La turbia traducción textual de Darío El Medo

Mar 29, 2017
Juegos Cristianos

INTRODUCIÓN

Mucho se ha escrito acerca de la Biblia hebrea, gran cantidad de comentarios acerca del libro de Daniel, y muchos ensayos tratando con las interpretaciones, fechas y con su autoría. Sin embargo, hay un aspecto en el libro de Daniel que aun permanece oscuro a través de la historia: ¿Quién fue Darío el Medo? Esa cuestión no ha sido respondida con seguridad, ni siquiera por los diferentes enfoques usados en el estudio académico de Daniel.

Las respuestas y conclusiones tentativas que los eruditos proponen actualmente acerca del asunto de Darío el Mero aún son casi las mismas que aquellas propuestas hace más de un siglo (e.g., Horner 1901: 74-113). Por lo tanto, el objetivo de este artículo no es repetir las mismas opciones clásicas. Hay varias variantes textuales interesantes dentro de la transmisión del nombre “Darío el Medo” en el libro de Daniel. Estas variantes, aunque no resolverán el problema, pueden ayudar a iluminar la historia de la transmisión e interpretación de la figura de Darío en Daniel. Después de todas estas décadas de debates académicos, la pregunta aún permanece: ¿Quién fue Darío el Medo? ¿Fue un personaje histórico o no? La respuesta a estas intrigantes e importantes preguntas llevarán a los eruditos a diferentes conclusiones y determinaran la clase de enfoque metodológico que será tomado cuando se lea el libro de Daniel. Pero antes de tratar estos asuntos, es necesario decir algo acerca de los antiguos testigos textuales usados por el libro de Daniel y las referencias históricas relevantes acerca de la caída de Babilonia en el 539 a.C.[1]

Testigos Textuales para el Libro de Daniel

El desarrollo de la Crítica Bíblico ha impactado en la erudición bíblica desde su origen en el siglo XVII. Antes de intentar estudiar cualquier libro bíblico, primero debe establecerse que es lo que fue escrito en primer lugar. Entrar a la Crítica Textual. La meta del crítico textual es comparar toda la evidencia textual de un libro dado (papiros, rollos, códices, citas, etc.) para acercarse al texto original tal como lo escribió el autor. El libro de Daniel no es la excepción. Cualquier estudio serio de la figura de Darío en Daniel debe tener en cuenta las diferentes tradiciones de manuscritos atestiguados en la evidencia textual. Aunque las variantes textuales serán discutidas más tarde en este artículo, algo debe
2 mencionarse acerca de los complejos e interesantes testimonios textuales del libro de Daniel[2].

Tradiciones Hebreas y Arameas

El testimonio textual hebreo más usado es el así llamado Texto Masorético (TM), el cual está basado en el Códice de Leningrado B 19A (1008-1009 d.C.) y que ha sido tradicionalmente usado como el texto base para la Biblia Hebraica Stuttgartensia (BHS). Por otro lado, el descubrimiento de los Rollos de Qumran ha abierto una nueva puerta para estudiar la Biblia Hebrea. Al menos ocho manuscritos de 3c Daniel han sido identificados (Collins 1993: 2-3)[3]. De estos, el fragmento 4QDan es el más antiguo, tal vez datado en algún momento de fines del siglo II a.C. Los otros fragmentos datan de la mitad del primer siglo a.C. hasta el primer siglo d.C. Todos los testimonios textuales son realmente importantes para el estudio del libro de Daniel, dado que pueden arrojar luz sobre los desarrollos literarios e históricos del libro, incluyendo las variantes textuales entre ellos, y entre las versiones griegas.

Las Versiones en Griego: Griego Antiguo y Teodoción
La tradición textual griega ha estado marcada por sus notables diferencias de las tradiciones hebreas y arameas. No solo eso, sino también el hecho de que la Iglesia cristiana primitiva cambió su uso por el Griego Antiguo (GA) al texto de Teodoción lo cual a su vez hizo más difícil el estudio de la tradición griega. La opinión académica acerca de la relación entre la tradición hebrea y griega ha estado marcado por constantes cambios (Collins 1993:4-11; Goldingay 1989: 320-334).

La importancia de la GA para el libro de Daniel fue minimizada por un largo tiempo. Este texto está basado en el Códice Chisianus (ca. Siglo IX-XI (d.C.), el cual a su vez es la recensión hexaplárica de Orígenes y no el original. Otro testimonio para el texto hexaplárico se encuentra en la traducción siríaca hecha por Pablo de Tella en 616-617 d.C., publicada en el 1788. Sin embargo, incluso un testimonio griego anterior al Hexapla fue encontrado en el 1931. Este fue llamado Papiro 967 (ahora llamado y numerado como Rahlfs 968, incluido como parte de la librería Chester Beatty), y contiene porciones de Ezequiel, Ester y Daniel. Este papiro 968 esta datado en el siglo III d.C. Hay otra pequeña evidencia de un papiro del siglo V d.C.

Estos testimonios griegos para el GA han sido el centro de un estudio exhaustivo por parte de los especialistas, y más recientemente, el completo rechazo y prejuicio hacia el GA ha cambiado hacia un enfoque académico más amistoso. Los cambios atestiguados en el GA deben ser evaluados seria y críticamente, mientras muestran los intentos de los antiguos escribas de suavizar, corregir y clarificar las tradiciones hebreas.

Debido a que el GA ha sido considerado como una tradición turbia, la Iglesia primitiva creó un texto griego más “amigable con el Hebreo” llamado el Teodoción. Uno puede notar en este texto atribuido a Teodoción muchos cambios interesantes respecto del GA (Collins 1993: 9-11). A veces sigue al GA, pero en otras ocasiones sigue el texto hebreo. La fecha tradicional para el Teodoción es de alrededor de 180 d.C. y de acuerdo a Epifanio, Teodoción fue primero mencionado por el heresiólogo Ireneo a fines del segundo siglo d.C.[4] Este texto se parece mucho más al hebreo, pero la comparación está fuera del alcance de este artículo.

Todos estos asuntos textuales deben tenerse en cuenta cuando el debate sobre Darío el Mero es analizado, dado que algunos de los cambios acerca de la transmisión del nombre “Darío el Medo” pueden ser encontrados en una u otra tradición textual. Cuando el panorama general es presentado, un estudio más confiable de Darío el Medo puede ser sugerido y estudiado.

La Otra Versión

Tal como se puede esperar, hay muchos otros lenguajes secunDaríos atestiguados por la evidencia manuscrita del libro de Daniel. Estos incluyen el latín antiguo, la Vulgata de Jerónimo, el cóptico, la etíope, la siríaca (Peshitta), el arábico, el armenio, y el judeo-persa. Estas son importantes en su propio contexto, pero no pueden tomar el lugar de las tradiciones hebreas y griegas que son más importantes.

Las Principales Referencias Históricas para la Caída de Babilonia en 539 a.C.

Dado que el nombre “Darío el Medo” brilla por su ausencia fuera de la Biblia hebrea, la atención de los especialistas se ha movido hacia referencias históricas antiguas sobre la caída de Babilonia en el 539 d.C., en busca de alguna coincidencia (o confusión) con el Darío el Medo bíblico. El resultado de estos intentos se ha mezclado con algunas teorías plausibles e imposibles propuestas en este último siglo por ambos lados del espectro interpretativo (e.g. Horner 1901; Owen 1942; Rowley 1959; Whitcomb 1959). Sería útil echar un vistazo a estar referencias históricas primarias (y a veces prejuiciadas) usadas por los eruditos para reconstruir el pasado. El panorama extraído de estas fuentes es un punto de vista no uniforme de la historia, con muchas variaciones en detalles por aquí y por allá.

Crónica de Nabonido

Estas dañadas tabletas, escritas en lenguaje babilónico, son “el principal documento cuneiforme describiendo los eventos que rodean la caída de Babilonia” (Shea 1996:1). Hay dos diferentes tradiciones historiográficas acerca de Nabonido, una era favorable (representada por un documento arameo- babilónico hecho por un sacerdote) y uno hostil (mayormente con tendencia persa). La así llamada “Crónica de Nabonido” pertenece a una tradición tardía hostil (ver Glassner 2004: 232-238). Aquí, se hace mención del “Gobernador Ugbaru de Gutium”, y que Ciro “instaló a Gubaru como gobernador de los gobernadores de Babilonia” (Glassner 2004: 239). Casi inmediatamente después de eso, la tableta declara que “Ugbaru murió”.

Estas son las líneas cuneiformes relevantes para la identificación de Darío el Medo, porque la referencia a Ugbaru y Gubaru son usadas para proponer dos de las teorías que asumen el carácter histórico de Darío el Medo. Estas teorías serán discutidas más tarde.

El Cilindro de Ciro

Esta importante inscripción antigua sirve como evidencia externa sobre la caída del Imperio Neo- Babilónico. Fue escrita en Acadio y celebra la restauración de Babilonia que Ciro había conquistado. Desafortunadamente, la transición de Babilonia al control persa es presentada como una típica manera propagandística persa y de esta manera su confiabilidad histórica es debatible (Shea 1996: 1; Curtis 2013). Ninguna figura histórica que pueda ser relacionada a Darío el Medo puede encontrarse en el Cilindro de Ciro.

Heredoto

El así llamado “padre de la historia” escribió su famosa “Historia de las Guerras Persas”, en el cual él trata con el ascenso de Ciro. Su veracidad histórica fue impugnada por Ctesias y Plutarco y desafiada más tarde a principios del siglo XX. Heredoto declara que Babilonia cayó como consecuencia de la desviación del Éufrates por parte de los Persas (Heredoto, Hist. 1:191). Heredoto también declara que Astiages (Ἀστυάγεος), un rey medo, era el hijo de Cíaxares (Κυαξάρεω, Herodotus Hist. 1. 46), que a su vez fue un aliado de Nabopolasar en la destrucción de Nínive en el 612 a.C. Es debido a estos relatos (y a Jenofonte) que alguna relación entre el rey medo Astiages y su padre Ciaxares y Darío el Medo ha sido propuesta (e.g. Afrink 1928: 187-205).

La Ciropedia de Jenofonte

El famoso historiador griego ateniense, que fue discípulo de Sócrates, escribió la enorme Ciropedia donde él da información acerca de la captura de Babilonia (al desviar el Éufrates) y Ciro (Jenofonte, Ciropedia. 5.10-17, 7.5). Jenofonte también es la fuente primaria de información acerca de Ciaxares y Gobrias. De acuerdo a Jenofonte, Ciaxares no tenía ningún heredero varón, así que Ciro se convirtió en rey de los Medos al casarse con su hija (Shea 1982: 231). Fuera de Jenofonte ninguna otra fuente antigua menciona a Ciaxares como el último rey medo y pariente de Ciro. Jenofonte también menciona a otra persona llamada Gobrias (Γωβρύας), de quien muchos eruditos piensan que es la forma griega del conquistador de babilonia bajo Ciro llamado Ugbaru mencionado en la Crónica de Nabonido. La precisión histórica de Jenofonte también ha sido socavada (ver Rowley 1959: 41) y algunos de sus detalles difieren de Heredoto, Ctesias, y la Crónica de Nabonido. Es mediante el relato de Jenofonte que la identificación de Ciaxares con Darío el Medo puede encontrarse.

DARÍO EL MEDO COMO UNA PERSONA NO HISTÓRICA

La existencia de Belsasar encontrada en Daniel estuvo en duda por mucho tiempo. En 1854, un vice-cónsul llamado J. E. Taylor, descubrió inscripciones en cilindros en Tell Muqayyar en el templo de Sin, el dios luna. Estas fueron descifradas más tarde por Henry C. Rawlinson que descubrió que en la última parte de la inscripción era una oración por Bēl-šarra-u ur, hijo de rey. Como una sorpresa para muchos, este nombre se correlaciona con el Belsasar bíblico de Daniel, aunque aún existen algunos problemas históricos entre los relatos (Collins 1984: 68; 1993: 32-33). Esta observación histórica debería servir como una advertencia para aquellos que intentan explicar la figura de Daniel el Medo sin suficiente confirmación externa de fuentes históricas en la erudición bíblica actual. Por lo tanto, aquellos que toman la posición que Daniel el Medo no era una persona histórica deberían estar conscientes de que algún nuevo descubrimiento arqueológico podría cambiar completamente este punto de vista, como sucedió en el caso de Belsasar. Al menos dos enfoques profundamente relacionados han sido propuestos bajo este punto de vista acerca del carácter histórico de Diario el Medo.

Teoría de Tradiciones Confundidas y Combinadas

Este punto de vista está representado en el clásico libro de H. H. Rowley, Darius the Mede and the Four World Empires in the Book of Daniel. De acuerdo a este punto de vista, el autor de Daniel confundió los siguientes eventos históricos: la caída de Babilonia en el 539 a.C. con una tardía (520 a.C.), las acciones anacrónicas de Darío I Histapes en un período más temprano, que Daniel traspuso a Darío y Ciro (Torrey 1923: 233), y la relación entre Darío I con Jerjes (Rowley 1959: 54-59). Algunos incluso han llamado a esto como la “inexactitud más evidente del Libro de Daniel” (Prince 1899: 56).

Se ha indicado que una vez que se acepta que el nombre de Darío se ha derivado de Darío I Histapes, las otras piezas de información acerca de Darío el Medo son consistentes y pueden ser explicadas según esta luz (Grabbe 1988: 209). Por ejemplo, la frase “las leyes de los Medos y Persas” (Dan 6:9, 13, 16) es significativa dado que Darío I Histapes fue el rey “que por primera intentó formalmente una codificación de la ley persa y consecuentemente adquirió el título de dador de leyes” (Grabbe 1988: 210). Otro paralelismos incluyen la relación de padre-hijo de Darío y Jerjes, el establecimiento de satrapías (cf. Heredoto, Hist. 3.89), y que Darío I Histapes y Jerjes tuvieron que sofocar revueltas en Babilonia durante sus reinados.

Dado que no hay ninguna otra persona llamada Darío antes de Darío I Histapes, el punto de vista de las tradiciones confundidas y combinadas parece ser completamente plausible. Pero aunque esto parece ser probable, esta teoría tiene sus problemas. Hay características que no encajan con Darío I Histapes, ni son únicas a él ni a algún rey persa en particular. En última instancia, esta teoría ve que Darío el Medo “pudo haber sido creado por una persona con solo un conocimiento común y trivial de los asuntos persas además de una familiaridad con la literatura profética del AT” (Grabbe 1988: 213). De esta manera, “el ostensible contexto histórico, por lo tanto, puede estar basada en tradiciones antiguas, pero son históricamente inexactas y confusas” (Collins 1984: 69).

Creación Ad Hoc

Este enfoque está profundamente relacionado al punto de vista presentado anteriormente, pero con un matiz contrastante y más en profundidad. Las palabras Ad Hoc provienen del latín y significan que algo está formado, diseñado o hecho, únicamente para un propósito particular.

En otras palabras, cuando hay un problema particular provocado por alguien, entonces debe haber una solución creada ex nihilo. La misma lógica aplicada al problema de Darío el Mero. En este caso, el problema es la secuencia de los cuatro reinos presupuesta en Daniel: Babilonia, Media, Persia y Grecia. Debido a que cada uno de los reinos debe haber tenido al menos un rey y dado que no hay una ocupación meda en la historia judía, la figura de Darío el Medo fue creada ex nihilo para llenar el vacío creado por el presupuesto reino medo (Collins 1984: 69; 1993: 31-32).

Para apoyar este punto de vista, un Imperio Meda debe ser presentado en Daniel entre la ocupación babilónica y persa. Hay varias piezas de evidencia usadas para apoyar esta noción. La última soberanía gentil reconocida en Daniel es la del “príncipe de Grecia” (Dan. 10:20), así que el cuarto reino no puede ser otro sino Grecia. La inclusión de Media en la sucesión de imperios mundiales se volvió tradicional en la historiografía griega y romana (Collins 1993: 166). También el libro de Tobías 14:4 sugiere una secuencia de Asiria-Media como parte de la tradición judía. Así que es posible que el autor “esté adaptando un esquema de Asiría, Media, Persia y Grecia que es atestiguado en el historiador romano Aemilius Sura y en los Sibylline Oracles 4” (Collins 1984: 52; 1993: 253). Incluso en los profetas de la Biblia hebrea hay referencias a los Medas como los agentes que se suponía que destruirían Babilonia (Jer 51:11, 28; Isa 13:17–19; 21:2).

Por lo tanto, en esta teoría, debido a la cronología presupuesta en Daniel, la figura de Darío el Medo es una necesidad para la coherencia temática del libro de Daniel. El problema de esta teoría son los mismos que los de la teoría de las tradiciones confundidas. Tendría que agregarse que estas teorías que consideran a Darío el Medo como una persona ficticia serían válidos hasta que algún nuevo descubrimiento arqueológico pruebe lo contrario. Podría suceder lo que pasó con Belsasar, o quizás el nombre de Darío el Medo nunca aparezca en ninguna evidencia textual o arqueológica. Hasta entonces, estos puntos de vista son solo eso, teorías, teorías válidas.

DARÍO EL MEDO COMO UNA PERSONA HISTÓRICA

La mayoría de los comentarios y eruditos bíblicos consideran a Darío el Medo como una persona histórica, cuyo nombre o identidad están aún cubiertos de misterio en las antiguas fuentes textuales. Tal como pasó con el descubrimiento del nombre de Belsasar en 1854, los eruditos deberían ser cuidadosos cuando intentan descifrar a Darío el Medo como una persona histórica. En otras palabras, la información histórica no debería ser forzada en contra lo que las fuentes realmente dicen. Ha habido muchos candidatos propuestos a lo largo de los siglos para identificar a Darío el Medo. Algunos son más plausibles que otros, pero la información aún está incompleta o es inconclusa. En última instancia, la mayoría de las teorías solo trabajan para quien acepta la presuposición de la historicidad de la información bíblica.

Astiages

Algunos eruditos en los primeros siglos sugirieron que Darío el Medo era Astiages, el rey de Media e hijo de Ciaxares que tomó parte en la conquista de Nínive. Este Darío, suponen algunos, debe ser Astiages, el último rey de Media, el hijo de Ciaxares que tomó parte en la conquista de Ninive (Murphy 1884: 75-76). Astiages es conocido gracias a la Crónica de Nabonido en donde se relata que Ciro lo derrotó en el 550 a.C. (Shea 1982: 231). Supuestamente, su nombre puede estar de alguna manera relacionado lingüísticamente con el de Asuero mencionado en Daniel 9:1. También se afirma que su edad en el tiempo de la caída de Babilonia en el 539 a.C. era lo suficientemente avanzada como para corresponderse con la edad registrada para Darío el Medo (Dan. 5:31) en Daniel. Se sugiere también que el Astiages (Ἀστυάγης) mencionado en Bel y el Dragón (1:1), el “Darío el Medo” en Daniel (TM) y el
Artajerjes (Ἀρταξέρξης) del GA (5:31) son la misma persona (Owen 1942: 83).

Sin embargo, esta teoría presenta algunas objeciones serias. Su padre fue Ciaxares, no Asuero, tal
como se menciona en Daniel (9:1). Las fuentes clásicas “están de acuerdo que él no fue a Babilonia después de que fue derrotado por Ciro” (Shea 1982: 231) y debido a esto, esta identificación es mucho más difícil de reconciliar con el relato de Daniel. Otros desacuerdos serios que pueden ser mencionados es que Astiages fue el abuelo de Ciro de acuerdo a las fuentes griegas y él hizo varios intentos para asesinarlo (Nichol 1977: 815). Por lo tanto, es altamente improbable que la relación entre los dos fuera estable. No hay evidencia en absoluto de que Astiages estuviera asociado con Ciro en la captura de Babilonia. Además, no hay evidencia de que Astiages fuera llamado “Darío”. Por lo tanto, esta teoría parece ser muy improbable y la mayoría de las objeciones no pueden ser reconciliadas con la información disponible actualmente.

Ciaxares II

Esta fue la opinión dominante en el último siglo antes de la aparición de nuevas tablas e información histórica. Los eruditos y comentadores bíblicos tendieron a identificar a Darío el Medo con Ciaxares II, el hijo y sucesor de Astiages (e.g. Jamieson, Fausset, y Brown 1871: 631; Murphy 1884: 154; Nichol 1977: 816-817; Langet et al 2008: 138-139). La información primaria acerca de Ciaxares II viene de Jenofonte (Ciropedia 8.5.19) quien, contrario a Heredoto y Ctesias, dice que Ciaxares II fue el hijo y heredero de Astiages (Shea 1982: 231) y suegro de Ciro. La edad de Ciaxares, se dice, era avanzada en el tiempo de la caída de Babilonia. Además, algunos incluso afirman que Ciaxares II podría ser el Ugbaru de la Crónica de Nabonido (Nichol 1977: 817).

Pero este punto de vista es socavado por varios hechos. Muchos detalles provistos por Jenofonte son difíciles de tomar en serio y tiene muchas inexactitudes (ver Rowley 1959: 41). Posiblemente la objeción más seria es que el nombre de Ciaxares II no es encontrado en ninguna parte, a lo largo del amplio rango de literatura antigua y descubrimientos arqueológicos (Owen 1942: 81), sino solo en el relato de Jenofonte. Esta teoría también es socavada por el hecho de que Ciaxares II era el hijo de Astiages, no de Asuero, y no hay evidencia de que Ciaxares haya sido llamado “Darío”, incluso asumiendo que Darío es alguna clase de “título real”. Por estas razones, la mayoría de los eruditos han abandonado esta teoría por otras con identificaciones más probables.

Cambises

Unos pocos han propuesto que Darío el Medo fue Cambises, hijo de Ciro, que gobernó Persia después de su padre (representado por Boutflower 1977: 142-55). En apoyo a esta teoría, es argumentado que Ciro instaló a Cambises como su rey vasallo en Babilonia por un año mientras él fue rey de Imperio Persa (Shea 1982: 233). Las tablas cuneiformes mencionan a Cambises como teniendo el título “Rey de Babilonia”. El factor más importante para asociar a Cambises con Darío el Medo es su corregencia con su padre, la cual ha sido discutida y debatida por muchos eruditos (ver Dubberstein 1930: 417-19; Peat 1989: 199-216; Shea 1991 235-257).

Sin embargo, muchos factores socavan esta identificación. Su edad no encaja con la edad de 62 años de Darío el Medo en el 539 d.C. Él no fue medo ni hijo de Asuero. Además, no hay evidencia de que su padre Ciro fue llamado o tuviera el “título real” de Asuero. Al igual que todas las teorías, puede explicar uno o dos de los problemas con Darío el Medo, pero parece muy improbable que Cambises encaje con el resto de los requisitos históricos de Darío el Medo.

Nabonido

Nabonido ha sido propuesta en raras ocasiones por algunos especialistas (por representantes de esta teoría ver Rowley 1959: 9). Él fue el último rey del Imperio Babilónico, y fue considerado un extranjero por su propio pueblo. Es propuesto que su antiguo linaje está relacionado de alguna manera con Aram, y que ese país puede haber estado dominado por los Medos por algún tiempo después del 612 d.C. (Koch 1992: 38-39). Esta es la única conexión con Darío el Medo. Además de esto, Nabonido no encaja con el resto de la información.

Ciro

Esta teoría clásica fue propuesta por (1965: 9-16), y ha sido seguida por algunos comentadores y estudiosos incluso en tiempos modernos (Pentecost 1985: 1347; Smith 1992: 30-31; Wiersbe 1993: 550; Knowles 2001: 347). Incluso Shea tuvo un “breve flirteo con Ciro como Darío el Medo” pero más tarde cambió su posición a Ugbaru de nuevo (Shea 1992: 235-257; cf. Shea 2001: 97-105).

La hipótesis propuesta por Wiseman fue construida sobre varias piezas de evidencia. Las bases
para está “hipótesis funcional” es que Daniel 6:28 puede ser traducido como “Daniel prosperó en el reinado de Darío, esto es (es decir, o i.e.) en el reinado de Ciro el Persa” (Wiseman 1965: 12). Esto se debe, según Wiseman, a un construcción hebrea aposicional o explicativa con wāw (c.f. 1 Cro. 5:26). Otras evidencias utilizadas para apoyar esta teoría incluyen: fuentes clásicas indican que Ciro fue hijo de una madre meda, inscripciones de Harran de Nabonido probablemente se refieren a Ciro como rey de los Medas, su edad podría encajar con los 62 años cuando Babilonia cayó, y el texto económico se refiere a él como “rey de Babilonia, rey de las Tierras”. Wiseman también apunta a los profetas hebreos para apoyar el punto de vista de que ellos veían a los Medos como los conquistadores de Babilonia (Wiseman 1965: 14). Además, el nombre Jerjes (en hebreo Asuero), “puede ser un antiguo título real aqueménida” y de esta manera podría ser fácilmente aplicado a Ciro (Wiseman 1965: 14).

Aunque este punto de vista no está excluido de tener problemas, permanece solo como “una teoría” tal como es reconocido por Wiseman (1965: 15). El argumento de waw puede ser una manera plausible de traducir el pasaje hebreo, pero esto no significa que sea la mejor manera. Se debe explicar la cuestión de porqué, de acuerdo a esta teoría, el autor de Daniel se refiere a Ciro como Darío el Medo. ¿Por qué usa dos nombres diferentes para la misma persona cuando solo uno es suficiente para la narración histórica? También, tal como es notado por Shea, sería extraño “referirse a Ciro el Persa, que era hijo de Cambises, como Darío el Medo, que era el hijo de Asuero” al mismo tiempo en el mismo libro (Shea 1982: 232). Parecería que esta teoría y su argumentación “es consistentemente acerca de lo que podría haber sido, no sobre lo que puede ser demostrado”, y puede considerarse como un “ejercicio de apologética” (Grabbe 1988: 207).

Gubaru: Gobernador de Babilonia

Las dos últimas teorías acerca de la identidad de Darío el Medo son por lejos las más favorecidas por los eruditos actuales. La información primaria deriva de la Crónica de Nabonido, donde se refiere (en las líneas 3:15-16) a un “Gobernador Ugbaru de Gutium y el ejército de Ciro hicieron su entrada en Babilonia sin pelear” (Glassner 2004: 237). Pero también se refiere (en las líneas 3:20) a “Gubaru como gobernador de los gobernadores en Babilonia” (Glassner 2004: 239). Es incierto si estos dos individuos son los mismos, pero en nombre del argumento, ellos deberían ser tomados como personas diferentes dado que cada nombre está correlacionado con una teoría distinta y con matices diferentes.

La distinción de que hay dos personas diferentes y que la teoría de que el Gobernador establecido por Ciro debe ser identificado con Darío el Medo no es tan reciente y formalmente propuesta por Whitcomb (1959: 26-42). Él sigue a varios especialistas tempranos que han propuesto la misma relación entre Gubaru y Darío el Medo (e.g. Albright 1921: 112) y se estableció para responder a las objeciones levantadas por Rowley (1959: 19). Con esta teoría modificada, con algunos argumentos adicionales, Withcomb propuso la teoría de que Gubaru, una persona diferente del general y el gobernador de Babilonia Ugbaru, debe ser identificado con Darío el Medo. Esta teoría aun es seguida por comentadores y especialistas (Pentecost 1985: 1347; Gingrich 1994: 23; Richards 1991: 518), aunque a veces la diferencia entre Ugbaru y Gubaru no es hecha[5].

De acuerdo a esta teoría, Gubaru, el prefecto del gobernador de Babilonia cumple con algunos de los requisitos de Darío el Medo. Él es mencionado en una serie de textos babilónicos datados en el reinado de Ciro y Cambises (Shea 1982: 234; Whitcomb 1959: 21). Este Gubaru se le hubiera dado el “título honorífico de Darío” al ser instalado como virrey en Babilonia. En la teoría de Whitcomb, los Medas recibieron puestos administrativos y militares elevados durante los primeros años del Imperio Persa Aqueménida (Whitcomb 1959: 29), así que Gubaru podría haber sido Medo. De esta manera, la diferenciación entre Gubaru el gobernador y el Gobrias de la inscripción de Behistun y Jenofonte es crucial para esta teoría.

Tristemente, la mayoría de los argumentos usados para apoyar esta teoría pueden ser clasificacos
como argumentum e silentio (argumento del silencio). El mismo “silencio” (argumentos “y que si”) que Whitcomb utiliza para defender la teoría de Rowley puede ser usado contra todos los criterios históricos que él mismo usa para apoyar que Gubaru fue Darío el Medo. El problema con este punto de vista es exactamente el mismo con todos los presentados anteriormente: no hay conexión con el nombre Darío, ninguna evidencia de que Gobrias fue hijo de Asuero, no hay ni una pista de que él fuera medo, y no hay evidencia de que su gobernador fue algo más que el gobernador de Babilonia en vez del rey. Estas objeciones debilitan fuertemente esta teoría, debido a que la mayoría de ellos no están basados en evidencia textual, sino en argumentos basados en el silencio y en conjeturas bien intencionadas.

Gobrias/Ugbaru, el Gobernador de Gutium: el General que conquistó Babilonia

La última teoría, basada en la precisa división propuesta por Whitcomb, ha sido defendida por varios especialistas recientes (Shea 1982: 235; 2001: 97-105; Koch 1992: 39) así como por comentadores de principios del siglo XIX (e.g. Horner 1901: 112-13). Los argumentos para esta posición están profundamente relacionados con el gobernador Gubaru debido que en principio no hay división entre estos dos individuos.

Así que de acuerdo con este punto de vista, Ugbaru (en griego Gobrias) fue un general de avanzada edad que tomó Babilonia para Ciro. Él es nombrado en la Crónica de Nabonido, tal como se mencionó anteriormente. Inmediatamente después, y aunque la traducción ha sido debatida entre los eruditos, la muerte de Ugbaru es mencionada. Esto encajaría con el avejentado Darío el Medo en Daniel y su corto reinado. Shea incluso sugiere que su corto reinado fue de aproximadamente un mes (Shea 2001: 97). Además, Ugbaru nombró gobernadores mientras que en Daniel es Darío el Medo (Dan 6:1-2) y además fue vasallo de Ciro. Él perteneció a la dinastía Gutium, que en ese período incluía a Media (Koch 1992: 39). Shea incluso va más allá al amalgamar el relato bíblico de Darío el Medo y la escasa evidencia textual de la muerte de Ugbaru (Shea 2001: 101-3). Sin embargo, esto parece ser demasiado para la poca evidencia disponible.

Pero el mismo problema que plaga la teoría del gobernador Gubaru está presente aquí también. No hay evidencia de que Ugbaru fuera alguna vez un rey, sino un gobernador. Además, “no hay ningún caso conocido de un gobernador de Babilonia, además de un usurpador, en el primer milenio que tenga un título real y reclame un trono, como sería requerido por esta teoría” (Wiseman 1965: 11). El nombre de su padre no es mencionado, así que asumir que fue llamado Asuero es solo una suposición basada e silentio. No hay relación entre Ugbaru y el nombre Darío, ni ninguna otra indicación de que él recibiera el nombre como un “título real honorífico”. Incluso ser el gobernador de Gutium no prueba que él fuera medo. Después de tomar en cuenta todos estos problemas internos, esta teoría depende exclusivamente en la suposición de Whitcomb de que Ugbaru y Gubaru son personas diferentes.

Así que incluso siendo las dos teorías más ampliamente apoyadas por los eruditos actuales (entre aquellos que consideran a Darío como una figura histórica y mantienen la historicidad de Daniel), se quedan cortas al intentar explicar toda la información. Todas estas teorías mencionadas anteriormente tienen algo en común: fracasan al explicar convincentemente porqué el nombre Darío es usado por el autor de Daniel.

LA TRADICIÓN TEXTUAL DE DARÍO EL MEDO: VARIANTES TEXTUALES

El estudio de la transmisión de cualquier pieza antigua de literatura puede ayudar a visualizar muchas cosas acerca del contexto, la influencia, y la historia detrás del texto. Esta es la tarea del crítico textual. La definición más simple del criticismo textual puede ser puesta de la siguiente manera: “la crítica textual es la ciencia y arte que busca determinar la expresión más confiable de un texto” (McCarter 1986: 18). Es un trabajo duro que requiere paciencia mientras se le busca sentido a las muchas piezas de la información textual. Pero sin embargo, la importancia de la crítica textual no puede ser subestimada.

Como es notado por los eruditos, solo al mirar al BHS “aproximadamente una nota textual aparece cada diez palabras, por lo que el 90 por ciento del texto no tiene variaciones significativas” (Wegner 2006: 25). Así que el margen de error cuando se copiaba algún texto era muy alto. Mirar la manera en que los manuscritos antiguos eran copiados (y alguna veces modificados) les puede decir a los eruditos modernos información valiosa acerca del autor, la audiencia, y el propósito de las variantes textuales (intencionales e inintencionales). También nos muestra, en las famosas palabras de Ehrman, que “los escribas de la antigüedad no podían deletrear mucho mejor que la mayoría de las personas en la actualidad” (Ehrman 2009: 184). ¿Cuáles son los resultados de la transmisión de Darío el Medo en el libro de Daniel? ¿Muestra esto que la transmisión textual fue algo así como “turbia”? ¿Son estas diferencias sin importancia? ¿Fueron intencionales o intencionales? Estas preguntas deben ser respondidas por cualquier estudio serio de Darío el Medo. Aunque la discusión de estas variantes puede tener ramificaciones y problemas más grandes que los que hemos visto en este artículo, estos están fuera de los límites de este documento.

Daniel 5:31[6]

La mayoría de las Biblias modernas, siguiendo la tradición del TM, declara que “Darío el Medo recibió el reino” de esta manera la transición fue de Belsasar a Darío el Medo. Lo mismo es recordado en la versión de Teodoción de Daniel (Δαριος). Sin embargo, en el GA, el sucesor de Belsasar y quien recibe el reino es identificado como Ἀρταξέρξη ὁ τῶν Μήδων (Artajerjes de los medos). Algunos han visto, en 7 el nombre de Artajerjes una ilusión a Ciaxares (Lange et al 2008: 138) o a Astiages[7] (Owen 1942: 83). Pero es más probable que el nombre Artajerjes se esté refiriendo a Jerjes (Collins 1993: 253, c.f. Dan 9:1).

Además, el GA diferencia entre el rey Darío mencionado en 6:1 de aquel que recibe el reino, Artajerjes de los medos. La confusión del escriba puede deberse al hecho de que Daniel 9:1 menciona que Darío fue hijo de Asuero (Ξέρξου) de la raza de los medos (ἀπὸ τῆς γενεᾶς τῆς Μηδικῆς). En otras palabras, el GA dice que Artajerjes/Jerjes de los Medos (no Darío) es quien hereda el reino (5:31), y que su hijo fue llamado Darío (9:1). Esta distinción tiene un matiz completamente diferente de la tradición del TM, así que en el GA (Papiro 968) Darío no es llamado un medo, sino su padre ARtajerjer/Jerjes. Esto puede ser resumido en el siguiente diagrama:

turbia-traduccion-dario-1

Así que aparentemente ambos textos parecen tener a la misma persona en mente. El Artajerjes de 5:31 debe ser igualado al Jerjes de 9:1, El porqué de que ambos nombres sean escritos de manera diferente en ambos capítulo es desconocido. Pero es posible que ambos capítulos fueran escritos por dos autores diferentes en tiempos diferentes.

Daniel 7:5

La cláusula “se levantaba sobre uno de sus costados” tiene algunas características interesantes que parecen sugerir una glosa hebrea en un contexto arameo. Esta frase ha hecho surgir diversas interpretaciones en el Judaísmo rabínico, en los Padres de la Iglesia ortodoxos (e.g. Jerónimo, Teodoreto), y comentadores judíos medievales (Collins 1993: 298). Las variantes textuales incluyen confusión de lecturas, falta de pronombres en el griego, cambios de verbos imperfectos a pasivos en latín, e incluso una glosa acerca de Persia y Media (en el Codex Chisianus).

¿Cómo es este texto relevante para Darío el Medo? Ya en 1946 se sugirió que la lectura tradicional puede estar traducida erróneamente, como si aquí estuviera presente una glosa hebrea tardía introducida en el capítulo en arameo de Daniel 7 (Waterman 1946: 60). Las dificultades con la transmisión de este verso (el cual muestra que los antiguos estaban probablemente tan inseguros y turbados con esta cláusula como los interpretadores recientes) y las diversas interpretaciones que surgieron a través de los siglos parecen sugerir que esta glosa es plausible. Las razones para esto residen en la traducción del sustantivo hebreo como “costado”. Puede ser pasivo o activo y sea cual sea el caso, el rol de las preposiciones es importante para el énfasis sintáctico del texto. El punto clave de su tesis es sobre si los sustantivos eran con o. Si es el primero, de acuerdo a Waterman, el versículo debería ser traducido en última instancia como “se proveyó un único gobernante”. La referencia entonces sería indudablemente a Darío el Medo (Waterman 1946: 60-1). Si este fuera el caso, entonces aquí habría otra alusión al reino de Darío el Medo, y una posible división del Imperio Medo-Persa entre los medas (bajo Darío el Medo, que “proveyó como un único gobernante”) que gobernó primero, y más tarde los persas (a través de la bestia del leopardo). Aunque esto es solo una hipótesis plausible, no debería ser ignorada.

Daniel 9:1

Tal como se indicó anteriormente en la discusión de Daniel 5:31, este capítulo tiene problemas también con materiales introductorios. De hecho, muchos de los problemas textuales en Daniel están relacionados a las introducciones[8]. En el TM los nombres atestiguados son “Darío el hijo de Asuero” ( ), el cual está de acuerdo con la traducción de Teodoción (Δαρείου τοῦ υἱοῦ Ασουηρου) y la Vulgata en latín (Darii filii Assueri). Sin embargo, en el GA (P. 968), el nombre está cambiado a la forma griega de Jerjes (Ξέρξου) en vez del nombre hebreo Asuero.

Debe notarse también la proveniencia étnica de Asuro/Jerjes de acuerdo a las fuentes. En el TM se declara que Asuero es “de la descendencia de Media” ( ) la cual concuerda con la traducción de Teodoción (ἀπὸ τοῦ σπέρματος τῶν Μήδων) y la Vulgata latina (de semine Medorum). Tal como puede esperarse, hay una pequeña diferencia en el GA donde se lee que Xerxes era “de la raza de los Medas” (ἀπὸ τῆς γενεᾶς τῆς Μηδικῆς).

Las razones para todos estos cambios solo pueden ser especuladas. Gracias a las fuentes antiguas es sabido que Darío Histapes fue el Padre, no el hijo de Jerjes I y ambos tenían herencia persa, no meda. Aquellos que apoyan la teoría de la confusión de tradiciones ven aquí evidencia para sus argumentos (Collins 1993: 348; Hartman 1977: 240). Por lo tanto, este es un ejemplo de que el autor usó una figura bien conocida en la historia persa para llenar el “trasfondo histórico” de Darío el Medo. Por otro lado, aquellos que toman el libro de Daniel como históricamente preciso y confiable (Shea 2001: 98; Wiseman 1965: 13), ven aquí piezas adicionales de información históricas para resolver el acertijo de la identidad de Darío el Medo, con poco éxito como hemos visto anteriormente.

Daniel 11:1

Este es el último ejemplo de intentos por suavizar o corregir los problemas cronológicos del libro de Daniel que poder ser vistos explícitamente. La tradición textual de nuevo es problemática, incluyendo los nombres de Daniel el Medo y Ciro. Tanto el TM como los Rollos de Qumran (4QDanc) apoyan la lectura “Darío el Medo” ( ).Por otro lado, la tradición griega parece consistentemente identificar a este rey como Ciro. EL GA lee Rey Ciro (Κύρου τοῦ βασιλέως) y el Teodoción atestigua solo a Ciro (Κύρου). Entonces, de nuevo, en la Vulgata el nombre Darío el Medo es atestiguado de nuevo (Darii Medi) como en el tardío Codez Siro-Hexaplárico Ambrosiano (Δαρειου του Μηδου).

Tomando estas y otras discrepancias textuales en los testimonios, algunos especialistas proponen que este versículo debe ser una interpolación o una glosa (e.g. Di Lella 1978: 266). El argumento es que la glosa debe surgir mediante la analogía con el comienzo de los demás capítulos. También se indica que la inserción provoca “desplazamiento y repetición de frases en el TM” (Di Lella 1978: 266) y en el “traductor hebreo” (de acuerdo con Di Lella, el libro está basado en una antigua versión en arameo) que incorrectamente usó una raíz hebrea equivocada. Sin embargo, el caso es socavado mediante la atestación de 4QDanc debido a que “este versículo no comienza una nueva unidad en el rollo” y este texto sirve mejor para “identificar al interlocutor de Gabriel” (Collins 1993: 376).

¿Por qué todas estas variantes?

No hay una regla general o explicación que pueda incluir todas las diferentes variantes y matices textuales encontradas en el libro de Daniel. El campo de la Crítica Textual es muy amplio con muchas opiniones diversas y puntos de vista que cambian cada década. A pesar de esto, algunas observaciones generales pueden ser obtenidas mediante las variantes analizadas anteriormente. Primero, todas ellas tienen algo en común: el nombre Darío el Medo o algo “relacionado con lo medos”. Segundo, el principal problema parece ser el de transición de un imperio a otro. ¿Qué pasó cuando Babilonia cayó? ¿A quien se le fue dado el reino? ¿A Ciro? ¿A Darío? ¿A Artajerjes? ¿A Jerjes? Y tercero, diferentes tradiciones textuales iluminan el contexto histórico y geográfico en el cual fueron producidas. Las lecturas antiguas parecen tener problemas con Darío el Medo en Daniel (o problemas cronológicos), si no es así, no habrían habido tantas variantes significativas en los nombres. De esta manera, no puede haber una respuesta “precisa y limpia” que puede tener en cuenta todas estas variantes, dado que cada una de ellas debe ser evaluada por separado con las muchas presuposiciones que deben ser tomadas previamente (autoría, composición, transmisión y corrupción, división de capítulo 1-6 y 7-12, etc.)

CONCLUSIÓN

Tal como un antiguo escritor sapiensal escribió una vez: “no hay nada nuevo bajo el sol” (Qo
1:9). Lo mismo puede decirse de cualquier estudio de la figura meda de Darío en el libro de Daniel. No mucho ha sido dicho en los últimos siglos que progresan hacia una aclaración del rol de este individuo en el contexto de Daniel. Las fuentes primarias son oscuras, con pocos casos relevantes que tengan algún peso en este asunto. Después de eso, el camino es divergente entre las dos principales escuelas de pensamiento: aquellos que consideran que Darío el Medo es ficticio, y aquellos que consideran a este individuo como una persona histórica y real. Cada uno de estos puntos de vista tiene sus propios adherentes con sus propios argumentos. Algunos argumentos parecen plausibles, otros son mayormente una “interpretación gimnástica” de la evidencia disponible. El panorama general es complicado si tomamos en cuenta las diversas tradiciones textuales y la transmisión del libro de Daniel.

Entonces, ¿Qué puede concluirse en este estudio de Darío el Medo? Puede concluirse que los eruditos actualmente están en una posición difícil en la cual la evidencia disponible no es suficiente para apoyar un punto de vista u otro. Escribas antiguos, historiadores, y comentadores estuvieran tan desconcertados como los especialistas lo están actualmente por la inclusión de Darío el Medo en Daniel. Se ha reconocido que hay un problema y algunos han intentado corregir o clarificarlo (mediante las variantes), pero esto crea más preguntas que respuestas. Cualquier estudio de Darío el Medo debería mirar el panorama completo (histórico, textual, tramisión) disponible actualmente. Posiblemente, la única solución a este problema sería alguna futura evidente arqueológica sustancial que apoye un punto de vista u otro. Esto incluye cualquier descubrimiento textual que pueda arrojar luz sobre la historia de este período. Hasta ese tiempo, la evidencia puede ser usada para apoyar muchos puntos de vista, con poca unanimidad entre los eruditos.


Notas

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Referencias


  1. El Surgimiento de tecnologías modernas, especialmente la evidencia arqueológica de los eclipses, ha permitido a los eruditos datar con precisión eventos históricos pasados. Por lo tanto, es ampliamente aceptado que la caída de Babilonia ocurrió el 12 de Octubre de 539 a.C. (ver Marc De Mieroop 2004: 263). Usando información moderna similar, algunos especialistas han intentado fechar la caída de Babilonia en el segundo milenio a.C., llegando al año 1499 d.C. (e.g., Gasche, Amstrong, and Gurzadyan 1998: 83). ↩︎

  2. La siguiente sección continúa la profunda y útil discusión encontrada en Collins (1993: 2-12). ↩︎

  3. Más información acerca de Qumram y Daniel puede ser encontrada en Ulrich (1989: 114-115). ↩︎

  4. “Teodoción el efesio complete una traducción, al igual que Aquila el ponto, ambos judíos prosélitos” en Contra las Herejías 3.24. ↩︎

  5. Esta confusión entre eruditos y comentadores puede ser explicada por la publicación original de la Crónica de Nabonido por Theophilus G. Pinches en 1882, que oscureció en la traducción al Ugbaru que murió y a Gubaru. ↩︎

  6. Algunas Biblias, incluyendo el BHS, incluyendo este versículo al comienzo del capítulo seis, siguiendo la tradición del TM. Sin embargo, traducciones recientes, siguen la forma preferida atestiguada en la LXX, este versículo está incluido como el último capítulo cinco, lo cual es más razonable y coherente con el contexto. ↩︎

  7. Esto está basado en la lectura de Bel y el Dragón 1:1 la cual declara que Ciro el persa (Κῦρο ὁ Πέρση ) recibió el reino de Ἀστυάγη (Astyages). Por lo tanto, si Ciro recibió el reino de Astiages, entonces el mismo paralelo puede ser obtenido del libro de Daniel. ↩︎

  8. Al leer alguna traducción, uno puede ser los versículos introductorios anómalos de cada capítulo. El contexto cronológico está fuera de lugar (e.g. capítulo 5 está establecido en el reino de Darío el Medo y el 7 está establecido en el tiempo de Belsasar), incluso si uno acepta su historicidad. El problema es acentuado incluso más por los problemas textuales presentados en los testimonios textuales. Estas características intrigantes del libro de Daniel deben ser explicadas. La mayoría de los eruditos aceptan que esto es una evidencia en favor por una “Teoría de Desarrollo”, en el cual diferentes capítulos o partes del libro fueron compuestos en tiempos diferentes por diferentes autores. Dado que esto está fuera del alcance de este artículo, el lector deberá ser dirigido a los respectivos especialistas críticos que tratan los asuntos de la historia, la datación, y la composición del libro (Collins 1993:1-123; Collins, Flint, et al 2001:1-637; Woude et al 1993: 57-545). ↩︎

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Joel Lisboa

Estudió Teología y tiene una maestría en Arqueología de Andrews University