Daniel 11: Una comparación entre la postura de William H. Shea y Desmond Ford

El capítulo 11 del libro de Daniel sigue siendo igualmente de enigmático desde hace muchos siglos en el pasado. No es de extrañar que surgieran controversias en la Iglesia Adventista del Séptimo Día a mediados de sus primeras décadas y sigue teniendo diversas interpretaciones en el presente[1]. En la presente investigación se examinan dos posiciones de Daniel 11. El Dr. William H. Shea, siendo una figura de gran influencia en el adventismo, expone su posición historicista en su libro Daniel.[2] En cambio, el Dr. Desmond Ford en su famoso libro titulado de la misma manera, Daniel,[3] introduce la famosa herramienta hermenéutica para interpretar sus profecías: El principio apostelesmático.

De ese momento en adelante y con otras publicaciones de Ford, ocurrió la llamada “crisis de Ford” y presentó un desafío al adventismo para que reexaminara sus creencias, especialmente de Daniel y Apocalipsis, y establecer un fundamento exegético y bíblico para las interpretaciones de las profecías danielíticas y apocalípticas. No es la primera vez que se comparan las posiciones de Shea y Ford.[4] Sin embargo, de manera breve y precisa, se expondrá los detalles historicistas que exponen estos dos autores, algunas semejanzas y las grandes diferencias en cada una de las posiciones.

Posición de William H. Shea respecto a Daniel 11

La interpretación de William H. Shea es completamente historicista. En Daniel 11:2, Shea interpreta los 4 reyes como Cámbises, Gaumata o Bardiya, Darío I Hístapes y Jerjes.[5] La historia desde el punto de vista de Dios no es “dar un recuento completo de la historia persa, sino trazarla hasta el punto en el cual el siguiente poder sube al escenario histórico. El “rey valiente” (vers. 3-4) lo interpreta como Alejandro Magno[6], haciendo alusión al enlace lingüístico encontrado en Daniel 8:8, 21 y Daniel 11:4. Su reino (Alejandro) fue quebrantado hacia los 4 vientos o puntos cardinales y esto representa “la división del imperio de Alejandro”.[7] Desde Daniel 11:5 hasta Daniel 11:13, su interpretación es casi semejante a cualquier intérprete de estas profecías. Estos versos contienen historia que puede “seguirse sin gran dificultad en los libros de historia que cubren este período”.[8] Según Shea[9], los reyes de la división del imperio de Alejandro y sus respectivos versos pueden resumirse de la siguiente manera:

Hasta el versículo 13 “casi todos los comentaristas están de acuerdo sobre la identificación de los varios reyes del norte y del sur”.[10] De esta parte en adelante comienzan las diferencias, y la posición de Shea también tiene sus particularidades. El verso 14 hace referencia a los que se levantaron contra el rey del sur. Shea los identifica como los egipcios que se levantaron contra Ptolomeo V en Egipto, registrado por Polibio.[11] La frase enigmática, los así llamados “hombres turbulentos de tu pueblo”, son identificados como los egipcios, que a raíz de la batalla de Paneas (198 a.C.), los “egipcios fueron retirados y sacados de la escena en lo que respecta a Judea o el sur de Siria”.[12] Es decir, los sirios quitaron a los egipcios y esos “opresores del pueblo de Dios” en Judea fueron retirados. El verso 15 concuerda con una campaña de Antíoco IV contra Egipto en el año 169 a.C.[13]

William H. Shea introduce el surgimiento de Roma en Daniel 11:16 y la fase de Roma Imperial está delimitada en detalle en los versos 16-22. Las figuras romanas que encajan mejor en Daniel 16-22 son identificados por Shea[14] como Julio César (vers. 17-19), Cleopatra como “la hija por mujer”, Cesar Augusto como el “cobrador de tributos” (vers. 20) y por último Tiberio que sucedió a Cesar Augusto. En el tiempo de este último, se quebrantó al “príncipe del pacto”, identificado sin lugar a dudas como Jesús.[15]

Nuevamente, de esta parte en adelante la identificación se vuelve más oscura y las diversidades de opiniones son mucho mayores que los versos anteriores. En resumen, Shea ve la fase de la Roma Papal en Daniel 11:23-29, con un énfasis mayor en las cruzadas[16]. En los versos 23-30, el papado tiene sus campañas militares efectivas. En el verso 30 identifica, según Shea, el momento cuando ocurrió la “subversión del sistema de salvación”,[17] cuando se interviene el ministerio celestial de Cristo.[18] Entre los versos 32-34 se puede identificar las persecuciones del papado y los versículos 35-39 se habla sobre la autoexaltación del cuerno pequeño o el papado.

En los últimos 5 versículos de Daniel 11, entre los versos 40-45, observamos la mayor discrepancia entre todos los escritores, tanto adventistas como no adventistas. Mucho cuidado hay que tener cuando se interpreta profecías no cumplidas hasta el momento. Según Shea, “parece que Daniel 11:40-45 utiliza un incidente histórico en la historia de Persia como modelo, o tipo, de la batalla espiritual entre el bien y el mal que ocurrirá en el tiempo del fin”.[19] Ese modelo proviene del rey persa Cámbises en el 535 a.C. El rey del norte y el rey del sur en estos tiempos corresponden al papado como el rey del norte y el ateísmo como el rey del sur. En el panorama profético no cumplido aún, Shea delimita que el papado ganará fuerzas sobre el ateísmo (vers. 43), pero sufrirá desafíos serios del oriente (vers. 44) y por último se librará la batalla espiritual del Armagedón descrita en Apocalipsis 16:16 que corresponde a Daniel 11:45.[20]

La posición de Desmond Ford respecto a Daniel 11

Según el mismo Desmond Ford, Daniel 11 contiene el “panorama más detallado de los eventos futuros en el Antiguo Testamento”.[21] Antes de interpretar el capítulo 11, Ford expone una serie de “guías hermenéuticas” que el mismo autor seguirá para interpretar Daniel 11 y comenta sobre la enigmática frase mencionada anteriormente en Daniel 11:14 como los “quebrantadores de tu pueblo”.[22]

Desmond Ford comienza de manera semejante que William H. Shea. Daniel 11:2 habla sobre estos 4 reyes, identificados por Ford como Cámbises II, el falso Esmerdis (o Gaumata), Darío I Hístapes y Jerjes I.[23] En los versos de Daniel 11:4-5, son interpretados por Ford como el imperio de Alejandro y su división a los cuatro puntos cardinales con la muerte de Alejandro en el 323 a.C.[24] De la misma manera que los versículos 5-13 no representa mucha diversidad de opiniones en los comentaristas, Ford logra identificar a estos reyes del norte y del sur de la siguiente manera[25]:

Prácticamente la posición de Ford entre los primeros 13 versículos de Daniel 11 es completamente semejante a la de Shea. La historia intertestamentaria es inequívoca ante los eventos descritos por el ángel en Daniel 11. Sin embargo, desde el versículo 14 en adelante, las diferencias comienzan a surgir.

A diferencia de Shea, en el versículo 14 Desmond Ford introduce a una nueva potencia, es decir, a Roma.[26] El traduce la frase “enigmática” como los “opresores de tu pueblo”, y hace un nexo lingüístico con Daniel 8 y la descripción de Roma en el libro de Daniel como los “opresores del pueblo de Dios”. En el verso 15 continúa con la victoria de Siria sobre las fuerzas de Egipto en Paneas [27] y termina en el verso 16 con el “resumen de la carrera victoriosa y agresiva del rey del norte en Palestina”.[28] Entre los versículos 17-20, es notable las claras diferencias con la posición de Shea. Ford continúa con la narrativa de Antíoco III Magno. Antíoco fue detenido por Roma en Termópilas (191 a.C.) y por último en la Batalla de Magnesia en el 190 a.C. El verso 18 describe, según Ford, el comandante romano que humilló a Antíoco.

Y el verso 20 muestra los “esfuerzos de Siria de subir los impuestos ahora demandados por el Senado Romano”.[29]

Pero al entrar de los versículos 20 en adelante, la diferencia se marca abismalmente entre Ford y Shea. Es de esta parte en adelante que Desmond Ford introduce su principio “apostelesmático” para interpretar Daniel 11. El observa un paralelismo equivalente entre las 3 escuelas de interpretación profética.[30] Ford trata de interpretar paralelamente las acciones de Antíoco IV Epífanes, la obra de Roma pagana y papal y el “futuro anticristo” que se levantará en el tiempo del fin.[31]

La aplicación de los versos anteriores a la obra de Antíoco III sirve como “puente” para ubicar de ahora en adelante las acciones de Antíoco Epífanes en el foco central de Daniel 11. Los versos 21-24 muestran un “resumen del rápido ascenso del rey sirio”. Los versos 25-27 muestran una ilustración de sus “pactos engañosos” y los versos 28-35 hablan de las terribles acciones de Antíoco Epífanes contra el santuario israelita.[32] Aparentemente, también es paralelo a Roma, que surgió y creció rápidamente, hizo pactos engañosos, quebrantó al Mesías (mientras que Antíoco quebrantó al sacerdote Onías III) y destruyó el templo de los judíos.

En la última parte del capítulo 11 de Daniel, los versículos 36-45 muestran nuevamente la aplicación del “principio apostelesmático”. Según Ford, esos versos “trascienden a Roma y Antíoco Epífanes, aunque los incluye a ellos”.[33] Estos versos se aplican al “anticristo” del Nuevo Testamento (2 Tes. 2; Apoc. 13; 17). Los versículos 40-45 son una “consumación de lo que empezó en los versos 36-39, y por lo tanto se debe buscar una aplicación para el tiempo del fin”.[34] Los términos geográficos deberían ser “espirituales” en estos momentos. El rey del sur según Ford representa un poder “anticristiano y ateo”, de la misma manera que interpreta Shea.[35] El rey del norte representa a la “Babilonia espiritual” y el resto de los versículos describe el destino de este poder perseguidor.

Semejanzas y diferencias

Las dos posiciones mencionadas anteriormente tienen sus semejanzas y marcadas diferencias. Es de importancia recordar que para la publicación del libro de Daniel por Desmond Ford, él mismo todavía pertenecía y promovía las doctrinas adventistas. Un tiempo después surgió “la crisis de Ford” y muchas de sus antiguas enseñanzas esbozadas claramente en su libro y en la presente investigación fueron echadas “por tierra” por su propia autoría. Se puede resumir todo lo presentado anteriormente mediante la siguiente tabla:

Es notable observar por medio de la tabla que a pesar de las semejanzas, también hay marcadas diferencias. A pesar de que algunas de las diferencias son irrelevantes, otras diferencias prepararon el camino para que la figura de Desmond Ford fuera “manchada” en la historia adventista. Actualmente siguen surgiendo nuevas interpretaciones sobre el capítulo 11 de Daniel dentro del adventismo y fuera de sus puertas. Le corresponde a cada lector observar y analizar todo, y “retened lo bueno” (1 Tes. 5:21) y obtener sus propias conclusiones. El Espíritu Santo ayudará a cada lector sincero de las Escrituras a encontrar la verdad y a mostrar que los eventos históricos están al control de la Mano Divina.


Referencias


  1. Por ejemplo Urias Smith, The Prophecies of Daniel and the Revelation, rev. ed. (Nashville: Southern Publishing Association, 1944), George McCready Price, The Greatest of the Prophets: A New Commentary on the Book of Daniel (Mountain View: Pacific Press, 1955), Edwin R. Thiele, Outline Studies in Daniel (Pacific Union College, nd., mimeographed), Robert D. Brinsmead, The Vision by the Hiddekel: A Verse by Verse Commentary on Daniel Eleven (Denver: International Health Institute, 1970), Roy Allan Anderson, Unfolding Daniel’s Prophecies (Mountain View: Pacific Press Publishing Association, 1975), Desmond Ford, Daniel, with a Foreword by F. F. Bruce (Nashville, Southern Publishing Association, 1978) y por ultimo Mervyn Maxwell, God Cares, 2 vols. (Mountain View: Pacific Press, 1981), vol. 1: The Message of Daniel for You and Your Family. ↩︎

  2. Ver William H. Shea, Daniel (Nampa, Idaho, Pacific Press Publishing Association, 2009), 228-276. ↩︎

  3. Ver Desmond Ford, Daniel (Nashville, Southern Publishing Association, 1978). ↩︎

  4. Por ejemplo, hubo intercambios entre William H. Shea y Desmond Ford en “Ford Responds to Shea”, and “Shea Replies to Ford”, Spectrum 11, 4 (1981):56-57, 59. ↩︎

  5. Shea, Daniel, 238. ↩︎

  6. Ibid., 239. ↩︎

  7. Ibid. ↩︎

  8. Ibid., 240. ↩︎

  9. Ibid., 240-241. ↩︎

  10. Ibid. ↩︎

  11. Ibid. ↩︎

  12. Ibid., 242. ↩︎

  13. Ibid., 243. ↩︎

  14. Ibid., 243-247. ↩︎

  15. Ibid., 246. ↩︎

  16. Ibid., 251-257. ↩︎

  17. Ibid., 250. ↩︎

  18. Ibid., 260. ↩︎

  19. Ibid., 264. ↩︎

  20. Ibid., 266. ↩︎

  21. Ford, Daniel, 252. ↩︎

  22. Ibid., 253-259. ↩︎

  23. Ibid., 260. ↩︎

  24. Ibid., 261. ↩︎

  25. Ibid., 261-263. ↩︎

  26. Ibid., 263-264. ↩︎

  27. Ibid. ↩︎

  28. Ibid., 265. ↩︎

  29. Ibid. ↩︎

  30. Es decir, preterismo, futurismo (o dispensacionalismo) y el historicismo. ↩︎

  31. Ford, Daniel, 266-277. ↩︎

  32. Ibid., 267. ↩︎

  33. Ibid., 271. ↩︎

  34. Ibid., 272. ↩︎

  35. Ibid., 276. ↩︎