Comentarios acerca de la Deidad

Un sólo Dios, no dos dioses

Juan 1:1 echa por el suelo la errónea posición que afirma lo siguiente y cito: “El Maestro descartó un segundo o tercer “dios” junto al Único.”

El Verbo no es un segundo dios, ni el Espíritu Santo es un tercer Dios junto al único. Esa declaración claramente deja al descubierto que la persona que hace tal afirmación no ha leído correctamente la posición de la pluralidad en la Deidad. Juan 1:1 hace meridianamente claro que el Verbo es lo mismo que es el Padre: Dios. El Verbo no es un dios al lado del Padre, sino que es Dios al lado del Padre. La posición arriana y la posición semi arriana son politeístas. La posición trinitaria es netamente monoteísta y cónsona con el mensaje de la Biblia.

Que lástima, que por querer parecer Hebreos, estas personas adopten las mismas erróneas posturas que llevaron a los judíos a rechazar al Mesías.

Los tales le rebajan a un mero dios de segunda clase. Así no se hace teología. La verdadera simiente de Abraham no es la que pretende ser hebrea, decir palabritas en Hebreo, o adorar bajo el pacto antiguo, sino que se compone de los que son de Cristo. Por tal razón el apóstol Pablo escribió lo siguiente:

“Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.” (Gálatas 3:29).

1 Corintios 11:3 Dios cabeza de Cristo

En 1 Corintios 11:3 dice:

“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.”

Aun entre iguales existe una cabeza o jefe, y la Trinidad no es la excepción. Un comité de hombres del mismo rango seleccionan a uno de ellos como su director o cabeza. Recordemos que Cristo se sometió voluntariamente al Padre (Filip. 2:5-7) y en su humillación es menor que el Padre (S. Juan 14: 28) y un poco menor que los ángeles (Hebreos 2:7). Antes de la encarnación el Hijo era Dios juntamente con el Padre (Juan 1:1; Romanos 9:5; Filipenses 2:6).

Para poder comprender la encarnación y sus consecuencias hay que comprender el plan de salvación. Alguien podría decir que en la relación de pareja, el varón es primero y cabeza de la mujer. Pero no se debe entender esto en el sentido del machismo, o la desvalorización de la mujer.

En Génesis 2:24 dice que el hombre y la mujer son una sola carne. Fue el pecado quién subordinó la mujer ante el hombre. En Génesis 3:16 dice:

“A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.”

El evangelio restaura a la mujer a su condición original. En Gálatas 3:28 dice: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”

En una relación de perfecta unidad, dos se pueden poner de acuerdo para que uno de ellos sea la cabeza. Eso bajo ninguna circunstancia atenta contra su perfecta unidad. Es un acuerdo mutuo, no una imposición arbitraria.

Todos somos uno en Cristo, de la misma forma que el Padre y el Hijo son uno(Juan 10:30; 17:20-23). Uno en este contexto implica perfecta unidad, no una sola persona.

Cuando se tenga aunque sea una comprensión elemental del plan de salvación, se comprenderá la posición del Hijo y del Espíritu Santo en la Deidad juntamente con el Padre.

Supuesta cita falsificada de Elena White

En la review and Herald, del 18 de Febrero del 1904, Elena White escribió lo siguiente y la cito:

“When the christian takes his baptismal vow, divine help is pledged to him. The Father, the Son and the Holy Spirit stand ready to work in his behalf. God places at his command the resources of heaven, that he may be an overcomer. His own power is small; but God is omnipotent, and God is his helper.”

Traducción:

“Cuando el cristiano toma el voto bautismal se le promete ayuda divina. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo están listos para obrar en su favor. Dios coloca a su disposición los recursos del cielo, de modo que pueda ser un vencedor. Su poder es limitado, pero Dios es Omnipotente, y Dios es su ayudador.”

Algunos afirman que esta cita la escribió Edwin LeRoy Froom, y no Elena White. Nada más lejos de la verdad. Froom nació en el 1890. Cuando esta cita se escribió en el 1904, Froom era apenas un adolescente que apenas cursaba la escuela secundaria. La cita fue escrita por Elena White para la Review and Herald. Es original y así se puede verificar en la revista.

El único Dios verdadero

“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Juan 17:3. La Biblia de las Américas)

Con relación a Juan 17:3, no podemos pasar por alto el hecho que cuando Cristo dijo que el Padre era el único Dios verdadero, él se encontraba en la tierra en una condición subordinada al Padre (Filipenses 2:5-8). En esa condición era inclusive, un poco menor que los ángeles (Hebreos 2:9), lo que implica también, un poco menor que Dios. El Verbo vino a representar al Padre (Juan 1:18) y por lo tanto le vino a revelar. Pero, no se puede ignorar el hecho que el Hijo compartió la gloria con el Padre antes de que el mundo fuese (Juan 17:5). Cristo existió como Dios antes de su encarnación (Filipenses 2:6).

Aún el Padre le llama Dios (Hebreos 1:8). El Verbo ha estado en plena comunión con el Padre por toda la eternidad y la Biblia hace meridianamente claro que lo que es el Padre, lo es también el Hijo: Dios (Juan 1:1). En Judas 4 dice: “Pues algunos hombres se han infiltrado encubiertamente, los cuales desde mucho antes estaban marcados para esta condenación, impíos que convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje, y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo.” (Judas 1:4 LBLA) En este versículo se le aplica a Jesús el título “único Soberano”, que también se le aplica al Padre.

En 2 Pedro 1:2 dice:

“Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han recibido una fe como la nuestra, mediante la justicia de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo: (2 Pedro 1:1 LBLA)

Lo que es el Padre, lo es el Hijo: Dios. Y por cierto, en 1 Juan 5:20 se le llama a Jesús: “el Dios verdadero”. Es interesante notar el hecho que en Juan 1:18, los manuscritos Griegos de mayor antigüedad dicen: “A Dios nadie le ha visto jamás; el Dios único que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” ( Reina Valera Actualizada en 2006).

El Espíritu Santo también es llamado Dios en la Biblia (Hechos 5:3,4) y la blasfemia contra el Espíritu Santo no es perdonada ni en este siglo, ni en el venidero (Mateo 12:31,32). El Espíritu Santo también es verdadero, pues es llamado: el Espíritu de verdad (Juan 14:17) y es un “Paracletos” de la misma clase que Jesús (ALLON PARACLETOS – Juan 14:16).

El trono del Espíritu Santo

Solo se mencionan dos tronos en la Nueva Jerusalén: el de Dios y el del Cordero (Apoc. 22:3). ¿Será que el Espíritu Santo no tiene trono? La respuesta se halla en el santuario. Apocalipsis 1:12 dice Juan vio a Cristo en medio de los siete candeleros de oro. Estos candeleros representan a las siete iglesias (1:20). Es importante notar la diferencia que Juan establece entre los siete candeleros y las siete lámparas. Los candeleros son los porta lámparas. Estos representan a la iglesia. En la visión del trono, las siete lámparas representan los siete Espíritus de Dios (4:5). Los siete Espíritus de Dios representan al Espíritu Santo (1:4). En el santuario se establece que el Espíritu Santo mora en la iglesia, en los que son de Cristo (Rom. 8:9). Los creyentes son templos del Espíritu Santo (1 Cor. 6:19). Por lo tanto la iglesia es el trono del Espíritu Santo, y por tal razón en el santuario se lo representa con la iglesia. En Efesios 1:13 se hace claro que los que creen al evangelio son sellados con el Espíritu Santo de la promesa, siendo esa la garantía o anticipo de su herencia (Efesios 1:14).

En el libro “La fe Por La Cual Vivo”, pág. 57 dice:

“Es a través del Espíritu que Cristo mora en nosotros, y el Espíritu de Dios recibido en el corazón por la fe, es el principio de la vida eterna.”

En Juan 14:23 dice:

“Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, guardará mi palabra; y mi Padre le amará, e iremos a él, y haremos morada con él.”

¿Significa esto que solo ellos dos moran en el creyente? Con un solo versículo no se hace teología. En Juan 14:16 y 17, Jesucristo hizo claro que el Espíritu Santo estaría y moraría con los discípulos para siempre. Por lo tanto, El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo moran en el creyente por la fe, no solo el Padre y el Hijo.

“Desde las edades eternas, había sido el propósito de Dios que todo ser creado, desde el resplandeciente y santo serafín hasta el hombre, fuese un templo para que en él habitara el creador. A causa del pecado la humanidad había dejado de ser templo de Dios…Pero por la encarnación del Hijo de Dios, se cumple el propósito del cielo” (El Deseado de todas las gentes, página 132).

Pregunto, ¿cómo es que nos convertimos en templos donde habite el creador? En 1 Corintios 3:16 dice: “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” Dios mora en nosotros a través del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19,20) y morará en todo ser racional creado por él por toda la eternidad. Ese fue su propósito al crearnos.

“Dios nos ha comprado y el reclama un trono en cada corazón” (Special Testimonies, Serie A, Núm. 7, pág. 39).

En Apocalipsis 22:3 se menciona el trono de Dios y del Cordero, pero eso no significa que el Espíritu Santo no tenga trono. Su trono es el corazón del creyente. Así se puede ver claramente en el santuario y en la Biblia (Rom. 8:9; 1 Cor. 3:16; 6:19; Efesios 1:13). Cristo dijo a sus discípulos que el Espíritu santo estaría con ellos para siempre.

En Génesis 11:6 dice que el pueblo era uno, refiriéndose a los habitantes del valle de Sinar. Jesucristo oraba para que sus discípulos, que eran doce, fuesen uno, así como él y su Padre eran uno (Juan 17:20-23). Uno significa en ambos casos, perfecta unidad. El hecho de que Cristo diga que él y el Padre son uno, no significa que el Espíritu Santo no exista en plena comunión con ellos.

En 2 Corintios 13:13 se habla de la comunión del Espíritu Santo con relación al Padre y al Hijo: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.”

Shem Tov

Shem Tov fue un judío anticristiano que supuestamente escribió un evangelio de Mateo en el idioma Hebreo para refutar a los cristianos en el año 1380 d.C. En su evangelio no afirma que Jesús es el Mesías o el Cristo y exalta la persona de Juan el bautista por encima de Jesús. Se limita a llamar a Jesús por su nombre Hebreo “Yeshua”. Shem Tov no reconoció a Jesús como el Mesías prometido en el Antiguo Testamento. Tampoco incluyó la fórmula bautismal en su falso evangelio. Transcribió Mateo 28:19 así: “Id y enseñen a guardar todas las cosas que les he ordenado para siempre.”

Es interesante resaltar el hecho que el manuscrito más antiguo que existe del Evangelio de Mateo es del siglo IV y pertenece al Códice Sinaítico. Este códice fue escrito en Griego Koiné y contiene la fórmula bautismal tal y como aparece en nuestras biblias.

El evangelio de Mateo de Shem Tov formaba parte de una obra anticristiana llamada Eben Bojan. Se han hecho análisis lingüísticos de este controversial evangelio y la evidencia textual demuestra que fue una traducción amañada del idioma Griego Koiné al Hebreo.

Lo peor del caso es que este evangelio no menciona el bautismo trinitario, pero tampoco menciona el bautismo en el nombre de Jesús. Este evangelio despoja a Jesús de sus títulos divinos y mesiánicos.

Los antitrinitarios citan a Shem Tov para justificar la creencia que Mateo fue escrito en el idioma Hebreo y que no contenía la fórmula bautismal. Lo cierto es que no existe un original del evangelio de Mateo en Hebreo y no existe siquiera un manuscrito de dicho evangelio anterior al siglo VI escrito en Hebreo.

La versión mas antigua de Mateo es el Códice Sinaítico escrito en Griego Koiné. Por cierto, este códice contiene la formula bautismal trinitaria.

Los padres de la iglesia y Mateo 28:19

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;” (Mateo 28:19)

Ireneo, en el año 190, escribió: “en el nombre de Dios el Padre, en el nombre de Jesucristo el Hijo de Dios quién fue encarnado y murió y resucitó de nuevo, y en el nombre del Espíritu Santo de Dios” (Adv.haer”. III,iv,n.2).

Justino Mártir, en el año 165 escribió lo siguiente: “reciben de nosotros el bautismo en agua, en el Nombre del Padre, Señor de todo el universo, y de nuestro Salvador Jesucristo, y del Espíritu Santo” (Apolo 1:16).

La Didajé escrita alrededor del año 150 d.C, dice: “Bautizad en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Did. 7:1).

La Epístola de Ignacio a los Filipenses, en el Capítulo 2 dice: ¿Por qué también el Señor, cuando Él envió a los apóstoles a hacer discípulos de todas las naciones, les mandó a “bautizar en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo …. “.

Tertuliano, c. 200 dC escribe en Sobre el Bautismo, Capítulo XIII: “Porque la ley del bautismo ha sido impuesta, y prescribió la fórmula:” Ve “, él dice,” enseñar a las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. “y en contra Praxeas, capítulo 2 dice:” Después de su resurrección .. Él les manda a bautizar en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo “. (Joseph Bingham.The Antiquities Of The Christian Church Part 1, pág. 482).

Hipólito (170-236 dC dice en Fragmentos:. Parte II.- Dogmático e Histórico – Contra la herejía de Noetus “) Dice que Jesús “dio este encargo a los discípulos después de resucitar de entre los muertos: Id y enseñad a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo."

Cipriano (200-258AD) en el séptimo Concilio de Cartago (Bajo Cipriano) dice: Y de nuevo, después de su resurrección, él envío los apóstoles y les dio el siguiente encargo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo “. Cipriano alude al pasaje mismo en otros lugares también.

Gregorio Taumaturgo (205-265 dC), en Una Confesión de fe Seccional, XIII dice: “…. el Señor envió a sus discípulos a bautizar en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo Espíritu?”.

Es un hecho de que los Padres de la Iglesia conocían la formula bautismal trinitaria y ello es evidencia de que ya esta fórmula existía antes del concilio de Nicea y de que no se trata de una interpolación posterior tal y como erróneamente afirman los antitrinitarios.

El apóstol Pablo y la Deidad triuna

Veamos que dijo Pablo sobre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo:

Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios.[1]

Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.[2]

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.[3]

Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre![4]

y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.[5]

un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.[6]

No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos unos a otros en el temor de Dios.[7]

Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.[8]

Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección; pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo,[9]

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu.[10]

Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes. Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos,[11]

Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio, del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros[12]

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.[13]

¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?[14]

¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?[15]

La Deidad triuna y la visión de Isaías 6

En Juan 12:39-41 Juan dice que Isaías vio a Cristo en la visión de Isaías 6. Veamos:

Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan y yo los sane. Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él

Pablo dice en Hechos 28:25-27 que el Espíritu Santo habló a nuestros padres por medio del profeta Isaías y cita Isaías 6. Veamos: “Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane.”

En Romanos 11:8, Pablo dice que fue Dios quién le dio espíritu de estupor y ojos que no vean y oídos que no oigan a los judíos citando a Isaías 6:9. Veamos:

como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy

Lo cierto es que en el libro de Isaías Jehová de los ejércitos es el Padre (Isa. 42:1-7; 53:1; 61:1; etc.) y en Isaías 6:5 dice que fue a Jehová de los ejércitos a quién Isaías vio en visión. Veamos:

Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos

No existe contradicción alguna entre estos versículos. Los tres: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, estaban presentes durante la visión de Isaías capítulo sêis. Lo mismo ocurrió durante el bautismo de Jesús cuando se oyó la voz de Dios y se vio al Espritu Santo que descendía sobre Jesús en forma de paloma. Lucas 3:21,22 dice: “Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.”

Son tres personas las que conforman la Deidad, no dos. En 2 Corintios 13:14 dice:

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.

El Espíritu Santo no es Cristo

“The Holy Spirit is the Comforter, in Christ’s name. He personifies Christ, yet is a distinct personality…” MR20 324.2

(Traducción) “El Espíritu Santo es el Consolador, en nombre de Cristo. Personifica a Cristo, pero es una personalidad distinta.” {20MR 324.2}

El Consolador que Cristo prometió enviar después de ascender al cielo, es el Espíritu en toda la plenitud de la Divinidad, poniendo de manifiesto el poder de la gracia divina a todos los que reciben a Cristo y creen en él como un Salvador personal. Hay tres personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- son bautizados los que reciben a Cristo mediante la fe(Special Testimonies, Serie B, Nº 7, págs. 62, 63. Año 1905).

La doctrina del Dios triuno en la historia de la iglesia Adventista

Algunos afirman que la Iglesia Adventista fue arriana en sus comienzos y que se volvió trinitaria casi a mediados del siglo XX. Nada más lejos de la verdad. Elena White ofrece un raudal de citas que no solo hablan del trío celestial, los dignatarios celestiales, la Deidad y persona del Hijo, la Deidad y persona del Espíritu Santo, sino también del Padre. (Ver estudio 2d.)

Elena White habla del Espíritu Santo como la tercera persona de la Divinidad (Special Testimonies, Serie a, Núm. 10, pág. 37; afirma además que el Espíritu Santo es una persona, como Dios es una persona (MSS 66, 1899); afirma que el Espíritu Santo tiene personalidad (MSS 20, 1906); habla de los eternos dignatarios celestiales- el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (MSS 145, 1901; habla de los tres poderes supremos del cielo- el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Special Testimonies, Serie B, Núm. 7, pág. 51, 1905); dice además, que son tres las personas vivientes del trio celestial – el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Special Testimonies, Serie B, Núm. 7, págs. 62, 63, 1905). Y por cierto, la vida en Cristo es original, no es derivada, ni prestada (DTG, pág. 530 en Inglés). Tanto el Padre, como el Hijo y el Espíritu Santo son la plenitud de la Deidad: el Padre corporalmente e invisible a los ojos mortales, el Hijo manifestado y el Espíritu Santo haciendo manifiesto el poder de la gracia divina (Evangelism, pp. 614, 615).

S.N. Haskel, en su libro “Bible handbook” (Manual Bíblico), escrito en el 1919, afirma que según Génesis 1:2, el Espíritu Santo, como agencia divina, participó en la creación (pág. 108) y que es el vínculo entre Dios y los hombres (IBID). En la página 172 Haskell dice que el bautismo se realiza en “el nombre de la Trinidad”, y cita a Elena White en Testimonios, vol. 6, pag. 91 (en inglés)

F. M. Wilcox, quién fue escogido como fideicomisario de sus escritos, por Elena White, escribió lo sigiente en la Review and Herald en el 1913: “los Adventistas del Séptimo Día creen: 1. En la divina Trinidad. Esta Trinidad consiste en el Padre Eterno…Jesucristo…y el Espíritu Santo, la tercera persona de la Divinidad.”

M.L. Andreasen escribió lo siguiente con respecto a su propia experiencia: “Recuerdo cuan asombrados estábamos cuando fue publicado por primera vez el Deseado de Todas las Gentes, porque contenía algunas cosas que creíamos increíbles. Entre otras cosas, la doctrina de la Trinidad, la cual no era generalmente aceptada por los Adventistas de entonces.” (The Doctrine of the trinity in the Seventh Day Adventist denomination, pág. 20)

Durante el año 1903, M. L. Andreasen visitó Elmshaven y se quedó allí por tres meses con el objetivo de leer los manuscritos escritos por Elena White. Luego de revisar los manuscritos escribió lo siguiente: “En su propio manuscrito vi las declaraciones que yo estaba seguro que ella no había escrito, que no podía haber escrito. Especialmente cuando fui golpeado con la nueva cita, ahora familiar del Deseado de Todas las Gentes, pág. 489: ‘En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra.’ Esta declaración en ese tiempo fue revolucionaria y me obligó a una completa revisión de mi posición y de la denominación sobre la Deidad de Cristo.” (Testimony of M.L. Andreasen, Octubre 15, 1953). Y que conste, este incidente tomó lugar mucho antes de la muerte de Elena White. Se puede concluir entonces que la acusación de que la doctrina trinitaria se introdujo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día luego de la muerte de Elena White, carece de fundamento.

En el libro “Without Fear or Favor: The Life of M.L. Andreasen”, escrito por Virginia Steinweg, se cita al pastor Andreasen, luego de haber pasado tres meses en Elmshaven revisando los manuscritos escritos por Elena White, diciendo lo siguiente: “Yo me había imaginado que la Hermana White dictaba la mayor parte de sus escritos, ya que ella tenía ayudantes. Ahora descubro que aun cuando ella algunas veces dictaba, la mayor parte de sus escritos fueron producidos por su propia pluma. Fueron esos escritos en los cuales estaba interesado los que pude examinar. Pasé varios días en esta tarea y siendo un lector razonablemente veloz y con la ayuda del personal de la oficina, logré mi cometido. Cuando terminé, quedé asombrado y perplejo. Allí vi ante mis ojos aquello que yo creía no se podía hacer…Vi en su propia escritura las declaraciones que yo estaba seguro que ella no había escrito – que no pudo haber escrito. Especialmente fui impactado con la presente familiar cita en el Deseado De Todas Las Gentes, pág. 530: “En Cristo hay vida, original, no prestada, no derivada.” Esta declaración en ese tiempo fue revolucionaria y me vi obligado hacer una completa revisión de mi posición anterior – y aquella de la denominación – acerca de la deidad de Cristo…Cuando la conocí, la Hermana White era una mujer de edad, pero en completa posesión de todas sus facultades.”

En el 1922 la Review and Herald publicó el libro “Handbook for Bible Students” (Manual para estudiantes de la Biblia)… En la página 217, cuando se habla de los nombres de Dios en plural, especialmente sobre “ELOHIM”, dice: “Entonces se nos prepara, aun desde el principio, para el misterio de la pluralidad de Dios.” Luego presenta a Dios en múltiples ocasiones hablando en plural.

En Testimonios, tomo 8, pág. 69 dice: “Permitidle deciros lo que yo sé sobre el huésped divino. El Espíritu Santo se mueve sobre la juventud durante las horas de escuela…El Mensajero del Señor vino para convencer de pecado y para suavizar corazones endurecidos por haber estado largo tiempo separados de Dios.”

Y que diremos del Espíritu Santo. En Juan 14:16 Cristo hace claro que el Espíritu Santo no es el mismo Cristo, sino otro. En el versículo 26, hablando del Espíritu Santo, Cristo dice: “El os enseñará todas las cosas…” Se refirió al Espíritu Santo como a “El”, lo que no deja lugar a dudas, que no solamente es otro, sino que es otra persona. En todo el Antiguo Testamento el Espíritu Santo ocupa un lugar importante no solo en la tarea salvadora (61:1-3), sino también en la regeneración del hombre (Ezequiel 36:25-27). Isaías 6:8-10, dice: “Después oí la voz del Señor que decía: A quién enviaré, y quién irá de nuestra parte? Entonces dije yo: Heme aquí, envíame a mí. Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, pero no entendáis: ved por cierto, mas no comprendáis…” El apóstol Pablo afirma que estas palabras dichas por Dios a Isaías, realmente fueron dichas por el Espíritu Santo (Hechos 28:25-28).

Donde se encuentra uno, se encuentran los tres, en perfecta unidad, trabajando a favor de la raza caída (Mat. 3:16,17; Juan 14:23; Romanos 8:9; 1 Cor. 3:16; Mateo 28:19).

En Judas 20, 21 dice: “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el ESPIRITU SANTO, conservaos en el amor de DIOS, aguardando con anhelo la misericordia de nuestro SENOR JESUCRISTO para vida eterna.”

En Juan 17:3 dice: “Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quién has enviado.” Al Padre nadie le ha visto jamás (Juan 1:18; 1 Tim. 6:15, 16; 1 Juan 4:12). Cristo vino a revelarnos al Padre (Juan 1:18). El Espíritu Santo vino cuando Cristo se fue al cielo, como su representante para hacer efectiva la predicación del evangelio, las buenas nuevas de salvación (Juan 14:16; 15:26,27; 16:13,14; Hechos 1:8). En este plan elaborado en los concilios celestiales, cada miembro de la Deidad juega un rol importantísimo. El trabajo de cada uno de ellos es vital para el éxito del plan. Por tal razón, Elena White dijo que la Deidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, se dieron a la tarea de elaborar el plan de redención (Counsels on Health, pág. 222; Consejos sobre Salud, pág. 220).

Un argumento que se esgrime por los anti trinitarios es que la Trinidad es de origen Católico. Alegan estas personas que la doctrina de la trinidad fue formulada en el Concilio de Nicea en el año 325 d.C. El emperador Constantino convocó este concilio para resolver la controversia arriana. Asistieron 318 obispos. Sólo seis obispos vinieron del occidente, donde la Iglesia Católica tenía un gran arraigo. El resto de los obispos provenían de las iglesias orientales donde el obispo de Roma tenía muy poca influencia. Inclusive, el obispo de Roma brilló por su ausencia en este concilio. En su lugar envió dos representantes. Este hecho demuestra claramente que tal acusación es totalmente falsa y carente de fundamento histórico.

El argumento de que la totalidad de la iglesia Adventista fue arriana por un tiempo, no es correcto. Elena White no vino al Adventismo de los grupos arrianos, del que vinieron la mayoría de los pioneros (Ejemplo: Conexión Cristiana). Ella era Metodista y por ende trinitaria, lo mismo que Guillermo Miller, quien también fue trinitario. El hecho de que muchos pioneros fueron arrianos, o semiarrianos, no significa que la totalidad de la iglesia lo fuera. Esta fue una doctrina que se fue desarrollando, así como otras, progresivamente. Para la década de los 1890, cuando se escribió el Deseado de Todas las Gentes, Elena White hizo claro varios puntos:

  1. En Cristo hay vida original que no deriva ni procede de otra fuente.

  2. El Espíritu Santo es la tercera persona de la Deidad.

  3. El Espíritu Santo es el sucesor y representante de Cristo en la tierra.

Muchos pioneros, entre ellos M.L. Andreasen, tuvieron que re-evaluar su posición con respecto a la Deidad triuna y asumieron la misma posición que Elena White profesó a través de los años.

Mateo 28:19 - ¿Interpolado? (Primera parte)

La gran comisión de Jesús a sus discípulos dice: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;" (Mateo 28:19 | RV 1960).

Lo cierto es que en Hechos 2:38, Pedro mandó bautizar en el nombre de Jesucristo. Algunos alegan que esta era la forma en que los discípulos bautizaban y que la fórmula trina fue una interpolación posterior. Lo cierto es que no existe evidencia textual que demuestre tal aceveración.

La expresión "en el nombre de..." también significa "por la autoridad de..." Por ejemplo: Un policía que le ordena a un criminal: "¡Deténgase en nombre de la ley!". Lo que le quiere ordenar es que se detenga por la autoridad que la ley le confiere, o en nombre de la ley.

Cuando uno es bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, es lo mismo que ser bautizado en el nombre de Jesús, o por su autoridad, ya que Jesús fue quien mandó a bautizar. La frase "en el nombre de..." significa, "por la autoridad de..." Varios versículos dan prueba de ello. Veamos: En Hechos 4:7-10 dice lo siguiente: "y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de que manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano" (RVR 1960). ¿Significa esto que el Padre y el Espíritu Santo no tienen autoridad para sanar?

Las expresiones: "en el nombre del Señor Jesús" y "en el nombre de Jesús", simplemente significan: "en, o por la autoridad de Jesús". Por lo tanto, cuando alguien es bautizado en el nombre de Jesús, realmente está siendo bautizado por la autoridad de Jesús, quién mandó a bautizar. Cuando bautizamos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, estamos bautizando en el nombre de Jesús, o por su autoridad, ya que él fue quién mandó a bautizar. Si el lector entiende que el "nombre" significa "autoridad", y que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo comparten la misma autoridad como la Trinidad Divina, entonces no hay contradicción, o discrepancia alguna.

Por cientos de años nadie cuestionó la fórmula bautismal trina de Mateo 28:19. Algunos alegan que ese cuestionamiento tiene su fundamento a partir del Concilio de Nicea en el año 325 DC, cuando Eusebio de Cesárea, al establecer su posición en el debate sobre la Trinidad, citó Mateo 28:19 con la forma abreviada: "en el nombre". Aquellos que alegan que la forma larga es una interpolación afirman que a partir de este concilio aparece en la Biblia la adición de las tres "personas", aunque algunos afirman que fue a partir del segundo o tercer siglo de la era cristiana. Lo que estas personas no dicen es que Eusebio citó la versión larga de Mateo 28:19 varias veces, aún luego de abrazar el arrianismo, lo cual demuestra su legitimidad (“Theophania,” Libro IV, Párrafo 8, Padres de la iglesia primitiva; Contra Marcellum I.1.9; I.1.36; Theologia III. 5.22; EpCaesarea 3 (Socrates, Eccl.Hist 1.8); Psalms 117.11-4).

La Didajé (50-70 DC), un documento cristiano del primer siglo, también menciona la fórmula bautismal larga de Mateo 28:19. Aparte de la Didajé, la evidencia textual demuestra que en todos los casi 6,000 manuscritos de los evangelios existentes aparece la frase completa tal y como aparece en nuestras Biblias.

Existen otras fuentes anteriores al concilio de Nicea cuyos autores también citan Mateo 28:19 tal y como aparece en nuestras Biblias, lo cual demuestra que la frase "en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo", no es una interpolación. Veamos las fuentes:

  1. Epístola de Ignacio a los Filipenses, Cap. 2 – 2do. siglo
  2. Tertuliano – De bautismo, Cap. 13 – (200 DC)
  3. Tertuliano – Contra Praxeas, Cap. 2
  4. Hipólito, en Fragmentos, Parte II, Contra las Herejías de Noeto – (170 DC -236 DC)
  5. Cipriano – Los Siete Concilios de Cártago – (200 DC -258 DC)
  6. Gregorio Taumaturgo – Confesión de Fe XIII (205 DC -265 DC)

Ninguno de los escritores citados citó la forma corta de Mateo 28:19. Por lo tanto, la aceveración que indica que Mateo 28:19 fue interpolado con una fórmula bautismal trina luego de la muerte de Mateo, carece de fundamento y veracidad.

Algunos citan el evangelio de Mateo de Shem Tov como prueba que Mateo 28:19 contiene una interpolación. Lo cierto es que la evidencia textual demuestra que Shem Tov tradujo el evangelio de Mateo del Latín, o del Griego Koiné al Hebreo a fines del siglo 13. Él ni siquiera utilizó la forma corta en Mateo 28:19. Lo tradujo así: "Vayan y enséñales a guardar todas las cosas que les he mandado para siempre." Los otros supuestos manuscritos hebreos del Nuevo Testamento que existen son traducciones del Griego Koiné y del Latín al Hebreo, y datan desde 600 DC hasta el siglo 19. Son traducciones muy tardías y no se pueden utilizar como evidencia al respecto. No existe un solo manuscrito del Nuevo Testamento de los primeros cuatro siglos de la era cristiana que fuese escrito en Hebreo. Por cierto, la Biblia Peshitta, una traducción en Siriaco (un dialecto Arameo) vierte Mateo 28:19 tal y como aparece en nuestras Biblias.

Mateo 28:19 demuestra que la Deidad es trina y por tal razón, algunos quisieran eliminarlo de la Biblia. Lo cierto es que la evidencia textual (aparato crítico) demuestra su autenticidad.

¿Dice Proverbios 8:22 que la sabiduría de Dios fue creada?

Algunas versiones de la Biblia traducen Proverbios 8:22 así: "Yahveh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas" (BJ). Afirman que así se tradujo en la Septuaginta. Esta traducción sugiere que Dios no siempre poseyó sabiduría y por ende, no siempre fue sabio. De ser como se tradujo en la versión citada, Dios fue sabio a partir del momento que creó la sabiduría. Tal planteamiento es absurdo, ya que un Dios carente de sabiduría no hubiese podido generarla.

Algunos, amparados en esta traducción aceveran que Jesucristo fué creado por el Padre. A Jesucristo se le llama: "sabiduría de Dios" (1 Corintios 1:24). Pero, ¿Será realmente "creó" la mejor traducción para esta palabra hebrea?

El verbo “QANAH' aparece once veces en el libro de Proverbios. Veamos como se traduce este verbo en las otras diez ocurrencias de este en el libro de Proverbios:

Proverbios 1:5 - adquirirá
4:5 – adquiere
4:7 - adquiere
8:22 - poseía
15:32 - posee/tiene
16:16 - adquiere
17:16 – comprar/adquirir
18:15 - adquiere
19:8 – posee
20:14 – compra
23:23 – compra

Como se puede notar, el verbo “QANAH” se utiliza consistentemente en el libro de Proverbios para designar lo que se posee, adquiere, o compra. Nunca significa crear. Afirmar que en Proverbios 8:22 se debe traducir como ”crear”, sería cambiar el significado dado a este verbo por Salomón en el libro.

Proverbios 8:22 es un poema donde se personifica la sabiduría de Dios. En todo el libro Salomón nos exhorta a adquirir sabiduría (1:5; 4:5, 7; 16:16; 19:8) y a adquirir la verdad (23:23). La sabiduría es mejor que las piedras preciosas (8:11). Por ella reinan los reyes (8:15) y dominan los príncipes (8:16). Luego Salomón procede a indicar que Dios poseía la sabiduría en el principio (8:22).

Recuerde que antes del principio no existe nada. La sabiduría es tan eterna como Dios mismo (8:23) y cuando Dios comenzó a crear, allí estaba la sabiduría presente (8:27). La sabiduría estaba con Dios ordenándolo todo (8:30). Salomón concluye su poema diciendo que el que oye sus consejos será sabio (8:33), será bienaventurado (8:34) y alcanzará el favor de Jehová (8:35). El que peca contra Dios, defrauda su alma y ama la muerte (8:35, 36).

Utilizar Proverbios 8:22 para afirmar que el Hijo tuvo origen, es pasar por alto la forma como Salomón consistentemente utiliza el verbo Hebreo “QANAH” en el libro de proverbios y es apartarse del claro mensaje del poema, que exalta la eternidad de la sabiduría de Dios.

Además, Juan 1:1 hace claro que cuando todo dio comienzo, "en el principio", ya el Verbo (Jesús) existía en plena comunión con el Padre. El Hijo de Dios no tiene principio de días, ni fin de vida (Hebreos 7:3).

El mensaje de la Biblia es claro.

Referencias


  1. Romanos 15:30 ↩︎

  2. 1 Corintios 12:4-6 ↩︎

  3. 2 Corintios 13:14 ↩︎

  4. Gálatas 4:6 ↩︎

  5. Efesios 2: 16 ↩︎

  6. Efesios 4:4-6 ↩︎

  7. Efesios 5:18-21 ↩︎

  8. Colosenses 1:3-8 ↩︎

  9. 1 Tesalonisenses 1:2-6 ↩︎

  10. 1Tesalonisenses 5:18, 19 ↩︎

  11. 2Tesalonisenses 2:13, 14 ↩︎

  12. 2 Timoteo1:8-14 ↩︎

  13. Tito 3:4-7 ↩︎

  14. Hebreos 9:14 ↩︎

  15. Hebreos 10:29 ↩︎