¿Cristo es el fin de la ley? Sí, si lo es
“Pues el fin de la Ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.” (Rom. 10:4 R95)
Existen algunos versículos en la Biblia que son usados para decir que los 10 Mandamientos dados por Dios en el Sinaí ya no son válidos para los cristianos de hoy. Uno de ellos es Romanos 10:4, que declara: “el fin de la Ley es Cristo”. Algunos interpretan este versículo para decir que la muerte de Jesús en la cruz abolió la Ley y ya no necesitamos guardar los 10 mandamientos, especialmente el cuarto.
En este breve artículo analizaremos la manera de interpretar correctamente la palabra “fin”. Para eso tenemos que tener en cuenta los diferentes significados que tiene esta palabra.
En este caso en particular, la palabra “fin” tiene dos significados. Por ejemplo, yo puedo decir: “El fin del partido de futbol será a las 22:00 horas”, es decir, el partido de fútbol terminará o concluirá a las 22:00. Pero también puedo decir “El fin del partido de fútbol será recaudar dinero para el hospital de niños”, es decir, que el objetivo o meta del partido de fútbol es a beneficencia, para recaudar fondos para un hospital. La palabra “fin” en español tiene esos dos significados: uno se refiere a la conclusión de algo, y el otro del objetivo o propósito de algo.
Curiosamente, la palabra griega traducida en nuestras Biblias como “fin” (thelos) también tiene estos dos significados. Puede indicar la conclusión y finalización de algo, o puede apuntar al propósito u objetivo de algo. Por ejemplo, en Lucas 1:32-33 se nos dice que el reino de Jesús “no tendrá fin”:
“Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su Reino no tendrá fin [thelos]. (Luc. 1:31-33 R95)
¿A qué se refiere este pasaje? La respuesta es clara: el reino de Cristo nunca concluirá ni finalizará. En este versículo se usa un sentido de thelos, el de conclusión o finalización. Sin embargo, en la Biblia este no es el único significado de la palabra thelos. En 1 Timoteo 1:5 se nos dice lo siguiente:
“Pero el propósito [thelos] de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera”. (1 Tim. 1:5 NBH)
¿Se está hablando aquí de la “conclusión” o “finalización” de la instrucción dada por Pablo? La respuesta es no. Aquí Pablo nos dice que el objetivo o propósito (thelos) de su instrucción es generar corazones puros de los cuales nazca el amor. En este pasaje se usa thelos para hablar de “propósito” o “meta”, no de la conclusión de algo.
Entonces, ¿cuál de los dos significados estaba usando Pablo en Romanos 10:4? La manera más fácil de averiguarlo es analizar la función de la ley en su relación con Cristo.
Para Pablo la ley cumple una función muy interesante. En el mismo libro de Romanos él declara lo siguiente:
“¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la Ley? ¡De ningún modo! Al contrario, yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la Ley. Porque yo no hubiera sabido lo que es la codicia, si la Ley no hubiera dicho: ‘No codiciarás’” (Rom. 7:7 NBH)
Para Pablo la ley nos indica qué es el pecado. Cuando la Biblia nos dice “no robarás”, nos está diciendo que robar es pecado. Y debido a esa ley nos damos cuenta que si somos ladrones (por ejemplo), automáticamente nos convertimos en pecadores. Si no existiera la ley, no habría nada que nos dijera que es correcto y que es pecado (ver Romanos 5:13).
Por lo tanto, para Pablo la ley cumple la función de mostrarnos que somos pecadores, pero la ley no nos ofrece una escapatoria para el pecado. La ley no puede salvarnos del pecado, ¡solo Jesús puede darnos salvación! Pero, ¿cómo vamos a acudir a Cristo si antes no aceptamos que somos pecadores y necesitamos un salvador? ¿Y cómo aceptaremos que somos pecadores si no hay una ley que nos dice que cosas son pecado?
Es claro que la ley tiene un propósito (thelos), que es mostrarnos que somos pecadores y, por lo tanto, hacer que busquemos a Cristo, nuestro Salvador. Pablo no estaba diciendo que Jesús acabó con la ley, porque si no hubiera ninguna ley, entonces ¡no habría nada que nos indicara que somos pecadores y al no tener pecado no necesitaríamos a Jesús!
Lo que Pablo deseaba decirnos es que la ley nos muestra que somos pecadores y que necesitamos a un salvador. Por eso podemos decir que el objetivo o propósito [thelos] de la ley es llevarnos a Cristo.
Concluyendo, ¿Cristo es el fin de la ley? Sí, si lo es. Pero esto no significa que los Diez Mandamientos fueron abolidos en la cruz, sino que la función de esta Ley es llevarnos a Cristo.