de los Evangelios en escribirse, es decir, los otros tres ya estaban escritos, de ahí se podría decir de la exclusividad de este libro, porque el apóstol Juan quería refutar esas falsas doctrinas que habían salido, y no se encontraban tesis en los otros Evangelios para refutar esas doctrinas que amenazaban la Iglesia. Según el C.B.A [Comentario Bíblico Adventista], dice que tres cosas eran las que amenazaban a la Iglesia en aquel tiempo, las cuales son, 1) la decadencia de la piedad; 2) la herejía, sobre todo el gnosticismo, que negaba la reencarnación de Dios y fomentaba el libertinaje; y 3) La persecución.
Pero el más grabe era sin duda el gnosticismo, es por eso que el apóstol escribió este libro, acerca de la Divinidad de Jesús. A pesar de todo eso, este apóstol es el único que experimentó el poder transformador del amor de Dios, la hermana White, presenta un hermoso párrafo acerca de este apóstol, dice:
“Juan se distingue de los otros apóstoles como el “discípulo al cual amaba Jesús”. Parece haber gozado de un grado de preeminente de la amistad Cristo, y recibió muchas pruebas de la confianza y del amor del Salvador. Juan era uno de los tres a los cuales les fue permitido presenciar la gloria de Cristo sobre el monte de la transfiguración, así como su agonía en el Getsemaní, y fue a él a quien nuestro Señor confió la custodia de su madre en aquellas últimas horas de angustia sobre la cruz. Al afecto del Salvador correspondió el discípulo amado con toda la fuerza de una ardiente devoción. Juan se apoyó en Cristo como la parra se sostiene sobre una majestuosa columna. Por amor a su Maestro desafió los peligros de la sala del juicio y permaneció junto a la cruz; y al oír que Cristo había resucitado, se apresuró para ir al sepulcro y en su celo dejó atrás aun al impetuoso Pedro.
La devoción abnegada y el amor confiado manifestados en la vida y el carácter de Juan, presentan lecciones de incalculable valor para la iglesia cristiana. Juan no poseía por naturaleza la belleza de carácter que reveló en su postrera experiencia. Tenía defectos graves. No solamente era orgulloso, pretencioso y ambicioso de honor, sino también impetuoso, resistiéndose por la justicia. El y su hermano eran llamados “hijos del trueno”. Mal genio, deseo de venganza, espíritu de critica, todo eso se encontraba e el discípulo amado. Pero, debajo de ello el Maestro divino discernía un corazón ardiente, sincero y amante. Jesús reprendió su egoísmo, frustró sus ambiciones, probó su fe, y le reveló aquello por lo que su alma suspiraba: la hermosura de la santidad, el poder transformador del amor.” (Hap. Pág. 445-446)
La pluma inspirada dijo que el apóstol Juan fue el único que experimento el amor de Dios en toda su plenitud, es decir, la anchura, la longitud la profundidad y la altura.
El libro de Juan es el único libro del A.T. que empieza como el libro de Génesis, “En el principio”, es más, es el único en toda la Biblia que empieza como Génesis. Quizás al apóstol le llamo la atención que, el mismo Jesús que había estado con el, hubiera sido el que participo en el principio de la creación, las mismas manos que habían sanado al enfermo, fueron las mismas que crearon el mundo. En el primer capítulo de Juan, vemos como desde un inicio el autor refuto las falsas doctrinas referentes a Cristo, describiendo a Jesús como Dios. A diferencia de los otros que presentan a Jesús como, Humano – Divino, es decir, Jesucristo; este presenta a Jesús como un ser Divino – Humano, es decir, Cristo Jesús.
Como nombramos más arriba, hay doce partes que Juan concuerda con los Evangelios sinópticos, las cuales son:
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El testimonio de Juan el Bautista, 1:19-28
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Jesús purifica el templo, 2:13-22
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La alimentación de los cinco mil, 6:1-15
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El complot para matar a Jesús, 11:45-57
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Jesús es Ungido en Betania, 12:1-8
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La entrada triunfal a Jerusalén, 12:12-19
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Jesús anuncia la traición de Judas, 13:21-30
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Jesús anuncia la negación de Pedro, 13:36-38
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El arresto de Jesús y su juicio, 18 – 19:1-16
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La crucifixión y muerte de Jesús, 19:17-42
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La resurrección de Jesús, 20:1-18
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Jesús se aparece a sus discípulos, 20:1-8
En doce partes, o doce acontecimientos comparte Juan con los Evangelios sinópticos, pero si se fijan los últimos siete acontecimientos, son los de la semana de la crucifixión, si contamos desde la entrada triunfal de Jerusalén hasta la aparición a sus discípulos, tenemos un total de siete acontecimientos. ¿Por qué hay que contar desde la entrada triunfal a Jerusalén? Porque es la semana de la crucifixión, es decir la entrada triunfal a Jerusalén es el tan conocido domingo de ramos, y cuando Jesús se le aparece a sus discípulos es el domingo de resurrección, es decir, siete acontecimientos de domingo a domingo.
Al parecer el apóstol Juan concuerda más con los otros Evangelios en los acontecimientos de la semana de la crucifixión, es posible que, el objetivo del autor no fuera recalcar la semana de la crucifixión, siendo que coincide más veces con sus amigos sinópticos. El objetivo del autor era presentar al Divino Hijo de Dios, al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el objetivo de este autor era presentar a un Jesús Hijo de Dios; a Dios encarnado. De ahí se podría decir la exclusividad del libro.
Es más, al parecer una de las palabras que más le causo cuidado, es la palabra “Cordero”, cuando Juan el Bautista lo llama, “el Cordero de Dios”, veamos un poco.
La palabra Cordero aparece 34 veces en el N.T., es usada por cinco libros del N.T. El primer lugar se lo lleva Apocalipsis con 29 veces, 28 de ellas para referirse a Cristo, y solo una vez para referirse a una bestia con cuernos como de “cordero” (Ap. 13:11); el segundo lugar se lo lleva el Evangelio según san Juan con tres veces, 2 veces para referirse a Cristo, y solo una vez para referirse a nosotros como corderos del Pastor, cuando Jesús le pregunta a Pedro, ¿Me amas?… apacienta mis “corderos”; el tercer lugar se lo llevan los libros de Hechos y 1 de Pedro, los dos lo usan para referirse a Cristo, Hechos lo usa cuando el Etíope está leyendo la profecía concerniente al Mesías (Hechos 8: 32), solamente lo usa una vez; Pedro en cambio lo usa para referirse a como Cordero sin mancha fue sacrificado Jesús… 1 de Pedro: 1:19.
Como vemos el autor del Apocalipsis es el mismo que estamos estudiando ahora, es decir, al apóstol Juan, quien debe haberle causado una impresión muy fuerte cuando Juan el Bautista lo llama: “El Cordero de Dios”, tanto así que en el libro de Apocalipsis lo usa 28 veces para referirse a Cristo.
Conclusión
En efecto, Cristo es nuestro Cordero pascual, y solamente por su sacrificio somos Salvos, es él, El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Acerquémonos con fe al trono de la Gracia, sabiendo que Cristo pago el precio que nosotros teníamos que pagar, porque por fe somos salvos por medio de la Sangre Redentora de Cristo Jesús.